Solo 38 MIL hijos de JORNALEROS agrícolas MIGRANTES asisten a la ESCUELA en MÉXICO

De acuerdo con datos de la Secretaría de Educación Pública (SEP) en nuestro país hay más de 280,000 niños, niñas y adolescentes, hijos de migrantes jornaleros agrícolas, que están la edad en la que deben cursar la educación básica (preescolar, primaria y secundaria).

La Secretaría de Educación Pública (SEP) estima que en México hay entre 279 mil y 326 mil niñas, niños y adolescentes de familias jornaleras agrícolas migrantes en edad de cursar su educación básica, pero debido a múltiples barreras tanto económicas como del propio sistema educativo, entre 50 y 80 por ciento no asiste a la escuela, revela una nueva investigación en la materia.

El informe, elaborado por la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu), señala que en el ciclo escolar 2020-2021 la SEP atendió a 38 mil 804 estudiantes jornaleros agrícolas migrantes en sus distintos niveles de formación básica.

  • En tanto, el Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) reportó que para ese mismo año lectivo tuvo 5 mil 723 alumnos, por lo que se estima que a escala nacional se atiende entre 13 y 16 por ciento de los niños jornaleros agrícolas en edad de cursar su formación básica, aunque dicha cifra podría ser mucho mayor, ya que no se cuenta con datos más actualizados.
  • El estudio Atención educativa a niñas, niños y adolescentes de familias jornaleras agrícolas migrantes. Situación actual y perspectivas a partir de las acciones de las autoridades educativas, destaca que su acceso a la educación aún es un problema no resuelto.

Lo anterior, pese a que se han flexibilizado los procesos y requisitos para que los integrantes de este grupo de población accedan a la escuela en los distintos servicios educativos disponibles, aunque carezcan de acta de nacimiento, la clave única de registro de población o de acreditación escolar, como boletas o certificados de estudio.

Otra barrera es la condición de pobreza transgeneracional que enfrentan sus familias, que obliga a que niños y adolescentes se incorporen al trabajo agrícola para aportar al sustento familiar; además, enfrentan la carga de labores domésticas y el cuidado de los hermanos más pequeños.

Discriminación en las aulas

A ello se suma la falta de información a los padres sobre los derechos y apoyos a los que pueden acceder para garantizar el derecho a la educación de sus hijos, quienes también enfrentan discriminación en las propias escuelas.

La Mejoredu detalla que niños y adolescentes jornaleros agrícolas también deben afrontar las bajas expectativas y poca importancia que algunas de esas familias dan a la educación. Muchas veces, por razones culturales, dan mayor importancia a que desarrollen habilidades en labores agrícolas, el trabajo doméstico y de cuidado o que se casen y formen su propia familia.

  • Uno de los problemas centrales, señala el informe, es la ausencia de mecanismos para dar seguimiento a las trayectorias escolares, las características sociodemográficas y académicas de estos menores que, por sus condiciones de constante movilidad, no pueden permanecer un ciclo escolar completo en una misma escuela y tipo de servicio, por lo que subsiste una gran dificultad para su permanencia y tránsito por los distintos niveles escolares.

Además, señala Mejoredu, no se cuenta con una oferta educativa específica y focalizada que atienda las necesidades de esta población, particularmente las asociadas con el idioma, la cultura y el contexto en que viven.

  • El embarazo adolescente es otro desafío. Autoridades federales y de los cuatro principales estados receptores de migrantes (Baja California, Baja California Sur, Sinaloa y Sonora), revelan que las niñas interrumpen su educación para asumir deberes en el hogar o para enfrentar embarazos a temprana edad.

De acuerdo con los testimonios, señala el documento, si bien esta población logra ingresar a los servicios educativos, su permanencia en la escuela suele ser corta debido a las responsabilidades.

Niños migrantes en CDMX, sin acceso a la educación

Los menores de edad migrantes que llegan a la Ciudad de México no sólo sufren de falta de vivienda e inseguridad, también de acceso a la educación y discriminación en su viaje hacia Estados Unidos.

  • El número de menores que llegaron a la capital aumentó 38 por ciento, pues el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) local pasó de atender 936 menores en 2021 a mil 297 en 2023.

En octubre del año pasado, la asociación internacional en defensa de los derechos de las niñas y niños, Save the Children, presentó el análisis “Revertir el riesgo y la tristeza: Un vistazo a la realidad de las personas migrantes haitianas en México”, en donde reveló que menores de edad de origen haitiano sufren discriminación sistemática y falta de acceso educativo.

  • El coordinador General de Incidencia Política de Save the Children, José Lugo Rodríguez, explicó que debido a que los padres pasan mucho tiempo en entidades como Ciudad de México para llegar a Estados Unidos, los menores dejan de ir a la escuela por meses o hasta años, pues la prioridad es conseguir trabajo y comida.
  • La asociación implementa programas educativos en albergues habilitados por organizaciones e instituciones del país, en donde implementan ejercicios de matemáticas, así como convivencia con otros menores de edad.

“No debería de ser un problema que no tengan documentos, la ley permite el trámite, pero en la práctica sí se requieren ciertos aspectos, como el gasto corriente para las cuotas, los gastos de traslado diario, los útiles, los libros, el calzado, el uniforme; son gastos que no pueden solventar las familias”, dijo.

Desde hace un año, la Plaza Giordano Bruno, en la colonia Juárez, en la alcaldía Cuauhtémoc, fue ocupada por migrantes, principalmente haitianos, quienes a la fecha tienen instaladas aproximadamente 60 casas de campaña. Ahí familias enteras esperan para reunir dinero y continuar su viaje a Estados Unidos.

En el lugar hay 20 menores de edad de entre dos y 11 años, quienes juegan y corren en toda la plaza, mientras sus madres preparan la comida en una cacerola pequeña sobre un anafre con carbón.

Sandwine, haitiana de 24 años, llegó a la Plaza Giordano Bruno hace una semana después de salir de Chile en donde vivió junto con su hija, Claudia, de cinco años. A casi dos meses de iniciar el viaje a Estados Unidos, Claudia no ha asistido a la escuela. “Vamos a buscar mejores oportunidades”, dijo Sandwine, que duerme en una casa de campaña.

Yiorat, haitiana de 30 años que llegó hace tres meses a la Ciudad de México, tiene un mes de embarazo y convive con niños y niñas del lugar, y aunque aseguró que no han sufrido casos de discriminación o de racismo, señala que los menores no reciben educación en el tiempo que pasan ahí. «Sus familias pasan aquí días o meses y luego se van, pero los niños no van a la escuela”, dijo Yiorat.

Niños migrantes pueden acudir a la escuela en México

En México, los procesos y requisitos para que los hijos de migrantes acudan a la escuela son bastante laxos, de tal forma que se les permite asistir a la escuela sin contar con: Acta de nacimiento, clave única de registro de población (CURP) o acreditación escolar en cursos previos (boletas o certificados), por lo que el problema no es el trámite de acceso a la escuela.

El estudio “Atención educativa a niñas, niños y adolescentes de familias jornaleras agrícolas migrantes”, señala una serie de obstáculos a los que se enfrentan los hijos de migrantes jornaleros agrícolas y que les impiden acceder al derecho a la educación en nuestro país.

Barreras que les impiden ir a la escuela en México

  1. La pobreza: La condición económica de las familias de migrantes jornaleros agrícolas en México hace que las familias opten por integrar al menor en las labores del campo antes que mandarlo a la escuela. Todos los miembros de la familia deben aportar al sustento familiar.
  2. Desconocimiento del derecho a la educación: Al ser migrantes, muchos desconocen que sus hijos tienen derecho a la educación en nuestro país, por lo que no los llevan a la escuela. Así mismo, desconocen los apoyos educativos a los que pueden acceder sus hijos.
  3. Discriminación en las aulas: En las escuelas, la falta de promoción para la integración de niños migrantes puede hacer que estos sean discriminados o segregados del resto del grupo, desinhibiendo la asistencia escolar.
  4. Barreras lingüísticas y culturales: El choque cultural y lingüístico también contribuye a la discriminación en las escuelas y por ende, a que los niños migrantes prefieran no asistir a la escuela.
  5. Movilidad constante: Cuando los migrantes no tienen intención de quedarse en México y buscan llegar a Estados Unidos, las familias se la pasan de un lugar a otro, lo que impide a los menores encontrar estabilidad en una escuela, ya que se tendría que cambiar de forma frecuente.
  6. El Sistema Educativo no está hecho para atender sus necesidades: El Sistema Educativo en México no tiene una oferta educativa específica y focalizada a este grupo poblacional, por lo que no puede garantizar su derecho a la educación.
  7. El embarazo adolescente: Las niñas migrantes suelen interrumpir sus estudios al quedar embarazadas y empiezan asumir deberes en el hogar. Esta situación es particularmente alarmante en los estados de Baja California, Baja California Sur, Sinaloa y Sonora.

El reto de incorporarlos a la educación

Las oleadas y llegadas de centroamericanos, sudamericanos, caribeños, ha puesto en jaque y ha creado un nuevo reto para las autoridades, sobre todo para las de educación, ya que son los encargados de brindar espacios educativos y sobre todo aprendizaje a los menores que pasan por esta frontera.

  • Bernardo Naranjo, director de la organización Proyecto Educativo que trabaja de la mano con el Fondo Internacional de Emergencia de las Nacimiento Unidas para la Infancia (UNICEF), platicó sobre el reto que representa incluir a un menor en situación de movilidad.

“Con estas llegadas masivas, es un enorme reto para todo el sistema educativo, primeramente tener la capacidad en términos de números, pero también en las condiciones que requieren estos pequeños para recibir una atención educativa”, opinó Naranjo.

Lo más complicado de brindar educación a los niños, niñas y adolescentes es que muchos sólo están de paso, su estancia tal vez será de días o semanas.

“Por ello será muy complicado dar una atención educativa, incluso porque no siempre lo deciden así, ya que estarán muy pocos días, el tema aquí es atender a quienes tendrán una estancia más larga o ya están pensando en quedarse en Juárez”, opinó el director la organización Proyecto Educativo

Indicó que ya han percibido de manera creciente, que según cambian las restricciones migratorias de Estados Unidos, hay una mayor tendencia a permanecer México.

La pregunta es ¿Cómo insertar de una manera exitosa a los menores migrantes a las escuelas?

“Esto nos pone en un mayor reto, que es incorporarlos lo más rápidamente posible, cuando nos tardamos en incorporar a un niño o joven a la escuela es más fácil que agarren un trabajo que los distraiga y les impida seguir la escuela o peor aún sumarse a alguna banda delictiva”, expresó Naranjo.

  • En relación a referirse a exitoso, es que se busca que el menor permanezca en la escuela pese a su situación de movilidad.
  • “Por otro lado, lejos de ser un riesgo o una amenaza para la comunidad, que la gente vea a los niños migrantes como una riqueza que viene a aportar, a dar una visión diferente, a compartir experiencias que los pequeños que acuden a esa escuela no conocían”, comentó el activista.

Insistió: “El gran tema es el interés de insertar a los pequeños y a los chicos migrantes tendría que ser una prioridad para toda la comunidad”.

Lo primordial para detectar e incluir a los menores migrantes es crear una estrategia o el objetivo esencial para una coordinación o un ejercicio de vinculación y articulación ya se está dando con la Secretaría de Educación y Deporte del Estado, siempre de la mano de UNICEF.

  • Es sumar a las distintas instancias gubernamentales de los tres niveles de gobierno junto con las organizaciones de la sociedad civil, que son muchas y con una gran riqueza en términos de su calidad de trabajo, buscar cómo se ponen todos de acuerdo para generar las mejores condiciones.
  • Lo primero sería detectar al menor migrante, quiénes son, dónde están, qué edad tienen, segundo sería facilitar que esa información pueda llegar a distintos puntos de cualquier autoridad, sector salud, instituciones, albergues , para que llegue a la Secretaría de Educación, para que ellos tengan la posibilidad inmediata de asignar un espacio educativo ya sea estatal o federal.

“Lo importante es que también se le dé al menor migrante un servicio pertinente a sus necesidades y como pueda recibir acompañamiento especial en tres aspectos: socio emocional que es como la ansiedad, incertidumbre ya que traen problemas muy importantes que son barreras de aprendizaje; acompañamiento académico, para cubrir los huecos que traen de su tránsito o de las escuelas que a veces tienen condiciones frágiles en términos académicos; la escuela tiene que buscar cómo acelerar el trabajo para que no se rezague”, explicó Bernardo Naranjo.

El tercer acompañamiento sería meterlos a los registros de la secretaría de educación, así si van a otro Estado de México no sea volver a empezar.

“Así una vez en el sistema tengan derecho a un certificado que sea válido en cualquier parte del país o incluso en otro país y así se van reinsertado al esquema formal; el derecho a la educación que consagra la constitución, no es sólo que vayan a la escuela, el derecho a la educación implica un derecho a una certificación para que lleguen hasta donde puedan con la educación formal”, finalizó Bernardo Naranjo, director de la organización Proyecto Educativo.

México cerró 2023 con récord en retención de niñas y niños migrantes

El Instituto Nacional de Migración (INM) informó que durante 2023 se identificaron 106,778 eventos de menores de edad en situación migratoria irregular en México.

  • Esta cifra implicó un aumento de 50% en comparación con el año previo; adicionalmente, fue la cifra más alta en los registros desde 2018.
  • Del total de menores migrantes, el 72% tienen 11 años o menos y el 28% restante son adolescentes de entre 12 y 17 años.
  • Especialistas coinciden en la posibilidad de que exista un subregistro importante de migrantes menores de edad.

También se destaca el alto grado de vulnerabilidad social y económica que enfrentan los niños, niñas y adolescentes en situación irregular de migración; muchos de ellos podrían ser víctimas de abuso sexual, trata, trabajo forzoso o reclutamiento de grupos delictivos./Agencias-PUNTOporPUNTO

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