El estruendoso y ensordecedor estallido ocurrió catorce minutos pasada la media noche. Los vecinos de la colonia Culhuacán, en la Ciudad de México, despertaron de manera abrupta y apenas se pusieron de pie, notaron destrozos en las puertas y ventanas de sus hogares, lo mismo que en los vehículos estacionados en la calle. Aquel lunes 6 de noviembre de 2006, un par de artefactos explosivos fueron detonados en las instalaciones del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). No era el único atentado.
- Esa madrugada otras bombas más, de fabricación casera, estallaron en la sede nacional del PRI, y en un banco. No hubo lesionados, sólo daños materiales. Dos años más tarde la historia cambiaría. Una granada fue arrojada entre la multitud que festejaba el día de la independencia, en Morelia, Michoacán, y una más, a unas cuadras de ahí. El saldo: ocho muertos y más de un centenar de heridos.
Once años después, en febrero de 2019, en el centro comercial Mundo E, Estado de México, elementos de Servicios Especiales de la policía estatal desactivaron un artefacto explosivo casero. Estos hechos y similares han quedado consignados en carpetas de investigación como delitos de terrorismo y son investigados por la Fiscalía General de la República (antes Procuraduría).
Entre 2006 y 2020, la dependencia federal abrió 210 averiguaciones previas y 55 carpetas de investigación por el delito de terrorismo, su financiamiento y terrorismo internacional, indican datos obtenidos vía transparencia. Es decir, que en quince años ha investigado 265 casos que de acuerdo a la legislación mexicana podrían configurarse como actos de terrorismo.
¿Qué es el terrorismo en México?
El terrorismo se define en el artículo 139 del Código Penal Federal (CPF). Éste indica que se impondrá una pena de prisión de 15 a 42 años, y 400 a mil 200 días multa, “a quien utilizando sustancias tóxicas, armas químicas, biológicas o similares, material radioactivo, material nuclear, combustible nuclear, mineral radiactivo, fuente de radiación o instrumentos que emitan radiaciones, explosivos, o armas de fuego, o por incendio, inundación o por cualquier otro medio violento, intencionalmente realice actos en contra de bienes o servicios, ya sea públicos o privados, o bien, en contra de la integridad física, emocional, o la vida de personas, que produzcan alarma, temor o terror en la población o en un grupo o sector de ella, para atentar contra la seguridad nacional o presionar a la autoridad o a un particular, u obligar a éste para que tome una determinación”.
- Los datos de la Fiscalía revelan que las entidades con mayor número de investigaciones son Ciudad de México, con 18; Michoacán, con 17; Jalisco, con 16; Chihuahua, con 12, y Coahuila y Nayarit, con 10 cada una. Además, aparece un concepto de “Áreas Centrales”, con 103 averiguaciones.
Las estadísticas oficiales también indican que en el mismo lapso de tiempo las autoridades detuvieron a 225 sujetos, y consignaron a 203, vinculados a los delitos de terrorismo, encubrimiento de terroristas, personas que amenazaron con cometer el delito de terrorismo y financiamiento de terrorismo, lo mismo que terrorismo internacional. Todos estos delitos están previstos en los artículos 139 al 139 Ter y 148 Bis al 148 Quáter del CPF.
El terrorismo en México es considerado una amenaza a la seguridad nacional.
Distinto a Europa y EU
Cuando uno piensa en terrorismo vienen a la mente casos como la destrucción de las Torres Gemelas de Nueva York, en 2001; los ataques con bombas en los trenes de Madrid, en 2004, adjudicados a grupos de Al Qaeda; los múltiples tiroteos a restaurantes, un concierto y ataques suicidas con chalecos explosivos en un estadio de París, en 2015, ejecutados por el Estado Islámico; o el atentado con una bomba casera en el maratón de Boston, en 2013.
- Pero a diferencia de esas naciones, los actos de terrorismo en México se vinculan más a hechos aislados, lo que representa un terrorismo doméstico. O en otros casos se considera terrorismo a actos de extrema violencia adjudicados al crimen organizado, anarquistas o econanarquistas, que no recaen en el concepto internacional de grupos terroristas, señalan especialistas en la materia.
Un ejemplo de eso es el atentado con granadas en Morelia, durante las fiestas patrias de 2008, atribuido en un principio a presuntos integrantes de los Zetas, que siete años después fueron liberados por irregularidades en el proceso y fabricación de delitos.
- En el país no hay grupos terroristas de origen nacional que caigan en las categorías internacionales, principalmente la de la lista del Departamento de Estado de Estados Unidos, de la Interpol o de la Organización de las Naciones Unidas, destaca Gerardo Rodríguez, profesor del Departamento de Relaciones Internacionales y Ciencia Política de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP).
“No confundamos los actos de extrema violencia o de terror, con que hay terrorismo en México por parte de los grupos delincuenciales. Son actos de extrema violencia. La definición de terrorismo es buscar un objetivo político, y la delincuencia organizada en México su fin último es el lucro económico”, explica el también coautor del capítulo El terrorismo como método del crimen organizado en México, del libro Crimen organizado e Iniciativa Mérida en las Relaciones México-Estados Unidos.
Miguel Antemate Mendoza, jurídico y defensor de derechos humanos de la UNAM, coincide y señala que, desde la perspectiva jurídica, los hechos en México no se pueden considerar como terrorismo.
“En sentido estricto, en México no hemos tenido hasta este momento casos masificados donde se puede considerar que se enclavan en la hipótesis de terrorismo”, subraya el también autor del artículo ¿Grupos terroristas mexicanos? Algunas consecuencias jurídicas.
Rodríguez, también investigador del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia (Casede), puntualiza que han habido episodios aislados, donde algunos terroristas han querido utilizar a México como plataforma para realizar atentados en el país o llegar a Estados Unidos y cometer algún atentado terrorista, pero no han logrado su fin.
Explosivos caseros
A pesar de no existir grupos terroristas identificados en México, que se comparen con los que existen en otras partes del mundo, los reportes por explosivos se multiplican. Al menos la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) registró 70 apoyos de personal militar a autoridades civiles por artefactos explosivos improvisados entre enero de 2013 y marzo de 2020. De años anteriores la dependencia señaló no contar con la información.
Las entidades con más reportes de apoyos son Guanajuato, con 27 y Michoacán, con 15. Aunque también aparecen Baja California, Chihuahua, Morelos, Oaxaca, Nuevo León, Colima, Puebla, Quintana Roo, Guerrero, Sinaloa, Sonora, San Luis Potosí, Tamaulipas y Zacatecas, que no sobrepasan un par de apoyos.
Pero no son los únicos casos. Este medio halló en notas periodísticas otros –que no coinciden con los anteriores– donde autoridades de distintas entidades del país participaron en la desactivación de bombas caseras. Es el caso de la encontrada en Mundo E, en el Estado de México.
En 2016, en el Informe de México sobre la resolución 70/46 de la Primera Comisión del 70 Periodo de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, intitulada “Contrarrestar la Amenaza que Suponen los Artefactos Explosivos Improvisados”, se reconoció que existe una complejidad para la identificación del tipo y grado de peligrosidad de dichos dispositivos, toda vez que no existe una homologación de criterios a nivel internacional para la definición de los Artefactos Explosivos Improvisados (AEI).
“Considerando el reto que representa que los componentes y materiales para la fabricación de AEI sean de fácil acceso, es necesario que los Estados, entre ellos México, ejerzan mayores y mejores controles, que consideren como factor clave la estabilidad social y el grado de conflictividad interno de cada país”, destaca el documento.
Atacan consulados de EU
Los consulados norteamericanos en México también han sido objeto de ataques con artefactos explosivos o agresiones con armas de fuego.
El primer atentado ocurrió una madrugada de octubre de 2008, cuando dos sujetos dispararon contra la reja frontal y vidrios del consulado norteamericano en Monterrey, Nuevo León, y lanzaron una granada que no detonó. El segundo ataque se dio en Nuevo Laredo, Tamaulipas, donde arrojaron un explosivo de fabricación casera por encima del muro. No hubo heridos, sólo daños materiales.
El caso más reciente ocurrió el 30 de noviembre de 2018, a las 10:48 de la noche, cuando un individuo lanzó dos granadas que explotaron en el edificio del consulado en Guadalajara, Jalisco. Por este hecho, el Buró Federal de Investigaciones (FBI) ofreció una recompensa de 20 mil dólares a cambio de información que condujera a la identificación y el arresto del sujeto o grupo responsable por el ataque.
Cárteles infunden miedo con narcoterror
Coches bomba, granadas, así como paquetes o drones cargados con explosivos; no es Colombia ni Afganistán, son parte de la violencia quelos cárteles y organizaciones criminales en México han utilizado contra instituciones de gobierno, la población o contra ellos mismos desde la década de 1990.
- La estela de muerte a través del uso de artefactos explosivosse ha utilizado en la Ciudad de México, Chihuahua, Durango, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Nuevo León, Sinaloa, así como en Tamaulipas.
- Los ataques no sólo han originado la muerte y lesiones de distintas personas, sino también, han dejado en claro que las organizaciones criminales no tienen reparo de utilizar los explosivos para infundir temor.
Para el especialista en temas de seguridad nacional y terrorismo, Gerardo Rodríguez Sánchez Lara, la explosión de un paquete en Salamanca, Guanajuato que originó la muerte de dos personas, no es un acto de terrorismo y mucho menos narcoterrorismo, es narcoterror.
“Es narcoterror, no narcoterrorismo. Narcoterror es el uso de medios extremos de violencia para alcanzar fines criminales. La gran diferencia con el narcoterrorismo, usa medios extremos de violencia con fines criminales y políticos. Hasta el momento no hemos visto ninguna declaración política o quien se atribuye estos actos de violencia. Si hubiera alguna declaración o intención política que surja de las investigaciones, se puede utilizar el concepto de narcoterrorismo, el cual no existe legalmente”.
- El también coordinador académico del Centro de Estudios sobre Impunidad y Justicia de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), menciona que, en México, no se tiene registrado un ataque de narcoterrorismo, sólo ataques de narcoterroren los que los grupos criminales buscan infundir violencia.
- Terrorismo es un delito que se encuentra tipificado en el artículo 139 del Código Penal federal. El terrorismo debe tener objetivo político, sino lo tiene, es un acto criminal de extrema violencia. Este atentado en Guanajuato no es terrorismo y mucho menos narcoterrorismo. En años pasados se han registrado distintos ataques, pero los grupos que lo hicieron no buscan un objetivo, como puede ser gobernadores o presidente de México
En entrevista consideró que el ataque en Salamanca debe ser investigado por las autoridades, porque es una realidad que las organizaciones criminales están utilizando métodos criminales que emplean grupos guerrilleros o terroristas en distintas partes del mundo.
Hasta ahora, sin más información debe ser investigado y abordado como un acto criminal de extrema violencia, es narcoterror, no narcoterrorismo y mucho menos terrorismo. Por el momento esto debe ser investigado por la fiscalía de Guanajuato.
Es un hecho que debe ser investigado a fondo por las autoridades, porque los grupos criminales están utilizando métodos de otros grupos, entre ellos guerrilleros en Sudamérica o terroristas en otros países.
El sello del narco
En los últimos años se han registrado distintas agresiones contra instituciones de gobierno, autoridades, la población, así como medios de comunicación en los que las organizaciones criminales o cárteles utilizan artefactos explosivos.
Entre los años 2009 y 2015, la extinta Policía Federal registró 104 reportes de bombas colocadas en distintos estados del país, principalmente en Chihuahua, Ciudad de México, Nuevo León y Tamaulipas. La extinta Comisión Nacional de Seguridad (CNS), registró siete ataques a nivel nacional con bombas entre 2013 y 2014.
- La Fiscalía General de la República (FGR) tiene documentado el aseguramiento de siete bombas de fabricación casera entre los años 2010 y 2011 en los estados de Guerrero, Sinaloa, Nuevo León y Jalisco.
- Uno de los primeros ataques que se tienen registrados en México fue en el mes de mayo de 1992 en Culiacán, Sinaloa, cuando explotaron dos coches bomba en menos de cinco minutos. En el primer ataque se utilizó un vehículo Shadow 1992, el cual fue detonado frente a la casa de un narcotraficante identificado como Miguel Ángel Rico Urrea, “El Chicho Rico”.
- El segundo ataque fue dirigido a una vivienda ubicada en la calle Cerro de Campana, propiedad de un ex comandante de la Policía Municipal de Culiacán, identificado como Armando Barraza.
En esa década se registró un atentado más. El 10 de junio de 1994 un artefacto explotó frente al hotel Camino Real, en Guadalajara, Jalisco, donde se realizaba una fiesta del cártel de Sinaloa y en la que se encontraba Ismael, “El Mayo” Zambada.
El artefacto fue enviado por la familia de Los Arellano Félix y pretendía ser introducido al lugar, sin embargo, detonó cuando se encontraba en un vehículo. Cinco personas murieron y 10 más resultaron heridas.
- El 15 de febrero de 2008 un artefacto que pretendía ser entregado al exdirector de la Policía Sectorial de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México, Julio César Sánchez Amaya, estalló sobre la avenida Chapultepec, a unos metros de la institución. El paquete, que fue atribuido al Cártel de Sinaloa, originó la muerte de una persona, así como dos heridos.
Cuatro meses después, en junio, cuatro ex integrantes del Ejército arrojaron dos granadas al estacionamiento de la Secretaría de Seguridad Pública de Jalisco. La explosión quitó la vida a un policía y dejo dos heridos.
Ese mismo año, mientras se realizaba el festejo del día de la Independencia, en Morelia, Michoacán, integrantes del crimen organizado, identificados como Zetas, lanzaron granadas en la explanada central. El ataque causó la muerte de ocho personas y dejó al menos 130 heridas. Muchas de ellas aún tienen las secuelas del ataque.
Durante la siguiente década los ataques del crimen organizado no pararon. Las agresiones continuaron contra las instituciones de gobierno y la población. Durante este periodo también comenzaron las agresiones contra medios de comunicación.
- En abril de 2010 un artefacto explosivo fue lanzado en contra del consulado de Estados Unidos en Nuevo Laredo, Tamaulipas en México. No se reportaron muertos o lesionados.
En julio de 2010, en Ciudad Juárez, Chihuahua, un coche bomba explotó en el cruce de la avenida 16 de septiembre y la calle Bolivia. El ataque atribuido a la Línea, brazo armado del cártel de Juárez, cobró la vida de cuatro personas, entre ellos un policía federal. - El 27 de agosto de 2010 dos autos con explosivos estallaron en la capital de Tamaulipas. Uno detonó frente a las instalaciones de un medio de comunicación. Sólo se reportaron daños materiales. Dos meses después, en septiembre, la Policía Federal informó que desactivó y detonó de manera controlada un coche bomba en la localidad en un centro comercial en esa misma ciudad.
El 20 de octubre de ese año, un coche bomba estalló durante una persecución que realizaban soldados en contra del crimen organizado. El artefacto fue detonado cuando el convoy circulaba en la colonia Ladrillera, en el cruce de Revolución y Ricardo Covarrubias. No se reportaron heridos.
- Al finalizar 2010, el 17 diciembre, un vehículo explotó frente a la comandancia de Zuazua, Nuevo León. Dos personas resultaron lesionadas.
- Al iniciar el mes de enero de 2011, un coche bomba estalló en la comunidad de El Carmen, Tula, Hidalgo. La agresión quitó la vida a un comandante de la Secretaría de Seguridad estatal e hirió a tres más.
Ese mismo mes, se registraron dos ataques con coche bomba a corporaciones de Seguridad Pública de Nuevo León. Uno en Linares y el segundo en San Nicolás de los Garza. Sólo se reportaron daños.
Durante la mañana del 30 de junio de 2012, un auto explotó frente a la Presidencia Municipal de Nuevo Laredo, Tamaulipas. La detonación dejó siete personas heridas. Los ataques han continuado en los últimos años. Entre ellos se encuentra un coche bomba en las instalaciones de la policía del municipio de Zuzua, Nuevo León en 2015. Dos civiles resultaron lesionados.
- Uno de los más recientes es la detonación de un vehículo cargado con explosivos el 8 de marzo de 2020 en Celaya, Guanajuato, frente a un campamento de la Guardia Nacional en Celaya.
En los últimos años se han exhibido los métodos que utiliza el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) para activar explosivos con ayuda de drones en contra de autoridades federales, principalmente en Michoacán./Agencias-PUNTOporPUNTO