El nuevo Coronavirus que arribó a México en febrero resultó ser un enemigo que se reinventaba cada mes y que ya ha cruzado la barrera de los 100.000 muertos. Oficiales, porque la mortandad es mucho mayor. 100.000 vidas rotas —el octavo país del mundo en fallecidos por millón de habitantes— entre las que se incluyen las de miles de sanitarios: no hay lugar donde hayan perecido más.
- México recibió la pandemia con unos servicios debilitados por años de corrupción, pero con la veteranía de haber enfrentado al H1N1 una década antes; la afrontó con un Gobierno reacio a cambiar sus planes de emergencia cuando la situación lo ha requerido y ahora mira al futuro con la esperanza de recibir pronto la vacuna.
Un país sumido también en una profunda crisis económica que habla de rebrote vírico, aunque quizá la epidemia nunca perdió la intensidad suficiente para mencionar un renacimiento.
Los últimos días de marzo, cuando México registraba menos de un centenar de “casos importados” de coronavirus y las autoridades sanitarias pronosticaban que la epidemia duraría 12 semanas cuando menos.
- México tiene otro triste récord: es el país donde más trabajadores de la salud han muerto por coronavirus, al menos 1.320 profesionales, según un informe de Amnistía Internacional publicado en septiembre y aunque médicos y personal de enfermería están acostumbrados a lidiar cada día con la muerte, la pandemia les ha sobrepasado. No hay datos oficiales respecto a la situación actual.
“Están cayendo como moscas”, decía a mediados de abril el gobernador de Baja California, Jaime Bonilla. Se refería al personal de los hospitales. Y no le faltaba razón. En Coahuila, donde murió Gabriela, médicos y enfermeras denunciaron en una carta que no contaban con el equipo necesario para combatir el virus y los días que siguieron se registró un brote masivo en la misma clínica en la que se cruzaron los caminos de la familia Grande González, el médico que se había infectado días antes y el “paciente cero” de Monclova.
Esa sucesión de coincidencias desafortunadas se saldó con 26 trabajadores sanitarios contagiados, según las autoridades, y decenas de casos que convirtieron una pequeña ciudad de 230.000 habitantes en la mitad del desierto en la zona con más casos de ese Estado en la primera fase de la epidemia.
- Llegado el otoño, con todas las predicciones de fin de pandemia fallidas, los equipos están ya exhaustos y su salud mental muy resentida. La segunda semana de noviembre, el Hospital Juárez en Ciudad de México empezó con nueve pacientes en la UCI y terminó con el doble.
- Gabriel Reyes, el jefe de Emergencias, detalla que en un día malo de mayo ingresaban unos 10 pacientes por coronavirus, una cifra que ahora se ha triplicado por la reanudación de actividades no esenciales, la llegada del frío y el relajamiento de la población. “Tenemos más trabajo que antes”, afirma Reyes.
El personal del hospital repite una y otra vez seis palabras: “El pico del Día de Muertos”. Antes fue el pico del Día de la Independencia, el del Día de las Madres, el del Día del Niño. Cada festivo y cada puente se ha saldado con un aumento de los contagios. Pero el efecto no es automático. Se refleja aproximadamente 15 días después, que es lo que tarda en incubarse y complicarse la enfermedad. Los trabajadores ya anticipan resignados el pico del Día de la Revolución.
Las conferencias diarias del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, el hombre al frente de la pandemia, dejan, sin embargo, cierta sensación de sosiego. Una de las palabras fetiche en todos estos meses, sigue repitiéndose: “meseta”, ese camino plano que dibuja la curva pandémica en las gráficas oficiales, lejos de los picos que sobresaltan a la población. Y mientras se repite “meseta” como se manosea un amuleto, algunos Estados entran de nuevo en fases de máximo riesgo —Chihuahua y Durango, Ciudad de México está al borde— y los hospitales enfrentan una ocupación de camas covid como no se conocía hasta ahora. ¿Dónde está el truco?
“Ciudad de México es la que está manteniendo esa meseta de la que habla el Gobierno, porque otros Estados no tienen una población tan representativa. Pero lo que la explica, sobre todo, es el retraso de la información que se presenta cada día en la conferencia de prensa, lo que da una apariencia de normalidad”, señala la analista de datos Varenka Rico.
- No entra en si esa forma de graficar los datos es deliberada o debida a la dificultad de ir procesando la información de zonas alejadas, “pero el 20% de los fallecidos aparecen en la gráfica con dos o tres semanas de retraso sobre la fecha de ocurrencia, y eso es así desde agosto”.
- No son datos falsos, pues, pero al estar repartidos en el tiempo se evitan picos altos. “En otros países la gráfica se dibuja con las fechas exactas de los decesos, lo que permite evaluar bien la situación”, sigue Rico.
Con los contagios ocurre lo mismo, se difieren por semanas. “Juegan con los tiempos y así las gráficas no se disparan al cielo”. “Los contagios los señalan por la fecha de los síntomas, días atrás de tener la enfermedad confirmada, por eso la gráfica aparece con una tendencia a la baja. Los datos no son mentira, pero la gráfica refleja un panorama engañoso. En la base de datos de la OMS o de la Universidad Johns Hopkins la gráfica refleja los días exactos”, afirma Rico.
- El baile de datos en México ha sido uno de los síntomas más acusados de la pandemia y a estas alturas, la población muestra ya signos de descreimiento en la información oficial. Un día se supo que muertes antiguas se sumaban a los fallecimientos del día, de tal forma que no podía saberse cómo evolucionaba a diario la situación.
Más adelante se añadieron a los datos oficiales de muertes por covid aquellas que carecían de pruebas, pero presentaban signos inequívocos a juicio de los médicos que certificaron la defunción, tanto en los hospitales como en casa. La verdad asomaba su cara más amarga: unos morían sin compañía en los hospitales, pero miles lo hacían con asfixia en sus casas.
La sobremortalidad era un hecho que el subsecretario reconoció en una entrevista para el Washington Post en verano, semanas después de haber acusado a los medios de comunicación de falsear la realidad en sus reportes. Iniciado julio, López-Gatell admitió que México lamentaría tres veces más muertes que las que se notificaban a diario.
- Las primeras comparaciones con los decesos de años anteriores dan por buenos esos cálculos. En verdad, el país no está ante el fatídico hito de 100.000 muertos. Multipliquen. El Gobierno ya se ha lanzado a defenderse acusando a los medios de lucrarse utilizando la cifra simbólica de los 100.000 muertos.
- En la columna de los errores, algunos mensajes no han contribuido a paliar la catástrofe: al principio de la pandemia, los voceros insistían cada día en que la gente aguantara en casa lo más posible el malestar de la enfermedad para no saturar las urgencias. Pronto se vio que miles de enfermos no alcanzaban el hospital o se morían a sus puertas, y el mensaje ha cambiado, ahora se recomienda acudir cuanto antes. La gente llega tres días después de los primeros síntomas. Es muy tarde, dice el Gobierno ahora.
Las pruebas, tan reclamadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a la que tantos países han llegado tarde, han sido uno de los puntos flacos, casi famélicos, de México, encastilladas las autoridades sanitarias desde un principio en que no eran útiles en fases medias o avanzadas de los contagios. Esta obcecación ha obligado, a decir de algunos expertos, a seguir a ciegas el curso de la enfermedad.
- Los 475 centros centinela, creados antaño para rastrear cada temporada la incidencia de la influenza, se sumaron al rastreo del SARS-CoV-2, pero los analistas de datos nunca le han encontrado gran utilidad.
- México sigue teniendo una positividad altísima, que ronda el 40% debido a que apenas se testea a quienes muestran un contagio evidente. Se hacen pruebas a uno de cada 10 que presentan síntomas. Según la OMS, si un país presenta más de un 10% de ciudadanos sospechosos que dan positivo es que no se están efectuando las pruebas suficientes. Y si la positividad está por debajo del 5%, la epidemia puede considerarse bajo control.
El centinela se presenta hoy como un modelo agotado, también porque muchos ciudadanos no se acercan a hacerse pruebas por miedo al contagio, algo que debilita la estadística. Tan es así que algunos Estados, sin estridencias, han ido incorporando sus propios modelos de detección. Ciudad de México, por ejemplo. “Esta pandemia se ha mostrado, con el tiempo, diferente de otras.
En Ciudad de México monitoreamos su avance o retroceso a partir de las hospitalizaciones y elevando el número de pruebas drásticamente, que ahora supone el 40% de todas las que se efectúan en el país, cuando tenemos un 8% de la población”, detalla Eduardo Clark, director general de Tecnología e Inteligencia de Ciudad de México. Al día, asegura, se toman unas 7.500 PCR y en breve empezarán con las de antígenos, más rápidas.
- Además, se han implementado 80 quioscos ambulantes para acercar los tests a la población más vulnerable. A los que dan positivo les han ofrecidos ayudas y víveres para que permanezcan en casa un tiempo.
- La situación de la capital, donde radican los grandes laboratorios, ha facilitado, dice Clark, este progreso en los tests para el que se apoyan en el Gobierno federal (con unas 1.500 pruebas al día) y en los institutos científicos federales.
La ventaja que para los recursos médicos supone la concentración, se vuelve fatal cuando se trata de población. En las periferias se hacinan millones de habitantes con fuertes carencias que no ponen fácil el combate al virus. A esa dificultad achacan en buena medida el incremento de los ingresos hospitalarios, que mantiene en vilo a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, también contagiada de covid. Sin embargo, no son pocos los que ponen de ejemplo la gestión de la crisis en la capital y su área metropolitana, en comparación con la del Gobierno federal.
Ocho estados presentan repunte
De acuerdo con un análisis de este diario sobre los datos oficiales, las defunciones por coronavirus en Baja California, Chihuahua, Coahuila, Durango, Estado de México, San Luis Potosí, Zacatecas y Querétaro tuvieron un pico entre mayo y julio, después lograron un ligero descenso y la nueva ola de contagios ha traído un repunte.
«Mientras los contagios continúen en aumento es difícil que las muertes paren», afirma Laurie Ann Ximénez-Fyvie, doctora en Ciencias.
Especialistas como Arturo Erderly, doctor en Ciencias Matemáticas, explican que es poco probable que los decesos alcancen un nuevo pico en lo que resta de la pandemia, pero aseguran que se debe a las estrategias de los médicos y no a las políticas de la Secretaría de Salud.
En el reporte diario sobre el Covid-19, Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud, reconoció que los más de 100 mil fallecimientos son «una cantidad inusual», que no se preveía y destacó que desde hace más de una década las primeras causas de muerte en el país se debían a enfermedades crónicas.
Alza en defunciones
- Baja California
- Chihuahua
- Coahuila
- Durango
- Estado de México
- San Luis Potosí
- Zacatecas
- Querétaro
36% de exceso de mortalidad en México respecto a 2019, en gran parte por la pandemia.
Sin testamento, 94% de muertos por el covid
En México, nueve de cada 10 fallecidos por covid-19 no dejó un testamento —unas 94 mil víctimas—, situación que en los próximos meses se traducirá en una grave crisis legal en tribunales.
- El presidente del Colegio Nacional del Notariado Mexicano, Armando Prado, estimó que de esos 94 mil que fallecieron intestados, al menos 50 por ciento (alrededor de 47 mil) desembocarán en un conflicto por inconformidad en la herencia, mismo que llegará a tribunales, que de por sí están saturados por la inactividad judicial dada la pandemia. “El 94 por ciento de esa cifra no tiene testamento, solo 6 por ciento tiene, y de esos ¿cuántos problemas?, creo que más de 50 por ciento, porque el Inegi, al establecer la cifra, habla de 48 por ciento a escala nacional de problemas de titulación”, expuso Prado.
Sobre la presión que esto generará en tribunales y en la red de notarios anticipó: “Sí creo que se va a agravar (la situación en 2021), porque al final de cuentas la pérdida de trabajos ha sido mucha; los sectores turísticos e inmobiliarios se han visto muy dañados y el notariado no es la excepción; si los beneficiarios no llegan a ponerse de acuerdo, va a haber controversia y van a caer en tribunales, que están saturados por obvias razones, porque no han podido atender casos por la pandemia, se ha incrementado el trabajo y el que se venga un cúmulo de trabajo inesperado va a ser caótico”.
- En México, que ayer sumó más de 100 mil muertos por el virus, solo una de cada 20 personas que ya están en edad de tramitar un testamento (que es desde los 14 años en algunos estados) lo hace, por lo que cada año se hacen esfuerzos para crear una cultura de certidumbre legal.
- Explicó que en el país hay la creencia de que hacer un testamento es un llamado a la muerte, por lo que alertó que esta situación es preocupante, porque deja en la incertidumbre a miles de familiares y los abogados son los que terminan ganando y en gran parte de los casos hay un rompimiento en el núcleo familiar.
“El ciudadano que no tiene bienes o que tiene una propiedad hipotecada no testa porque cree que no es de él; sin embargo, desde que tienes un hijo o tienes aunque sea una hipoteca obtienes derechos hereditarios, de un abuelo, de tu padre, un hermano, por lo tanto debes testar.
“Según el Inegi, de las cifras de propiedades inmobiliarias, una tercera parte está sin dueño, es decir, 4 millones, con un costo promedio de 300 mil pesos, hablamos de un déficit de 1.2 billones de pesos, es un presupuesto altísimo”. En el Mes del Testamento, el Colegio Nacional del Notariado Mexicano hizo un acuerdo con el gobierno federal para que el trámite fuera gratuito para las fuerzas armadas y para el personal de salud que atiende covid.
“Creo que los padres es lo que menos queremos; por eso hago la invitación a todos, porque hacer el testamento es un acto de responsabilidad, no de riqueza”.
ONU lamenta decesos
Las Naciones Unidas lamentaron los más de 100 mil muertos por covid-19 en México, cifra que consideraron atroz, por lo que hizo un llamado a la solidaridad: “Compartimos el dolor de las familias que han perdido a algún ser querido, a veces sin siquiera poder decirle adiós”.
- A ocho meses del primer muerto por covid-19, México se convirtió en el cuarto país en el mundo que supera la cifra de los 100 mil muertos, tan solo detrás de Estados Unidos, Brasil e India. Del más de millón de contagios, 766 mil 361 se han recuperado satisfactoriamente en sus casas o en alguno de los hospitales públicos, reconvertidos o privados. Se han contratado 50 mil médicos, enfermeras y personal del sector salud; además, el gobierno federal ha firmado tres acuerdos globales de precompra de la vacuna contra el virus.
Sólo cada 3 de 10 con seguro de vida
La Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) dio a conocer que 29 por ciento, es decir, 3 de cada 10 de personas que fallecieron por covid-19 contaban con un seguro de vida. El director del organismo, Recaredo Arias, dijo que las aseguradoras han tenido una buena cobertura por seguro de vida, con lo que se ha podido indemnizar a los familiares de quienes contaban con una póliza.
Al corte del 16 de noviembre, el número acumulado de casos por indemnización sumó 29 mil 28, por 6 mil 333 millones de pesos. “Poco más de 29 por ciento de los casos de personas que han fallecido tienen un seguro; hemos tenido una cobertura importante, el seguro ha podido ser un instrumento muy importante para indemnizar a los familiares”. Arias detalló que el monto promedio de las indemnizaciones es de 218 mil 187 pesos, con un caso de más de 68 millones de pesos./Agencias-PUNTOporPUNTO