La continua emisión de gases de efecto invernadero (GEI) está intensificando numerosos peligros climáticos, que a su vez pueden exacerbar las enfermedades patógenas humanas. La perturbación social causada por enfermedades patógenas, como lo revela claramente la pandemia de COVID-19, ofrece vislumbres preocupantes sobre las posibles consecuencias de las crisis sanitarias inminentes impulsadas por el cambio climático.
Si bien la conclusión de que el cambio climático puede afectar a las enfermedades patógenas está relativamente bien aceptada, el alcance de la vulnerabilidad humana a las enfermedades afectadas por el cambio climático aún no está completamente cuantificado.
- Es que existe una “interacción entre el cambio climático y las enfermedades infecciosas”, resaltó Camilo Mora del Departamento de Geografía y Medio Ambiente, Universidad de Hawaii en Hawaii, tras los resultados de un metaanálisis exhaustivo publicado en Nature.
- Según los datos del trabajo del que formó parte junto a otra decena de investigadores, el cambio climático podría agravar más del 50% de los patógenos humanos conocidos. Desde la última gran ola del SARS-CoV-2 y su variante ómicron, hace menos de dos años, han surgido repentinamente una variedad de patógenos.
- Algunos no son muy conocidos, como el virus mpox y chikungunya; pero otros se conocen desde hace siglos, como el Vibrio cholerae (que causa el cólera) y los parásitos Plasmodia (que causan la malaria).
Incluso existe la posibilidad de que patógenos congelados en el permafrost, para los cuales actualmente no existe inmunidad, puedan ser liberados a medida que el clima continúa calentándose. Aunque esta idea puede considerarse alarmista, existe evidencia sobre cómo el cambio climático está alimentando brotes de enfermedades y epidemias.
- Hay varias formas en que los peligros climáticos agravan las enfermedades infecciosas, tanto directa como indirectamente. Estos incluyen el lento aumento de la temperatura; cambios en las condiciones ambientales que aumentan la dispersión de vectores de enfermedades como mosquitos, roedores y garrapatas; y la aparición repentina de fenómenos extremos como inundaciones, que contaminan las fuentes de agua potable y provocan el desplazamiento de seres humanos y animales, que pueden transportar y transmitir patógenos.
- “En nuestro análisis -sigue Mora-, descubrimos que el 58% de las enfermedades infecciosas que enfrenta la humanidad en todo el mundo se han visto agravadas en algún momento por peligros climáticos. El 16% se vio disminuido en ocasiones. Los casos empíricos revelaron 1.006 vías únicas en las que la amenaza del calentamiento, a través de diferentes tipos de transmisión, condujeron a enfermedades patógenas. Estas y las vías de contagio agravadas por los peligros climáticos son demasiado numerosas para que la sociedad pueda realizar adaptaciones integrales”.
El lento aumento de la temperatura altera gradualmente la probabilidad de transmisión de enfermedades a medida que las condiciones ambientales se vuelven más favorables para ciertos vectores de patologías. Por ejemplo, el mosquito tigre (Aedes albopicus) está aumentando en el sur de Europa y está alimentando nuevos brotes virales. El año pasado, una mujer británica resultó infectada con el virus del dengue transmitido por mosquitos mientras viajaba por Francia.
- Este año, en Paraguay hubo un sorprendente y gran brote de más de 120.000 casos confirmados de infección por el virus chikungunya. Este país nunca antes había experimentado un fenómeno de este tipo ni una muerte a causa de él, pero este evento mató a 46 personas, incluidos niños recién nacidos, y causó importantes trastornos de salud en el país a medida que el virus se propagó a todo el territorio.
- El brote coincidió con las temperaturas medias más altas de la historia de Paraguay.
- Un aumento de la temperatura en el sur de Europa también se ha relacionado con una epidemia de chikungunya en Italia en 2017 y el actual aumento de las infecciones por el virus del dengue en Francia. Los fenómenos climáticos extremos y los desastres también están provocando un aumento de las epidemias. Estos suelen ocurrir en plazos de unos pocos días o un par de semanas y pueden tomar a regiones y países desprevenidos.
- Estos desastres pueden intensificarse si van seguidos de la propagación de enfermedades infecciosas. En 2022 y 2023, dos epidemias mortales de cólera llamaron la atención del mundo. La primera se produjo en Pakistán tras unas inundaciones extremas y que provocaron cientos de miles de contagios.
- De manera alarmante, la cepa que surgió en Pakistán se asoció con la epidemia de cólera más mortífera en la historia de Malawi.
- Aunque suele registrar unos cientos de pacientes de cólera al año, hubo 57.414 casos confirmados y 1.733 muertes entre 2022 y 2023. La elevada tasa de mortalidad de esta epidemia, que rondaba el 3%, conmocionó a la comunidad médica internacional.
En particular, en un mundo cada vez más globalizado, el movimiento de personas, animales y carga puede agravar aún más los desafíos del cambio climático y las epidemias. Como lo demuestra la rápida propagación de las variantes del SARS-CoV-2, los patógenos altamente transmisibles pueden cruzar fronteras fácilmente a pesar de las severas prohibiciones de viaje. Esto significa que pueden llegar sin ser detectados y causar epidemias si las condiciones para su transmisión son apropiadas. Por ejemplo, el brote del virus chikungunya en Italia en 2017 se remonta a casos índice de la India.
- El cambio climático también puede impulsar a las poblaciones a migrar, provocando más interacciones con la vida silvestre y aumentando el riesgo de propagación de patógenos. Los científicos anticipan que 2024 será un año aún más cálido debido a un evento de El Niño (un patrón climático que resulta en el calentamiento de las aguas superficiales en el Océano Pacífico oriental).
- Es probable que esto produzca una sequía grave en algunas regiones del mundo, lo que podría estimular migraciones masivas. “El vínculo entre el cambio climático y las enfermedades infecciosas debería generar un llamado a la acción para que los científicos y los gobiernos evalúen los riesgos de los efectos inevitables del cambio climático en las epidemias y pandemias”, concluyó Mora.
Salen microorganismos a la superficie con el deshielo de los glaciares
Aconsecuencia del cambio climático, ocasionado en buena medida por las emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente dióxido de carbono y metano, el permafrost siberiano (capa de hielo que almacena ingentes cantidades de carbono en esa zona de Rusia) ha entrado en un proceso de deshielo que, además de liberar más carbono del que absorbe, ya dejó al descubierto microorganismos que se encontraban atrapados en él desde hace mucho tiempo.
- Este año, un grupo de científicos rusos, alemanes y franceses reportó, a partir de muestras antiguas del permafrost siberiano, el aislamiento de 13 nuevos virus eucariotas, siete de los cuales son Pandoravirus, un género que se distingue por su gran tamaño y complejidad.
“Los virus eucariotas no pueden existir y reproducirse fuera de una célula anfitriona, es decir, dependen de ella para su supervivencia y multiplicación. Acanthamoeba, un microorganismo unicelular que se halla con frecuencia en el entorno natural, especialmente en el aire, el suelo y las aguas dulces, saladas, residuales e incluso del grifo y embotelladas, es uno de sus portadores o vectores”, dice Víctor Velasco Herrera, investigador de la Sección de Radiación Solar del Instituto de Geofísica de la UNAM.
- A decir del científico universitario, lo que reviste importancia crucial es que algunas especies de Acanthamoeba tienen la capacidad de causar infecciones tanto en los seres humanos como en otros animales.
- “Estas infecciones pueden manifestarse en diversas partes del cuerpo, incluyendo los ojos, la piel y el sistema nervioso central. Las infecciones oculares por Acanthamoeba, en particular, son motivo de inquietud debido a su probable gravedad”, añade.
En 2014 y 2015 ya se había logrado aislar virus infecciosos del permafrost siberiano, lo cual sugería la abundancia de otros todavía por descubrir.
- “El estudio de este año, reportado en la revista científica Viruses, suscita preocupación porque la activación de antiguos virus representa una potencial amenaza para la humanidad. Un nuevo virus puede causar otra pandemia, pero desafortunadamente, como ya vimos con la Covid-19, no disponemos de un antiviral de amplio espectro.
- Así, más allá del interés científico, debe primar la preservación de la vida en nuestro planeta.
- De ahí que resulte fundamental reconocer que la intervención de los seres humanos en la naturaleza puede ser mucho más peligrosa de lo que a menudo imaginamos, como lo evidencia el actual fenómeno del cambio climático, con sus consecuencias devastadoras para todas las formas de vida en la Tierra.”
Velasco Herrera y sus colegas del Instituto de Geofísica recurren actualmente a la inteligencia artificial para estudiar el papel que desempeñan los incendios forestales en Siberia en el cambio climático.
“Pronto comenzará allí una temporada alta de incendios y ésta podría durar decenas de años. Por supuesto, esto desencadenará más deshielo del permafrost y, por lo tanto, una mayor presencia de microorganismos potencialmente peligrosos.
Además, los bosques del norte de Rusia son unos grandes captadores de dióxido de carbono y en el momento en que se inicie esta temporada alta de incendios también se liberarán a la atmósfera no sólo enormes cantidades de gases de efecto invernadero, sino también toxinas perjudiciales para nuestra salud”, indica.
De acuerdo con el científico, el resurgimiento y la reactivación de virus antiguos agrega una capa adicional de amenaza a la ecología global y la salud humana.
“Esta situación nos lleva a una encrucijada crítica: si continuamos actuando de manera irresponsable en nuestro planeta, podríamos estar acercándonos a una nueva extinción masiva de especies, y los seres humanos podríamos encontrarnos entre las primeras víctimas. En ese sentido, la protección de la vida en el planeta y la prevención de amenazas a la salud pública deben ser prioridades que trasciendan las fronteras y las divisiones geopolíticas”, concluye.
Bacterias en la Antártida
El deshielo también ha dejado al descubierto microorganismos en la Antártida, pero los que han sido hallados en este caso son bacterias y eucariontes marinos fotosintéticos que quizá fueron arrastrados por la brisa marina dentro de partículas de agua salada que se incrustaron y congelaron en el glaciar.
- “Esos microorganismos son ubicuos, están en todos lados. Algunos pudieron haber sido capturados dentro del hielo cuando se formó y quedaron expuestos a la intemperie cuando se derritió”, señala Rocío Jetzabel Alcántara Hernández, investigadora del Instituto de Geología de la UNAM que viajó a la Isla Rey Jorge, de esa región del planeta con el propósito de estudiarlos.
- En opinión de la investigadora universitaria, la Antártida es una de las áreas más interesantes del orbe en términos microbiológicos, porque es una de las más susceptibles al cambio climático. “Al contrario de lo que ocurre en otros sitios, aquí se percibe hasta cuatro veces más la influencia del cambio climático. Por eso, en los últimos 50 años, el deshielo ha sido muy intenso.”
En los sistemas polares como la Antártida, durante el invierno austral, las bacterias entran en un estado de dormancia, en el que el metabolismo y la actividad se suspenden temporalmente, por lo que puede parecer que han muerto. Y durante el verano austral, cuando la temperatura sube y el hielo se derrite, recobran su metabolismo y su actividad. Respecto a las que quedaron liberadas por el deshielo de la Antártida, debieron de haber pasado un larguísimo tiempo en estado de dormancia.
- “La edad de estas bacterias depende de la profundidad a la que estaban dentro del hielo. Ahora bien, muchas tienen una similitud nucleotídica muy marcada con las bacterias ‘modernas’, por así decirlo. Pero cada bioma planetario siempre nos da la oportunidad de descubrir cosas nuevas, y los hielos polares no han sido la excepción. De este modo, también hemos encontrado bacterias nuevas, es decir, con secuencias de ácido desoxirribonucleico (ADN) nuevas”, informa Alcántara Hernández.
- Este descubrimiento realizado en la Antártida puede ayudar a comprender mejor el microbioma planetario, a conformar un catálogo de microorganismos más extenso y a saber qué les pasará a los ecosistemas y cómo se modificarán las redes tróficas a partir de los cambios físicoquímicos ambientales planetarios. Asimismo, más adelante podría tener algunas aplicaciones en los campos de la biotecnología, la medicina y las ciencias ambientales.
“Sí, lo primero es descifrar su mecanismo de crioprotección, el cual les permite sobrevivir largos periodos dentro del hielo. Y como algunos de estos microorganismos producen carotenoides y lípidos, podrían aprovecharse biotecnológicamente, sobre todo”, finaliza la especialista.
Informes internacionales dan cuenta del crecimiento de las enfermedades
Las olas de calor que azotaron a Estados Unidos y Europa batiendo récords superiores a 40 grados en cientos de ciudades, mientras en el Cono Sur, grandes urbes como Buenos Aires registraron más de 25 grados en pleno invierno. Este escenario muestra una marca inequívoca sobre el calentamiento global que la Tierra sufre actualmente.
Los fenómenos climáticos extremos forman parte de la crisis climática que sufre la humanidad y amenaza su propia existencia, debido al incremento de distintas enfermedades y a la inestabilidad del ciclo natural.
- La tropicalización de varias regiones antes frías, una mayor presencia de elementos plásticos como reservorios y criaderos de mosquitos, entre otros aspectos, colabora con la propagación de enfermedades como el dengue o la malaria, que están en aumento en la actualidad. Además, por el aumento de las temperaturas promedio durante las últimas décadas, se generan con más frecuencia fenómenos extremos como olas de calor, inundaciones, aludes, e incendios de vegetación.
- “Es la mayor crisis sanitaria de nuestro tiempo”, afirmó el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas, compuesto por un grupo de expertos climáticos que alerta que las muertes relacionadas con el calor se pueden triplicar para el año 2050. Es que gracias a los avances médicos y la extensión de las redes de agua potable, las personas en todo el mundo viven vidas más largas y saludables que hace apenas medio siglo, pero el cambio climático amenaza con deshacer ese progreso.
En todo el planeta, los animales, y las enfermedades que éstos transmiten, están cambiando para adaptarse a un globo terráqueo nuevo. Y no están solos: las garrapatas, los mosquitos, las bacterias, los virus, las algas e incluso los hongos están en movimiento, cambiando o ampliando sus rangos históricos para adaptarse a las condiciones climáticas que están modificándose a un ritmo extraordinario.
- Para escapar del aumento de las temperaturas en sus rangos nativos, los animales están comenzando a trasladarse a elevaciones más altas y más frescas, trayendo consigo enfermedades. Eso representa una amenaza para las personas que viven en esas áreas y también conduce a una mezcla peligrosa entre los animales recién llegados y las especies existentes, según un reciente estudio científico.
Estos cambios no están ocurriendo en el vacío. La deforestación, la minería, la agricultura y la expansión urbana están acabando con las áreas silvestres restantes del mundo, lo que contribuye a la pérdida de biodiversidad que se está produciendo a un ritmo sin precedentes en la historia de la humanidad. Las poblaciones de especies de las que los humanos dependen para su sustento están disminuyendo y siendo empujadas a porciones de hábitat cada vez más pequeñas, creando nuevos puntos críticos para que las enfermedades pasen de los animales a los humanos.
Mientras tanto, la cantidad de personas que experimentan las repercusiones extremas del calentamiento del planeta continúa creciendo. El cambio climático desplaza a unos 20 millones de personas cada año: son las que necesitan vivienda, atención médica, alimentos y otros elementos esenciales que ejercen presión sobre sistemas ya frágiles que están cada vez más presionados.
Todos estos factores crean condiciones propicias para la enfermedad humana. Las enfermedades antiguas y nuevas se están volviendo más frecuentes e incluso están apareciendo en lugares donde nunca antes se habían encontrado.
La temperatura global promedio ha aumentado aproximadamente 1 grado centígrado desde el período preindustrial, y ha aumentado constantemente más de 0,2 grados cada década.
- Esto no solo ha afectado la actividad humana, sino también la distribución geográfica de los animales, por ejemplo, mosquitos y garrapatas, que pueden portar y transmitir una variedad de enfermedades infecciosas, como la malaria y el dengue.
- Respecto a la malaria, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de EEUU informaron siete casos de malaria adquirida localmente en Texas y Florida. Esta es la primera vez en más de 20 años que se diagnostica malaria no relacionada con viajes en Estados Unidos, lo que genera alarma entre los médicos y los funcionarios de salud pública.
- La malaria, causada por el parásito Plasmodium, puede ser una enfermedad grave y potencialmente mortal. A nivel mundial, ocurren 240 millones de casos cada año, con más de 600,000 muertes reportadas. Las personas infectadas pueden desarrollar fiebre, dolor de cabeza, dolores corporales y vómitos/diarrea.
Dada la falta de transmisión endémica de la malaria en varios países, existe una ausencia de inmunidad a nivel de población. Esto puede facilitar futuros brotes y potencialmente aumentar la gravedad de los casos, cuando ocurran.
Calentamiento mundial y enfermedades
Los patrones climáticos erráticos, como los períodos de extrema sequía e inundaciones, crean las condiciones para que se propaguen las enfermedades, destaca un estudio científico. Los casos de cólera, una enfermedad bacteriana transmitida por el agua, se disparan durante la temporada del monzón en los países del sur de Asia cuando las inundaciones contaminan el agua potable, especialmente en lugares que carecen de infraestructura de saneamiento de calidad.
- La fiebre del valle, una infección transmitida por hongos causada por esporas que crecen en el suelo en el oeste de los EE. UU., prolifera durante los períodos de lluvia. La severa sequía que tiende a seguir a la lluvia en esa parte del mundo marchita las esporas de hongos, lo que les permite dispersarse más fácilmente en el aire ante la menor perturbación (una bota de excursionista, por ejemplo, o un rastrillo de jardín) y encontrar su camino hacia el sistema respiratorio humano.
- Estos impactos provocados por el clima están cobrando un precio muy alto en la salud humana. Los casos de enfermedades relacionadas con mosquitos, garrapatas y pulgas se triplicaron en los EEUU entre 2004 y 2016, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. La amenaza se extiende más allá de las enfermedades transmitidas por vectores comúnmente reconocidas.
- Las investigaciones muestran que más de la mitad de todos los patógenos que se sabe que causan enfermedades en los humanos pueden empeorar con el cambio climático. El problema se agrava a medida que pasa el tiempo. La Organización Mundial de la Salud estima que entre 2030 y 2050, solo un puñado de amenazas relacionadas con el clima, como la malaria y la inseguridad del agua, cobrarán un cuarto de millón de vidas adicionales cada año.
Cambio Climático influye en enfermedades mas constantes y violentas
- En un trabajo publicado en Nature Climate Change, un equipo de investigadores de la Universidad de Hawái en Manoa, Estados Unidos, aseguró que “el calentamiento, las precipitaciones, las inundaciones, las sequías, las tormentas, los cambios en la cubierta terrestre, el cambio climático en los océanos, los incendios, las olas de calor y los cambios en el nivel del mar” influirán “en las enfermedades provocadas por virus, bacterias, animales, hongos, protozoos, plantas y cromistas”.
- Para analizar la situación, los expertos realizaron una búsqueda sistémica de estudios y ejemplos empíricos, ante ellos evaluaron los “impactos de 10 peligros climáticos sensibles a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en cada enfermedad patógena humana conocida”, los riesgos analizaron fueron: aumento de la temperatura del planeta, sequía, olas de calor, incendios forestales, precipitaciones extremas, inundaciones, tormentas, aumento del nivel del mar, los cambios biogeoquímicos en los océanos y los cambios en la cubierta terrestre.
“Las enfermedades patógenas evaluadas se transmitían principalmente por vectores, aunque también se encontraron ejemplos de casos de vías de transmisión por vía hídrica, aérea, contacto directo y alimentos”, señalaron y agregaron que “más del 58%, o 218 de 375, de las enfermedades patógenas humanas conocidas se habían visto afectadas en algún momento por, al menos, un peligro climático”.
El mundo tiene las herramientas que necesita (redes de vigilancia de la vida silvestre, vacunas, sistemas de alerta temprana) para mitigar los impactos de las enfermedades provocadas por el clima. Algunas de estas herramientas ya se han probado a escala local con gran eficacia. Lo que queda por ver es qué tan rápido los gobiernos, las ONG, los proveedores médicos, los médicos y el público pueden trabajar a través de las fronteras para desarrollar e implementar un plan de acción global./Agencias-PUNTOporPUNTO