El 96% de las MUJERES ha sido VÍCTIMA de algún acto de VIOLENCIA en el TRANSPORTE PÚBLICO

Las mujeres son uno de los grupos vulnerables que enfrentan cotidianamente barreras para acceder efectivamente a su derecho a una movilidad segura, digna y accesible.

El transporte público en Ciudad de México, además de presentar problemáticas en cuanto a su eficiencia y suficiencia, también muestra dificultades para garantizar un ejercicio igualitario hacia sus usuarios. Las mujeres son uno de los grupos vulnerables que enfrentan cotidianamente barreras para acceder efectivamente a su derecho a una movilidad segura, digna y accesible.

Las mujeres son en comparación con los hombres, más acosadas y violentadas sexual, física y verbalmente, las que tardan más tiempo en llegar a sus destinos y las que gastan más dinero en sus traslados, de acuerdo con información de la Secretaría de Movilidad (Semovi) de la Ciudad de México.

  • Ser víctima de acoso o violencia en alguna unidad del transporte público genera efectos psicológicos importantes, mismos que las mujeres buscarán prevenir con modificaciones en sus rutinas, aunque éstas impliquen tardar más tiempo en llegar a un destino o pagar un medio de transporte que cueste el doble.
  • De acuerdo con cifras de la Semovi, los tiempos máximos de traslado de los hombres ascienden hasta 2 horas y 29 minutos por viaje; mientras que en 10 regiones de la Ciudad de México se registran mujeres que tardan más de 2 horas con 30 minutos.
  • Las mujeres han incrementado de manera importante el uso de taxis (libres o de aplicación) priorizando su seguridad. De 100 viajes que hacen las mujeres 18 utilizan este tipo de transporte, que es significativamente más caro que el metro, los camiones o las combis. De 100 viajes que hacen los hombres sólo 10 ocupan taxis.
  • Las brechas que se generan de estos gastos extras de tiempo y dinero en los que incurren las mujeres se convierten en barreras más pronunciadas para el ejercicio efectivo del derecho a la movilidad segura, digna y accesible en comparación con las que enfrentan los hombres.

¿Por qué las mujeres evitan el transporte público?

El 96% de las mujeres han sido víctimas por lo menos una vez de algún acto de violencia en el transporte público, desde agresiones verbales, contacto físico forzado o persecución. El acoso sexual se ejerce desproporcionadamente contra las mujeres y en 9 de cada 10 casos los agresores son hombres.

  • Uno de los datos más importantes a resaltar es que los agresores tienden a ejercer este tipo de violencia cuando las mujeres están solas; el 72% de las víctimas expresa que es acosada o agredida cuando está sola y sólo 4% ha sido víctima cuando está acompañada, de acuerdo con una encuesta realizada por la ONU Mujeres y el gobierno capitalino.
  • De cada 100 mujeres, 77 aseguran que tienen miedo a ser agredidas sexualmente mientras utilizan alguna unidad de transporte público en la Ciudad de México. Y no importa si son jóvenes o no, cerca del 70% de las mujeres de todos los rangos de edad se siente muy insegura usando el transporte público.

La percepción de inseguridad y la sensación de miedo que reflejan las mujeres puede entenderse observando la prevalencia de las situaciones que enfrentan cotidianamente en los microbuses, camiones, taxis o metro. Las usuarias del transporte público son víctimas de actos que van desde una mirada con morbo hasta una violación.

  • En el transporte público un hombre eyaculó enfrente de 3 de cada 100 mujeres y a otras 3 de cada 100 las obligaron a tener relaciones sexuales.
  • Las miradas con morbo son la forma más común de violencia, al menos 82 de cada 100 mujeres han sido víctima alguna vez en su vida. El 81% ha sido agredida con frases ofensivas o de carácter sexual, a 66% se le han recargado con el cuerpo con intenciones sexuales; a 57% le han dicho palabras despectivas acerca de las mujeres; a 50% le tocaron el cuerpo sin consentimiento; a 37% le dieron una nalgada; a 26% un hombre le mostró los genitales; a 24% le susurraron cosas al oído y se tocaron o masturbaron frente a ellas.
  • A 22 de cada 100 mujeres las persiguieron en unidades del transporte público con intenciones de ataque sexual, a 21 de cada 100 le hicieron propuestas sexuales indeseadas, a 9 de cada 100 le tomaron fotos a su cuerpo sin su consentimiento.

Las repercusiones sobre la libertad

Además de los efectos sociales y económicos que surgen de la violencia sexual en el transporte público las mujeres también traducen su percepción de inseguridad en un recorte a sus libertades individuales.

  • De acuerdo con la encuesta realizada por ONU Mujeres y el gobierno capitalino, las mujeres declaran que han cambiado sus hábitos para protegerse de los actos de violencia. El 17% de las mujeres evita estar sola en el transporte, el 15% procura no salir de noche o antes de que amanezca y el 9% prefiere utilizar ropa muy holgada o estar cubierta mientras utiliza el transporte público.
  • Ser víctima de acoso en el transporte público no sólo implica tener miedo y coraje. También implica llegar más tarde a la escuela o al trabajo, pagar un Uber al triple de precio del que se pagaría usando el metro, renunciar a la autonomía y pedir a un amigo que me acompañe, no asistir a eventos cuando no haya luz e incluso usar ropa con la que no me siento cómoda.
  • No poder acceder de la misma manera que los hombres a la movilidad es otra forma de desigualdad./EL ECONOMISTA-PUNTOporPUNTO

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