De acuerdo con expertos, en las próximas décadas se podría recrudecer la crisis del agua si continúan los hábitos de mal uso y desperdicio, pero ese escenario adverso llegó de manera anticipada para muchas familias en el sur de la Ciudad de México.
- Para los habitantes de San Nicolás II, una colonia localizada cerca del kilómetro 11.5 de la carretera Picacho-Ajusco, la advertencia o llamado de suspensión del abasto no es novedad.
- “Llevamos 28 años viviendo una crisis permanente del abastecimiento del agua”, recalca Adriana Reyna Ramírez, quien comparte su hogar con seis personas -cuatro adultos y dos menores de edad-.
Sin dejar de recolectar el líquido que utilizó para lavar la ropa para usarla en el sanitario, cuenta que la escasez siempre ha estado presente en su vivienda por la falta de infraestructura para traerla desde el Sistema Cutzamala.
Debido a ese problema siempre se ha recurrido al servicio de pipas que ofrece la alcaldía de Tlalpan y el abastecimiento parecía un “tanto resuelto” hasta hace dos años y medio, cuando se les redujo de dos entregas mensuales a una “y eso ha empeorado nuestra situación”.
A diferencia de los servicios de electricidad, teléfono e incluso Internet, el acceso a ese recurso ha representado un desafío que demanda tiempo y altos recursos económicos para la casa que ocupan familias Tapia Reyna y Reyna Ramírez.
El ama de casa señala que si bien el servicio de pipas se supone es gratuito en la demarcación dirigida por Patricia Aceves Patrana, ellos pagan 76 pesos por cada contenedor de ocho mil litros y tienen derecho a solicitar una segunda, pero con un costo extra de hasta mil 200 pesos.
- “Si queremos una pipa extra eso es lo que tenemos que pagar. Nos hemos visto en esa necesidad de comprarla porque no nos alcanza (el líquido), sobre todo en tiempo de calor porque la escasez es mucho más elevada y nos han tardado hasta dos meses en surtirnos de una pipa”.
- “Es un negocio redondo”, dice la mujer de 38 años, estudiante de nivel superior y madre de los dos menores, los que más les preocupan por estar más expuestos a contraer una enfermedad de la piel o gastrointestinal por la falta del líquido.
- Su esposo, Genaro Antonio Tapia, refiere que la necesidad los ha llevado a destinar al menos 180 pesos diarios para la compra de hasta 12 garrafones de agua y ocuparlos para bañarse y recorre una distancia de más de 45 minutos para acarrear el líquido desde los cerros del Ajusco.
- “Nos llevamos las cubetas o contenedores que podemos y nos vamos en el carro. Regresamos a paso lento para evitar derramar el agua, pues desperdiciarla es lo que menos queremos”, narra mientras acompaña a su esposa en el área de lavado.
- De acuerdo con Isla Urbana, organización encaminada a promover la captación de agua pluvial, los mantos acuíferos del Valle de México contribuyen con 70 por ciento del abasto, el sistema Lerma-Balsas con 9.0, el Sistema Cutzamala con 21 por ciento y los pocos manantiales proveen sólo 2.5.
- Sin embargo, 40 por ciento de toda el agua -que circula a través de la red de distribución la Ciudad de México- se pierde entre fugas, mal mantenimiento de las tuberías y conexiones ilegales. Se estima que ese volumen sería suficiente para proveer del servicio a cuatro millones de personas./NOTIMEX-PUNTOporPUNTO