Informe OMS: TUBERCULOSIS acabó con 1,3 MILLONES de vidas en 2022; ASIA concentra el 46% de los casos

Según la OMS, alrededor de una cuarta parte de la población mundial (alrededor de 2 billones de personas) está infectada y se estima que entre el 5 y el 10% de ellas desarrollarán la enfermedad en algún momento de su vida.

Como ocurre con el virus del coronavirus que causa la enfermedad COVID-19, la bacteria de la tuberculosis se transmite de una persona a otra por el aire. Es que el patógeno se libera cuando un paciente con la enfermedad en los pulmones o en la garganta tose, estornuda, habla o canta, y el contagio se produce cuando alguien cerca inhala el germen.

  • La bacteria se llama Mycobacterium tuberculosis y ha afectado a los seres humanos desde al menos 9.000 años, aunque hoy se puede prevenir y curar. El año pasado, 7,5 millones de personas fueron diagnosticadas con tuberculosis, la cifra más alta registrada desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) empezó el seguimiento mundial de la infección en 1995.
  • El aumento en la cantidad de casos reportados se debe, según esa agencia sanitaria internacional, a que durante los dos años previos hubo restricciones en el acceso de diagnóstico y en la prestación de servicios por el impacto mundial de la atención hacia los pacientes con el COVID, según explicaron en el informe anual sobre tuberculosis.

A pesar de que se trata de un infección curable, aún siguen ocurriendo fallecimientos. El número total de muertes relacionadas con la tuberculosis (incluidas las de personas con VIH) fue de 1,3 millón en 2022, frente a 1,4 millón en 2021.

  • India, Indonesia y Filipinas, que en conjunto representaron más del 60% de las reducciones globales en el número de personas recién diagnosticadas con tuberculosis en 2020 y 2021, se recuperaron a niveles superiores a los de 2019 en 2022.

“En América Latina y en el resto del mundo, aumentaron los casos porque se habían dejado de notificar por las interrupciones de la pandemia. El año pasado se empezó a recuperar la situación de las notificaciones”, comentó a Infobae el doctor Domingo Palmero, infectólogo y neumonólogo especializado en tuberculosis y enfermedades micobacterianas, profesor de neumonología de la Universidad de Buenos Aires y jefe de la división neumotisiología del Hospital Muñiz.

“La pandemia influyó porque hubo servicios que atendían a los pacientes con tuberculosis que se cerraron, y las personas también tenían limitaciones para moverse por los confinamientos. Significó también más hacinamiento, menos acceso al sistema de salud, y aumento de los niveles de pobreza, que incrementan la vulnerabilidad ante la enfermedad”, sostuvo Palmero.

Qué pasa cuando una persona tiene tuberculosis

Si el sistema inmunitario no puede evitar que las bacterias de la tuberculosis se multipliquen, estas empezarán a proliferar en el cuerpo y causarán la enfermedad. Las bacterias atacan al cuerpo y destruyen sus tejidos; y si esto sucede en los pulmones, pueden producir un orificio allí.

  • ¿Qué pasa cuando una persona tiene tuberculosis? Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, recordó: “Durante milenios, nuestros antepasados sufrieron y murieron de tuberculosis, sin saber qué era, qué la causaba o cómo detenerla”. Las evidencia de la tuberculosis en los seres humanos se puede rastrear hasta hace 9000 años en Atlit Yam, una ciudad que ahora se encuentra bajo las aguas del mar Mediterráneo, frente a la costa de Israel.

Allí arqueólogos han encontrado huellas de la enfermedad en los restos de una madre e hijo enterrados, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos. “Hoy tenemos conocimientos y herramientas con los que ellos solo podrían haber soñado. Tenemos compromiso político y tenemos una oportunidad que ninguna generación en la historia de la humanidad ha tenido: la de escribir el capítulo final de la historia de la tuberculosis”, resaltó el líder de la OMS.

  • A nivel mundial, se estima que 10,6 millones de personas enfermaron de tuberculosis en 2022, frente a 10,3 millones en 2021. Geográficamente, en dicho año, la mayoría de las personas que desarrollaron la enfermedad se encontraban en las regiones de la OMS del Sudeste Asiático (46%), África (23%) y el Pacífico Occidental (18%), con proporciones menores en el Mediterráneo Oriental (8,1%), las Américas (3,1%) y Europa (2,2%).
  • Se aclaró que durante el período 2020-2022, las perturbaciones causadas por la COVID-19 provocaron casi medio millón de muertes más de tuberculosis, patología que se posiciona como principal causal de fallecimiento entre las personas con VIH.

Además se suma el problema de la tuberculosis multirresistente (TB-MDR), que se considera una “crisis de salud pública”. Ese cuadro es causado por bacterias resistentes a, por lo menos, la isoniazida y la rifampina, dos de los medicamentos más poderosos contra la patología.

El año pasado, 410.000 personas desarrollaron tuberculosis multirresistente o resistente a la rifampicina (MDR/RR-TB) y solo dos de cada cinco personas accedieron al tratamiento.

Hubo avances en acciones que favorecen el control de la enfermedad, como un test molecular de diagnóstico rápido que permite una detección precoz y adecuada. Esta prueba fue utilizada solo en el 47% de los 7,5 millones de nuevos afectados en 2022, siendo que un año antes solo se usó en el 38% de los casos.

  • Además, a finales de 2022, 40 países habían empezado a utilizar el nuevo régimen de medicamentos BPaLM/BPaL de 6 meses para tratar a personas con la bacteria multirresistente o pre- extremadamente multirresistente. Mientras que un total de 92 naciones usaban regímenes orales de 9 meses para el tratamiento de la TB-MDR/RR, cifra similar a la registrada en 2021 y por encima de los 65 de 2020.

Hubo un aumento en el acceso a regímenes más cortos (que duran entre 1-3 meses) basados en rifamicina para el tratamiento preventivo de la enfermedad. En 2022, se notificó que 0,60 millones de personas en 74 países habían recibido estas terapéuticas más cortas, frente a 185.350 personas en 52 países en 2021.

Por su parte, la OMS destacó que los esfuerzos globales para combatir la tuberculosis han salvado más de 75 millones de vidas desde el año 2000. Pero se necesitan esfuerzos aún mayores, ya que la enfermedad aún es en 2022 la segunda causa de muerte infecciosa en el mundo.

A pesar de una recuperación significativa el pasado año, el progreso fue insuficiente para cumplir los objetivos mundiales de lucha contra la tuberculosis que se habían fijado en 2018, y las perturbaciones causadas por la pandemia y los conflictos en curso fueron los principales factores, señaló.

  • Por ejemplo, el descenso neto de las muertes relacionadas con la bacteria entre 2015 y 2022 fue del 19 %, muy por debajo del objetivo de la “Estrategia Fin a la Tuberculosis” de la OMS de una reducción del 75 % para 2025. Además, la disminución acumulada de la tasa de incidencia entre 2015 y 2022 fue del 8,7%. Un porcentaje que también se encuentra lejos del objetivo de una caída del 50% para 2025.
  • Alrededor del 50% de los pacientes con tuberculosis y sus hogares enfrentan gastos médicos directos e indirectos que son catastróficos. Representan más del 20% del ingreso total, lejos del objetivo de cero en la estrategia contra la tuberculosis.

Los objetivos establecidos para 2018-2022 en la declaración política de la primera Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre la tuberculosis no se cumplieron, y solo se alcanzó el 84% de los 40 millones de personas a las que se había destinado el tratamiento de la tuberculosis, siendo que sólo el 52% de los 30 millones de individuos a los que se dirige el tratamiento preventivo de la tuberculosis acceden a él. Además se movilizó menos de la mitad de la financiación destinada a la prestación de servicios e investigación sobre esta patología.

En América Latina ya hay cepas de tuberculosis resistente a medicamentos

Los cuatro países de América Latina donde hay más casos de tuberculosis (TB) son Brasil, Perú, México y Haití; pero además en los dos primeros lugares ya hay cepas de las bacterias que causan la enfermedad y que son resistentes al uso de antibióticos.

  • Los datos fueron dados a conocer el pasado 24 de marzo, en el marco de la conmemoración del Día Mundial contra la Tuberculosis por la fundación internacional AIDS Healthcare Foundation (AHF), que realiza evaluaciones sobre la interacción entre Tuberculosis y Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA).
  • Sobre esta misma infección, investigadores de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), presentaron algunos datos del contexto social en el que se presenta la tuberculosis. Tras explicar por qué la Tuberculosis ha sido una de las enfermedades infecciosas más difíciles de erradicar en el planeta, académicos de la UNAM recordaron que esa infección todavía cobra 1.6 millones de vida cada año, a nivel mundial.

AHF es una organización internacional de salud pública, que trabaja en 45 países con la sociedad civil, aliados y agencias gubernamentales, para poner fin a la tuberculosis a través de un plan compartido.

Su representación en México sostiene que la situación de la TB requiere mayor visibilidad y difusión dentro del país: en 2022, los reportes del Sistema de Vigilancia Epidemiológica de la Secretaría de Salud, señalaron un total de 24 mil 37 casos (23 mil 449 nuevos y 588 nuevos resistentes). En lo que va de 2023, el mismo sistema refiere 3 mil 674 casos de tuberculosis respiratoria, 721 de otras formas de tuberculosis y 80 de meningitis tuberculosa.

Con estos datos, AHF México hizo un llamado para reconocer esta realidad y hacerle frente con acciones estratégicas, reales y medibles. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima 28 mil muertes por tuberculosis (TB) en América Latina y el Caribe en 2020, es decir, junto con el sida es una de las enfermedades infecciosas que provocan más defunciones.

  • Frente al contexto en México “es indispensable que el sector público brinde información suficiente a la población e intensifique la detección de tuberculosis, además de garantizar la provisión de los tratamientos de primera y segunda línea, entre otras acciones que pueden fortalecerse en colaboración con la sociedad civil organizada por la experiencia y alcance comunitario” señaló Guillermo Bustamante Vera, Coordinador de Programas de AHF México.
  • La tuberculosis es el padecimiento infeccioso que más ha causado mortalidad a lo largo de la historia de la humanidad, de acuerdo con el Médico cirujano y Maestro en investigación Juan Pablo García Acosta, académico de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la UNAM. Expuso que, tan sólo en 2021, 10.6 millones de personas enfermaron y 1.6 fallecieron a escala mundial, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Aunque la tendencia ha disminuido como resultado de una importante iniciativa mundial auspiciada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la pandemia por la COVID-19 provocó que se desatendiera la TB. En México, en 2015 “veníamos de una incidencia de 17 casos por cada 100 mil habitantes; hoy es de alrededor del 15.4 y aunque es un avance, no es el deseado”, acota García Acosta.

  • El universitario señala que, en general, afecta sobre todo, a sectores que están en etapas productivas; es decir, de los 15 a los 55 años de edad. También a adultos mayores o niños, pero en menor medida. Incluso, encontramos una diferencia por sexos: 65 por ciento de los infectados son varones y el resto, mujeres, “así que vemos una predisposición”.

De acuerdo con la Secretaría de Salud (2019), en México “más de la mitad de todos los municipios notifica casos de tuberculosis cada año; sin embargo, las entidades federativas de mayor número de nuevos casos y muertes por esta causa son: Baja California, Veracruz, Guerrero, Sonora, Tamaulipas, Chiapas, Nuevo León y Tabasco. La mayor concentración de afectados se encuentra en las grandes ciudades o municipios de mayor número de población, como Tijuana, Mexicali, Ciudad Juárez, Veracruz, Acapulco, Reynosa, Matamoros, Hermosillo, Tuxtla Gutiérrez, Tapachula, y Monterrey”.

De acuerdo con cálculos del Fondo Global para la Respuesta al Sida, la Tuberculosis y la Malaria, se necesitan 13 mil millones de dólares estadounidenses anuales para la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la atención de la tuberculosis, a fin de alcanzar el objetivo mundial acordado en la reunión de alto nivel de las Naciones Unidas sobre la Tuberculosis de 2018. La fundación AHF recordó ayer, en sus comunicados oficiales, que la erradicación de la TB forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030.

Desarrollo de la vacuna contra la tuberculosis fue detenido por farmacéutica para ganar más dinero

Según un trabajo de investigación de la organización periodística sin fines de lucro ProPublica, el gigante farmacéutico GSK pisó el freno al desarrollo de una prometedora vacuna contra la tuberculosis, una enfermedad que ataca a personas pobres en su gran mayoría, a fin de dar prioridad a otros medicamentos más lucrativos.

Resultados de pruebas preliminares de la vacuna contra la tuberculosis, una enfermedad infecciosa que anualmente mata a 1.6 millones de personas en todo el mundo, fueron tan alentadores que expertos los describieron como el mayor avance en una vacuna contra la tuberculosis en un siglo.

Pero más de cinco años después de las pruebas iniciales, médicos infectólogos en todo el mundo aún esperan que GSK lleve adelante el ensayo clínico necesarias para la aprobación de la venta del fármaco.

  • Según ProPublica, GSK dio marcha atrás en su trabajo de salud pública global para servir al rentable mercado de Estados Unidos el cual constituye su “máxima prioridad” de acuerdo a su directora ejecutiva, Emma Walmsley.
  • Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC en inglés) en Estados Unidos se reportaron 600 muertes por tuberculosis (0.2 muertes por cada 100,000 personas) en 2020, el año más reciente para el que hay datos disponibles, lo que representa aproximadamente un 0.03% de las muertes por la enfermedad a nivel global.

Según el reporte, la compañía abandonó su vacuna contra la tuberculosis a fin de priorizar una vacuna contra el herpes zóster, la infección viral que causa la dolorosa culebrilla que afecta principalmente a personas mayores en Estados Unidos, cubiertas en gran medida por seguros gubernamentales.

ProPublica dice que la vacuna contra la culebrilla, comercializada bajo el nombre de Shingrix, es descrita hoy por la compañía como la “joya de la corona” y ha recaudado más de $14,000 millones desde 2018.

Shingrix comparte un ingrediente componente con la vacuna contra la tuberculosis que mejora la eficacia de ambas vacunas, pero cuya disponibilidad es limitada.

  • El reporte explica que históricamente los gobiernos se han asociado con las grandes compañías farmacéuticas para desarrollar vacunas contra enfermedades del alcance global, pero que las empresas obtienen el control de los productos, asegurando su propiedad y priorizando su propio beneficio, a pesar de que su desarrollo fue financiado por dinero de los contribuyentes.

Ese es el caso de lo sucedido con la vacuna contra la tuberculosis.

ProPublica explica que hace décadas, el Ejército de EEUU contrató a GSK para trabajar en una vacuna contra la malaria y ayudó a desarrollar un ingrediente que preparaba el sistema inmunológico para responder con éxito a la vacuna.

GSK luego determinó que el componente tendría el mismo efecto en otras vacunas, patentándolo y tomando control de sus ingredientes a pesar de haber sido desarrollado con financiamiento gubernamental.

  • Luego GSK aceptó financiación gubernamental y de organizaciones sin fines de lucro para desarrollar una vacuna contra la tuberculosis, utilizando el ingrediente, para luego abandonarla antes del ensayo clínico necesario para aprobar su seguridad y lograr el permiso para su venta.
  • Luego de una negociación de casi dos años, GSK llegó a un acuerdo con la organización sin fines de lucro Bill & Melinda Gates Medical Research Institute, o Gates MRI, para continuar el desarrollo de la vacuna contra la tuberculosis, reservándose el derecho de vender la vacuna en los países ricos.

El ensayo clínico que determinará si se aprueba la vacuna no comenzará hasta 2024 y no se espera que finalice hasta al menos 2028.

GSK negó haber retrasado el desarrollo de la vacuna contra la tuberculosis y dijo a ProPublica que sigue dedicada a investigar enfermedades que afectan a comunidades desatendidas.

«Cualquier sugerencia de que se ha reducido nuestro compromiso con la inversión continua en salud global es fundamentalmente falsa», escribió en un comunicado Thomas Breuer, director de salud global de la compañía.

GSK explicó a ProPublica que no puede hacerlo todo, y ahora considera que su papel en la salud global consiste en realizar el desarrollo temprano de productos y luego traspasar los ensayos clínicos finales y la fabricación a otros.

También dijo que una vacuna contra la tuberculosis es radicalmente diferente de las otras vacunas de la compañía porque no puede venderse a gran escala en los países ricos.

ProPublica explica que aunque decenas de millones de personas utilizarían una buena vacuna contra la tuberculosis, en el lenguaje industrial “no tiene mercado”, porque quienes la compran son en su mayoría organizaciones sin fines de lucro y países con poco dinero.

  • Expertos consultados por ProPublica dicen que lo sucedido con la vacuna contra la tuberculosis de GSK pone de relieve un sistema fallido, que durante demasiado tiempo ha priorizado las necesidades de las corporaciones sobre las de los enfermos y los más pobres.
  • Según ellos, es un secreto a voces en el mundo farmacéutico que las empresas participan en la investigación sanitaria global porque es allí donde pueden probar nuevas tecnologías que pueden aplicarse a otras enfermedades más lucrativas.

En una presentación para inversionistas en 2016, un ejecutivo de GSK utilizó el ejemplo de la vacuna contra la malaria para explicar los beneficios de trabajar en enfermedades de alcance global.

“ Para aquellos de ustedes que piensan que esto es solo filantropía, no lo es”, dijo Luc Debruyne, entonces presidente de vacunas de GSK, quien explicó que fue a través del trabajo contra la malaria que la compañía inventó el componente que ahora se encuentra en su exitosa vacuna contra el herpes zóster.

La enfermedad milenaria sigue causando muertes

Aunque la tuberculosis es una enfermedad muy antigua, sigue siendo un problema de salud pública. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), durante el 2020 alrededor de un millón y medio de personas murieron en el mundo a causa de este padecimiento. Después de la COVID-19, es la enfermedad infecciosa que actualmente provoca el mayor número de muertes.

  • Esta afección es causada por una bacteria (Mycobacterium tuberculosis) que suele afectar a los pulmones, ocasionando la tuberculosis pulmonar, aunque también puede afectar otros partes del cuerpo como la columna vertebral, los riñones y el cerebro, dando lugar a la llamada tuberculosis diseminada, afirma Elizabeth Castillo Villanueva, del Laboratorio de Inmunogenética Viral y Bacteriana de la Facultad de Medicina de la UNAM, bajo la dirección de la doctora Antonia Castillo Rodal.

Esta enfermedad se transmite de persona a persona a través del aire. Cuando una persona con tuberculosis pulmonar tose, estornuda o escupe, expulsa bacterias tuberculosas al aire. Es suficiente que una persona inhale unos pocos de estas bacterias para contraer la infección. A pesar de que es prevenible y curable, si no se trata adecuadamente puede ser mortal.

  • No todas las personas infectadas desarrollan la enfermedad. En ocasiones, aunque la bacteria de la tuberculosis se encuentra alojada en los pulmones, la persona no se siente mal ni tiene síntomas. La única señal es un resultado positivo en alguna de las pruebas.

Estas personas no contagian la enfermedad y se dice que padecen una infección de tuberculosis latente, precisa la doctora. Esta característica representa un serio problema de salud, ya que en cualquier momento las bacterias de la tuberculosis se pueden activar y la persona se convertirá en un enfermo de tuberculosis que podrá transmitir la infección. Por esta razón, es muy importante que las personas con tuberculosis latente se sometan a un tratamiento médico.

Según la OMS, alrededor de una cuarta parte de la población mundial (alrededor de 2 billones de personas) está infectada y se estima que entre el 5 y el 10% de ellas desarrollarán la enfermedad en algún momento de su vida.

Vacunación, la mejor prevención

En el año 2021, se cumplieron 100 años de que se aplicó por primera vez la vacuna contra la tuberculosis. Esta vacuna, conocida como BCG (o Bacilo de Calmette-Guérin) fue desarrollada en el Instituto Pasteur, por dos científicos franceses. El bacilo que se utiliza en esta vacuna es el causante de la tuberculosis en los bovinos y es “primo hermano” del que provoca esta enfermedad en los humanos.

  • Hasta ahora, esta vacuna es la que ofrece la mejor protección contra la tuberculosis. En México, se aplica, de manera gratuita, a todos los recién nacidos. Así, si un niño vacunado entra en contacto con un enfermo de tuberculosis, tendrá menos probabilidades de presentar una enfermedad grave.
  • Es decir, la vacuna BCG reduce la mortalidad infantil, ya que previene las formas graves de la enfermedad en niños; sin embargo, no evita la tuberculosis pulmonar ni la reactivación de la tuberculosis latente, asegura la investigadora.

Existen varios grupos de investigación tratando de desarrollar una mejor vacuna contra esta infección.

En particular, uno de los proyectos en los que participa la doctora Castillo es trabajar con las cepas de la vacuna BCG para el desarrollo de una vacuna más eficiente contra la tuberculosis.

  • Existen distintos tratamientos para curar tanto la tuberculosis activa como la latente. En general, este tiene una duración de 6 meses y el paciente lo debe de tomar sin interrumpirlo, aunque en el transcurso de este tiempo se sienta completamente curado.
  • En México, el tratamiento es gratuito en todas las unidades del Sistema Nacional de Salud, donde el personal es quien administra y supervisa el tratamiento, es decir, en cada toma verifica la ingesta de los medicamentos, además de proporcionar información clara al paciente sobre su esquema del tratamiento.

Uno de los principales problemas que existen en el combate contra la tuberculosis, es que algunas de las cepas de la bacteria que la provoca, han desarrollado resistencia a ciertos antibióticos que se utilizan para combatirla, es decir, los genes de la bacteria han mutado y han desarrollado la capacidad de sobrevivir a pesar de los medicamentos.

Es importante que los pacientes cumplan todo el tiempo con su tratamiento y no lo abandonen, ya que la enfermedad puede reactivarse y convertirse en resistente a los antibióticos y a otros fármacos, lo cual implica un nuevo tratamiento, mucho más prolongado, de 2 o más años, afirma Castillo Villanueva.

  • La doctora explica que otros de sus proyectos de investigación actuales es entender los mecanismos moleculares que son alterados en la infección por la bacteria de la tuberculosis. Entenderlo es necesario para el desarrollo de nuevos medicamentos contra la enfermedad.
  • Aunque este padecimiento puede afectar a cualquier persona, las que tienen una mayor probabilidad de desarrollar tuberculosis activa son los enfermos de VIH, las que sufren desnutrición, diabetes, entre otras. Se cree que las personas que padecen tuberculosis y se enferman de COVID-19 tienen un mayor riesgo de sufrir una enfermedad grave, aunque aún no se tienen resultados definitivos, afirma la investigadora.

La tuberculosis durante la pandemia de COVID-19

La pandemia de COVID-19 ha revertido muchos de los logros en el acceso a servicios para combatir a la tuberculosis. La reducción en el acceso al diagnóstico y al tratamiento de la tuberculosis ha dado lugar a un aumento de las muertes por este padecimiento, ya que durante los años 2019 y 2020 hubo un retroceso en el combate contra esta enfermedad, comenta la doctora Castillo Villanueva.

  • El diagnóstico de la infección latente de tuberculosis se realiza mediante la prueba cutánea de tuberculina o el ensayo de IGRA, sin embargo, ninguno de estos dos ensayos es útil para poder discriminar entre tuberculosis latente o activa, ni para poder predecir si el paciente que tiene tuberculosis latente va a desarrollar la forma activa de la enfermedad.
  • En este contexto, en palabras de la especialista, resulta imperativo la aplicación de soluciones versátiles y herramientas asequibles para poder realizar un diagnóstico diferencial entre la tuberculosis y diferentes patógenos respiratorios, -como el virus del SARS-CoV-2- y además poder discernir entre los diferentes estadios de la enfermedad

Una de las herramientas más prometedoras para el diagnóstico y el seguimiento terapéutico de los pacientes, es el uso de microRNAs como biomarcadores de enfermedades infecciosas en sangre, proyecto en el que actualmente desarrollan en el Laboratorio de Inmunogenética Viral y Bacteriana de la Facultad de Medicina de la UNAM.

Según datos del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (Cenaprece), en México durante el 2021 se registraron 22,275 casos de tuberculosis. Las entidades con mayor incidencia en el segmento poblacional de 25 y 29 años fueron: Baja California, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas y Tabasco./Agencias-PUNTOporPUNTO

Documento íntegro en el Enlace:

https://fundacionio.com/wp-content/uploads/2023/11/informe-mundial-tuberculosis-2023.pdf

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