Durante más de 40 años, tanto en Estados Unidos como en la Unión Soviética los niños eran entrenados para enfrentar la posibilidad de un ataque nuclear. La invasión de Rusia a Ucrania, que cumplirá un año el próximo viernes, hace que este temor regrese para generaciones que han vivido con la tranquilidad de que un ataque nuclear era casi imposible.
Las imprecisas amenazas del presidente ruso, Vladimir Putin, que dan a entender que podría utilizar la bomba nuclear si se frustran sus ambiciones en Ucrania, son el principal alimento de este temor.
- El riesgo se ha hecho tan latente que la Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de actualizar su lista de medicamentos críticos para emergencias radiológicas y nucleares, tras alerta de la Unión Europea de que Rusia está en guerra contra Occidente.
«Es la primera vez desde el inicio de la era atómica que una potencia nuclear utiliza su estatus y libra una guerra convencional bajo la alargada sombra» de su capacidad nuclear, dijo el exsecretario general adjunto de la OTAN Camille Grand, a la agencia AFP.
El exfuncionario francés explicó que la novedad es que «una de las dos principales potencias nucleares y miembro del Consejo de Seguridad de la ONU (…) se comporta como un ‘pirata estratégico'», pero consideró «improbable» que Rusia haga uso de la bomba nuclear.
El «tabú nuclear», concepto moral y estratégico sobre la no utilización de estas armas, se forjó tras los bombardeos estadounidenses de Hiroshima y Nagasaki en 1945 y, aunque todavía se mantiene, los diques retóricos a su alrededor se fisuraron.
En 2022, televisiones rusas evocaron así el escenario de ataques nucleares contra París y Nueva York, y un exdiplomático ruso afirmó incluso que si Putin piensa que Rusia está en peligro de desaparecer, «apretará el botón».
Junto al regreso de la guerra en Europa y a un endurecimiento de las relaciones internacionales, la coyuntura representa un despertar brutal para las democracias, que durante mucho tiempo han vivido del «dividendo de la paz”.
Pocos días después del inicio de la invasión, el 24 de febrero de 2022, Putin ordenó la movilización de las fuerzas nucleares. Washington lo calificó de «peligroso» e «irresponsable» y advirtió a Moscú de «consecuencias catastróficas».
- A segundos del apocalipsis: En octubre pasado, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, señaló que por primera vez desde la crisis de los misiles de Cuba de 1962 el mundo corre el riesgo de un apocalipsis nuclear.
Pero Rusia mantuvo sus amenazas, lo cual hizo temer que Putin estuviera dispuesto a emprender acciones nucleares y desencadenar así el apocalipsis.
El martes 14 de febrero, el Servicio de Inteligencia de Noruega reportó que Rusia comenzó a desplegar buques con armamento nuclear táctico en el Mar Báltico por primera vez en más de 30 años.
“La parte clave del potencial nuclear se encuentra en los submarinos y buques de superficie de la Flota del Norte”, indica el Servicio de Inteligencia Noruego en un documento de 72 páginas.
Los funcionarios rusos intentaron aclarar su posición, diciendo que el país solo usaría armas nucleares si se enfrentara a una «amenaza existencial”.
En septiembre, cuando Putin declaró la anexión de cuatro regiones de Ucrania, cabía preguntarse: ¿atacarlas equivaldría a una «amenaza existencial» para Rusia?
Aunque no hubo señales de movilización nuclear rusa, en enero El Boletín de los Científicos Atómicos adelantó su «Reloj del Apocalipsis», que simbólicamente mide el fin del mundo. Quedó a solo 90 segundos para la medianoche, lo que demuestra que en su opinión la destrucción de la humanidad está más cerca que nunca.
«Las amenazas apenas veladas de Rusia de usar armas nucleares le recuerdan al mundo que la escalada del conflicto, por accidente, intención o error de cálculo, es un riesgo terrible», advirtió el Boletín.
- Tratados muertos: La guerra no es la única razón del miedo de una escalada nuclear. Los acuerdos para el control de armas entre Estados Unidos y la Unión Soviética (URSS), que aliviaron las tensiones de la Guerra Fría, están muertos o rotos.
En octubre de 1962, tras quince años de Guerra Fría, el mundo ya estuvo al borde del conflicto nuclear con el descubrimiento del despliegue de misiles soviéticos en Cuba, que condujo a un aterrador pulso durante 13 días entre Washington y Moscú.
La crisis de los misiles cubanos es un ejemplo del frágil equilibrio reinante en el mundo desde 1945 y que el premio Nobel de Economía, Thomas Schelling, resumió en 2007: «El evento más espectacular del último medio siglo es un evento que no se ha producido”.
Mucho antes de Ucrania, el marco estratégico internacional llevaba años agrietándose en Europa, pero sobre todo en Asia y en Oriente Medio. El historiador y experto en no proliferación Benjamin Hautecouverture sitúa su inicio en la década de los 2000.
En 2002, Estados Unidos abandonó el tratado ABM que prohibía los misiles balísticos. Su marcha de esta piedra angular del equilibrio nuclear con la URSS inició el desmoronamiento de los tratados de control o desarme firmados entre los históricos rivales.
Estados Unidos se retiró en 2019 del tratado INF, que limitaba los misiles con capacidad nuclear de mediano alcance, diciendo que Rusia violaba sus compromisos.
El martes, Putin suspendió la participación de Rusia en el último acuerdo de desarme nuclear vigente con Estados Unidos, el START III.
«Me veo obligado a anunciar hoy que Rusia suspende su participación en el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas» (START, por su sigla en inglés), dijo Putin a la elite política y militar de su país.
- Firmado en 2010 por el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su par ruso, Dmitri Medvédev, el tratado limita el número de cabezas nucleares estratégicas que pueden desplegar Estados Unidos y Rusia, y que expira en 2026.
- También restringe el número de vehículos y sistemas de lanzamiento que pueden tener desplegados o en reserva Washington y Moscú, pero su pieza fundamental es el régimen de verificación que el tratado establece para asegurar que se cumplen estos límites.
En concreto, tanto Estados Unidos como Rusia pueden llevar a cabo hasta 18 inspecciones al año de los arsenales nucleares del otro sin dar apenas tiempo al país receptor para prepararse: los técnicos dan aviso 32 horas antes de llegar y después eligen el lugar que quieren examinar, que debe ser respetado por las autoridades receptoras.
Hace un mes, Estados Unidos acusó a Rusia de estar incumpliendo el tratado al no permitir que técnicos estadounidenses realicen inspecciones en territorio ruso.
Pese al anuncio de Putin, la cancillería rusa aseguró que Moscú «mantendrá un enfoque responsable y seguirá respetando rigurosamente (…) las limitaciones cuantitativas de las armas estratégicas ofensivas» hasta la expiración de ese tratado, en 2026.
«Con la decisión de hoy (el martes) sobre el Nuevo START, toda la arquitectura de control de armas ha sido desmantelada», declaró el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en una rueda de prensa en la sede de la Alianza Atlántica.
El presidente de Estados Unidos Joe Biden, dijo este miércoles que Putin había cometido un “gran error” al suspender este tratado. El líder estadounidense se encuentra de visita en Polonia y viajó en secreto a Kiev el lunes.
«No hemos visto un anuncio público de los rusos sobre un estado de alerta nuclear elevado desde la década de 1960», explica Avril Haines, directora de inteligencia nacional de Estados Unidos.
- ¿Un retroceso? Irónicamente, dice Pavel Podvig, del Instituto de Investigación sobre Desarme de la ONU, las amenazas de Rusia pueden haber hecho que el mundo sea un poco más seguro, al recordar a las nuevas generaciones ese peligro.
Por un lado, dijo, Rusia pudo haber calculado que era capaz de comenzar y terminar rápidamente la guerra contra Ucrania porque dispone de armas nucleares. Pero chocó con el apoyo a Ucrania de la OTAN y su potente arsenal nuclear.
El conflicto puede incluso haber ayudado a demostrar que este tipo de armas son «obsoletas», opina Podvig, ya que, como Rusia ha podido constatar, «no dan seguridad”.
Además, apunta Podvig, los líderes mundiales, incluidos aliados de Rusia, como India y China, reaccionaron negativamente a los avisos de Moscú, dando la sensación de que la amenaza nuclear es un tabú.
En septiembre, el primer ministro indio, Narendra Modi, expresó su preocupación.
En noviembre, el G20 declaró al final de su cumbre en Bali, Indonesia, donde participó Rusia, que el uso o amenaza de uso de armas nucleares es «inadmisible».
Y todavía es más reveladora la declaración conjunta de Biden y el líder chino, Xi Jinping, en el marco de esa cumbre, explica Podvig. En ella coinciden, dice el investigador, en «que nunca se debe librar una guerra nuclear y que nunca se puede ganar, y subrayan su oposición al uso o amenaza de uso de armas nucleares en Ucrania».
Washington también ha bajado el tono del discurso, absteniéndose de mencionar «consecuencias catastróficas».
Biden y Putin miden fuerzas por la guerra en Ucrania
De cumplirse, los anuncios del Kremlin son un aumento de su capacidad bélica a toda regla.
Las nuevas amenazas del hombre que más tiempo ha gobernado Rusia llegan justo un día después de que el Parlamento de su país ratificara que suspende el tratado New START, un pacto con Estados Unidos que limita la capacidad atómica de las dos partes a 1.550 ojivas nucleares y un máximo de 700 misiles y bombarderos de largo alcance. Ambos países poseen el 90% de las armas nucleares del mundo.
- Una movida que Putin justificó por las supuestas amenazas de Occidente a la soberanía y seguridad del territorio ruso, como lo remarcó en su discurso del Estado de la Nación el pasado martes 21 de febrero.
- Pero con la suspensión del tratado, Moscú logra desvincularse formalmente de los controles mutuos que estipula el acuerdo, aumenta su margen de maniobra e incrementa el riesgo de una eventual escalada nuclear.
President Vladimir Putin said Russia will maintain increased attention on boosting its nuclear forces a day before the first anniversary of his invasion of Ukraine https://t.co/PVCMleyBpf 1/6 pic.twitter.com/a3BJyyLQyu
— Reuters (@Reuters) February 23, 2023
Los expertos ya advertían que sería un duro golpe si Putin detuviese los informes de rutina y el intercambio de datos sobre movimientos de armas nucleares y otros desarrollos relacionados.
- La nueva apuesta del líder ruso también busca presionar al mandatario estadounidense Joe Biden a retroceder en su apoyo a Ucrania, de manera que Rusia pueda dictar los términos bajo los cuales terminaría el conflicto.
Pero Washington no está dispuesto a ceder. El jueves 22 de febrero, Biden prometió “defender cada pulgada” de los territorios de la OTAN, palabras que pronunció reunido con nueve líderes de la alianza político- militar.
Todo en medio de su visita a Varsovia y Kiev y en un continuo espaldarazo a la nación invadida a la que esta semana prometió ayuda adicional por 500 millones de dólares para defenderse de la agresión rusa.
Asimismo, las disposiciones de los aliados occidentales de entregar a las fuerzas ucranianas tanques de combate Leopard 2, de fabricación alemana, y Abrams, de EE. UU. elevan la furia del Kremlin.
As NATO's eastern flank, the Bucharest Nine nations stand at the frontlines of our collective defense – you know more than anyone what's at stake not just for Ukraine, but for the freedom of democracies throughout Europe and the world.
It was an honor to meet with our Allies. pic.twitter.com/gQm0eBIo1s
— President Biden (@POTUS) February 22, 2023
Biden estrecha cada vez más su alianza en Europa del Este, región de la que Putin exigió que Washington retrocediera.
Justamente el repliegue de las tropas de la OTAN de las naciones de Europa central y oriental fue uno de los principales reclamos del Kremlin y con los que justificó la invasión de su exaliado en la antigua Unión Soviética.
Mientras Biden dejó claro en un significativo discurso esta semana que “Ucrania nunca será una victoria para Rusia”, Putin enfocó los planes de sus tropas a la región del Donbass y no en todo el territorio ucraniano, a diferencia de sus intervenciones al inicio de la guerra cuando pretendió tomar el control de Kiev.
Un cambio de enfoque que constataría el momento de debilidad por el que atravesaría Moscú en su “operación militar” y en medio del cual advierte con su poderío nuclear.
Una guerra nuclear podría matar de hambre a 5.000 millones de personas
Se estima que dos tercios del mundo podrían morir de hambre en caso de una guerra nuclear entre Rusia y Estados Unidos, según un estudio dirigido por la Universidad de Rutgers. El conflicto nuclear conduciría a interrupciones «catastróficas» en el suministro de alimentos, ya que el hollín y las cenizas que bloquean el sol marchitarían los cultivos en todo el mundo, según apunta el estudio.
Incluso una guerra nuclear a menor escala entre Pakistán e India devastaría los suministros de alimentos, reduciría la producción mundial en un 7% en cinco años y mataría hasta 2.500 millones de personas.
- Todo pasaría en los siguientes 4 años: «Los datos nos dicen una cosa: debemos evitar que ocurra una guerra nuclear», dijo en un comunicado el científico climático Alan Robock, coautor del estudio. Los investigadores examinaron cómo los patrones de viento podrían propagar el humo y el fuego de los ataques nucleares, y los cielos nublados sobre los principales exportadores de alimentos, como Estados Unidos y China.
La falta de luz solar colapsaría las cosechas y podría conducir a una caída del 90% en los animales, la pesca y los cultivos en todo el mundo dentro de los cuatro años posteriores al conflicto. Esto sería particularmente notable en las latitudes medias y altas. Esto, a su vez, conduciría a una escasez de suministro en áreas como África y Medio Oriente.
El estudio está dirigido por la investigadora Lili Xia y afirma que el 75% de la población mundial sufriría hambruna. También indica que los cultivos más afectados serían el maíz, el trigo, el arroz y la soja, mientras que los pastos y las zonas de pesca se agotarían.
«La capa de ozono sería destruida por el calor en la estratosfera, produciendo más radiación ultravioleta en la superficie, por lo que debemos comprender el impacto de tal escenario en la producción de alimentos», concluyó Xia.
¿Qué es el Nuevo START?
El Tratado de Reducción de Armas Estratégicas o Nuevo START fue diseñado para prevenir una guerra nuclear. Limita la cantidad de ojivas nucleares estratégicas que ambos países pueden desplegar y otorga a cada uno el poder de inspeccionar al otro.
- El acuerdo fue firmado originalmente en 2010 por los entonces presidentes, Barack Obama y Dmitry Medvedev.
- El pacto establece que tanto Estados Unidos como Rusia pueden disponer de hasta 1.550 cabezas nucleares de largo alcance, una cifra inferior a la del pacto anterior, y autoriza la inspección de las instalaciones nucleares.
El acuerdo entró en vigor en 2011 y se prorrogó 10 años después. Sin embargo, las inspecciones de armas se vieron interrumpidas por la pandemia de covid.
Los dos antiguos rivales de la Guerra Fría disponen de casi todas las armas nucleares del mundo. Rusia ha dicho anteriormente que quería mantener el tratado en vigor, a pesar de la retórica hostil de ambos lados durante la guerra de Ucrania.
¿Qué puede esperarse ahora?
Steve Rosenberg, editor de la BBC en Rusia, afirma que la suspensión del tratado de Moscú «aumenta las apuestas nucleares».
La palabra «escalada» se ha convertido en «la consigna del presidente Putin», asegura Rosenberg.
- El Nuevo Start «estaba en problemas. El mes pasado, Washington acusó a Moscú de violar el acuerdo al negarse a permitir actividades de inspección en su territorio», recuerda el editor de la BBC.
- Aunque Putin dijo que no iniciaría pruebas nucleares «primero», precisó que «Estados Unidos realiza pruebas, nosotros también las haremos».
Sin embargo, Rosenberg apunta que el presidente ruso anunció que firmó un decreto para «poner nuevos complejos estratégicos terrestres en servicio de reserva de combate».
Y advirtió que Rusia está lista para reanudar las pruebas de armas nucleares.
«Se trata más de chantaje nuclear, pero es extremadamente peligroso», considera Andrei Kolesnikov, del grupo de expertos Carnegie Endowment for International Peace, «porque no podemos predecir cómo se comportará Putin en el futuro y qué tiene en mente».
«Para evitar una guerra nuclear, es mejor tener un marco», agregó. «Al perder este marco estamos presenciando la amenaza real de una guerra nuclear»./Agencias-PUNTOporPUNTO