En la Ciudad de México no se detiene el avance de la marcha urbana y el crecimiento desordenado con sus asentamientos irregulares, en áreas del suelo de conservación y en zonas de alto riesgo, en las de las alcaldías Xochimilco, Tláhuac, Cuajimalpa, Milpa Alta y Tlalpan, Magdalena Contreras, regiones que albergan bosques, barrancas, cuencas, ríos y zonas de cultivos.
Se estima que diariamente se pierde una hectárea de suelo de conservación por deforestación, asentamientos irregulares y tala ilegal, de acuerdo a datos relevantes de la Fiscalía General de Justicia de la CDMX.
- El 59% del territorio capitalino es suelo de conservación, distribuido en 9 Delegaciones Políticas, principalmente al sur, con más 900 asentamientos irregulares y más de 200,000 pobladores.
- La académica de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, Elizabeth Caracheo, en entrevista con La Prensa, aseguró que el boom de la expansión urbana se registró en 1990. Con los cambios en la Ley Agraria del 1992, los ejidos se incorporan a los mercados inmobiliarios y aumentó la oferta de suelo más barato, en zonas de conservación y áreas de alto riesgo.
Recordó que la mayoría de las colonias populares en la Ciudad de México iniciaron como asentamientos irregulares.
Otro fenómeno que abonó al crecimiento desordenado fue que partidos políticos y organizaciones populares se aprovecharon de la necesidad de vivienda: “llevaban a la gente a mítines y protestas con la promesa de vivienda y se fueron invadiendo zonas ecológicas, minadas, cerros, bosques o áreas de cultivo”. Los tomaron como botín político de compra de votos, con promesas de regularización; ante autoridades muy permisivas”, refirió la especialista.
- En zonas de reserva se puede apreciar casas precarias que invaden las faldas del cerro, las orillas de ríos, y de acuerdo a personas entrevistadas en el pueblo de San Luis Tlaxialtemalco, Xochimilco, en los últimos 30 años se empezó a poblar de manera irregular, las partes altas, como La Guadalupita, San Miguel, Las Torres, entre otras donde no debería haber casas.
A la fecha, es un reto para las autoridades rescatar las zonas que de la noche a la mañana se invaden con viviendas, con basura o cascajo; en esa misma zona, la autoridad capitalina recuperó la Brecha.
Asimismo, productores de Milpa Alta destacan que luchan a diario para evitar que el suelo rural, se urbanice y no se permitan los asentamientos irregulares. Lo mismo sucede en San Juán ixtayopan, Tláhuac con los campesinos que siembran diversos cultivos. Ellos platican que ha sido muy complicado detener la expansión y crecimiento desordenado en las áreas de cultivos.
“Aquí como es ejido no se puede construir, aunque sí ha habido varios intentos con casas de cartón y lámina, las autoridades correspondientes han tirado algunas viviendas”, comentó un productor de maíz.
Pandemia aumenta la invasión
El año pasado durante la pandemia por Covid-19, la invasión de zonas naturales protegidas, como San Salvador Cuauhtenco y San Francisco Tlalnepantla, en Milpa Alta; la zona del Ajusco, en Tlalpan, y en Magdalena Atlitic, en Magdalena Contreras.
- En la carretera Picacho-Ajusco, en Tlalpan, se evidenció invasión de casitas de lámina en el paraje Resumideros, de acuerdo a denuncias de vecinos.
- Ante el crecimiento de asentamientos irregulares ubicados en la alcaldía Magdalena Contreras, como Cazulco, Ixtlahualtongo. Subestación, El Gavillero y Tecutlalpan, que combinan lotificación y vialidades irregulares, el Instituto de Geografía de la UNAM y esa alcaldía firmaron un convenio de colaboración.
Con lo cual van a realizar un diagnóstico para brindar apoyo en la atención del problema y proponer alternativas de solución, que quedó integrado al documento llamado “Actualización de estudios de afectación urbana y ambiental y de riesgo específico en cinco asentamientos humanos irregulares de la alcaidía Magdalena Contreras”.
Debido a ese crecimiento, la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Corenadr) destaca que las invasiones y la deforestación generan diversos problemas al medio ambiente, como la pérdida de hábitat de millones de especies y afectación a la calidad del suelo.
En ese sentido, Irma Escantilla Herrera, académica del Instituto de Geografía de la UNAM apuntó que la principal afectación del suelo de conservación es la mancha urbana, que crece rápida y desordenadamente, sobre todo por los asentamientos irregulares en la periferia, en donde se mezclan pobreza y segregación socio espacial.
Esto se refleja en las condiciones de las viviendas de autoconstrucción, muchas ocasiones improvisadas con materiales no consolidados y carentes de servicios básicos como agua potable, drenaje y luz (Gaceta Unam).
- Los asentamientos inician con pequeñas familias que delimitan lo que consideran su terreno con la colocación de cuatro palos; luego autoconstruyen sus viviendas con cartón, lámina y tabicón. Inicialmente son poco visibles, y luego empiezan a crecer de manera desmedida, describió la experta.
- Milpa Alta, Tlalpan y Xochimilco son las alcaldías con mayor superficie de suelo de conservación: le siguen Cuajimalpa, Magdalena Contreras, Álvaro Obregón, Tláhuac y parte de Iztapalapa (el cerro de la Estrella).
Esas áreas naturales protegidas son el hábitat de más de mil 800 especies de plantas y animales, algunas endémicas; permiten que haya captación de carbono, con la zona de cubierta vegetal de las serranías del sur; regulan el clima, facilitan la infiltración de agua en época de lluvias y favorecen la recarga de acuíferos, subrayó Escantilla Herrera.
El Instituto de Geografía ha realizado diversos estudios, mediante imágenes satelitales, que muestran el aumento de los asentamientos irregulares, “que van de comunidades de ocho a 10 personas, a colonias completas, con la consecuente pérdida de cobertura vegetal a causa de incendios ocasionados para la expansión de la frontera agrícola o la ocupación ilegal del suelo”.
25 áreas protegidas
La capital mexicana cuenta con 25 Áreas Naturales Protegidas, que abarcan 21,661.31 hectáreas, representando 14.61 por ciento de la superficie total de la capital que están a cargo de la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), algunas en coordinación entre ambas dependencia y alcaldías.
- El arquitecto Claudio Nieto Rojas, jefe de carrera de la licenciatura en arquitectura de la Universidad La Salle, expuso que el siglo XX fue un periodo de expansión urbana y demográfica que se acentuó en todas las ciudades: se dio crecimiento desmedido, ante los nulos mecanismos políticos para controlar y proteger zonas de conservación, ríos, cerros que dieron origen a muchas colonias que ahora se ubican en áreas de alto riesgo.
El catedrático y urbanista explicó que la mancha urbana en la zona metropolitana del Valle de México se ha expandido por todos lados y se concentra en zonas no apropiadas para los asentamientos humanos.
Nieto Rojas citó que en el caso del sur o norte de la CDMX, en los municipios de Ecatepec, Tlalnepantla, fue avanzando la marcha urbana, “empezaron a aparecer pequeños asentamientos con un patrón de crecimiento desordenado”.
El arquitecto lasallista aclaró que la Ciudad de México tiene programas de desarrollo urbano en cada Alcaldía y ahí se va marcando las zonas donde debería crecer la Ciudad, con que usos y densidades, y si bien, las zonas destinadas a conservación o cultivo, no debería haber asentamientos humanos, la realidad es distinta, ya que rebasan a la autoridad”.
- En varios de esos asentamientos son terrenos poco accesibles y por ende es difícil aplicar la gestión urbana. “La gente va asentándose en edificaciones rurales de baja densidad, de autoconstrucción, sin aplicar los procedimientos de desarrollo urbano, como se hace en la zona céntrica de la ciudad, donde la construcción está más consolidada y concentrada”.
- En opinión del catedrático, hace falta más planeación, a corto plazo y mayor inspección para ir conteniendo el problema, aunque no sena la solución, ante la necesidad y alto precio de la vivienda.
“El gran problema que tiene la ZMVM es que no ha tenido una planeación significativa a largo plazo. En México existe la tendencia de ir muy acotados a los tiempos administrativos; pero en los proyectos de infraestructura se debe hacer una planificación a largo plazo, a 20 o 30 años, para que la ciudad se vaya reordenando y consolidando”.
“Se necesita voluntad política para generar varios instrumentos de planeación y mantenimiento que excedan tiempos administrativos que es lo que acota todo”.
El tema de los asentamientos humanos ha sido ampliamente estudiado en la academia y con la idea de cambiar el suelo urbano y rural, ante los procesos de expulsión al mercado inmobiliario que dificulta el ingreso a una vivienda por los altos costos, que no permite que la población vulnerable pueda tener acceso en zonas céntricas, puntualizó la maestra Caracheo Miguel.
Invasiones afectan al medio ambiente
Los asentamientos irregulares en la periferia no sólo ocupan suelos de conservación, sino de alto riesgo, lo que se ha convertido en un problema de política pública y también con un gobierno permisivo.
- Lo cual afecta el medio ambiente, a la filtración de agua, a la pérdida de zonas verdes de la capital, y ha dado pie a desalojos de invasiones, para mantener esas de zonas de conservación como sucede en el Ajusco, en los pueblos de Xochimilco, Tláhuac, Milpa Alta, Magdalena Contreras.
Si bien no es tan preciso el dato de todos los asentamientos irregulares en la ZMVM, porque no siempre se mide, y de repente, ya hay personas instaladas, en zonas de alto riesgo ponen en peligro su integridad física, citó la arquitecta.
De acuerdo a Evalúa de la CDMX, en el 2010 había 877 asentamientos irregulares en una superficie de 2820 hectáreas; mientras que la Sedema citaba que en 2015, eran 812 las mayores concentraciones de asentamientos humanos irregulares en las alcaldías Tlalpan, Xochimilco y Milpa Alta. “Pero es un hecho que los asentamientos se duplican”, indicó Elizabeth Caracheo.
Puntualizó que en los últimos 20 anos, el área urbana creció 15%; en el 2000 la superficie era de 68 mil 939 hectáreas, y ya en el 2019, era de 79 mil 307 hectáreas, de acuerdo a datos del INEGI, en ese periodo se registró un aumento de 10 368 nuevas hectáreas de suelo urbano.
Adelantó que en el Instituto de Geografía de la UNAM, se va a realizar un gran proyecto para la medición de los asentamientos humanos irregulares.
Desarrollo urbano desordenado aumenta la crisis hídrica
El ex director de la Comisión Nacional del Agua, José Luis Luegue Tamargo, afirmó que el Valle de México enfrenta un severo problema de sequía y crisis hídrica, principalmente, por una voraz política de desarrollo urbano desordenado.
- Dijo que existe una sobreexplotación del 600 por ciento en la región en la que viven más de 20 millones de personas. Además agregó que la zona oriente del Valle de México es la que muestra mayores problemas, debido a que se ha extraído agua en exceso del subsuelo, provocando con ello hundimientos de hasta 40 centímetros al año.
Indicó que este es el conflicto más agudo que enfrenta el Valle de México, «pues los hundimientos han originado que no haya capacidad natural para que las precipitaciones pluviales encuentren su cauce».
Esto, añadió Luegue Tamargo, causa que los gobiernos tengan que estar bombeado el agua acumulada (inundaciones) en un esfuerzo tiránico que en la mayoría de las veces resulta imposible.
Ante el titular del organismo local de agua potable, Renee Alfonso Rodriguez Hurtado, anfitrión del evento, el ex director de la Comisión Nacional del Agua, aseveró que la principal razón de la crisis de sequía que pega en el Valle de México es por el anárquico desarrollo urbano que se han aprobado desde los cabildos en los ayuntamientos.
Subrayó que el avance de la mancha urbana durante muchos años ha sido horizontal, «no privilegiando lo vertical, afectando ríos, lagos y zonas por donde el agua pluvial debe correr».
En esa entidad, dijo que resulta paradójico que exista un desastre hídrico, cuando en el Valle de México llueve tres veces más de la cantidad de agua que se consume cada año.
- Explicó que en esa región en la que convergen millones de habitantes, tanto de la capital del país como del Estado de México, se consumen 2 millones 500 mil metros cúbicos, y llueven más de 6 millones.
- Sin embargo, apuntó que aún cuando de manera natural se recibe más agua de la que se necesita, el problema está en que «hemos destruido la naturaleza; el agua se evapora por el pavimentos, no tiene cauce natural, no existen ya los ríos ni las pendientes por el desarrollo urbano desordenado.
Luegue Tamargo recomendó a los organismos de agua potable que en los programas a seguir nunca se deje de lado la integración de los proyectos de desarrollo urbano, con el fin de no seguir invadiendo zonas, como las agrícolas.
Pidió que exista siempre el carácter técnico de los organismos de agua, «pues aunque cambien los gobiernos, que los planes de las dependencias tengan garantizada la continuidad”.
Finalmente, afirmó que la autonomía de gestión de los organismos es otro de los elementos con los que se debe operar, ya que de esa manera se podrá avanzar, si estar sujetos a proyectos que en nada benefician a la población.
Exigen establecer cinturones verdes en la CDMX
Para frenar la mancha urbana en la capital del país, donde diariamente se pierde una hectárea de suelo de conservación por deforestación, asentamientos irregulares y tala ilegal, es preciso establecer cinturones verdes, estrategia que ha tenido éxito en diversas ciudades del mundo, propuso la integrante de la bancada del PRI en el Congreso de la Ciudad de México, Lourdes González Hernández, al exponer que el modelo funciona ya desde hace décadas en Australia, Nueva Zelanda, Suecia, Holanda y Estados Unidos.
- Se trata, dijo, de emprender los denominados cinturones verdes en la metrópoli, como una política pública en materia ambiental y de planeación, así como una alternativa para contribuir a detener la expansión de la mancha urbana en suelos de conservación o áreas con riqueza en biodiversidad forestal.
La diputada priista detalló que en las zonas con ese tipo de mecanismo, por ningún motivo se permite el establecimiento de nuevos asentamientos humanos, usos habitacionales, comerciales o de algún otro tipo o clasificación que pongan en riesgo a la población, ecosistemas y cualquier forma de vida presente en las mismas y al medio ambiente en general, con lo que se evita el crecimiento desproporcionado e irregular de la mancha urbana.
¿Qué es un cinturón verde?
Dio cuenta que los cinturones verdes se definen como corredores naturales o espacios de tierra rodeados de ciudades o pueblos; casi siempre son una mezcla de tierras públicas y privadas donde existen restricciones al crecimiento, como ya sucede en Kenia, mientras que se cuenta con el Groene Hart, en Holanda; la Biósfera de Sao Paulo, en Brasil; el Jardín Circunvalar en Medellín, Colombia y está el denominado Metropolitano en Londres, Inglaterra.
- La propuesta de González Hernández está contenida en una iniciativa de reformas a diversas disposiciones de la Ley de Desarrollo Urbano, así como de la Ley Ambiental y de Protección a la Tierra, ambas del Distrito Federal, que fue presentada por la legisladora al pleno del Congreso de la Ciudad de México los primeros días de diciembre.
El documento ya es analizado por integrantes de las Comisiones de Desarrollo e Infraestructura Urbana y de Preservación del Medio Ambiente, Cambio Climático y Protección Ecológica.
Dentro de la iniciativa, la congresista del Revolucionario Institucional expone que en la capital mexicana no se detiene el avance de la mancha urbana y el crecimiento desordenado, con sus asentamientos irregulares en áreas de suelo de conservación y en zonas de alto riesgo, como en las alcaldías Xochimilco, Tláhuac, Cuajimalpa, Milpa Alta, Tlalpan, Álvaro Obrwgón y Magdalena Contreras, en las que existen bosques, barrancas, cuencas, ríos y zonas de cultivos.
- Comunicó que se calcula que el 59 por ciento del territorio capitalino es suelo de conservación, distribuido en nueve demarcaciones territoriales, principalmente al sur, con más de 900 asentamientos irregulares y 200 mil pobladores, por lo que se estima que diariamente se pierde una hectárea de suelo de conservación por deforestación, asentamientos irregulares y tala ilegal, de acuerdo con datos de la Fiscalía General de Justicia (FGJ) capitalina.
Sobre el tema, Elizabeth Caracheo, académica de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, ha explicado que el boom de la expansión urbana se registró en 1990, derivado de la reforma en la Ley Agraria de 1992, con la que los ejidos se incorporaron a los mercados inmobiliarios, aumentando la oferta de suelo más barato en zonas de conservación y áreas de alto riesgo, aunado a que la mayoría de las colonias populares en la Ciudad de México iniciaron como asentamientos irregulares.
Así, en zonas de reserva se pueden apreciar casas precarias que invaden las faldas del cerro, las orillas de ríos y de acuerdo con vecinos del pueblo de San Luis Tlaxialtemalco, en Xochimilco, en los últimos 30 años se empezó a poblar de manera irregular las partes altas, como La Guadalupita, San Miguel, Las Torres, entre otras, donde no debería haber casas.
Resulta que a la fecha, es un reto para las autoridades rescatar las zonas que de la noche a la mañana se invaden con viviendas, basura o cascajo.
Complicado, detener expansión
Productores de Milpa Alta luchan a diario para evitar que el suelo rural se urbanice; lo mismo sucede en San Juan Ixtayopan, Tláhuac, con los campesinos que siembran diversos cultivos, quienes aseguran que ha sido muy complicado detener la expansión y crecimiento desordenado en las áreas de cultivos.
En el documento la representante popular del tricolor, destacó que durante la pandemia por Covid-19 aumentó la invasión de zonas naturales protegidas, como en los casos de San Salvador Cuauhtenco y San Francisco Tlalnepantla, en Milpa Alta; la zona del Ajusco, en Tlalpan, y en Magdalena Atlitic, en Magdalena Contreras.
Mientras que en la carretera Picacho-Ajusco, en Tlalpan, se evidenció el crecimiento de casas de lámina en el paraje Resumideros, de acuerdo con denuncias de vecinos.
- Milpa Alta, Tlalpan y Xochimilco son las alcaldías con mayor superficie de suelo de conservación; le siguen Cuajimalpa, Magdalena Contreras, Álvaro Obregón, Tláhuac y parte de Iztapalapa con el Cerro de la Estrella.
- Esas áreas naturales protegidas son el hábitat de más de mil 800 especies de plantas y animales, algunas endémicas, las cuales permiten que haya captación de carbono; con la zona de cubierta vegetal de las serranías del sur regulan el clima, facilitan la infiltración de agua en época de lluvias y favorecen la recarga de acuíferos.
- De acuerdo con EVALÚA de la CDMX, en 2010 había 877 asentamientos irregulares en una superficie de dos mil 820 hectáreas, mientras que la Secretaría del Medio Ambiente (SEDEMA), ha citado que en 2015 eran 812 las mayores concentraciones de asentamientos humanos irregulares en las alcaldías Tlalpan, Xochimilco y Milpa Alta, pero es un hecho que éstos se duplican.
En los últimos 20 años, el área urbana creció 15 por ciento; en el 2000 la superficie era de 68 mil 939 hectáreas y ya en 2019 era de 79 mil 307 hectáreas; de acuerdo con datos del INEGI, en ese periodo se registró un aumento de 10 mil 368 nuevas hectáreas de suelo urbano.
Por lo anterior, resulta de vital importancia y necesidad, impulsar políticas públicas que contribuyan a frenar la urbanización en territorios que aún conservan su riqueza tanto en mantos acuíferos como en biodiversidad forestal.
Sheinbaum y la «confusión» sobre «el suelo rural» en la capital
En un nuevo intento por apagar las llamas encendidas en sectores de la población inconformes con su administración en la capital del país, lo que podría manchar su intención de obtener la candidatura presidencial de Morena para el 2024, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, presentó una iniciativa de ley para modificar la Constitución Política de la Ciudad de México y “reparar” los “problemas” que ésta tiene sobre la definición del tipo de suelo “rural” y el destino del suelo de conservación que, en sí, representa la mitad del territorio capitalino.
- Mayela Delgadillo, activista y diputada constituyente que participó en la elaboración de la Carta Magna local en 2017, ya le ofreció ayuda para explicarle el origen y la definición de ese tercer tipo de suelo y para construir un mejor proyecto del Programa General de Desarrollo (PGD) y del Programa General de Ordenamiento Territorial (PGOT), dos instrumentos de planeación para determinar el rumbo que debe tener la CDMX en las próximas dos décadas.
- También se ofreció a trabajar con el director del Instituto de Planeación Democrática y Prospectiva (IPDP), Pablo Benlliure, en la corrección de esos documentos, que fueron elaborados por esa dependencia y severamente cuestionados por organizaciones civiles, asociaciones de especialistas, pueblos y barrios originarios, así como por vecinos de toda la ciudad, y que derivaron en una crisis, con bloqueos y violencia en Xochimilco y Milpa Alta (Proceso 2406).
A su vez, Benlliure, exfuncionario de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi), defiende los procesos de elaboración de los proyectos del Plan y del Programa, así como los resultados de la consulta ciudadana de ambos, y asegura que estarán listos para el 1 de octubre de 2023, la nueva fecha que ofreció Sheinbaum Pardo para su publicación.
La iniciativa
El artículo 16 sobre Ordenamiento Territorial, apartado C, fracción 5 de la Constitución Política de la CDMX, promulgada el 5 de febrero de 2017, determina que el territorio de la capital mexicana se clasifica en “suelo urbano”, “suelo rural” y “suelo de conservación”.
El suelo urbano es el que, además de ser habitacional y comercial, cuenta con todos los servicios urbanos, como agua potable, electricidad, drenaje y pavimentación, entre otros. Actualmente abarca 62 mil 655 hectáreas de la CDMX.
- El suelo de conservación comprende 59% del territorio capitalino, con 86 mil 774 hectáreas distribuidas en nueve alcaldías, según el PGOT. En ellas existen 42 núcleos agrarios que equivalen a alrededor de 80% de la superficie del suelo conservación. En estas áreas se concentra la biodiversidad –plantas y animales– y se producen servicios ambientales como recarga de acuíferos, fijación de gases de efecto invernadero, regulación del clima, producción agropecuaria y rural y hasta espacios de recreación y contacto con la naturaleza.
La Asamblea Constituyente introdujo el concepto de “suelo rural” para definir las zonas donde desde hace muchos años hay asentamientos humanos irregulares que provocaron un crecimiento sin control de la mancha urbana y que necesitan tener certeza jurídica. Actualmente no se cuenta con una medición oficial de ese territorio.
Con base en esa definición, el PGOT propone cambiar 29 mil 393 hectáreas de suelo de conservación a suelo rural. Así el suelo de conservación quedaría en 54 mil 286 hectáreas y el urbano aumentaría a 65 mil 749 hectáreas. En su proyección a 15 años, el programa pretende que, para entonces, el suelo urbano ya no haya crecido, el de conservación haya aumentado a 69 mil 945 hectáreas y el rural se haya reducido a 13 mil 734 hectáreas./Agencias-PUNTOporPUNTO