Las devociones a figuras como la Santa Muerte, Jesús Malverde, el Angelito Negro y San Nazario alcanzan no sólo a aquellos que están involucrados en el crimen organizado, en especial en el narcotráfico, sino a sectores sociales más amplios, generalmente expuestos a violencias y que se encuentran vulnerables frente al colapso del Estado, las religiones y la familia, sostienen estudiosos de la llamada narcocultura.
A diferencia de otras formas de “catolicismo popular”, el sincretismo en la religiosidad de los narcotraficantes que tiene lugar en México expone el mundo de la violencia, el crimen y la marginación de los creyentes, donde el culto de supuestos santos y devociones populares es una respuesta a estos conflictos sociales, sostiene José Carlos G Aguiar, doctor en ciencias sociales por la Universidad de Ámsterdam, Holanda.
El académico refiere que el estudio de las devociones populares vinculadas con el crimen permite colocar el debate sobre la narcocultura en el contexto de “la emancipación y la dominación social”.
- Anel Gómez San Luis, doctora en psicología y salud por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), apunta que las figuras de santos que forman parte de la narcocultura –a quienes se encomiendan los narcotraficantes, sobre todo los más jóvenes, como Jesús Marverde o la Santa Muerte–, les da identidad, porque “sienten que están perteneciendo a un grupo diferente a otros grupos de la sociedad”. Ambas figuras, sin embargo, no son reconocidas por la Iglesia Católica ni alguna otra religión.
- “Construyen su identidad al sentir que forman parte de un grupo y justifican sus acciones a través de considerar a sus héroes representados en la Santa Muerte y otros santos, sobre todo en la clase baja, aunque también ha impactado en clases media y alta en el consumo y adicción de drogas porque, aunque estas viven en forma diferente eso no significa que no haya adicciones”, refiere la investigadora.
- Gómez San Luis agrega que en la frontera Norte ha realizado trabajo de campo entre jóvenes, a quienes ha cuestionado sobre narcotráfico y sus creencias: “hemos observado que construyen sus ideas, significados y representaciones basándose en lo que ven en la televisión, las narcoseries, canciones o narcomúsica y que constituyen la narcocultura, que se constituye como una cultura en la que los jóvenes se puedan significar”.
Advierte que existe un riesgo muy importante porque la imagen que tienen ellos del narcotraficante está idealizada, dejando de lado las circunstancias de peligro que implican, en la que construyen una idea del narcotraficante de peligro y riesgo, vida fácil, mujeres, lujos.
A través de entrevistas con jóvenes de universidades, explica, algunos de ellos han aceptado que han vendido drogas en contextos que ellos consideran seguros, y afirman que lo hacen porque se inspiran en las narcoseries, reflejo de cómo los medios de comunicación que difunden la narcocultura repercute en ellos.
“La parte más cruda se observa entre jóvenes de las clases bajas de la sociedad, incluso autoridades cuando pactan con los narcotraficantes o se coluden, están participando de alguna forma. Cuando el narcotraficante es de clase baja los demás hacen juicios morales de que no les gusta trabajar. Es ambivalente, por un lado se les admira y por otro se les juzga”, plantea la investigadora.
- Para la especialista, si bien revertir el fenómeno de la narcocultura es difícil porque ha sido un proceso largo de aprendizaje social, no es imposible: se puede desaprender. “Lamentablemente hay intereses económicos multimillonarios que hacen difícil realizar labores verdaderas de prevención”.
Al respecto, la doctora Gómez San Luis observa que, por esos mismos intereses, “los tratamientos de rehabilitación están más enfocados a que el individuo en forma personal adquiera habilidades para evitar caer en el narcotráfico y consumo de drogas”. Es decir, la responsabilidad está recayendo en la persona cuando el fenómeno es social, y se debe corregir de manera colectiva.
- La narcocultura ha sido estudiada como el repertorio simbólico del “pueblo criminal” que retrata la vida cotidiana de los narcotraficantes. Sus expresiones son entendidas como un registro fidedigno de la vida de los traficantes, con una estética transgresora que presenta el exceso y la ostentación como formas de dominación, apunta el catedrático José Carlos G Aguiar en su análisis ¿A quién le piden los narcos? Emancipación y justicia en la narcocultura en México.
Agrega que en el contexto de impunidad, corrupción y violencia expansiva que caracteriza a México se individualizan formas de emancipación social y avance económico, expresado como consumo de bienes materiales, sin importar la forma de acceso.
Destaca que el surgimiento de devociones populares, rituales de limpia y sanación, así como distintas formas de empoderamiento espiritual para traficantes, más que mostrar el poder del mundo del narcotráfico, dejan de manifiesto la vulnerabilidad y el miedo de los actores criminales.
- En altares y “catedrales” de “narcocultos”, los traficantes aparecen como seres vulnerables en búsqueda de protección, situación que permite entender los mecanismos culturales que los criminales utilizan para investirse de poder e impunidad. Es un registro fidedigno de la vida de los traficantes.
- Aunque es una cultura “mediada” que circula en diferentes formatos, incluyendo películas, obras literarias, telenovelas y la industria musical, en donde la narcocultura es valorada como un registro real, veraz, de los riesgos, la violencia y la corrupción que los traficantes enfrentan, considera el análisis.
- En el documento, el catedrático indica que las expresiones culturales del narcotráfico tienen un carácter biográfico, ya que se habla desde el punto de vista de los traficantes. Entre los temas predilectos se encuentran el dinero, las drogas, el tráfico, la violencia, las armas, los lujos, la ostentación, el sexo y la corrupción de las autoridades.
Sin embargo, Carlos Aguiar sostiene que aunque la narrativa de la narcocultura puede incluir múltiples voces y situaciones, en general se habla menos o poco de las víctimas, el dolor o el trauma social de la muerte y criminalidad del narcotráfico.
- “Como referentes culturales, los cuernos de chivo, las camionetas Hummer, la joyería despampanante, las atractivas mujeres, son indicadores de la “identidad” del narcotráfico. En la exhibición de armas y violencia se encuentra la representación del criminal como un sujeto exitoso, liberado, que ha alcanzado una movilidad social considerable”, añade el estudio.
- También considera que la narcocultura es el discurso que permite entender la criminalidad como una forma legítima de vida, donde la ilegalidad es un mecanismo de emancipación social. El crimen organizado se configura en un campo social legítimo para obtener éxito, poder e impunidad, reclamando una especie de soberanía sobre los territorios y las vidas de sus habitantes.
- “Puede sonar contradictorio o perverso, pero la criminalidad en México es un mecanismo para generar cambio social: libera al individuo de los mecanismos de control social y el orden de la ley. El mundo del tráfico de drogas y sus referentes simbólicos, están inscritos en contextos más amplios que ordenan y dan sentido a los sistemas de violencia y muerte en México”, agrega.
El narcotráfico como cambio social
Aunque la narcocultura ha ganado un amplio gusto popular, como la música o las series televisadas, también se encuentran registros oscuros, abominables, que no son vistos ni aceptados. Prácticas como la adoración del diablo en la ciudad de Pachuca, el uso ritual de sacrificios humanos y la antropofagia con los Templarios no cuentan con legitimidad social, indica el doctor José Carlos G Aguiar, profesor titular en la Universidad de Leiden, Países Bajos.
“En los procesos de legitimación social de actores violentos o criminales, la cultura se ha estudiado como un recurso clave para ganar legitimidad entre la población. Formas de acción comunicativa, como la producción de mensajes o símbolos que apelan a una identidad social o grupal, pueden ser recursos para ganar simpatía, detentar autoridad y así gobernar sobre poblaciones”, enfatiza.
Explica que las devociones populares vinculadas con el mundo criminal en México tienen la función de legitimar la presencia y función del capo y de su organización. “Una vez reconocidos como actores reguladores de la seguridad y protección física, los actores criminales hacen uso de recursos simbólicos como lo son santos y cultos; con estas imágenes y prácticas se definen y circulan nociones de protección y justicia social”.
- En las oraciones y ofrendas a la Santa Muerte y el Angelito Negro se encuentran las biografías de los devotos, las preocupaciones de jóvenes que viven entre el orden de las instituciones y el orden de los criminales. La protección de un santo es útil para dar sentido a sucesos diarios imprevisibles, como la muerte o la desaparición. “Curiosamente, los eventos traumáticos que los narcos viven son muchas veces los mismos de la sociedad en su conjunto”.
Concluye que amplios sectores sociales en México se sienten presos de la violencia cotidiana de grupos criminales y el Estado, atrapados en la incertidumbre que la criminalidad genera y la impotencia ante la falta de justicia, donde “la narcocultura funciona como un recurso para la emancipación social, y además nutre la soberanía de actores criminales”.
Seguidores de ‘La Chapiza’ y ‘La Mayiza’ inundan TikTok
- Con corridos tumbados de fondo, seguidores de dos facciones del cártel de Sinaloa: La Chapiza, de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán, y La Mayiza, ligada a Ismael El Mayo Zambada, comparten a través de videos de TikTok el día a día y la narcucultura que viven en zonas del país.
- Hace tres años había un puñado de cuentas en TikTok con miles de seguidores, ahora, y pese a una cacería virtual que emprendió la plataforma en 2022, han surgido cientos de tiktokers que no dejan de presumir sus armas, los campos de amapola, las avionetas del narco y las drogas.
Se trata de usuarios del llamado Triángulo Dorado, conformado por Chihuahua, Durango y Sinaloa, que difunden videos de la vida cotidiana de cualquier rancho, pero incluyen la siembra de amapola y mariguana con corridos tumbados de Peso Pluma, Natanael Cano, Junior H y Fuerza Regida, entre otros artistas, cuyas canciones describen actividades del crimen organizado.
Tiktokers muestran como es la vida en la llamada Zona Dorada
Así nació una nueva camada de tiktokers que muestran cómo producen la materia prima que venden a ‘La Chapiza’ y ‘La Mayiza’, la cual es procesada para crear drogas que colocan principalmente en Estados Unidos.
“Subo videos porque es mi trabajo y me gusta lo que hago; donde yo vivo es algo muy normal cultivar amapola y mariguana”, dijo Taspana, un campesino de 30 años que ha dedicado más de la mitad de su vida a la siembra de aquellas plantas en el Triángulo Dorado. “El gobierno sabe que aquí no hay más fuentes de trabajo y uno tiene que chambear en eso”.
- Aseguró que no se considera perteneciente a un grupo en específico, pues le vende a ambos bandos, aunque “los que rifan más son los de la chapiza”.
- Como Taspana hay cientos de cuentas en TikTok que suben contenidos similares. “Mis seguidores me apoyan machín, la neta; tengo videos con 15 millones de reproducciones.
“Subo uno ahorita y para mañana ya tengo 500 mil reproducciones”, declaró Taspana, quien aseguró que no busca ser influencer, pero sube sus videos porque quiere compartir con el mundo lo que hace. Y al parecer esta actividad va en aumento a nivel mundial, según muestran datos de la plataforma de videos cortos.
Videos de actividades ilegales son perseguidos por TikTok
En el tercer trimestre de 2023, del total de los videos eliminados a nivel mundial por infringir sus políticas, aquellos relacionados con actividades ilegales representaron el segundo porcentaje más alto, con 30.1 por ciento, casi 10 puntos más que en el mismo periodo de 2022.
- Los sistemas de seguridad están conformados por humanos y programas de inteligencia artificial; pese a ello, se siguen subiendo contenidos de actividades ilegales en una plataforma a la que están adscritos tres de cada 10 jóvenes mexicanos.
Pese a que Los Chapitos niegan su relación con creadores de contenido de redes sociales, el pasado 8 de mayo la DEA informó que descubrió que miembros de los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación usan aplicaciones como Facebook, Instagram, TikTok y Snapchat para sus actividades.
El culto a tres de las figuras emblemáticas de la narcocultura
En la “Catedral de la Santa Muerte 333” (número que se refiere a los tres poderes a los que está dedicada la catedral: los de Dios, la Santa Muerte y Satanás), ubicado en el mercado Sonorita de Pachuca, Hidalgo, funciona como un santuario donde los devotos se reúnen, expresan sus necesidades y piden una respuesta a una situación, un milagro, apunta en su investigación Carlos Aguiar, investigador adscrito al Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt.
Añade que otros devotos acuden para hacerse “trabajos de protección” de las envidias, la violencia, la enfermedad, el miedo o la muerte, rituales de limpieza y curación, o a pedir asistencia para entierros. Pero también la Santa Muerte es muy conocida por sus supuestos milagros en cuestiones de relaciones y amor.
- Este tipo de creencias apuntan que la Santa Muerte trae el bien, el amor, la vida, la salud o una novia, pero también el mal, la enfermedad, la desesperación y la destrucción. Su feminidad la faculta para el cuidado de los otros y la atención de los enfermos, de los vulnerables: es la madre amorosa.
- Según el análisis, vendedores ambulantes, sicarios, adictos, madres solteras con hijos desahuciados o estrés económico, trabajadores sexuales, transexuales, migrantes, parejas del mismo sexo, narcotraficantes, muchos jóvenes en busca de trabajo o de una salvación, y que son devotos a esta figura, creen en la justicia que emana de la mano de la Santa Muerte, de su poder de acción y protección.
- Añade que los devotos piden a la Santa Muerte cosas que no se atreverían a pedirle a los santos reconocidos por la Iglesia Católica, pues creen que es poderosa porque tiene en sus manos la herramienta que corta el hilo de la vida, hace la verdad evidente y ejerce justicia, administra la línea entre la vida y la muerte, puede finalizar de golpe la vida de los enemigos, o justo salvar la de los seres más queridos.
“Ella es el ángel de la muerte que recolecta las almas para conducirlas al más allá. Ella es también una fuente de justicia, porque con su mano da a cada devoto lo que le corresponde y no lo que le pide. La capacidad de justicia de la Santa Muerte está relacionada con la fe del devoto, con su paciencia, disciplina y veneración incondicional, pura, honesta.”
Alrededor de la veneración de esa imagen se aglutinan colectivos sociales con conflictos de visibilidad y legitimidad, donde desempleados, minorías sexuales, criminales, policías y militares, devotos y no creyentes son todos explícitamente bienvenidos a los altares o templos erigidos para su devoción, explica el profesor visitante en la Universidad Libre de Berlín (2012, 2013) y del Colegio de México (2015).
El Angelito Negro
En la misma catedral de la Santa Muerte hay imágenes especializadas en la criminalidad, como un altar a Jesús Malverde, visto como protector de los traficantes de drogas, pero también el poder del mal, y la capilla al “Angelito Negro”, así como San Nazario, que son impensables en contextos religiosos institucionales.
- En el inframundo que representa la capilla del Angelito Negro y el poder de las imágenes de Satanás se hace visible la estética del mal, por donde circulan los malos deseos y energías. Pareciera como si el visitante hubiera bajado al infierno, apunta el académico.
- Dice que en estos altares, que son más bien unas vitrinas de cristal, se encuentran dos imágenes del Angelito Negro. La más grande representa a un ranchero de tez negra, vestido con traje y botas de texano y soga en mano. Aunque dos enormes cuernos crecen de su frente, signos inequívocos del diablo, el angelito lleva puesto un sombrero de ranchero.
- La imagen representa el arquetipo del narcotraficante rural del México de la década de 1970 hasta 1990, cuando los capos del narco eran hombres del campo, que cultivaban ellos mismos las plantas, y estaban en contacto con la naturaleza.
El angelito vestido de ranchero está sentado en un trono; es un “chingón”. La capilla fue construida en 2012 para venerar al Angelito Negro, “el patrón” Satanás. En la capilla la gente reza y hace peticiones, y se realizan “trabajos” espirituales y espiritistas. El Angelito Negro es muy socorrido por narcotraficantes que vienen a pedir protección de sus enemigos, o antes de realizar operaciones de alto riesgo.
San Nazario
José Carlos G Aguiar indica que ningún otro “jefe” en la historia del crimen organizado en México ha hecho uso de recursos culturales de manera tan notoria como Nazario Moreno González, el primer líder del que se tenga registro que haya escrito libros e ideado devociones religiosas, a fin de ganar control y legitimidad sobre territorios y poblaciones en Michoacán.
Nazario desarrolló un sistema cultural original para recolectar recursos, ejercer violencia y obtener apoyo popular e impunidad. Entre su producción cultural se encuentran dos libros de su autoría, el decálogo de los Caballeros Templarios y un culto religioso alrededor de su persona.
- Nazario Moreno encontró inspiración en la figura histórica de los caballeros medievales que lucharon durante las Cruzadas en el siglo XII para formular su propia respuesta al desorden y la violencia impuestos por los Zetas.
- Desde la aparición de la Familia Michoacna en 2006, el grupo criminal tenía como propósito restablecer “el orden” que el cártel del Golfo, los Zetas y el cártel de Sinaloa habían roto. Pero el proyecto “moral” de justicia “divina” de la Familia fue interrumpido en diciembre de 2010, cuando el Chayo fue reportado muerto en la “guerra contra las drogas” comandada por Felipe Calderón.
- Luego del anuncio de la muerte de Nazario, la Familia parecía desvanecerse como organización, pero al mismo tiempo se consolida un mito. Un rumor corría por la Tierra Caliente y los valles de Michoacán de que Nazario estaba todavía vivo. Pero Nazario ya no era el mismo.
La gente decía haber visto el espíritu de Nazario en apariciones, vestido de blanco como un Cristo reluciente y haciendo milagros. Inspirado de nueva cuenta en los Caballeros Templarios, Nazario se hizo representar a sí mismo por medio de figuras religiosas, vistiendo la túnica franciscana y una armadura medieval, realizando milagros y rituales.
Al convertirse en un icono religioso, Nazario es el primer “santo” secular del narcotráfico; es el primer jefe de un cártel u organización criminal que se hace presentar a sí mismo como santo y protector de los miembros de su propio grupo.
- En 2010 aparece un segundo libro atribuido a Nazario, titulado Me dicen el más loco, donde el autor muestra su motivación filosófica y espiritual para incorporarse al crimen organizado. El código y el santo protector dan muestra del surgimiento de un nuevo grupo, la Orden de los Caballeros Templarios, que tuvo su auge entre 2010 y 2014.
- Nazario esperaba que los miembros de su organización criminal se convirtieran a la religión que él mismo había fundado. Nazario y los Templarios hicieron uso de la violencia de una manera tan estridente como los Zetas. Es decir, Nazario es al mismo tiempo la causa de la violencia y también se presenta como la solución a ella.
Pero en marzo del 2014 la Marina anunció sorpresivamente que había acribillado a Nazario, y el cadáver fue exhibido como prueba forense incuestionable de su muerte, a fin de hacer evidente que en esta ocasión se trataba de la “verdadera” y “última” muerte de Nazario.
Narcocultura pega a menores de edad
Sobre este tema, Juan Martín Pérez, Coordinador de Tejiendo Redes Infancia en América Latina y el Caribe, preciso que la “narco cultura” es una expresión que, a lo largo de la última década, se ha traducido en series y narco corridos no solo en México, también en América Latina, pero que ha impactado principalmente en cómo observan el mundo los menores de edad.
“En el caso del México, el Estado mexicano no ha logrado comunicar los impactos negativos de los grupos criminales y de la narco cultura. Para los niños esto tiene grandes afectaciones, porque con una fiesta infantil con temática criminal, les enseñamos desde el espacio familiar y comunitario que esto es normal, que es un juego, que es divertido, que se tiene que reproducir”.
- Juan Martín Pérez, agregó, que la narco cultura que se promueve en la República mexicana es transversal a distintos segmentos económicos. “Segmentos muy pobres, incluso en las comunidades donde viven controlados por grupos criminales, donde puede no haber más opciones, sino la de tomar las armas para sobrevivir en este entorno”.
- En contraste, dijo, se encuentra el otro extremo esta el sector económico alto, con el jugador profesional “Cata” Domínguez, que realiza apología del delito, por lo que tiene responsabilidad legal que podría ser investigada por las autoridades competentes.
El impacto del crimen organizado en las juventudes mexicanas
A grandes rasgos, la narcocultura conjunta diversos elementos como vestimentas ostentosas, uso de armas de alto calibre y de violencia excesiva, así como un lenguaje agresivo y machista y una vida con dinero y lujos, entre otras.
Tal como explica la profesora e investigadora de Ciencias Sociales Graciela Baca Zapata, los personajes caracterizados de esta forma suelen aparecer en narraciones donde se ensalza su ascenso al poder dentro de grupos delictivos. También hay discursos televisivos o mediáticos donde, por el contrario, se muestra su lado “más humano”. No obstante, esta otra vía sigue reforzando la idea de que son personas dignas de admiración y respeto.
- Estas imágenes se reproducen una y otra vez en corridos, series televisivas y hasta en la llamada “narcoliteratura”. Como consecuencia de la difusión de este tipo de representaciones, cada vez son más los niños y jóvenes que aspiran a formar parte de grupos delictivos. De acuerdo con Graciela Baca, estas aspiraciones se relacionan con la idea de que el crimen organizado es un medio fácil para adquirir bienes materiales, pero también reconocimiento.
Aquí, la idea de reconocimiento va inevitablemente ligada con la violencia y la capacidad de ésta de mantener sometidos a grupos rivales, pero también a las autoridades y a la sociedad en general. Por otro lado, este poder también atraviesa los cuerpos femeninos.
Son muchas las narrativas en las que líderes delictivos aparecen rodeados de mujeres hipersexualizadas. También sobran las representaciones en las que estas mujeres ejercen roles de subordinación respecto a los varones e incluso son violentadas por ellos.
De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en 2006 (el año en el que el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa declaró la guerra contra el narcotráfico), la cantidad de homicidios dolosos fue de 11 mil 806. Para 2022, la cifra registrada hasta el mes de noviembre fue de 24 mil 100 muertes violentas.
- Este aumento en la violencia se ve reflejado también en gráficas del Inegi. Pero dicha violencia no se vive de la misma forma entre hombres y mujeres. Para las mujeres, la instalación de grupos delictivos en diferentes partes de la República lleva implícito el riesgo latente de ser víctimas de violencia sexual, así como de ser captada y utilizada en redes de trata y comercio sexual.
- Por otra parte, cuando las mujeres se integran a estos grupos criminales, suelen desempeñar roles de transportadoras de mercancía. Esto aumenta las probabilidades de que sean detenidas y privadas de su libertad.
- A estas violencias se agregan otras consecuencias como el desplazamiento forzado o la posibilidad de tener que asumir el rol de madres autónomas tras la desaparición o muerte de sus parejas hombres a manos del crimen organizado. En el territorio nacional hay grupos de mujeres buscadoras que intentan localizar a sus familiares precisamente por este tipo de actos.
Pese a ello, en México, la normalización de la violencia sigue ganando terreno. Esto no cederá a menos que las representaciones erradas del crimen organizado dejen de reproducirse. Pero, como muestran los ejemplos citados arriba, parece que esto aún está lejos de suceder.
Prohibición y redes sociales, motores para el resurgimiento de la narcocultura
“Soy el jefe de jefes, señores/Me respetan a todos niveles”, es una de las frases más simbólicas de, quizás, uno de los corridos más famosos de los últimos tiempos, en voz del grupo regional mexicano Los Tigres del Norte, y cuyo género se ha convertido en lo más representativo de la narcocultura en México.
- Esta canción, nacida en 1997, y que se especulaba va dirigida para narcotraficantes como Miguel Ángel Félix Gallardo, líder del Cártel de Guadalajara, Arturo Beltán Leyva, líder del Cártel de los Beltrán Leyva, o Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”, líder del Cártel de Juárez, busca mostrar valentía, poder y riqueza; las principales características de la narcocultura.
- “La narcocultura evolucionó de una manera espontánea, con una producción masiva que mostraba la valentía, la extravagancia y el poder de las drogas, características que comenzaron a conquistar a los jóvenes. Como consecuencia, se volvió una gracia imitar a los capos de la mafia portando armas, exhibiendo joyas, y evidenciando poder”, definió Jesús Rubio Campos en una entrevista al Colegio de la Frontera.
Y es que, aunque la narcocultura ha resurgido en las últimas décadas, es un movimiento que lleva sumergido en la sociedad mexicana desde, al menos, los años 40. El estilo de vida de los narcotraficantes, su lenguaje, vestuario, accesorios, entre otros aspectos, se han enaltecido de una forma masiva gracias a la fuerza de las redes sociales.
- Edgar Morín Martínez, antropólogo por el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, sostiene que estas nuevas expresiones de la narcocultura en realidad no se tratan de un resurgimiento del movimiento, ya que no ha dejado de estar vigente desde hace mucho tiempo, no obstante, “lo que sucede ahora es que se ha vuelto otra vez mediático y se va expandiendo”.
El también escritor e investigador de temas como la juventud, música, cultura urbana, tatuajes, drogas ilícitas y violencia, describe esta expresión como el producto de la subcultura que la prohibición de las drogas trajo consigo y que se ha expandido al paso del tiempo en la medida que se ha industrializado.
- “Es decir, parte de esa narcocultura pasa por la música, ahí lo podríamos ejemplificar con claridad con el corrido, pues es una expresión musical que tiene bastante tiempo, pero los corridos de narcotraficantes empiezan allá por los años 70; los Tigres del Norte, por ejemplo, que son artistas que graban discos y esos discos se producen , distribuyen y comercializan siguiendo las reglas del mercado, entonces esto genera una expansión y más recientemente el desarrollo de las redes del Internet”, detalló.
- Sin embargo, no todo tiene que ver con la comercialización, explica Morín Martínez, ya que el que esta cultura sea consumida y aceptada por la sociedad, también se relaciona con una narrativa que vende ideas fantasiosas, del vivir al máximo y morir pronto, y la romantización de la vida criminal, que florece en la medida que el Estado ha perdido la capacidad de hacer narrativas que interpelen a distintos sectores de la población.
- Edgar Morín sostiene que si desde el Estado se busca cambiar este contexto, se necesita más que un ambiente de prohibición y estigma. “El Estado tiene una responsabilidad por omisión, complicidad, indolencia, o miedo… La evidencia histórica lo que nos muestra es que la prohibición no resuelve las cosas y al contrario es una buena manera de promocionar al propio fenómeno. Se necesitan medidas obviamente mucho más creativas”, dijo.
El investigador social considera que la reproducción de este fenómeno, además de enaltecer la criminalidad, ha generado que se naturalice la narcocultura, haciendo que muchos jóvenes ingenua y románticamente consideren que es una forma viable de vida, que ya no están reducidas a sólo aquellos estados con problemas de narcotráfico como Sinaloa o a una región específica, pues ya son casi globales, con personajes exitosos como Peso Pluma, cantante en auge de los «corridos tumbados».
«Prohibido prohibir»
Según el diccionario de sociología del escritor Luciano Gallino, la narcocultura nació en el municipio de Badiraguato, ubicado en las sierras del estado de Sinaloa, donde se advierte también surgió el narcotráfico, se dice que su origen data a 1940, pero se estima que fue hasta 1960 cuando comienza un proceso de institucionalización dentro de la sociedad mexicana, está integrada por los mismos componentes que definen a una cultura; los sistemas de creencias, valores, normas, costumbres, definiciones.
- Desde entonces y a la fecha, el crimen organizado se ha apoderado del 81% del territorio nacional, donde operan 175 grupos delictivos, señala una reciente investigación de AC Consultores. En estos lugares, además de dejar violencia y muerte a su paso, los integrantes del crimen también suelen dejar sus expresiones culturales, las cuales, están sancionadas por la ley.
- El Código Penal Federal señala en su Artículo 208 que al que provoque públicamente a cometer un delito, o haga la apología de éste, es decir, que enaltezcan por cualquier medio de difusión, de ideas o doctrinas al crimen o incite a cometer un delito o algún vicio, se le aplicarán de diez a ciento ochenta jornadas de trabajo en favor de la comunidad, si el delito no se ejecutará.
Sin embargo, el que esta prohibición se encuentre plasmada en la ley, no garantiza su sanción, y el propio gobierno lo expresa.
“Nosotros nunca vamos a censurar, pueden cantar lo que quieran. (…) Si quieren, que sigan escuchando todo. Prohibido prohibir, nada más que mucho cuidado, mucho ojo”, expresó recientemente el presidente Andrés Manuel López Obrador en su conferencia matutina del 26 de junio de 2023 en referencia la difusión de la narcocultura y los corridos tumbados.
- Y es que antes, el mandatario reconoció la influencia que han tenido algunos productos culturales que retratan la supuesta vida de narcotraficantes en la sociedad mexicana, mostrando su rechazo a las series, canciones y otros productos culturales que difunden el estilo de vida de narcotraficantes.
- Nada de que ‘el que se dedica a eso vive feliz’. No, eso es efímero. Todo eso que transmiten las series de las residencias donde andan los jefes y las muchachas, muchachos guapos, autos de lujo, joyas… Eso es falacia, fantasía. La otra cara de la moneda es el sufrimiento de los jóvenes y sus familiares”, dijo hace días López Obrador.
- En este sentido, el mandatario resaltó que su Gobierno ha puesto en marcha una campaña contra el consumo de drogas, mientras que su plan para hacerle frente a la narcocultura sería no quedarse callado y recomendar 10 “rolas buenas buenas” para que las y los jóvenes escuchen en lugar de los corridos tumbados.
“Nosotros no nos vamos a quedar callados cuando dicen de que son buenas las tachas, y que tienen un arma calibre 50 y que son sus ídolos los narcos más famosos. Y ese tipo de corridos con esas letras. … Nada que música ‘buena ondita’ y de avanzada y rebelde. No. Eso no es la felicidad”, reiteró el presidente./Agencias-PUNTOporPUNTO