Para enfrentar la crisis forense en el país, pero principalmente en el noreste, la Secretaría de Gobernación (Segob), fiscalías locales y las comisiones de búsqueda de Coahuila, Tamaulipas, Nuevo León, Durango, Zacatecas y San Luis Potosí integrarán un equipo multidisciplinario para poner en marcha el primer Programa Integral Regional de Búsqueda e Identificación.
- La Segob busca atender una de las zonas más problemáticas y conflictivas del país, donde se han concentrado los niveles de violencia y desaparición de personas en los últimos 15 años.
- Metodología de análisis forense con trato digno a los cuerpos y familias, intercambio de información entre las fiscalías estatales y coordinación con las comisiones de búsqueda en la identificación humana para evitar la parálisis y la negligencia, y así lograr la identificación con enfoque masivo a gran escala de todos los cuerpos que permanecen sin identificar.
- Además se pretende poner en marcha un Centro Nacional de Identificación Humana (CNIH) a cargo de SEGOB-Comisión Nacional de Búsqueda que tenga un enfoque de identificación masiva, así como la Conferencia Nacional de Secretarios de Seguridad Pública (CNSSP) realizará las acciones pertinentes para compartir con la SEGOB toda la información de las diferentes bases de datos y crear un repositorio con todas las bases de datos genéticas de fiscalías y Guardia Nacional para que el CNIH pueda utilizarlo.
Actualmente la información genética que existe no se contrasta y comparte, porque no existe la capacidad técnica y humana para hacerlo de manera masiva.
“La identificación con enfoque masivo es un sistema multidisciplinario de identificación humana que tiene como objetivo analizar toda la información forense disponible y útil para la identificación, priorizando procedimientos técnicos que aumenten las probabilidades de identificación. Es un sistema forense encargado de trabajar únicamente los casos de personas desaparecidas”, expone la Segob.
Se busca junto a la Secretaría de Economía una NOM para los Centros de Resguardo de Cuerpos. Se estima que en México hay más de 52 mil cuerpos sin identificar en los semefos y en las fosas del país.
México busca a casi 100.000 desaparecidos
Un pie quemado pero todavía con tejido dio una pista clara: esta casa en ruinas junto a la frontera con Estados Unidos, con techos calcinados, impactos de bala y marcas de hachazos en el suelo había sido utilizado para hacer desaparecer personajes hasta fechas recientes.
Después de casi seis meses de trabajo, los peritos no se atreven a estimar acumuladas personas pueden haber sido desaparecidas en este “sitio de exterminio” de Nuevo Laredo. En una pequeña habitación, la masa compactada de restos humanos y escombros llegaba a unos 50 centímetros de altura.
Todavía hay incontables trozos de huesos humanos esparcidos en los más de 7.000 metros cuadrados del árido rancho y alambres retorcidos que aparentemente fueron usados para atar a las víctimas.
Cada día, los peritos guardan todo lo que se encuentran -huesos, botones, aretes, trozos de ropa- en bolsas de papel en las que detallan el contenido: “Zona E, Punto 53, I Cuadrante. Fragmentos de restos óseos con exposición al fuego”.
Al llegar al servicio forense de la capital de Tamaulipas, las bolsas apiladas en cajas esperan su turno junto a otros restos. Tendrán que pasar meses hasta que sean analizados porque hay pocos recursos y demasiados fragmentos, demasiados desaparecidos, demasiados muertos.
- La casa de Nuevo Laredo, a la que The Associated Press tuvo acceso, es la más dolorosa evidencia de la magnitud del fenómeno de los casi 100.000 desaparecidos de México, las 52.000 personas sin identificarse en morgues y cementerios y las millas de restos calcinados que sólo pueden cuantificarse por kilos. Y estas cifras no dejan de crecer.
“Sacamos un caso y nos llegan 10”, se lamentó Oswaldo Salinas, jefe del equipo de identificación de la fiscalía de Tamaulipas.
Tampoco hay avances en la justicia. Según datos de la Auditoría Federal de la República, de las más de 1.600 investigaciones abiertas en la fiscalía federal por desapariciones forzadas -a manos de las autoridades- o individuales -a manos de los cárteles- ninguna llegó a los tribunales en 2020.
- Sin embargo, el trabajo forense continúa. Se trata de encontrar respuestas, aunque sólo sea para la familia de alguna víctima.
- En medio de la devastación una perito sonríe: acaba de encontrar un diente sin calcinar, un tesoro donde todavía puede haber ADN.
Al recorrer por primera vez los últimos 100 metros del camino de terracería hasta llegar a la casa de Nuevo Laredo, Jorge Macías, titular de la comisión estatal de búsqueda, y su equipo tuvo que ir cortando la maleza a la vez que levantaban los restos óseos que hallaban para no destruir evidencias. También se encontró un barril metálico tirado en un bebedero, palas y un hacha con restos de sangre. De fondo, se oían los disparos de un enfrentamiento.
Casi seis meses después todavía hay unos 3.000 metros cuadrados del rancho sin procesar.
La casa en ruinas ya está vacía pero tiene cuatro zonas renegridas, cuatro puntos de cremación. En lo que pudo ser un baño los peritos tardaron tres semanas en levantar cuidadosamente la masa compacta de restos humanos, concreto y llantas derretidas, explicó Salinas, encargado de los trabajos en el lugar. Todavía hay marcas de grasa en las paredes.
- Macías encontró la casa en agosto cuando buscó a más de 70 personas a las que se les perdió la pista en la primera mitad de 2021 en un punto de la autopista que une esta ciudad con Monterrey, la de mayor trasiego comercial entre México y Estados Unidos .
El lugar se conoce como el kilómetro 26. Es una frontera invisible, la puerta de entrada al reino del Cártel del Noreste, una escisión de los antiguos Zetas.
En pequeñas construcciones junto a la carretera hay puestos que venden café y comida. También combustible robado, facturas falsas y droga para evitar el sueño al volante. Celulares anónimos graban a cualquier visitante que ven sospechoso. Más al norte, la carretera está flanqueada por postes de luz con impactos de armas de grueso calibre.
- La mayoría de los desaparecidos aquí eran camioneros y taxistas pero también había al menos una familia y algunos ciudadanos estadounidenses. Una decena fueron localizados con vida.
- Según explicó en julio Karla Quintana, titular de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB), las desapariciones parecían estar relacionadas con una disputa entre el Cártel Jalisco Nueva Generación, que quiere entrar en la zona, y el del Noreste. No está claro si esas personas hicieron traslados ilegales, por ejemplo de migrantes, si sus vehículos fueron confundidos o si la intención era simplemente generar terror.
El fenómeno de las desapariciones en México estalló en 2006 con la guerra frontal contra los cárteles. Durante años el gobierno miró para otro lado mientras la violencia vinculada al crimen organizado crecía y los familiares de los desaparecidos se vieron forzados a convertirse en detectives.
Gracias a su incansable lucha en 2018, al final de la anterior administración, se presentó una importante ley de la que surgieron nuevas instituciones con este gobierno. Primero se creó la CNB, a la que realizó comisiones locales en cada estado; se encontró un protocolo sobre cómo buscar de manera efectiva y separar los trabajos de búsqueda de la investigación criminal y más recientemente nació el Mecanismo Extraordinario de Identificación Forense, un ente temporal e independiente con apoyo de Naciones Unidas con el que se espera agilizar el trabajo pericial pendiente desde hace años.
- El numero oficial de desaparecidos se elevaba el domingo a 98.356. Sin haber vivido las guerras civiles ni las dictaduras militares de otros países latinoamericanos, esta cifra sólo es superada en la región por Colombia, un país por marcado cinco décadas de conflicto armado interno.
- México tiene, además, una peculiaridad: su problema tiene principio pero no fin. Se busca a quien desapareció en los años 60 y que al que se perdió hoy, incluidos los migrantes que cruzaron el país.
- El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador fue el primero en reconocer públicamente la magnitud del problema, en hablar de “sitios de exterminio” -un concepto que no es legal pero que tiene gran calado político- y el primero en buscar activamente a los desaparecidos .
El propio mandatario garantizó en 2019 que no faltarían recursos para esta mano de obra. Sin embargo, la CNB, que iba a tener 352 empleados este año, sigue con 89. La que lidera Macías, con presupuesto para 22, sólo ha cubierto una docena de plazas. No es cuestión de dinero, sino que los trabajadores no han pasado los controles de confianza./Agencias-PUNTOporPUNTO