En México, 7 de cada 10 jóvenes de 15 a 24 años que no estudian ni trabajan provienen de un hogar en situación de pobreza, revela el Banco Mundial en el estudio «Ninis en América Latina».
- Rafael de Hoyos, titular de la Unidad de Educación para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, detalló que en el País hay 4.2 millones de jóvenes en esta condición. «La condición nini es una manifestación a través de la cual se perpetúa la desigualdad de ingreso», aseveró el especialista.
En entrevista, explicó que los jóvenes que dejan los estudios y tampoco trabajan no lo hacen por gusto, sino porque desde muy temprana edad no recibieron la estimulación temprana adecuada y acudieron a escuelas donde la enseñanza es de mala calidad.
- Año con año, 575 mil 270 jóvenes abandonan la educación media superior, lo que quiere decir que de cada 10 que inician la preparatoria o el bachillerato, 4 salen en alguno de los tres años del nivel educativo.
«Son niños que nacieron en un hogar pobre, que van a escuelas pobres, que no tienen de otra más que abandonar la escuela porque no les alcanza con lo que saben. Agarran una chambita inestable que pierden, no regresan a la escuela, y entonces se quedan sin oportunidades educativas y laborales», manifestó el economista.
- «Eso no nada más impacta en el ingreso presente, sino al ingreso futuro, ya que la condición nini hoy está correlacionado con menos salario, inclusive 20 años en el futuro.
Por eso tenemos una disparidad del ingreso importante que se perpetua a través de un sistema educativo que no puede romper con todo este ciclo vicioso».
- En el estudio, el Banco Mundial señala que existe una correlación entre la proporción de ninis y la tasa de homicidios, sobre todo en los estados del norte de México de 2008 a 2013.
La relación, expone, se deriva de una combinación de tres factores: un incremento en la proporción de ninis hombres, la falta de oportunidades laborales para los jóvenes y un aumento en el mercado ilegal que hizo que el crimen organizado demandara más trabajadores.
- «Lo que hicimos fue correlacionar la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes a nivel estatal con la tasa de ninis también a nivel estatal.
El análisis va desde 1995 hasta el 2014, y lo que encontramos es que de 1995 a 2007 no había ninguna correlación entre la tasa domicilios y la tasa de los ninis», explicó Rafael De Hoyos.
- «Pero, después del 2007, en la correlación positiva y significativa, especialmente en los estados fronterizos del norte del País».
Expuso que los investigadores interpretan que no es que los ninis tengan una propensión natural a delinquir, sino que están buscando oportunidades laborales y el contexto lo que ofrece es una oportunidad en el crimen organizado. «Es lo único que pueden hacer», señaló./ CON INFORMACIÓN DE REFORMA