La pobreza es más que uno de los principales problemas que enfrentará el próximo gobierno; se trata de una condición que es explotada con fines políticos y más en tiempos electorales. Los cuatro candidatos presidenciales han coincidido en que uno de sus retos más urgentes será el combate a la pobreza; sin embargo, ninguno tiene planes específicos para erradicarla.
- Según cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), 44 millones de personas —el 36.7 por ciento de la población— en México vive en pobreza moderada; y 9.4 millones —7.8 por ciento— en pobreza extrema.
- En 2017, 6 de cada 10 habitantes de zonas urbanas y 4 de cada 10 en zonas rurales, no recibieron el suficiente ingreso para comprar siquiera la canasta básica alimentaria.
- Y no se trata solo de la pobreza en sí misma, sino de la creciente desigualdad en el país y la falta de movilidad social. En su estudio Desigualdades en México 2018, investigadores de El Colegio de México señalaron que solo el 2 por ciento de quienes nacen en hogares pobres pueden escalar socialmente.
Los cuatro candidatos a la Presidencia discutirán el tema de la pobreza en el tercer debate. La pobreza es usada los candidatos que buscan hacerse de más votos en las comunidades con mayor marginación, prometiéndoles que su situación económica cambiará.
Esto ha quedado en promesas en algunas regiones donde se han lanzado estrategias de campaña para captar el voto de los ciudadanos que viven con una mala condición económica.
- Un ejemplo de ello fue el reparto de tarjetas “La Efectiva” en la elección del Estado de México del 2011, por parte del entonces candidato y después gobernador Eruviel Ávila, del PRI.
- El reparto de esas tarjetas fue efectivo, pero solo electoralmente. Tras un análisis posterior de la organización Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, detectó que 12 de los 15 municipios donde hubo un aumento de la pobreza entre 2010 y 2015, se ubicaron en el Estado de México.
El uso de la necesidad
En los procesos electorales los ciudadanos que viven en pobreza se convierten en el público favorito de los políticos que buscan un cargo de elección popular. Sea con dádivas que van desde despensas, tinacos o material para construcción, hasta la promesa de ser beneficiarios de programas sociales mediante los que reciban dinero en efectivo, los aspirantes endulzan el oído de los electores prometiéndoles un mejor futuro.
En un artículo que elaboró Rogelio Gómez Hermosillo, el cual fue publicado en medios nacionales, se indica que un ejemplo de la falla de estas promesas de los políticos fue el reparto de la tarjeta “La Efectiva”, que hizo Eruviel Ávila como candidato a la gubernatura del Estado de México.
- En la campaña del 2011, Ávila inauguró la práctica de repartir tarjetas con la promesa de beneficios a futuro si él ganaba el cargo. Y aunque lo obtuvo y puso en marcha su plan de beneficios con “La Efectiva”, en varios municipios del Estado de México la pobreza fue en aumento entre el 2010 y el 2015.
- Los 12 municipios que tuvieron mayor crecimiento de personas en pobreza en la entidad mexiquense fueron Ecatepec, Ixtapaluca, Toluca, Naucalpan, Chimalhuacán, Tlalnepantla, Tecamac, Chalco, Tultitlán, Valle de Chalco, Nicolás Romero y Chicoloapan.
- En 2017, en promedio cinco de cada diez habitantes en el país no recibieron el suficiente ingreso para comprar siquiera la canasta básica alimentaria
Gómez Hermosillo se encarga de la relación con organizaciones sociales de la campaña de Ricardo Anaya; antes laboró en la organización Acción Ciudadana Frente a la Pobreza y fue coordinador nacional del programa Oportunidades.
John Roberto Scott Andretta, profesor del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), consideró que la gravedad del fenómeno de la pobreza y la desigualdad requiere un cambio de visión sin importar quién gane la elección del 1 de julio.
“Realmente ese fenómeno y la desigualdad en el país es de tal magnitud que requiere un esfuerzo concentrado y dedicado con un enfoque integral, a través de políticas económicas, sociales y de seguridad pública para que todo confluya a solucionarla, porque es el origen de los otros problemas que tiene México”, comentó Scott en un foro sobre pobreza realizado en la Cámara de Diputados.
Las propuestas de los candidatos presidenciales para combatir la pobreza y la desigualdad son vagas y no plantean caminos concretos para terminar con ella.
Vagas promesas
En sus planes de gobierno los candidatos presidenciales solo esbozan propuestas generales para combatir la pobreza y la desigualdad. Andrés Manuel López Obrador, candidato de la coalición ‘Juntos Haremos Historia’ (Morena, PT y Encuentro Social) señala en su Plan Alternativo de Nación la necesidad de erradicar tanto la pobreza urbana como la rural, pero sin una ruta específica para lograrlo.
“Por ello, las propuestas contenidas en este documento deben enmarcarse en el propósito general de combatir la pobreza de vastos sectores de la sociedad mediante la creación de fuentes de trabajo, el impulso a las actividades productivas, particularmente las del agro, la inclusión de todos los jóvenes en programas educativos o laborales y la atención a los adultos mayores”, señala el documento.
Ricardo Anaya Cortés, candidato de la alianza ‘Por México al Frente’ (PAN, PRD y MC) propone de manera general una nueva política de combate que incluya aumentar los salarios y acceder a una renta básica universal. “Impulsaremos una reforma estructural a la política de combate a la pobreza en el país, hoy desperdigada y asistencialista, con muchos agentes intermediarios entre el Estado y los beneficiarios y poco efectiva en sus fines.
“Abandonaremos las políticas asistencialistas que propician el clientelismo y que no sólo no resuelven la pobreza, sino que, en conjunto, contribuyen a profundizarla”, expone su plan de gobierno. José Antonio Meade, candidato del bloque ‘Todos por México’ (PRI, PVEM y Nueva Alianza) afirma que debe garantizarse el acceso a la alimentación, la salud, la seguridad social, la educación y la vivienda.
“Necesitamos una política social que no se conforme con contener el aumento de la pobreza, sino que empodere a los ciudadanos con herramientas para incorporarse al sector productivo y dejar atrás la dependencia de los programas sociales./ CON INFORMACIÓN DE REPORTE INDIGO