Reducir la duplicidad y dispersión de los programas sociales, así como lograr que 1.8 por ciento de la población que se encuentra en pobreza extrema –poco más de 155 mil personas– pueda salir de ésta, son los principales retos de Almudena Ocejo Rojo, próxima titular de la Secretaría de Desarrollo Social de la Ciudad de México.
Es un enorme desafío, porque estamos acostumbrados a irnos con lo que se hace, por inercia, sin analizar críticamente si ello ayuda a que la gente suba al siguiente escalón, señala la doctora en ciencias sociales y políticas por la Universidad Nacional Autónoma de México, quien durante dos décadas se ha dedicado al desarrollo de políticas sociales desde distintos ángulos.
Explica que se analizan los programas sociales que hay para ver de qué manera se pueden mejorar. No se trata de quitar el apoyo a nadie; la intención es gastar mejor el dinero público y llegar a todas las personas que lo necesitan.
La entrevista se realiza en el parque Hundido, lugar que elige por verde y fresco, bromea.
- Tiene un amplio bagaje académico, trayectoria en organismos internacionales, pero ¿ha caminado por las calles?, se le pregunta.
–En efecto pareciera que sólo tengo experiencia en la academia y que hago sólo investigación desde un cubículo –suelta a la defensiva y guarda silencio unos segundos, para proseguir: he trabajado con grupos de alfabetización política, de organización ciudadana, vecinales, rurales y urbanos en Puebla, Oaxaca, Ciudad Juárez, Mérida, Ciudad de México, Morelos e Hidalgo.
Considera que hay programas que no se pueden quitar, aunque se diga que son asistencialistas, y aclara: Es asistencia a personas que de otra manera nunca van a poder valerse por sí mismas y el Estado se tiene que hacer responsable de ellas.
Para Ocejo Rojo el desarrollo social se entreteje con lo económico, la salud, la educación, la recreación.., no puede verse como algo aislado. Por más que tengas la estrategia más bonita, si no hay empleo no podemos salir de la pobreza. Tampoco es sólo dar una beca, hay que ver qué sucede alrededor de su vida que le impide que salga adelante, y pueden ser cosas comunes, como que pasa tres horas en el transporte público para ir a trabajar o estudiar, sustenta.
- –¿Su reto sería acabar con la pobreza extrema? ¿En cuánto tiempo?
–Sí, sería ideal que al final del sexenio ya no hubiera, porque es la más dolorosa. No podría decir en cuánto tiempo. Se requiere de un trabajo titánico, coordinado.
En 2017 empezó a hacer su guardadito y en junio decidió darse un año sabático autoimpuesto. Entró a Morena y participó en los foros que se organizaron sobre la Ciudad de México.
- –¿Desde cuándo conoce a Claudia Sheinbaum? ¿Son amigas?
–Cero. Para mí fue una gran sorpresa que me invitara. Nunca había hablado con ella. Hace unos meses asistí a una junta en la que presentamos las conclusiones de los foros. En la tarde me llamó y me dijo: me encantaría que participaras en mi equipo.
En la campaña se integró al diseño del proyecto de gobierno y a la vocería.
- –En este nuevo encargo, ¿cuál fue la instrucción que le dio?
–Trabajar incansablemente, dedicarnos a lo que vamos en cuerpo, alma y horas.
- –¿Será una secretaria de oficina?
–No, hombre, todos los que han colaborado conmigo saben que la parte que más me gusta es cuando salgo; por supuesto que voy a estar en la calle. Lo que más me gusta de este cargo es que tendré contacto con la gente./LA JORNADA