“Te lo firmo y te lo cumplo”. Asumida como lema de campaña, la frase pasó de ser una marca política a parte sustancial de la fórmula que usó Enrique Peña Nieto para ganar la Presidencia de México, en las elecciones de 2012.
Repetidas una y otra vez, esas palabras se convirtieron en el corazón de decenas de spots que presentaron en la pantalla televisiva al político mexiquense como un personaje con palabra de honor; uno que no sólo ofrecía, sino que era capaz de estampar su firma ante Notario Público debajo de cada una de sus promesas.
- Porque en México, prometer y no cumplir se había convertido en el gran lugar común de la clase política cuya credibilidad iba en declive aquel año de comicios. En los discursos, tanto de campaña como de toma de posesión de los últimos cinco Presidentes mexicanos se encuentran dos temas reincidentes: el combate a la corrupción y la disminución de la pobreza.
- Ninguno le hizo honor a su propia palabra empeñada. Peña Nieto, candidato por la coalición Compromiso por México, formada por el Partido Revolucionario Institucional y el Partido Verde Ecologista de México, también apareció para prometer como lo hicieron sus antecesores, pero a la acción le imprimió su toque personal: listó sus promesas y las notarió.
- En los hechos, ello no agregó nada. En estos momentos, no hay ningún elemento legal que obligue al Presidente a entregar lo comprometido ante los electores. De acuerdo con el Colegio del Notariado Mexicano, un documento notariado es útil para varios fines, pero nada obliga a una persona firmante a que cumpla con determinadas promesas.
- Con todo, ha llegado el momento de la última rendición de cuentas. Y la frase de “Te lo firmo y te lo cumplo” lo pone frente a sí mismo y frente a los gobernados. Enrique Peña Nieto se irá de la Administración Pública Federal con 132 de los 266 compromisos firmados sin cumplir y sin explicaciones de por qué no los logró.
- En otros números, sólo 49.6 por ciento de toda su oferta –menos de la mitad- no fue lograda. Este paisaje de escollos es el resultado de la observación de este diario digital, apoyado en las respuestas de académicos y una serie de solicitudes de información mediante el Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI).
Con el fin de conocer avances y en qué punto se encontraba la planeación del Gobierno, las promesas del político mexiquense fueron revisadas de manera periódica, una por una. En los primeros 18 meses de gestión, el Jefe del Ejecutivo había entregado 4.5 por ciento y al completar dos años, había alcanzado el 4.8. Cuando llegó 2015, tenía el 10.52 por ciento. Un año después, tenía 22.9 por ciento.
- En 2017, había cumplido el 38.35 por ciento; es decir, 102 de 266 promesas. Le faltaban 164. También se monitoreó el ritmo de cumplimiento. Hubo bastante lentitud en 2013 y 2014, y gran velocidad en 2015, 2016, 2017 y 2018. Aun con el frenesí de los últimos años, no lo logró. Para que esas 266 promesas pudieran ser realidad, Peña Nieto tendría que gobernar otra década y en la silla presidencial apenas si le quedan unos meses.
En este incumplimiento, no sólo quedaron pendientes las obras de infraestructura, los proyectos para recuperar la seguridad en el mapa mexicano o la construcción del sistema nacional anticorrupción. El Primer Mandatario saliente también perdió credibilidad y dejó de ser el gran personaje de la mercadotecnia política, aquel que tenía palabra de honor, el hombre telegénico que a punta de spots logró ganar las elecciones. El Gobierno que está a punto de expirar logró un récord histórico: el menor porcentaje de aprobación a su quehacer político de los últimos 30 años, según todas las encuestas.
- Comparado con los sexenios de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), Ernesto Zedillo (1994-2000), Vicente Fox (2000-2006), Felipe Calderón (2006-2012), Enrique Peña Nieto (2012-2018) pasará a la Historia como el Presidente de México con la peor evaluación, un nivel que en los meses más críticos llegó al 10 por ciento.
- Es un resultado que no coincide con el gasto en encuestas que el propio Jefe del Ejecutivo ordenaba desde Los Pinos mientras gobernaba. Cada año, pidió 4.4 encuestas de 6 millones 979 mil pesos, cada una, en promedio, con lo que gastó por lo menos 153 millones 548 mil 59 pesos entre 2013 y 2017, según datos publicados en el Portal de Obligaciones y Transparencia (POT) y cotejados por la Unidad de Datos de SinEmbargo.
- Además, Peña Nieto tuvo a sus propios encuestadores, un grupo de 14 personas, cuya nómina costará durante el sexenio 76 millones 266 mil 838 pesos. Es decir, Peña Nieto erogó por lo menos 229 millones 814 mil 897 pesos hasta 2017 en encuestas para sustentar su imagen ante los mexicanos./ CON INFORMACIÓN DE SIN EMBARGO