Los megaproyectos que busca impulsar el Gobierno federal a lo largo del sexenio se han convertido en un riesgo tanto para el medio ambiente como para la popularidad y apoyo con los que actualmente cuenta el jefe del Ejecutivo.
- Sin un plan de desarrollo, sin los estudios necesarios en materia de impacto ambiental y ahora con distintas comunidades indígenas y ambientalistas oponiéndose a obras como la termoeléctrica en Morelos, la refinería en Dos Bocas, Tabasco; o el Tren Maya en el sureste, algunos grupos advierten que el mandatario comienza a faltar a algunas de sus principales promesas de campaña, afectando así a varios grupos vulnerables.
- “Obrador no tiene palabra y lo está demostrando con hechos. El haber emitido esta encuesta cuando él en el 2014 declaró que estaba en contra de la termoeléctrica, del gasoducto y del acueducto demuestra que no tiene palabra y nomás venía por convencer a la gente para que votaran por él”.
- “Hace 100 años mi abuelo se levantó en armas porque Madero lo traicionó con lo que habían acordado de devolver las tierras a los campesinos. De acuerdo a las circunstancias y a la modernidad que vivimos ahora, está ocurriendo otra vez lo mismo”, sentenció Jorge Zapata, nieto del caudillo del sur.
Ni el Tren Maya, ni la refinería de Dos Bocas o la pista aérea de Santa Lucía cuentan con los estudios que prueben que no se dañará el medio ambiente con su edificación
A este sentimiento se suma uno de incongruencia. Pues la manera en la que se han avalado o cancelado estos proyectos de infraestructura no gozan de credibilidad, legitimidad o cumplen con lo establecido en la Carta Magna respecto a las consultas populares, haciéndolo, incluso, hasta inconstitucional.
Pero no sólo eso, las consultas populares no se han aplicado de manera pareja, sino a criterio del propio presidente.
Por ejemplo. Para cancelar la obra del Nuevo Aeropuerto Internacional de México y para aprobar el uso de la termoeléctrica en Morelos, Andrés Manuel López Obrador optó para aplicar el mismo tipo de consulta popular: una “no vinculante”.
Sin embargo, para la prometida consulta del 21 de marzo próximo en donde se le preguntará a los mexicanos si desean una Guardia Nacional y que se juzgue a los expresidentes, el primer mandatario, informó que en caso de que no se logren aprobar las iniciativas en el Congreso de la Unión que pretenden quitar los candados a las consultas populares, este ejercicio se pospondría.
Además, el tabasqueño salió a defender el viernes pasado la puesta en operación de la termoeléctrica argumentando que de no hacerlo se perderían cerca de 25 mil millones de pesos, sin embargo, ha desestimado la pérdida millonaria por la cancelación del NAIM.
- Esta falta de congruencia es vista por el politólogo David Morales, de la FES Acatlán, como una muestra de la confianza que tiene en sus números y de su aprobación entre la gente.
- Sin embargo, considera que en el mediano o largo plazo podría traerle graves repercusiones en esta materia
- “Actualmente López Obrador sabe que goza de una aprobación que supera los 80 puntos porcentuales. No obstante, ya se empieza a ver que grupos que antes lo apoyaban ahora lo rechazan, un sentimiento que podría crecer si continúa tomando decisiones que pudieran ser consideradas hasta autoritarias y contrarias a lo expuesto en su campaña presidencial”
En el 2014 y previo a los comicios del 1 de julio pasado, el primer mandatario aseguró en el estado de Morelos que defendería a los pueblos que no fueron consultados por los gobiernos pasados sobre la construcción de la termoeléctrica.
Cuatro años más tarde, cuando ya vislumbraba su posibilidad más clara de obtener el cargo que tanto buscó, confirmó su compromiso con los pueblos indígenas, de quienes recibió el bastón de mando después de su toma de protesta el pasado 1 de diciembre al pensar que por primera vez el Gobierno federal los tomaría en cuenta en este tipo de decisiones y velaría por sus derechos.
- Frente a este adverso panorama, Gustavo Alanís, miembro del Consejo Directivo del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), destaca que el principal problema no es tratar de llevar a cabo este tipo de proyectos, sino la manera en como se están realizando las cosas por parte del nuevo gobierno.
- “Para poder llevar a cabo estos proyectos se deben tomar en cuenta tres pilares: el técnico, el científico y el jurídico; mientras se cumplan conforme a la norma esos factores los proyectos pueden ir.
- Sin embargo, estas cosas no se dan de la noche a la mañana ni tampoco por una decisión unilateral del presidente. Toma tiempo y este se debe respetar porque por no darle tiempo a lo importante es que muchas veces estos proyectos fracasan”, explica.
En el 2014 y previo a los comicios del 2018, el presidente aseguró que defendería a los pueblos que no fueron consultados por los gobiernos pasados sobre la construcción de la termoeléctrica/REPORTE INDIGO-PUNTOporPUNTO