Con el apoyo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en colaboración con la empresa Atfil, incubada en la Facultad de Ingeniería, el Gobierno de la Ciudad de México inició la producción de 250 mil mascarillas N95 para la prevención del contagio de Covid-19, ante la escasez y el alto precio de los insumos para proteger al personal médico.
En la inauguración de la fábrica, instalada en Xochimilco, el director de Desarrollo e Innovación Tecnológica de la Secretaría de Educación, José Bernardo Rosas, detalló que se aportaron 17.5 millones de pesos para la línea de producción y el desarrollo del modelo de la mascarilla, que cumple con normas nacionales e internacionales y cuenta con la autorización de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios.
Explicó que el compromiso es que el lote de mascarillas pactado con el gobierno capitalino esté listo este mes para su distribución en la red de hospitales del Gobierno de la Ciudad de México, que podrán contar con un producto con capacidad de bloquear hasta 95 por ciento de las partículas contaminantes.
El secretario administrativo de la UNAM e investigador del Instituto de Ingeniería, Luis Álvarez Icaza, detalló que el papel de la máxima casa de estudios es el de gestión de la supervisión técnica. Hemos trabajado con la Secretaría de Educación y la empresa en el diseño de la mascarilla y del equipo, así como en las pruebas para certificar la calidad y funcionalidad de las mascarillas con los institutos de Física y Geofísica.
Dijo que el objetivo era conseguir el producto con la calidad requerida, con el menor costo y tiempo posibles, y lo hemos logrado porque armar una empresa de esta naturaleza es complicado; todas las máquinas son de diseño especial y hechas a la medida.
Apuntó que el convenio se mantendrá durante los próximos cinco años, tiempo en el que se continuará mejorando la mascarilla con opciones de nanotecnología, pero por lo pronto, después de la entrega pactada con el gobierno capitalino, la intención es tener el producto en el mercado a precios competitivos, e incluso a la mitad de los que se comercian, pero todo depende del costo del material.
En la empresa participan 120 colaboradores, entre ellos técnicos especializados, quienes en dos turnos a lo largo de la línea de producción unen las capas filtrantes, las moldean en las máquinas termoformadoras, sellan y cortan los perímetros para formar la mascarilla individual.
El paso siguiente es colocar el clip nasal, así como los elásticos y la codificación, para llegar al túnel del tiempo, donde se realizan las pruebas de filtración y se verifica que cumplan con la eficiencia determinada, es decir, con el bloqueo de 95 por ciento de partículas de hasta 0.3 micras de diámetro, refirió Antonio Altamirano, socio fundador de la empresa.
José Bernardo Rosas destacó que este es uno de los proyectos que se trabaja de manera conjunta con la UNAM, pero están en proceso otros para la fabricación de cajas de intubación, caretas de plástico y de buzo./LA JORNADA-PUNTOporPUNTO