TEXTO ÍNTEGRO: Cambio Climático modifica las ESTADÍSTICAS de MORTALIDAD alrededor del Mundo; fallece +Gente por Frío que Calor

Estudios han revelado que las muertes relacionadas con el frío superan a las causadas por el calor en una proporción de 9 a 1.

En la actualidad, más personas en el mundo mueren por frío moderado que por calor extremo, aunque se espera que esta tendencia cambie debido al cambio climático explica Hannah Richtie en su prestigioso newsletter Sustainability by numbers, dedicado al análisis de datos.

  • Según detalla la jefa de Investigación de Our World in Data e Investigadora Principal de la Universidad de Oxford, las curvas de mortalidad por temperatura muestran un aumento del riesgo tanto en climas muy fríos como muy cálidos.
  • Si bien en países ricos las muertes relacionadas con la temperatura disminuirán para el 2050, en países pobres, especialmente en África, Asia del Sur y América Latina, el número de muertes por calor extremo aumentará drásticamente, debido a la falta de acceso a aire acondicionado y a infraestructura adecuada.

El impacto del cambio climático en las muertes relacionadas con la temperatura no será equitativo:

  • Las muertes por frío disminuirán en regiones ricas, pero los países pobres enfrentarán una crisis de salud pública por el aumento del calor.
  • La falta de infraestructura y refrigeración en las regiones vulnerables exacerbará las muertes por olas de calor.
  • La desigualdad en la adaptación al cambio climático será un desafío clave en los próximos años.

El calor y el frío extremos han sido causas significativas de mortalidad a lo largo de la historia. Sin embargo, explica Ritchie, la percepción común sobre qué temperatura es más peligrosa suele estar distorsionada.

A pesar del enfoque creciente en los riesgos del calor extremo, actualmente mueren muchas más personas por frío que por calor en todo el mundo. Con el avance del cambio climático, estas dinámicas están comenzando a cambiar, especialmente en los países más vulnerables, donde la capacidad de adaptación es limitada y el calor se está convirtiendo en un riesgo creciente para la salud pública.

A medida que el planeta se calienta, la relación entre la temperatura y las tasas de mortalidad está cambiando de manera desigual, afectando más gravemente a los países más pobres, que no cuentan con los recursos para enfrentar temperaturas cada vez más elevadas.

Para entender cómo afectan las temperaturas extremas a la mortalidad, los investigadores suelen utilizar curvas de mortalidad por temperatura. Estas curvas permiten visualizar cómo varía el riesgo de muerte en función de la temperatura, y siguen un patrón común:

  • Existe un punto “óptimo” donde el riesgo de mortalidad es más bajo. Cuando la temperatura se aleja de ese punto, ya sea hacia el calor extremo o el frío extremo, el riesgo aumenta considerablemente.

Muertes por frío vs. muertes por calor, en la actualidad

A nivel global, más personas mueren por frío moderado que por calor extremo. Estudios han revelado que las muertes relacionadas con el frío superan a las causadas por el calor en una proporción de 9 a 1.

Esto se debe a que el frío, aunque no siempre extremo, incrementa el riesgo de enfermedades respiratorias, cardiovasculares y otras complicaciones de salud que pueden derivar en la muerte. Lo más sorprendente es que la mayoría de las muertes por frío no ocurren en temperaturas bajo cero, sino en lo que se denomina “frío moderado”.

  • Muchas personas pasan gran parte de su tiempo en temperaturas que no parecen peligrosas, pero que elevan los riesgos de problemas de salud, especialmente en climas donde la calefacción es limitada.
  • Por ejemplo, en ciudades como Londres, el “punto óptimo de mortalidad” es alrededor de los 18°C, y temperaturas ligeramente inferiores pueden aumentar significativamente las tasas de mortalidad, detalla en su análisis la jefa de Investigación de Our World in Data .

Por el contrario, el calor extremo también puede ser mortal, con olas de calor en lugares como Europa causando miles de muertes en poco tiempo. Sin embargo, “hasta la fecha, el número total de muertes por calor es significativamente menor que las causadas por frío, lo que destaca la gravedad subestimada del frío moderado como causa de mortalidad”, agrega.

Impacto del cambio climático en las muertes por temperatura

  • El cambio climático está alterando drásticamente la relación entre temperatura y mortalidad. Sin embargo, la magnitud y velocidad de estos cambios variarán según la región y su capacidad de adaptación.
  • Las curvas de mortalidad por temperatura muestran que, en muchas regiones del mundo, hay un “punto óptimo” en el que el riesgo de muerte es bajo. Cuando las temperaturas se alejan de ese punto, tanto hacia el frío como hacia el calor extremos, el riesgo aumenta.
  • Con el calentamiento global, se prevé que las poblaciones de zonas cálidas sufran más muertes debido al calor, a medida que las olas de calor se vuelven más frecuentes e intensas.

Aunque el aumento de las muertes por calor ha captado la atención pública, un aspecto positivo es que las muertes por frío disminuirán, especialmente en países con inviernos duros. Esto podría crear una reducción neta en algunas regiones, pero a nivel global el saldo final será un incremento en las muertes relacionadas con la temperatura, debido al incremento exponencial de las olas de calor.

  • Las proyecciones son inciertas porque factores como el acceso a aire acondicionado, la capacidad de las infraestructuras y la adaptación de las poblaciones al calor influirán en estos resultados. Lo que es seguro es que los más vulnerables —quienes no tienen los medios para adaptarse— serán los más afectados.
  • Se espera que las naciones ricas, como las de Europa, Estados Unidos y Canadá, vean una disminución en las muertes relacionadas con el frío y un aumento controlado en las muertes por calor. Por otro lado, en los países más pobres de África, Asia del Sur y América Latina, las muertes por calor extremo aumentarán significativamente.
  • Estos países, que son los que menos han contribuido a las emisiones de CO2, enfrentarán las peores consecuencias del cambio climático debido a su falta de recursos para adaptarse. “Este desequilibrio en la capacidad de adaptación destaca una profunda injusticia climática”, advierte el informe.

El aire acondicionado como salvavidas

Con el aumento de las temperaturas, el acceso al aire acondicionado podría convertirse en una cuestión de vida o muerte. Aunque en muchos lugares se percibe como un lujo, en un futuro próximo será una herramienta esencial para proteger a las personas del calor extremo.

El problema principal es que el costo del aire acondicionado sigue siendo prohibitivo para muchas personas en países de ingresos bajos y medios. Aunque muchos de estos lugares ya experimentan olas de calor peligrosas, las altas tasas de pobreza y la falta de acceso a electricidad estable limitan el uso de esta tecnología.

En lugares como India, Nigeria o Sudán, millones de personas están expuestas a temperaturas cada vez más peligrosas sin la posibilidad de acceder a aire acondicionado.

  • En contraste, en países como Estados Unidos, Japón o Corea del Sur, el aire acondicionado es común, y la infraestructura energética está mejor preparada para manejar la demanda creciente durante las olas de calor. Pero en Europa, donde históricamente no se han utilizado ampliamente sistemas de refrigeración, las olas de calor recientes han hecho que aumente el interés por esta tecnología.
  • Rictchie advierte que es necesario un cambio en la forma en que percibimos el aire acondicionado. Así como las dificultades para pagar la calefacción se reconoce como “pobreza energética”, la falta de acceso a sistemas de refrigeración debería verse como un problema de pobreza de refrigeración. No se trata solo de mejorar el confort, sino de salvar vidas.

Otras formas de mitigar el calor extremo

Una de las principales alternativas es la planificación urbana inteligente. Las ciudades pueden diseñarse de manera que minimicen la exposición al sol y al calor extremo. Por ejemplo, detalla el informe, calles más estrechas pueden reducir el tiempo que los edificios y las personas están expuestos al sol directo.

Además, la vegetación urbana puede proporcionar sombra y ayudar a enfriar el aire mediante un proceso conocido como evapotranspiración, lo que reduce la temperatura en las áreas circundantes.

  • Otra técnica útil es el uso de techos blancos o techos verdes. Pintar los techos de blanco o instalarlos con vegetación puede reflejar la luz solar y reducir la absorción de calor en los edificios, lo que disminuye la temperatura interior y, por lo tanto, la necesidad de aire acondicionado.
  • Además, los materiales de construcción pueden marcar una gran diferencia. Utilizar materiales que retengan menos calor o que permitan una mejor ventilación natural puede ayudar a mantener los edificios más frescos durante el verano, reduciendo la necesidad de refrigeración artificial.

Finalmente, los programas de salud pública también desempeñan un papel crucial. En algunos países, ya existen sistemas de alerta temprana que notifican a la población cuando se esperan olas de calor peligrosas, ofreciendo recomendaciones para mantenerse a salvo, como permanecer hidratado, evitar la exposición directa al sol y buscar refugios con aire acondicionado. Estas estrategias combinadas pueden reducir significativamente las muertes por calor, incluso en un mundo cada vez más cálido.

¿Es más mortífero el frío o el calor?

  • Las muertes atribuibles a las temperaturas —tanto las frías como las cálidas— superan el 7% del total de los fallecimientos en Europa. Es una de las conclusiones de un estudio publicado en la revista The Lancet Planetary Health y que parte de los datos de mortalidad de 147 regiones de 16 países europeos, entre los que está España.

Para su artículo los autores han analizado los datos de un periodo comprendido entre 1998 y 2012 y cifran en cuatro millones las muertes relacionadas con las temperaturas en esos 15 años (270.000 anuales).

  • El calor y el frío no tienen en estos momentos la misma incidencia en la mortandad: las bajas temperaturas están relacionadas con hasta 10 veces más fallecimientos que el calor. Pero los autores del informe advierten de que la crisis climática hará cambiar esta situación.
  • Los fallecimientos asociados al frío caerán mientras se incrementan los decesos relacionados con el calor.
  • Y, si la humanidad sigue sobrecalentando la tierra con sus gases de efecto invernadero al mismo ritmo que hasta ahora, el resultado no será positivo: el aumento de las muertes derivadas del calor a final de siglo superará a la reducción de los fallecimientos vinculados al frío en Europa.

Èrica Martínez Solanas, una de las autoras del artículo e investigadora del Programa de Clima y Salud del ISGlobal, explica que “a corto plazo, se espera un descenso de las muertes derivadas del calor”. Sin embargo, la situación varía a partir de mediados de siglo: “Habrá un punto de inflexión de muertes atribuibles al calor que hará que haya más mortalidad relacionada con el calor que con el frío”.

Martínez explica que existen algunos estudios que apuntan a un equilibrio e, incluso, a un efecto positivo sobre los decesos gracias al proceso de calentamiento que vive el planeta —es uno de los argumentos que emplean los defensores de los combustibles fósiles y aquellos que no quieren que se apliquen políticas drásticas contra el cambio climático—.

Pero esta investigadora sostiene que “todo depende del horizonte temporal que se utilice”. Es decir, si se tiene en cuenta el incremento de las temperaturas previsto en los diferentes escenarios para final de siglo ese efecto positivo en la mortalidad se diluye, según su estudio.

  • Los autores han elaborado proyecciones para varios escenarios: uno muy optimista en el que las emisiones de efecto invernadero se reducen y se eliminan a gran velocidad en línea con lo que plantea el Acuerdo de París (y en el que el incremento medio en Europa de la temperatura a final de siglo sería de 1,67 grados respecto a los niveles preindustriales); otro en el que se contempla una reducción de emisiones menor y un incremento de la temperatura de 2,89 grados en 2100; y un último escenario en el que las emisiones seguirían como hasta ahora y en el que la temperatura media crecería hasta los 4,54 grados.
  • El estudio resalta que a final del siglo “se espera que el aumento de la fracción [de mortalidad] atribuible al calor supere la reducción de la atribuible al frío, especialmente para aquellos escenarios que consideran poca o ninguna mitigación”, es decir, para los escenarios en los que el incremento de la temperatura media vaya más allá de esos casi 3 grados en Europa.

Si los datos se analizan por regiones, el estudio apunta a un descenso homogéneo de los fallecimientos atribuibles al frío en toda Europa en las próximas décadas debido al cambio climático. Sin embargo, no ocurre así respecto a los fallecimientos por calor: se produce un incremento mayor en la zona del Mediterráneo.

En el caso de España, por ejemplo, los fallecimientos atribuidos a las temperaturas en el estudio para el periodo analizado (1998-2012) son el 5,32% del total; 4,31% relacionados con el frío y el 1,01% con el calor. A finales de siglo, y en el escenario más pesimista de calentamiento global, las muertes llegarían al 5,19%. Las relacionadas con el calor se elevarían hasta el 7,37% del total, mientras que las del frío caerían un 2,18%.

Olas de calor y de frío

Para realizar sus cálculos, los investigadores han fijado primero una “temperatura de mínima mortalidad”, que es “distinta para cada región y país”, explica Martínez, que comparte la autoría principal del artículo con Marcos Quijal, investigador también del ISGlobal, un centro impulsado por Fundación la Caixa.

Dentro de España, por ejemplo, esa temperatura de mínima mortalidad para el periodo de 15 años analizado fueron 20,5 grados en Cataluña, 22,8 en Madrid y los 23,9 en Andalucía. Tomando ese punto de partida, los investigadores calculan luego el exceso de mortalidad atribuible al calor y al frío.

  • Pero, como explica Julio Díaz, de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III, no son lo mismo los fallecimientos atribuibles a las temperaturas altas o bajas que las muertes producidas durante una ola de calor o frío. En ese caso, la situación se da la vuelta: en Europa mueren muchas más personas por las olas de calor —como la que se espera para este fin de semana en la Península— que por las de frío.
  • En España, por ejemplo, al año fallecen 1.050 personas por las olas de frío y 1.380 por las de calor, recuerda Díaz, que no es uno de los autores del artículo publicado en The Lancet pero sí uno de los principales expertos del país en salud y medioambiente. Esto se debe, simplemente, a que las olas de calor —los periodos de más de tres días con temperaturas por encima de las máximas habituales— son más numerosas que las de frío.

Sin embargo, si solo se toma como referencia la temperatura de mínima mortalidad, los días en los que los termómetros están por debajo de ese punto son muchos más que los que están por encima, explica Díaz.

Los efectos sobre la salud

Pero, además de por una razón numérica, ¿por qué es más peligroso el calor que el frío para la salud? Díaz explica que el frío interactúa con enfermedades infeccionas que no están presentes en los meses de verano. Son dolencias, muchas de ellas respiratorias, que se transmiten y acentúan en invierno, como las gripes o neumonías.

  • Esto no significa que el calor no impacte también a la salud. María Neira, directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), señala que las temperaturas extremadamente cálidas generan un agravamiento de las enfermedades respiratorias y cardiovasculares, “sobre todo en personas mayores”.
  • Además, propician el aumento del ozono, que tiene efectos negativos sobre la salud humana, al igual que el incremento del polen y otros alérgenos, que provocan más ataques de asma.

Neira recuerda que los estudios apuntan a un incremento en las próximas décadas de la mortalidad relacionada con el calor y otros fenómenos extremos vinculados al calentamiento global —como inundaciones o sequías que ponen en jaque la seguridad alimentaria en muchas zonas del planeta—. Y advierte: “En ningún caso los daños causados por el cambio climático a la salud se verán compensados por la reducción de la mortalidad vinculada al frío”.

En una versión anterior del artículo se cifraba por error en cuatro millones las muertes anuales atribuibles a la temperatura en los 16 países analizados, cuando son cuatro millones de muertes en total para el periodo de 15 años estudiado.

Las muertes por olas de calor aumentan un 50%

El aumento global de temperatura que está viviendo el planeta en las últimas décadas va haciéndose notar en datos claros que van más allá de la estadística meteorológica. Según indica la revista científica The Lancet, los impactos negativos sobre la salud ligados al calentamiento global empeoran. Uno de los datos más claros es el aumento de muertes por causas que se pueden relacionar con las olas de calor.

Si bien ningún médico indicará como causa de muerte directa el calor excesivo, se pueden observar los problemas cardiovasculares o cerebrales se aceleran en entornos con temperaturas muy elevadas durante varios días.

De acuerdo a lo que refleja el diario El País, con más calor hay mayor facilidad para la transmisión de enfermedades infecciosas como el dengue o la malaria, menos rendimiento de los cultivos, más población expuesta a los incendios forestales, y más horas de trabajo perdidas por las tórridas temperaturas.

  • Hace 5 años, de la mano de la firma del Acuerdo de París, se lanzó The Lancet Countdown, que intenta rastrear los efectos del cambio climático sobre la salud humana. En el reciente reporte de este 2020, queda claro que ningún continente, país o comunidad está inmune a los impactos sobre la salud que está mostrando el cambio climático. En el último lustro todos los indicadores han empeorado considerablemente.
  • De los indicadores que ha mostrado un drástico empeoramiento es el relacionado con las altas temperaturas y las olas de calor cada vez más peligrosas. De acuerdo al informe de The Lancet del que participaron alrededor de 120 científicos, detalla que en los últimos 20 años el aumento relacionado con el calor excesivo en personas mayores de 65 años ha aumentado un 53.7%.

Sólo en 2018 el número de personas fallecidas como causa del calor excesivo alcanzó las 296,000 personas. Si bien en continentes como África o sectores de Asia, ese tipo de seguimiento es más complejo, la mayor cantidad de muertes se dieron en Japón, el este de China, el norte de la India, y Europa central.

Enfermedades

Para ponerlo en contexto, el número de muertes asociadas al calor sólo en 2018 representa el 20% de las muertes producidas por COVID-19 hasta inicios de este diciembre de 2020. Esto indica lo complejo que resulta que la sociedad pueda contactar con los peligros relacionados con la crisis climática, y su rápida aceleración.

Otros de los indicadores está relacionado con el aumento de enfermedades infecciosas como el dengue, la malaria (transmitidas por mosquitos), y las bacterias Vibrio. A mayores temperaturas, mejores condiciones para su transmisión.

En países como Argentina, el aumento del dengue sigue siendo muy rápido de la mano de mejores condiciones para el desarrollo del mosquito Aedes aegypti, también vector de la fiebre amarilla. Entre los resultados de la investigación se señalan las graves consecuencias para las poblaciones que padecen inseguridad alimentaria ante una reducción en el rendimiento de los cultivos.

Calor, incendios y aumento en el nivel del mar

El alto costo en términos de vidas humanas y sufrimiento está asociado con efectos en la producción económica, con una merma considerable en la capacidad laboral potencial. La India e Indonesia se encuentran entre los países más afectados, con pérdidas de capacidad laboral potencial equivalentes al 4-6% de su producto interno bruto anual.

Por ejemplo, en Europa, en 2018, el coste monetizado de la mortalidad relacionada con el calor fue equivalente al 1.2% de la renta nacional bruta regional, o la renta media de 11 millones de ciudadanos europeos.

  • En muchos países, se observa que los cultivos maduran demasiado rápido, lo que conduce a rendimientos inferiores. Por un lado, 128 países del mundo han sufrido un aumento en la exposición de su población a incendios forestales desde principios de la década del 2000. Y uno de los países que ha vivido un mayor aumento es Estados Unidos. Al mismo tiempo, entre 145 y 565 millones de personas sufren la amenaza del aumento del nivel del mar, que podría aumentar los desplazamientos y migraciones.
  • Los mismos combustibles que aumentan la contaminación del aire, son los que potencian el cambio climático. Es por ello, que anualmente mueren unas 7 millones de personas en forma prematura por causas ligadas a la contaminación del aire. Con el COVID-19 se demostró que ningún la vulnerabilidad ante una pandemia de este tipo, de igual manera a la adquirida por la crisis climática que se acelera año tras año. /PUNTOporPUNTO

Documento Íntegro a Continuación:

https://ourworldindata.org/part-one-how-many-people-die-from-extreme-temperatures-and-how-could-this-change-in-the-future

https://ourworldindata.org/part-two-how-many-people-die-from-extreme-temperatures-and-how-could-this-change-in-the-future

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