En una ceremonia histórica, Joseph R Biden Jr. se convirtió en el presidente número 46 de Estados Unidos, mientras que la senadora Kamala Harris se convertirá en la vicepresidenta número 49 del país, siendo la primera mujer en llegar a ese cargo.
La ceremonia estuvo marcada por la ausencia de Donald Trump, ex presidente quien dejó Washington D.C. horas antes; además de que se realizó a puerta cerrada, debido a la pandemia de Covid-19. Estados Unidos es el país más afectado por la enfermedad, con cerca de 400 mil muertes acumuladas desde el inicio de la emergencia sanitaria.
La investidura tuvo lugar en el Capitolio estadounidense, que hace dos semanas fue sede de un asalto de seguidores del presidente Donald Trump, hecho que dejó cinco personas fallecidas.
Al encuentro asistieron los ex presidentes estadounidenses y ex primeras damas Barack y Michelle Obama; George W. y Laura Bush y Bill con Hillary Clinton. Debido a su avanzada edad, el ex presidente Jimmy Carter no atendió la ceremonia.
Representando a la administración saliente estuvo el ex vicepresidente Mike Pence, quien no asistió a la despedida del ex presidente Trump.
Biden y su misión por el país Americano
Joe Biden enfrentará la crisis sanitaria junto a un equipo especializado, quienes además de tratar con la pandemia, intentarán frenar los problemas derivados del cambio climático
Según anunció hace menos de una semana, la crisis sanitaria la enfrentará junto a un equipo especializado, quienes además de tratar con la pandemia, intentarán frenar con la ayuda de la ciencia los problemas climáticos, una rama que el anterior presidente nunca consideró importante.
Otro de los grandes retos que enfrente Biden durante los primeros días será la política exterior, especialmente la relación con los gobiernos de Centroamérica, de donde comúnmente surgen miles de inmigrantes que buscan llegar a su nación y alcanzar el sueño americano.
Ante estos retos políticos y sociales, el doctor Juan Carlos Calleros, especialista en Relaciones Internacionales y académico de la Facultad de Derecho de la Universidad La Salle, asegura que Joe Biden está más que listo para afrontarlos, sobre todo tomando en cuenta la experiencia que tiene detrás al haber estado involucrado en la política estadounidense desde hace dos décadas.
Ahora me parece que ha presentado un plan de acción sumamente ambicioso, pero también lo ha dejado en manos competentes, muy contrario a lo que vivimos con Donald Trump, quien llegó con planes y proyectos que muchos de ellos se notaban desde el inicio inalcanzables o irreales – Doctor Juan Carlos Calleros, Especialista en Relaciones Internacionales y académico de la Facultad de Derecho de la Universidad La Salle.
Nace una esperanza para los migrantes
Con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, millones de migrantes en Estados Unidos no solo esperan que se termine el discurso de odio en contra de ellos, sino que están dispuestos a luchar por una reforma que les otorgue el estatus de ciudadanos legales en el país al que tanto le han dado.
La esperanza está puesta en Biden y parece que la comunidad migrante no será decepcionada, esto luego de que el equipo cercano al demócrata filtrara que una de sus prioridades durante sus primeros días de gobierno será presentar al Congreso una reforma que ofrecerá el estatus legal a cerca de 11 millones de personas que llevan más de ocho años residiendo en Estados Unidos.
De acuerdo con activistas migrantes, la propuesta se podría presentar incluso hoy en su primer día de gobierno, aunque para poder materializarse tendría que brincar las barreras que los republicanos, e incluso algunos demócratas, pudieran poner en el Cámara de Representantes, donde ambos partidos se encuentran en igualdad de fuerzas.
Si los migrantes miran hacia el pasado, la vista no es alentadora, ya que durante su primer año de gobierno, en 2009, Barack Obama prometió un proyecto de ley de inmigración, el cual nunca llegó.
De aprobarse la propuesta de Biden, se convertiría en una reforma histórica, ya que el antecedente similar más cercano ocurrió en 1986 cuando Ronald Reagan otorgó la ciudadanía a casi tres millones de personas bajo un decreto de amnistía.
La reforma del presidente electo, además de la ciudadanía para 11 millones de migrantes indocumentados, daría luz verde a miles de centroamericanos que buscan refugio en su país y otorgaría apoyos económicos en la región para frenar de raíz las causas de la migración.
Al respecto, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que espera que Biden cumpla con su promesa y atienda el fenómeno migratorio. “Eso lo espero y lo voy a reconocer y celebrar”, dijo el mandatario mexicano.
Avelino Meza, secretario general de Fuerza Migrante, un movimiento binacional que engloba a más de 150 organizaciones en pro de los derechos de los migrantes, comenta que la relación no tan buena que lleva el Gobierno federal mexicano con los demócratas y la administración de Biden no afectará la expedición de la reforma, pero sí las condiciones que se le podrían solicitar en la misma a México.
“Sí va a haber un costo político por las decisiones de la administración del presidente López Obrador”, comenta.
El 20 de febrero de este año, Fuerza Migrante abrirá una oficina en Washington para cabildear con los legisladores y materializar la reforma.
“El Congreso podría resolverlo en 45-60 días más o menos. Para nosotros es bueno porque nos da tiempo de poner en la agenda lo más rápido posible las observaciones que pudiéramos tener. Nosotros como sociedad civil organizada debemos de cabildear, vamos a estar presionando a diversos congresistas que han trabajado con la comunidad latina, vamos a trabajar para que el presidente Biden cumpla con lo propuesto en sus primeros 100 días de gobierno y si no, que tenga un costo político para los demócratas, debemos de ser escuchados”, afirma.
Finalmente, Meza comenta que no aceptarán que la reforma aplique solo para un grupo.
“No vamos a aceptar que sea solo para un grupo. Podríamos comenzar con los jóvenes DACA, pero después hay que dar el siguiente paso, sus familiares, posteriormente deberían de seguir trabajadores esenciales como lo son los del campo y así sucesivamente”, concluye.
¿Podrá el nuevo presidente recuperar la unidad y credibilidad de EU?
El presidente entrante de Estados Unidos, Joe Biden, ha repetido una frase desde que ganó las elecciones en noviembre: «Estados Unidos está de vuelta».
Se trata de un mensaje dirigido tanto al resto del planeta como al interior de su país.
A nivel global, su intención declarada es que Washington vuelva a «liderar el mundo» después que el presidente saliente, Donald Trump, replegara a EE.UU. de acuerdos internacionales, tensara viejas alianzas y debilitara organismos multilaterales.
En el plano interno, Biden pretende enterrar los tiempos de polarización y conflicto que caracterizaron al gobierno de Trump, con el propósito también declarado de «sanar» y «unificar» al país.
Cualquiera de esos objetivos por sí mismo luce ambicioso. Pero plantearlos en simultáneo supone una tarea titánica.
EE.UU. quedó estremecido por el ataque al Capitolio, fracturado políticamente, diezmado por una pandemia de covid-19 que ha matado más de 400.000 personas, castigado por una colosal crisis económica y cuestionado por sus aliados.
Entonces, ¿podrá Biden reparar la unidad y credibilidad de EE.UU. tras la era Trump?
«Una oportunidad»
Parece evidente que para recuperar el liderazgo de Washington en el tablero internacional, Biden debería lograr primero cierto orden en casa.
De lo contrario, todo será aún más arduo para el demócrata.
¿Qué países seguirían a una potencia sacudida ella misma por varias crisis a la vez? ¿A cuántos gobernantes puede persuadir un presidente incapaz de liderar en su propio país?
Sin embargo, algunos expertos creen que el contexto actual de EE.UU. puede permitir a Biden avanzar su agenda interior con una eficacia impensable poco tiempo atrás.
No se trata tan sólo de que las crisis del coronavirus y la economía plantean urgencia para que el gobierno actúe.
Biden prevé por ejemplo impulsar un plan de estímulos y ayudas por US$1,9 billones con la mayoría que tendrá en ambas cámaras del Congreso.
Además, Trump ha perdido parte de su capital político al evitar reconocer el triunfo de Biden, denunciar un fraude electoral sin presentar pruebas, y sobre todo después que una turba de sus seguidores invadiera el Congreso el 6 de enero.
El Partido Republicano pasa a la oposición dividido entre quienes toman distancia de Trump y quienes aún lo apoyan.
«Biden tiene la oportunidad de atraer a un espectro más amplio de estadounidenses que el 4 de noviembre, el día después de las elecciones. Trump, al comportarse tan mal, le ha dado al presidente entrante un regalo, o al menos una oportunidad. Y ahora veremos cómo la aprovecha», señala William Galston, un experto en política interior de EE.UU. en la Institución Brookings que asesoró al expresidente Bill Clinton.
«Será muy difícil para Biden unir al país, pero no imposible. Detrás de los desacuerdos obvios hay acuerdos subyacentes en el pueblo estadounidense sobre lo que debe hacerse (…). Distintas encuestas indican que muchos estadounidenses desean un término medio, más compromiso, más progreso práctico», dice Galston.
Algunos creen que la persona indicada es Biden, un demócrata moderado que fue vicepresidente de Barack Obama tras acumular años de experiencia en el Senado y que ha buscado eludir la polarización política.
Pero lo cierto es que reducir las enormes grietas políticas, económicas y raciales de EE.UU. demandará el compromiso de mucho más de una persona, aunque ésta sea el presidente.
Un mundo distinto
Biden también tiene una vasta experiencia en política internacional, por su pasado en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado y sus ocho años como segundo de Obama.
Además, el presidente entrante ha elegido a veteranos del gobierno de Obama para puestos clave de política exterior, incluido Antony Blinken como secretario de Estado y John Kerry, quien ocupó ese cargo en el pasado, como enviado especial para el clima.
No obstante, distintos expertos advierten que el mundo actual es diferente al de cuatro años atrás.
Por un lado, China ha ganado mayor peso geopolítico. Por otro, EE.UU. bajo Trump parece haber perdido toda reminiscencia de su «excepcionalismo» o idea de faro de la democracia liberal en el mundo, sobre todo luego del ataque al Capitolio.
«Será enormemente difícil para el presidente Biden restaurar el brillo y la confianza en el liderazgo global de EE.UU.», advierte Stewart Patrick, director del programa de Instituciones Internacionales y Gobernanza Global en el Concejo en Relaciones Exteriores (CFR, por sus siglas en inglés), un centro de análisis con sede en Nueva York.
A su juicio, Biden tendrá límites de política nacional para avanzar en la cooperación exterior. Y los dos cambios radicales de rumbo que EE.UU. tuvo en cuatro años, con las elecciones de 2016 y 2020, pueden generar dudas en viejos aliados sobre la credibilidad del país.
Biden prometió regresar a la Organización Mundial de la Salud, al Acuerdo de París sobre cambio climático y al pacto nuclear con Irán, de los que Trump retiró a EE.UU. durante su presidencia.
Pero en los últimos días el gobierno de Trump complicó aún más la agenda exterior de su sucesor.
El secretario de Estado saliente, Mike Pompeo, sostuvo por ejemplo sin ofrecer pruebas claras que Irán es una nueva base de operaciones de Al Qaeda, e incluyó a Cuba en la lista de países patrocinadores de terrorismo, después que Obama la sacara en 2015.
Algunos analistas advierten que Biden deberá adaptarse a las restricciones internas y externas que tendrá para actuar en el tablero global.
«En estas circunstancias, lo mejor que se puede esperar es que Joe Biden aborde el papel de EE.UU. en el mundo con mayor humildad y reconozca que los días del liderazgo global incuestionable de EE.UU. han terminado», dice Patrick a BBC Mundo.
«EE.UU. necesita sentirse cómodo como una gran potencia más normal», agrega, «y estar preparado para (e insistir en) compartir el liderazgo global, particularmente con aliados de ideas afines en Europa y Asia que comparten ampliamente su visión de un mundo abierto»./Agencias-PUNTOporPUNTO