Más de ocho millones de mexicanos están disponibles para trabajar, pero no buscan un empleo porque piensan que, bajo las condiciones actuales, es difícil encontrarlo.
- Este grupo se integró, en junio pasado, por 8.15 millones de personas, a las cuales se les conoce como disponibles o trabajadores “descorazonados”, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
- La cifra registró un aumento de 2.47 millones frente a febrero de 2020, es decir, previo al impacto de la pandemia de COVID-19.
“Me parece muy preocupante este grupo, porque tiene un potencial de problema social importante”, comentó Valeria Moy, directora del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco).
Poco más de 62 por ciento de los disponibles es del género femenino. En total son 5.09 millones de mujeres, cifra que aumentó 1.33 millones, luego de la crisis sanitaria.
En el caso de los hombres, son 1.14 millones más, que el registro observado en febrero del año pasado.
- Mónica Flores, presidenta de Manpower Group, consideró que este fenómeno puede engrosar las filas de las personas que no estudian ni trabajan, los llamados ninis, gente que representa un alto costo social.
- “Tenemos que tomar las medidas a nivel personal, familiar y social para dar ánimo y reenergetizar a estos individuos para que salgan adelante”, señaló la especialista.
“El mercado laboral aún sigue muy afectado por la pandemia, con altos niveles de subocupados, informales y desempleados”, agregó Gabriela Siller, economista en jefe de Banco Base.
Ocho millones de jóvenes, excluidos del mundo del trabajo
Aunque los jóvenes representan la tercera parte de la población en edad y condiciones de trabajar en el país, la gran mayoría de ellos están marginados del mercado laboral o tienen empleos precarios en donde no cuentan con sueldos dignos ni seguridad social, advirtieron expertos en el tema.
Durante un foro virtual convocado por Acción Ciudadana Frente a la Pobreza y la Alianza Jóvenes con Trabajo Digno, los participantes hicieron un análisis de la manera en que ha funcionado hasta ahora el programa Jóvenes Construyendo el Futuro (JCF) y pidieron que dicho esquema no desaparezca, sino que se mejore para convertirlo en una herramienta de impulso al empleo juvenil.
- En el marco del Día Internacional de la Juventud, que se conmemora este jueves, Andrea Méndez, directora de la Fundación Forge México, destacó que hay, al menos, 8 millones de jóvenes en México que están excluidos del mundo del trabajo y tampoco tienen opciones de estudio, lo cual hace mucho más lenta la recuperación de la economía nacional.
- De ese total, unos 4 millones están en el desempleo abierto, porque aunque están “totalmente disponibles” para laborar no encuentran alternativas para hacerlo, y otros 4 millones se ven impedidos de buscar trabajo porque deben cuidar a su familia y hacer labores domésticas. De este último grupo, más de 90 por ciento son mujeres.
Asimismo, Daniel Serrano, integrante de la organización Interculturalidad, Salud y Derechos, in-dicó que en la nación hay unos 14 millones de jóvenes que trabajan, pero 9 millones de ellos tienen sueldos que no les permiten pagar el costo de dos canastas básicas alimentarias, ni tampoco tienen acceso a la seguridad social.
- En ese contexto, los participantes en el conversatorio destacaron que aunque JCF está cerca de cumplir su objetivo de capacitar a 2.3 millones de beneficiarios en 2022, no debe ser desaparecido por el gobierno federal, sino “afinado” para que se convierta en una herramienta más contundente de acceso al mundo laboral para los jóvenes.
Entre los pendientes de dicho esquema, dijeron, está el priorizar la inserción laboral de quienes viven en condiciones de mayor precariedad, reforzar los programas de capacitación y servir de intermediación de manera más efectiva con el Servicio Nacional de Empleo.
Educación, un pendiente
Por separado, en otro foro virtual de análisis sobre el mismo tema, la investigadora Renata Turrent dio a conocer un diagnóstico de evaluación sobre JCF y afirmó que, aunque este programa ha servido para atender a los jóvenes sin acceso al empleo y la educación, aún tiene áreas de oportunidad para mejorar su desempeño.
Entre los desafíos de este esquema, señaló la especialista, está el diversificar la oferta y calidad de sus programas de capacitación, más allá de las micro, pequeñas y medianas empresas; ayudar con más determinación a los jóvenes de grupos históricamente marginados y establecer mecanismos de vigilancia para evitar moches y otros actos de corrupción./Agencias-PUNTOporPUNTO