En los últimos seis años, la deuda pública per cápita en México registró un aumento de 23.8 por ciento en términos reales, esto pese a que la población también registró un crecimiento en los últimos seis años, pues de 2018 a la fecha el monto que debía pagar cada mexicano por los compromisos adquiridos por el Gobierno federal, pasó de 83 mil pesos por persona a 103 mil pesos.
- De acuerdo con información publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), durante 2018, el último año de gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto, en México se tenía el registro de alrededor de 124 millones 994 mil 566 habitantes, mientras que al cierre del segundo trimestre de ese año, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) reportó que la deuda total ascendía a más de 10 billones 427 mil 506 millones de pesos, por lo que cada mexicano debía pagar 83 mil 351.46 pesos en términos reales para saldar la deuda pública acumulada hasta ese momento, de acuerdo con estimaciones realizadas por La Razón .
- Para este año en el que termina la administración de Andrés Manuel López Obrador, el número de personas que viven en México se actualizó al alza a 129 millones 388 mil 462, de acuerdo con datos del Inegi, mientras que la deuda pública hasta el segundo trimestre del año, asciende a más de 16 billones 030 mil 700 millones de pesos, por lo que ahora cada mexicano debe aportar 103 mil 246.58 pesos en términos reales a la deuda pública.
Es decir, en los últimos seis años, la deuda por mexicano aumentó en 19 mil 895 pesos a consecuencia de varios factores, pero principalmente por el incremento de la inflación general, que en junio de 2018 era de 4.65 por ciento y para el mismo mes de este año había aumentado hasta 4.98 por ciento, con picos que, en 2021 la elevaron a 7.36 por ciento y en 2022 hasta 7.82 por ciento, causando que el Banco de México (Banxico) incrementara a niveles históricos el precio de los intereses. Y es que en junio de 2018 la tasa de interés referencial se ubicaba en 7.75 por ciento, mientras que al sexto mes, pero de 2024, el referencial ya se ubicaba en 11.00 por ciento.
- De acuerdo con Ignacio Martínez, coordinador del Laboratorio de Análisis de Comercio, Economía y Negocios (Lacen) de la UNAM, el principal factor que influyó en el aumento de la deuda fue la inflación, la cual si se incrementa deteriora el poder adquisitivo de la moneda; es decir, el valor real del dinero se reduce y alcanza para comprar menos bienes y servicios.
Explicó que como el objetivo del Banco de México (Banxico) es mantener la inflación en un rango de 3.0 por ciento más menos un punto porcentual, si ésta comienza a crecer, el banco central sube la tasa de interés para contenerla y al modificar la tasa objetivo la deuda general del país sube.
- Para Martínez, a partir de junio de 2022, el Banxico comenzó a incrementar el rédito hasta llegar al máximo de 11.25 por ciento y que se mantuvo hasta marzo de este año, cuando la recortó en 25 puntos base y fue hasta la reunión de política monetaria del pasado 8 de agosto que la Junta de Gobierno del banco central volvió a reducir la tasa en otros 25 puntos base para dejarla en 10.75 por ciento.
Además, dijo que un tercer factor que influyó en el incremento de la deuda per cápita fue el manejo de los compromisos generales del actual gobierno, del cual consideró hizo un trabajo prudente ya que optó por otro tipo de financiamiento, que le permitió no contratar deuda externa directa, pues “si el gobierno hubiera contratado deuda con relación a lo que hicieron otros sexenios, éste sería además, otro elemento a considerar”.
- No obstante, Ricardo Cantú, investigador de Ingresos y Deuda del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) aseguró que, además de estos factores, la deuda per cápita se ha elevado debido a que desde el 2009 existe un desbalance presupuestario, lo que quiere decir que el gobierno está gastando más de lo que recauda y esto genera que haya mayor endeudamiento tanto en términos nominales, per cápita y como proporción del Producto Interno Bruto (PIB).
- “La tasa de interés influye, pero por una vía indirecta, o sea, en el sentido de que la tasa de interés es parte de los gastos del presupuesto, lo llaman gasto no programable, no podemos programarlo del todo, porque tiene que ver con la tasas de interés que el mercado no determine y también es un gasto ineludible, no podemos dejar de pagarlo, entonces si aumentan las tasas va a aumentar las necesidades de gasto y por lo tanto eso genera un mayor déficit y ese mayor déficit se va a la deuda”, mencionó.
En este sentido, refirió que para este año Hacienda estima que el déficit público cerrará en 5.9 por ciento, el mayor desde 1990, y aunque la dependencia federal asegura que en 2025 éste se reducirá a la mitad, el analista del CIEP señaló que de no reducirse, es poco probable que baje la deuda.
“Tiene muy poco margen de maniobra el Gobierno para disminuir el déficit presupuestario para el próximo año… Se menciona que el déficit fue alto para poder concluir los proyectos prioritarios de esta administración y para 2025 se va a reducir, lo que sucede es que no es suficiente, en el CIEP tenemos que si nosotros reducimos lo que gastamos actualmente en inversiones, el déficit se reduciría de 5.9 a 5.4 por ciento, todavía nos queda 2.4 por ciento del PIB para reducirlo, ¿qué más puede existir? La tasa de interés que está a la baja, eso sí puede ayudar, pero sólo se reduciría en 0.6 por ciento; reduciríamos 5.9 a 4.8 por ciento”, explicó.
Abundó que aún con esto se necesitaría reducir todavía 1.8 por ciento el déficit, por lo que un ataque a la informalidad, ayudaría a que se recaudará 25 por ciento más y de eso se obtendría 0.8 por ciento.
Inflación se ubicó en 5.16% en la primera quincena de agosto
La inflación a los consumidores empezó a dar tregua durante la primera mitad de agosto del 2024, sumando dos quincenas consecutivas a la baja. La tasa interanual fue de 5.16%, de acuerdo con los registros del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC).
- Pese al avance todavía se encuentra lejos de la meta establecida por el Banco de México, que es de 3% +/- un punto porcentual.
- La inflación subyacente, que elimina de su álcelo a los bienes y servicios con más volatilidad de precios, se ubicó en 3.98% en comparación interanual.
En el análisis inmediato se observó que el INPC registró una disminución de 0.03%, impulsado principalmente por bajas importantes en algunos agropecuarios y energéticos.
Los analistas coinciden en que la tendencia de la inflación continuará a la baja, pero al cierre del 2024 no se alcanzara el objetivo.
Frutas y verduras, presionaron la inflación en junio
En junio, el aumento en el precio de las frutas y verduras aceleró, nuevamente, la inflación anual, de acuerdo con el informe divulgado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
- En el sexto mes del año, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) reportó un avance mensual de 0.38%, con lo que la tasa anual se ubicó en 4.98 por ciento.
- De esta manera, la inflación se aceleró por cuarto mes consecutivo y alcanzó su mayor nivel desde junio del año pasado, cuando se situó en 5,06 por ciento.
El mercado ya descontaba una aceleración de la inflación, lo que pondría el asunto complicado a Banxico, dado que continúa fuera del rango objetivo de 3% +/- 1 punto porcentual.
“Estimamos que la inflación anual exhiba cierta desaceleración en la segunda parte del presente año. Sin embargo, reconocemos que el panorama todavía es incierto y recientemente se han advertido algunos riesgos al alza”, indicó Alejandro Saldaña, economista en Jefe de Ve por Más (Bx+).
- En este sentido, señaló que si bien un menor crecimiento económico este año podría hacer que la inflación se desacelere en el segundo semestre; Sin embargo, alcanzaría el objetivo de Banxico hasta el 2025.
- “Es posible que la dilución de los choques de años pasados ya no contribuya al proceso de desinflación en mercancías. En segundo lugar, la depreciación cambiaría observada en junio, de extenderse, ejercería algo de presión al alza sobre los bienes importados.
- Tercero, si bien prevemos que cedan algo, los servicios mantendrán cierta renuencia a bajar, principalmente por el traspaso de las presiones salariales acumuladas, además de que algunas genéricas tienden a ajustarse con un mayor rezago.
Dicha renuencia se agravaría en caso de que en los próximos años se mantenga una agresiva política de salario mínimo, y, además, las expectativas de precios se anclen en niveles superiores a la meta de 3 por ciento. En cuarto lugar, la latencia de tensiones geopolíticas y eventos climáticos adversos pueden mantener elevados los precios de productos energéticos y alimentarios”, añadió.
No presiona subyacente
Al interior del informe del Inegi se observó que en junio fue la inflación no subyacente la que presionó el índice general, y explicó en gran medida la aceleración observada. En este sentido, se aceleró un 7,67% anual, explicado principalmente por un aumento de 10,36% en el rubro agropecuario. Dentro de éste, las frutas y verduras se encarecieron un 19,73% anual y los pecuniarios en un 2,89 por ciento.
“Se registró un incremento significativo en los precios de los productos agropecuarios, los cuales han presentado una tendencia alcista marcada durante la primera mitad del año”, destacaron analistas de Monex.
- En el caso de los energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno, la inflación que reportaron fue de 5.28 por ciento.
- Del lado de la inflación subyacente, que elimina de su cálculo los bienes y servicios con precios más volátiles, continuó desacelerándose en junio, al llegar a un nivel de 4,13 por ciento.
- En el rubro de mercancías se reportó una inflación de 3,28%, y en los servicios –la mayor presión dentro de este índice– el alza fue de 5,15 por ciento.
“(Los servicios) parecería que están dando señales de haber alcanzado ya su punto máximo; Sin embargo, seguiremos pendientes de la vivienda y la educación a corto plazo (…) del lado contrario, los retos han aumentado para el fondo, donde las presiones y volatilidad en los precios de frutas y verduras han dificultado la realización de pronósticos precisos”, aseguraron estrategias de Banorte.
Este es el precio promedio de la canasta básica, según Profeco
La canasta básica compila a una serie de productos que son esenciales para los mexicanos y el Gobierno federal busca que se mantenga accesible para la población y esta semana se dieron a conocer datos relevantes al respecto.
David Aguilar Romero, titular de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), aseguró que «siempre» está el compromiso de tener la canasta básica de 24 productos por debajo de los mil 39 pesos.
- En la conferencia mañanera del Presidente Andrés Manuel López Obrador de este lunes 26 de agosto en Palacio Nacimiento, Aguilar Romero indicó que tanto el Índice Nacional de Precios al Consumidor en el rumbo de alimentos, así como en los precios máximos y mínimos de la canasta básica, «tenemos comportamientos que empezamos a notar estables».
«Ya siempre, eso sí, hay que enfatizarlo, siempre por debajo del compromiso de los mil 39 pesos, donde nos seguimos manteniendo en la mayoría de los casos por debajo de los mil pesos», dijo.
Mencionó el titular de Profeco que las tiendas departamentales, como Walmart, hicieron el compromiso de regresar el precio de la canasta básica de 24 productos por debajo de los mil pesos. Reportó que el precio promedio de la canasta para esta semana es de 811 pesos con 21 centavos.
Canasta básica alimentaria
La canasta básica alimentaria generalmente se define como el conjunto de alimentos suficientes para satisfacer las necesidades de un hogar promedio.
¿Cómo se construye?
Para llegar a determinar los productos dentro de una canasta básica alimentaria, se consideran diversos factores. Esto tiene que ver con el número de integrantes de un hogar mexicano, el salario promedio, hábitos alimenticios que predominen y requerimientos básicos de cantidad de calorías y nutrientes que se deben consumir.
Canasta básica oficial es un listado de productos caduco y obsoleto: ANPEC
La canasta básica alimentaria oficial no refleja los verdaderos hábitos de consumos de la población, por lo que es una lista de productos, caduca y obsoleta que debe actualizarse.
- Así lo señaló Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), quien explicó que dicha actualización es necesaria y urgente, ya que a partir de la variación de precios de estos productos se mide la inflación y, con ello, se determina también el monto de aumento al salario mínimo.
- Al advertir que la inflación no ha cedido, como algunos insisten en asegurar, el líder de la ANPEC indicó que la carestía registra un rebote de 6%, lo que se ha convertido en un flagelo doloroso que golpea principalmente a las familias más vulnerables.
“Lo caduco y obsoleto de la canasta básica alimentaria oficial es algo más que sabido. La modernidad del mercado y los verdaderos consumos de la población no están reflejados en la lista de productos y beneficios que están inscritos en la actual canasta básica”, explicó.
“Las consecuencias de esto son muchas, ya que a partir de la variación de precios de estos productos y servicios es como se mide la inflación y por ello se determina el monto del aumento al salario mínimo”, abundó Rivera.
- El líder del pequeño comercio subrayó la importancia de que las autoridades del INEGI definan de manera transparente la metodología para medir la inflación, con mayor objetividad, en el entendido de que es un derecho de los consumidores contar con esta información que para el Estado es una obligación proporcionarla.
- Indicó que la Comisión Nacional de Salarios Mínimos también debe informar detalladamente cuáles son los elementos que toma en consideración para definir el aumento anual de los salarios, y dé a conocer la metodología que utiliza para ese cálculo.
- “El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) está por detonar este proceso, así lo ha anunciado. Es nuestra esperanza que lo haga de manera democrática y transparente, sin sesgo alguno, escuchando y tomando en cuenta todas las voces de la sociedad. Si así lo hicieran, el pueblo los premiará y si no, que los demande”, apuntó.
Recordó que la ANPEC ha dado cuenta de esto desde años atrás, de la persistencia del flagelo de la inflación. “Buscando controlarla pagando altas tasas de interés, a los consumidores nos ha ido como en feria; la inflación en México ha rebotado al 6%, por lo que no queda claro que se afirme que la inflación viene bajando. Lo que se puede decir es que se está jugando con fuego y aquí sí, de fallar, las consecuencias serían estrepitosas. Una recesión nos llevaría a la pérdida de miles de empleos y a una caída económica mayor a la que resentimos con el alto pandémico de COVID-19”, subrayó.
- De acuerdo con datos de la ANPEC, indicó que la inflación mantiene un comportamiento a la alza y, “es un flagelo doloroso que golpea principalmente a la población más vulnerable de nuestro país”.
- Cuauhtémoc Rivera recordó que a partir de la pandemia de COVID-19 se aceleró la tendencia de cambio en los hábitos de consumo de la sociedad, volviendo más complejo al mercado nacional, instalándose con toda fuerza el nicho de productos light (bajos en azúcar y en sodio, libres de gluten) y orgánicos (libres de pesticidas).
Consecuentemente los portafolios de las cadenas productivas incrementaron sus presentaciones, fórmulas y tamaños para adaptarse a este segmento de consumidores de nuevo cuño que orientan su ingesta a alimentos naturales, buscando volver al origen y rescatar una cultura de vida saludable.
“Además de todos los cambios productivos que esto implicó, surgieron también retos logísticos en el abasto y distribución de las mercancías al punto final de venta. De esta vorágine de cambios del mercado, el gobierno también tomó su ticket al decretar un nuevo etiquetado de advertencia frontal y octagonal, dejando atrás al cuadro nutricional y buscando con esto acelerar un cambio de hábitos de consumo en la población; sin embargo, los hábitos son un asunto de conciencia y voluntad propia, sólo cambian por pie propio cuando la gente decide hacerlo, es decir, la curva de aprendizaje de esta asignatura es que nunca será a través de decretos, imposiciones o prohibiciones comerciales”, refirió Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC).
Deuda pública por cada mexicano subió 7% en el sexenio
La deuda pública por habitante ha aumentado 7 por ciento en términos reales en lo que va del sexenio, en parte impulsada por los incrementos en la tasa de interés que, al tiempo de aumentar las presiones para las finanzas públicas, han dejado ganancias históricas para la banca privada. Esto no se ha acompañado de un crecimiento a la par de la economía.
- En el mismo periodo, de diciembre de 2018 a marzo de 2024, el producto interno bruto (PIB) por habitante cayó 6.6 por ciento, también en términos reales. En suma, la actividad económica y la deuda pública llevan una trayectoria opuesta, a la luz del crecimiento de la población –estimado para comienzo de año por el Consejo Nacional de Población (Conapo)–.
- Datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público muestran que tal ha sido el efecto de la política monetaria, endurecida por el Banco de México para amortiguar la inflación, que la deuda interna del país ha aumentado 35.5 por ciento en términos reales desde diciembre de 2018 a marzo de 2024.
Sin deflactar a través de la inflación, el incremento de las obligaciones internas es de 76.3 por ciento, al pasar de 6 billones 695 mil 127.8 millones de pesos al cierre de 2018, a 11 billones 802 mil 39.4 a marzo pasado. En ese mismo periodo, la tasa de interés del Banco de México –la referencia que da la pauta para el costo del financiamiento– ha tenido vaivenes que la llevaron desde un mínimo de 4 por ciento hasta un máximo de 11.25.
- En diciembre de 2018, la referencia del Banco de México cerró en 8.25; de ahí descendió hasta que en febrero de 2021 fue colocada en 4 por ciento. En ese nivel quedó apenas cuatro meses; a finales de junio de 2021 comenzó a remontar hasta alcanzar 11.25 en marzo de 2023 y ahí se mantuvo un año, hasta que de cara a la última semana de marzo de 2024 se redujo a 11 por ciento.
- Parte de la estrategia de la actual administración para evitar la incertidumbre en los mercados con la que se abrió la crisis por la pandemia de coronavirus, ha sido modificar la estructura de la deuda pública, al recargarse más en el financiamiento interno e ir eliminando o amortizando a mejor costo obligaciones con el extranjero.
En parte esta estrategia, y porque no hubo economías prestamistas que elevaran su tasa de interés al nivel que lo hizo México, ha resultado en que la deuda externa cayera 27.6 por ciento real entre el cierre de 2018 y el primer trimestre de 2024, al pasar de 3 billones 856 mil 590.8 millones de pesos a 3 billones 632 mil 121.8 millones.
- En concreto, la deuda por habitante pasó de 84 mil 159 pesos a 117 mil 178 en lo que va del sexenio, un incremento real de 7 por ciento; en tanto, el PIB per cápita pasó de 200 mil 399 a 243 mil 485 en pesos que, una vez ya comparables, reflejan una reducción de 6.6 por ciento.
Pese a que los datos públicos muestran que el crecimiento de la deuda –que cada vez ocupa más espacio presupuestal– no está al parejo con el desarrollo de una economía que cada vez tiene una mayor población, el rubro fiscal no ha sido central en los debates de cara a la elección presidencial. /Agencias-PUNTOporPUNTO