IMPUNIDAD registra nivel de muy alto riesgo ante los CRÍMENES AMBIENTALES en México

De acuerdo con los resultados generales de la medición comparativa, Durango es la entidad mejor evaluada con 2.31 puntos en total, por lo que se considera en un nivel de impunidad media-baja.

Foto: Pemex deja contaminación y destrucción en el Ejido Emiliano Zapata, Veracruz

En lo que va del 2021, aunado a la pandemia por COVID-19, distintos sectores de la población se vieron afectados debido al paso de fenómenos de carácter ambiental, como el terremoto del 7 de septiembre, que dejó un muerto y varias viviendas dañadas en el estado de Guerrero; o las inundaciones provocadas por tormentas y ciclones, entre las que destacan las lluvias que llevaron al desbordamiento del río Tula, en Hidalgo, en el que murieron 17 pacientes del Hospital General No. 5 del IMSS al registrarse cortes de luz y falta de oxígeno.

  • Dichas problemáticas tienen su raíz en la falta de capacidad institucional para enfrentar situaciones de catástrofe o emergencia, así lo destaca el “Índice de Impunidad Ambiental México 2020” (IGI-Ambiental), desarrollado por académicos y alumnos de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), a fin de medir y evaluar la estructura y el funcionamiento de la capacidad institucional en asuntos relacionados con el medio ambiente.

La falta de capacidad institucional para enfrentar situaciones de catástrofe o emergencia por parte del Estado mexicano provoca que un mayor número de personas salgan afectadas cuando suceden

El documento define a la impunidad ambiental como la imposibilidad de investigar, perseguir, enjuiciar, sancionar y reparar los delitos y daños en contra de la naturaleza; la ausencia de aplicación o cumplimiento de objetivos de política ambiental y climática; así como la inexistencia de estrategias y programas de políticas públicas de largo plazo o intergeneracionales que reduzcan el riesgo de sufrir daño o minimicen la posibilidad de tener acceso a recursos naturales por parte de las poblaciones más vulnerables, las futuras generaciones u otras especies.

  • Un primer acercamiento a las cifras oficiales de cada estado de la República respecto a las acciones, capacidades y funcionamiento de las políticas ambientales, arroja un resultado alarmante al considerar que, el promedio nacional de impunidad ambiental se encuentra por debajo de la mitad del puntaje máximo que podrían alcanzar; asimismo, muestra una considerable falta de transparencia y acceso a la información o ausencia de datos en las administraciones estatales sobre estos temas.

“Nosotros medimos cuatro dimensiones: la capacidad institucional, la degradación ambiental, el crimen ambiental y la estrategia intergeneracional, y sobre esa base, los resultados no son nada halagadores para México.

  • “Cada una de estas dimensiones vale un punto, porque consideramos que son igual de importantes, entonces cada una de ellas vale 25 por ciento, por lo tanto, en total, el índice puede alcanzar hasta cuatro puntos”, explica Celeste Cedilllo González, profesora y coordinadora del IGI-Ambiental 2020.

Ante este panorama, la especialista confirma que la impunidad ambiental está en un nivel de muy alto riesgo para el país, por lo que subraya, se tendrían que tomar decisiones con celeridad a nivel federal y local.

“Los estados son responsables de mejorar sus estrategias y sus datos para tener una mejor puntuación en este Índice. Nos quedamos sorprendidos con el promedio”, dice.

LOS MEJORES Y PEORES EVALUADOS

De acuerdo con los resultados generales de la medición comparativa, Durango es la entidad mejor evaluada con 2.31 puntos en total, por lo que se considera en un nivel de impunidad media-baja.

  • En ese mismo contexto se encuentran: Morelos y la Ciudad de México con 2.22, Baja California con 2.18, Querétaro con 2.11, Chihuahua con 2.08, Aguascalientes con 2.05, Guanajuato con 2.03, Coahuila con 2.01 y Jalisco con 2 puntos.

Aunque esos diez lugares lograron un “mejor desempeño”, la especialista manifiesta que no pueden catalogarse como un ejemplo de impunidad baja.

Por su parte, las seis entidades que se encuentran en un nivel de mediana impunidad son: Baja California Sur con 1.99, Quintana Roo con 1.91, Estado de México con 1.90, Oaxaca con 1.85, Puebla con 1.84 y Nayarit con 1.83, sin embargo, entre estas cantidades se encuentra la media nacional que es de 1.93.

  • Los estados con un alto nivel de impunidad ambiental son Tabasco con 1.77, Michoacán con 1.76, Zacatecas con 1.75, Tlaxcala con 1.73, Yucatán con 1.72 y Sinaloa con 1.71.
  • La entidad federativa con peor calificación es Colima con 1.59, por lo que su nivel de crimen ambiental, ineficiencia institucional e injusticia ecológica es “muy alto”.

“Esto tiene que ver también con la información que pudimos obtener, y cada una de estas dimensiones están valoradas; por ejemplo, para la dimensión de capacidad institucional, que es de tipo estructural y tiene que ver con el marco institucional para atender temas ambientales, el promedio nacional fue de 0.25.

“La Ciudad de México, y eso se esperaba, es la que mayor capacidad institucional tiene relacionada con temas ambientales, mientras que Veracruz es la que menos calificación obtiene”- Celeste Cedilllo González, Profesora y coordinadora del IGI-Ambiental 2020.

  • En el caso de la dimensión de crimen ambiental, en donde se consideran, por mencionar algunos, datos de denuncias, de delitos o de ataques a activistas, Celeste Cedillo indica que la calificación promedio es de 0.75 y Nuevo León, Tamaulipas y Veracruz son las entidades que tienen una mejor evaluación al alcanzar entre 0. 85 y 0.86 décimas del punto posible. Baja California Sur, Quintana Roo, Campeche, Tabasco y Ciudad de México son las entidades que menor puntaje obtuvieron.

“De los 42 indicadores que identificamos para todo el Índice, hay algunas dimensiones que tienen más que otras, pero el peso que le damos a todas las dimensiones es de uno, de este modo, la dimensión de degradación ambiental tiene que ver con datos acerca del daño que tienen algunos de nuestros ecosistemas, algunos temas de suelo y de protección de los bosques”, explica la especialista.

Por último, la dimensión de estrategia intergeneracional contempla, a nivel estatal, el número de programas, proyectos y políticas que se están aplicando para las generaciones presentes y futuras y si estos estados realmente están preparándose, si tienen un atlas de riesgo o si cuentan con leyes de cambio climático. En este caso el promedio nacional es de 0.36.

NARCO CONTROLA TALA ILEGAL DE BOSQUE EN CUATRO ESTADOS

Las bandas del crimen organizado de Jalisco y Michoacán controlan la tala ilegal en la región occidente de México (Nayarit, Jalisco, Colima y Michoacán), donde “operan con total impunidad, utilizando la intimidación, el secuestro y el soborno para silenciar a los terratenientes, las comunidades y los funcionarios del gobierno”.

  • Según el estudio gobierno pasivo, crimen organizado y deforestación: el caso del occidente de México, las autoridades federales y estatales han permitido la tala ilegal y la continua degradación de los bosques, que no se detiene ni durante la temporada de incendios forestales, por medio de una red de corrupción de las bandas criminales.

La investigación realizada por los académicos de la UDG, Carlos Ignacio García Jiménez, ingeniero agrónomo y doctor en Economía Aplicada, así como Yalma Vargas Rodríguez, bióloga y doctora en Ciencias en Sistemática, Ecología y Evolución, establece que entre 2017 y 2019, el 4% de la producción nacional de madera fue extraída ilegalmente tan sólo de Talpa de Allende, Jalisco.

  • En 2019, la producción total de madera en el país fue de 7.5 millones de metros cúbicos, según datos de la Comisión Nacional Forestal (Conafor).
  • El artículo publicado en la revista Conservation Science and Practice, estima que el 70% de la madera en México carece de permisos de extracción.
  • Precisa que las malas prácticas institucionales, los presupuestos reducidos y las redes de corrupción e impunidad generan degradación ambiental en el oeste y probablemente en otras regiones del territorio nacional.

Modus operandi: Los delincuentes seleccionan un área boscosa de interés y se acercan al propietario ofreciendo un pago por la madera; si el dueño no quiere vender, a menudo a precios muy bajos, la organización criminal actúa de todos modos, e incluso sin compensación”, relatan.

Los propietarios presentan quejas ante la Profepa y, a menudo, reciben como respuesta que un inspector realice una visita de supervisión al área; sin embargo, una vez que las autoridades del gobierno federal llegan a fiscalizar, las pandillas los intimidan o secuestran, por lo que tienen que salir huyendo”, señala.

Los académicos agregan que los habitantes y autoridades locales ven a diario la extracción ilegal de caoba, nogal, oyamel, pino y roble, cuando los camiones pasan repletos de madera, por las carreteras hacia los puertos de Colima y Michoacán.

  • Las autoridades gubernamentales permiten pasivamente estas actividades irregulares por la falta de sanciones (atribución de Profepa), y la falta de acciones legales, que es responsabilidad de la Fiscalía General de la República (FGR), a través de su oficina de delitos ambientales, que muy rara vez realiza detenciones o consigue condenas contra los delincuentes”, subraya.
  • Los doctores Carlos Ignacio García y Yalma Luisa Vargas indican que se requieren instituciones ambientales sólidas en México. “La Semarnat tendría que revisar y mejorar su normativa, funciones y reducir las ineficiencias burocráticas”.

De acuerdo con información de seguridad federal, en Jalisco sólo opera el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), mientras que en Michoacán además del CJNG, hay células de la Familia Michoacana, Los Viagras y Cárteles Unidos./Agencias-PUNTOporPUNTO

Recibe nuestro boletín informativo, suscríbete usando el formulario