Las grandes economías del G20 anunciaron ayer, antes de empezar su cumbre en Indonesia, la creación de un fondo de mil 400 millones de dólares para prepararse ante futuras pandemias, si bien la suma fue considerada insuficiente por el país que alberga la reunión.
- Durante una conferencia de prensa, el presidente de esta nación, Joko Widodo, explicó que este fondo, en el que participan 24 países, tiene como objetivo “evitar una pandemia y estar preparados para ella. Debemos asegurarnos de que la comunidad pueda resistir una pandemia. Una pandemia no puede segar vidas ni romper las articulaciones de la economía mundial”, destacó.
“Esto es significativo, porque la Organización Mundial de la Salud y el Banco Mundial han proyectado un déficit de financiamiento pandémico de alrededor de 10 mil 500 millones de dólares durante los próximos cinco años.”
- Sin embargo, a decir de Widodo, el monto es insuficiente, pues estima que son necesarios para esta tarea alrededor de 31 mil millones de dólares.
“Agradezco a todos los donantes de los países del G20 y a los no pertenecientes, al igual que las instituciones filantrópicas por sus contribuciones, pero la cantidad no es suficiente”, puntualizó el mandatario.
Los principales contribuyentes del fondo incluyen a Estados Unidos, Gran Bretaña, India, China, Francia, Canadá, Australia, Japón y organizaciones filantrópicas como la Fundación Bill y Melinda Gates.
Estados Unidos prometió entregar recursos por 450 millones de dólares, lo que representa casi un tercio del total.
Pide colaboración el BM
El fondo, lanzado durante la presidencia de Indonesia del G20, está dirigido a países de ingresos bajos y medianos y con él se financiarán las tareas de vigilancia, investigación y un mejor acceso a las vacunas, entre otras medidas, por lo que David Malpass, presidente del Banco Mundial, pidió en videoconferencia a todos los países que hagan su contribución para hacer el mundo más seguro.
- Precisamente esa institución informó el mes pasado que prevenir futuras pandemias ocasionadas por enfermedades infecciosas derivadas del contacto de humanos con animales tendría un costo anual de 10 mil 300 a 11 mil 500 millones de dólares, lo cual representa menos de uno por ciento de su costo, pues en 2020 la economía mundial perdió 3.6 billones de dólares por esa causa.
“En 2020, la economía mundial se contrajo 4.4 por ciento por los impactos del cierre económico del covid-19. Esto equivale a unos 3.6 billones de dólares de pérdida de bienes, servicios y otros productos”, señaló en su momento el organismo internacional.
Desigualdad de vacunas
El Informe de la OMS sobre el mercado mundial de vacunas en 2022, que se ha publicado hoy, muestra que las desigualdades en cuanto a la distribución no se producen únicamente en las vacunas contra la COVID-19, ya que los países más pobres luchan constantemente por acceder a las vacunas que tienen demanda en los países más ricos.
- El suministro limitado de vacunas y su distribución desigual impulsan la disparidad a escala mundial. La vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) para luchar contra el cáncer de cuello uterino solo ha llegado al 41% de los países de ingresos bajos, a pesar de que en estos se concentra gran parte de la carga de la enfermedad, en comparación con el porcentaje en el caso de los países de ingresos altos, que es del 83%.
- La asequibilidad también es un obstáculo para el acceso a las vacunas. Si bien los precios tienden a estar escalonados en función de los ingresos, las disparidades a este respecto provocan que los países de ingresos medianos paguen tanto, o incluso más, que los más ricos por varios tipos de vacunas.
«El derecho a la salud incluye el derecho a las vacunas», declaró el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. «Y, sin embargo, este nuevo informe muestra que las dinámicas del libre mercado están privando de ese derecho a una parte de la población más pobre y vulnerable del mundo. La OMS hace un llamamiento para que se introduzcan los cambios que tanto necesita el mercado mundial de las vacunas para salvar vidas, prevenir enfermedades y estar preparados para futuras crisis».
- En 2021 se suministraron aproximadamente 16 000 millones de dosis de vacunas, por un valor de US$ 141 000 millones, unas cifras que son, respectivamente, casi tres veces el volumen de mercado de 2019 (5 800 millones) y cerca de tres veces y media el valor de mercado de 2019 (US$ 38 000 millones). Este aumento se debió principalmente a las vacunas contra la COVID-19, lo que demuestra las enormes posibilidades que ofrece incrementar el ritmo de fabricación de las vacunas en respuesta a las necesidades de salud.
Aunque la capacidad de fabricación en todo el mundo ha aumentado, sigue estando muy concentrada. Diez fabricantes suministran el 70% de las dosis de vacunas (excluyendo las vacunas contra la COVID-19). Algunas de las 20 vacunas más utilizadas (como la PCV, las vacunas contra el VPH o las vacunas con componentes antisarampionosos o antirrubeólicos) dependen actualmente sobre todo de dos proveedores.
Esta concentración en cuanto a la capacidad de producción provoca que exista un riesgo de escasez, así como inseguridad en cuanto al suministro regional. En 2021, las regiones de África y del Mediterráneo Oriental dependían, para el 90 % de las vacunas que adquirieron, de fabricantes cuyas sedes se encontraban en otros lugares del planeta. Los arraigados monopolios de la propiedad intelectual y la limitada transferencia de tecnología restringen aún más la capacidad de crear y utilizar capacidad de fabricación local.
- La salud de los mercados también es preocupante en el caso de varias vacunas habitualmente necesarias para emergencias, como las vacunas contra el cólera, la fiebre tifoidea, la viruela/la viruela símica, el ébola o la enfermedad meningocócica, cuya demanda se dispara con los brotes y es, por lo tanto, menos predecible. Que la inversión en estas vacunas siga siendo limitada podría tener efectos devastadores para la vida de las personas.
- El informe destaca las oportunidades para una mayor armonización entre el desarrollo, la producción y la distribución de vacunas y una agenda de salud pública, con miras a alcanzar los objetivos de la Agenda de Inmunización 2030 (AI2030) y orientar los esfuerzos en materia de prevención, preparación y respuesta ante pandemias.
- La COVID-19 demostró que el proceso de desarrollo y distribución de las vacunas, que suele durar, de media, unos diez años y nunca menos de cuatro años, puede acelerarse y reducirse a 11 meses. La pandemia también puso de manifiesto la necesidad de larga data de reconocer que las vacunas son, más que una mercancía, un bien público fundamental y rentable.
Para impulsar medidas ambiciosas que permitan lograr un acceso en igualdad de condiciones a las vacunas, el informe pide a los gobiernos que actúen en las esferas siguientes: unos planes de inmunización claros e inversiones más decididas y una supervisión más sólida del desarrollo, la producción y la distribución de las vacunas; centros regionales de investigación y fabricación; y normas previamente acordadas para la colaboración gubernamental en tiempos de escasez en cuestiones como la distribución de vacunas, la propiedad intelectual y la circulación de insumos y bienes.
Las medidas recomendadas para la industria incluyen: centrar los esfuerzos de investigación en los agentes patógenos a los que la OMS considera que hay que prestar una atención prioritaria, garantizar la transparencia, facilitar la transferencia de tecnología y comprometerse a adoptar medidas específicas para la asignación de recursos que se basen en recursos propios. Las organizaciones internacionales y los asociados deben priorizar los objetivos de la Agenda de Inmunización 2030, apoyar iniciativas impulsadas por los países e impulsar la aplicación de resoluciones sobre la transparencia del mercado./Agencias-PUNTOporPUNTO