El MUNDO es MÁS propenso a ENFERMEDADES; expertos ALERTAN mayores PANDEMIAS

Un fuerte aumento de casos de enfermedades respiratorias en China, incluidos focos de neumonía no diagnosticada en niños, encendió las alertas y las autoridades sanitarias emitieron una serie de medidas para evitar que colapsen los centros de salud

Los últimos años han estado marcados por brotes que preocupan a las autoridades de salud.

  • El primero fue una hepatitis de origen misterioso que afecta principalmente a niños. El otro fue la aparición de casos de viruela del mono en varios países; además recientemente un nuevo brote de neumonía se detectó en China.
  • Los científicos intentan desvelar los orígenes y causas de estos brotes que sucedieron durante y despues de la pandemia de covid-19, una enfermedad causada por un virus que antes de 2020 era absolutamente desconocido.
  • Y antes que el coronavirus dominara las noticias, en la última década hemos presenciado la evolución de otros problemas de salud vinculados a virus como el ébola, el zika, el dengue o el sarampión.

De acuerdo con expertos consultados por el medio BBC News Brasil apuntaron a la segunda hipótesis como la más probable. Actualmente, el mundo reúne una serie de características que facilitan la aparición o el resurgimiento de enfermedades infecciosas.

Hay siete factores que ayudan a explicar este escenario: más tránsito de personas entre países, la urbanización desenfrenada, el cambio climático, mayor demanda de proteína animal, más contacto con zonas silvestres, rechazo a las vacunas y falta de profesionales de salud y vigilancia.

Viajes internacionales

Cruzar continentes y oceános en pocas horas es hoy relativamente fácil y barato.

  • Pongamos como ejemplo un viaje entre Sao Paulo en Brasil y Urasoe, en la isla de Okinawa en Japón. Es posible llegar en 33 horas y 10 minutos, con paradas en Dallas y Chicago, en Estados Unidos, y en Tokio y Okinawa, en Japón.

En la práctica, eso significa que puedes infectarte con un virus en Brasil y, antes de desarrollar cualquier síntoma, encontrarte literalmente al otro lado del mundo.

  • Datos del Banco Mundial estiman que en 1990, mil millones de personas viajaron en avión. En 2019, ese número aumentó a 4.500 millones de pasajeros, lo que representa más de la mitad de la población mundial.
  • Por un lado, el aumento de la movilidad entre fronteras representa una oportunidad de negocios, conexiones y contactos con otras culturas. Por otro, facilita la transmisión de agentes infecciosos y puede acelerar los brotes de epidemias e incluso pandemias.
  • En las últimas semanas, la llamada viruela de los monos, antes restringida a algunas regiones en África, apareció simultáneamente en otros continentes, con casos registrados en varios países europeos y Estados Unidos principalmente.

Y este fenómeno está conectado a la movilidad global.

  • Además en un artículo de The Conversation publicado en 2020, mencionó que ciudades que están relativamente lejos geográficamente pero conectadas por un gran flujo de pasajeros, como por ejemplo Londres y Los Ángeles, tienen una probabilidad más alta de que se propague una enfermedad entre ellas que zonas más cercanas pero con pocas conexiones.
  • Con la enorme desventaja de que virus y bacterias pueden cubrir distancias enormes en días o semanas, dejando muy poco margen de tiempo a las autoridades para contenerlos. En estas condiciones es más importante que nunca tener una red de vigilancia activa de posibles brotes y actuar rápidamente para poder contener su difusión.

En este sentido, muchos trabajos científicos demuestran que solo un corte inmediato y casi total del tráfico aéreo resulta eficaz cuando se trata de contener una nueva enfermedad. Los cortes parciales o tardíos solo sirven para retrasar la exportación de casos a otros países.

El artículo señaló que en el caso concreto de COVID-19, estudios estimaron que el cierre de la red de transporte impuesto desde las autoridades chinas a la ciudad de Wuhan ralentizó la llegada del virus a otras provincias de China y retrasó la exportación del patógeno. a otros países. Pero de ningún modo se detuvo por completa su difusión.

Urbanización

La Organización de Naciones Unidas (ONU) calcula que en 1950 dos tercios de la población mundial vivía en zonas rurales.

  • La agencia estima que para 2050 esta proporción se va a invertir: en poco más de dos décadas, el 66% de personas vivirán en ciudades. Y el cambio más drástico será en Asia y África.
  • La gran cuestión, señalan los expertos, es que muchos de estos nuevos espacios urbanos son deficientes en infraestructura, transporte público, vivienda, saneamiento básico y atención médica.

Y esto crea las condiciones ideales para que virus y bacterias prosperen y circulen libremente.

Verter aguas residuales sin tratar en arroyos y manantiales, por ejemplo, puede ser fuente de infecciones gastrointestinales graves.

  • La acumulación de basura en lotes baldíos es el ambiente perfecto para la proliferación de vectores, como el mosquito Aedes aegypti, transmisor del dengue, zika y chikungunya.

«Tampoco debemos olvidar que los ambientes urbanos son propicios para las aglomeraciones, y sabemos cómo el contacto cercano, especialmente en lugares pequeños y mal ventilados, facilita la propagación de patógenos», dijo para la BBC el virólogo Flavio da Fonseca, profesor de la Universidad Federal de Minas Gerais.

Cambio climático

El aumento de la temperatura media del planeta trae consecuencias diversas para la salud.

  • La Organización Mundial de la Salud estima que entre 2030 y 2050 el cambio climático estará directamente relacionado con 250.000 muertes adicionales cada año.
  • Entre las causas de estas muertes, la entidad destaca el incremento de enfermedades infecciosas, como la malaria y el dengue.
  • Y esto sucede porque los mosquitos que transmiten estas enfermedades se reproducen en el calor y aprovechan los embalses de agua que surgen en épocas de lluvia.

Ahora bien, si la tendencia es que las temperaturas sean cada vez más altas, esto representa una gran oportunidad para que muchos vectores ganen terreno y ayuden a propagar aún más los agentes infecciosos.

«Hoy vemos la aparición de enfermedades propias de las regiones tropicales en las zonas subtropicales. Ya tenemos casos de chikungunya y fiebre del Nilo Occidental en el sur de Europa y dengue en Florida, en Estados Unidos», dice el virólogo Anderson F. Brito, investigador científico en el Instituto Todos pela Saúde (ITpS).

Mayor contacto con animales

Tampoco se puede ignorar el papel que puede jugar la destrucción de reservas naturales en la aparición de nuevas enfermedades causadas por virus, bacterias y otros patógenos.

  • Los datos del Banco Mundial indican que en 1990 el mundo tenía 41,2 millones de kilómetros cuadrados de superficie boscosa. Ese número se redujo a 39,9 millones en 2016.
  • La superficie devastada de más de 1,3 millones de kilómetros cuadrados en solo 26 años equivale casi a toda la Amazonía (el estado más grande de Brasil) y supera la superficie de países como Perú, Colombia y Sudáfrica.

Desde el punto de vista de la salud, esto también representa una gran amenaza para los humanos. Eso es porque los virus están quietos ahí en la naturaleza, cumpliendo sus interminables ciclos de replicación dentro de otro ser vivo.

  • El crecimiento de las ciudades y el agronegocio termina por destruir muchas de estas reservas naturales, lo que desplaza a los animales y posibilita el contacto entre estos y los seres humanos. Los virus, que anteriormente solo afectaban a una especie, pueden «saltar» hacia nosotros.
  • «Y tenemos una visión muy antropocéntrica de las cosas. Creemos que la mayoría de los patógenos afectan a la población humana, cuando en realidad la mayoría de estos agentes se encuentran en la naturaleza y coexisten en equilibrio con sus huéspedes», agrega Fonseca.

«Cuando eliminamos estos hábitats, el virus tiende a buscar una alternativa. ¿Y quiénes suelen ser los huéspedes más cercanos? Nosotros mismos», prosigue.

«La mayoría de las veces esta interacción no lleva a ninguna parte. Pero hay algunos casos en los que el patógeno logra adaptarse bien y comienza a evolucionar específicamente para la especie humana, provocando nuevas enfermedades», completa el especialista.

  • Uno de los brotes más recientes de ébola, por ejemplo, comenzó en África occidental en 2014 y apareció precisamente en regiones de extracción de madera y minerales. Debido a estas actividades, los humanos comenzaron a tener más contacto con los animales de la región, entre ellos, los murciélagos portadores de este virus.

«Son ambientes naturales que se han degradado, en los que es más frecuente esa exposición de la especie humana a nuevos virus», enseña.

Más carne en el plato

La creciente demanda de proteína animal es otro factor que incrementa el riesgo de nuevos patógenos y epidemias.

  • La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estima que la demanda mundial de cortes de carne de res crecerá un 81% entre 2000 y 2030. El mismo aumento se puede ver en otros tipos de ganado: cordero (88%), cerdo (66%), aves (170%) y huevos (70%).
  • Estos animales no siempren se crían en las condiciones sanitarias adecuadas. La falta de normas y supervisión hace que en muchos países estos animales sean mantenidos en espacios reducidos, sin higiene o incluso mezclados con otras especies.
  • Es todo lo que un agente infeccioso necesita para mutar, combinarse y «saltar» a las personas. En la pandemia H1N1 de 2009 que se originó en México, los estudios demostraron que el virus de la influenza que causó todo ese problema era una mezcla de cuatro cepas diferentes: dos de cerdos, una de aves y otra de humanos.

Y eso no es un ejemplo aislado.

  • A lo largo del siglo XX, la humanidad se enfrentó a diversas epidemias de influenza como la gripe española en 1918, la gripe asiática en 1957 o la gripe de Hong Kong en 1968. Todas estas se originaron a partir de mutaciones de virus que circulaban entre aves.
  • «Todo esto solo refuerza la noción de que la salud humana no está aislada y necesitamos pensar cada vez más en la conexión que tenemos con la salud de los animales y el medio ambiente», interpreta Brito.

Rechazo a las vacunas

El sexto factor de la lista tiene que ver con la creciente dificultad de convencer a la población de la importancia de vacunarse.

  • Ya sea por dificultades en la producción y distribución de dosis, o por la influencia de noticias falsas sobre el tema, lo cierto es que la cobertura de vacunas contra muchas enfermedades está por debajo de lo deseado.
  • Con una cobertura de vacunación por debajo del objetivo, no hay garantía de que otras enfermedades infecciosas, como por ejemplo la poliomielitis o el sarampión, causen problemas graves después de décadas bajo control.

«Las vacunas son víctimas de su propio éxito», interpreta Fonseca.

  • «La gente ya no ve los efectos graves de muchas enfermedades infecciosas en el día a día, como la poliomielitis o el sarampión. Como resultado, muchos comenzaron a no darle la debida importancia a la inmunización», agrega.

Falta de estructura

La ausencia de una estructura básica de salud y vigilancia en muchos lugares hace que un pequeño problema se convierta en un brote, una epidemia o incluso una pandemia.

  • Los profesionales de vigilancia son responsables de analizar los registros de salud y observar si hay cambios de patrón, como un aumento anormal de casos, hospitalizaciones y muertes relacionadas con una enfermedad específica en una determinada región.
  • A partir de estos datos, es posible hacer uso de políticas públicas que ayuden a contener el problema. Puede ser necesario reforzar la vacunación en ese lugar, o controlar la entrada y salida de personas por un tiempo.

En este escenario, también es fundamental contar con un servicio de salud capaz de atender, diagnosticar y tratar a los pacientes de la mejor manera posible.

  • El problema es que gran parte del mundo aún no cuenta con toda esta estructura. Como resultado, muchas enfermedades pueden surgir y propagarse fácilmente antes de que las autoridades nacionales o internacionales lo noten.
  • La vigilancia moderna no solo implica observar el aumento de casos, sino contar con toda una estructura tecnológica que pueda secuenciar genéticamente las muestras e identificar al agente causante de esa condición.
  • «A lo largo de la pandemia de covid-19, la estructura de vigilancia ha mejorado en los países de ingresos altos y medios, pero no ha avanzado lo suficiente en los países de ingresos bajos», compara Brito.

«Y debemos entender que mientras tengamos puntos ciegos en los sistemas de vigilancia global, el mundo entero seguirá estando en peligro», concluyó.

Por qué es difícil controlar brotes epidémicos en un mundo que se mueve tanto

De acuerdo con The Conversation, para controlar una pandemia lo fundamental es detectar los primeros casos lo antes posible y confinarlos antes de que puedan generar otros focos. Pero no estamos ante una tarea sencilla.

Sobre todo porque en el caso de enfermedades emergentes el personal sanitario puede confundir los síntomas con enfermedades ya existentes o pueden faltar pruebas específicas para su detección.

  • Además, rara es la enfermedad infecciosa en la que los síntomas aparecen inmediatamente después del contagio. Normalmente el organismo atraviesa unas cuantas fases distintas antes de desarrollar la enfermedad.
  • El tiempo entre el contagio y la insurgencia de la enfermedad es lo que se define en epidemiología como periodo de incubación. En este periodo un contagiodo no muestra síntomas, por lo que continúa con su vida habitual, ignorando que propaga la infección.
  • El periodo de incubación puede variar mucho entre enfermedades. Por ejemplo, la gripe común y el resfriado tienen un período de entre uno y tres días desde el contagio hasta la aparición de los primeros síntomas.
  • En el caso del COVID-19, las estimaciones que se tuvieron al inicio barajaron un rango de dos a catorce días. Aunque la mayoría de los infectados desarrollan la enfermedad entre cuatro y siete días después del contagio.
  • Manejando tiempos tan largos, analizar los datos de una epidemia es como mirar atrás en el tiempo: los nuevos casos que vemos hoy son el resultado de contagios que ocurrieron hace una semana o incluso dos.

Esto mismo ocurre con las medidas que se toman para contener la difusión: su efectividad no se puede comprobar hasta que transcurre una semana.

Por eso, en la lucha contra una epidemia podemos decir que mejor cuanto más corto sea el período de incubación. Con un período de máximo tres días los nuevos contagios no se moverán mucho y confinar la enfermedad será más fácil. Además, los periodos de incubación largos dificultan el seguimiento de los contactos de los enfermos y las medidas de cuarentena.

Cuanto más leves los síntomas, más difusión

El resfriado común infecta cada año a millones de personas porque sus síntomas son tan leves que casi no afectan a la vida de los enfermos, que siguen yendo al trabajo o saliendo con sus amigos, favoreciendo su difusión.

Por el contrario, las enfermedades que se desarrollan desde el principio síntomas graves conducen al aislamiento casi inmediato, reduciendo la posibilidad de transmisión a un entorno muy estrecho.

  • En el caso de COVID-19 la gravedad de los síntomas puede variar mucho de persona a persona, con un porcentaje relativamente alto de enfermos asintomáticos –personas que tienen el virus en su sangre sin mostrar síntomas–.
  • En caso de síntomas leves o inexistentes, lo más probable es que el contagio no se dé cuenta de la enfermedad y no tome medidas para evitar su propagación.
  • En referencia a esto, un estudio publicado en 2020 afirmó que en las primeras semanas de propagación de COVID-19 en China hasta un 86% de las infecciones no fueron detectadas, imposibilitando el confinamiento.

Un brote de enfermedades respiratorias en China genera preocupación

Un fuerte aumento de casos de enfermedades respiratorias en China, incluidos focos de neumonía no diagnosticada en niños, encendió las alertas y las autoridades sanitarias emitieron una serie de medidas para evitar que colapsen los centros de salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) expresó su preocupación y pidió un informe minucioso de la situación.

  • En los últimos días, medios chinos reportaron situaciones de desborde en las guardias -principalmente las pediátricas, en Beijing y otras ciudades. Las autoridades apuntan al levantamiento de las medidas de prevención que se habían impuesto por la pandemia de Covid.
  • «La OMS dirigió una petición oficial a China para obtener información detallada sobre un aumento de enfermedades respiratorias y de focos de neumonía en niños», señaló el boletín publicado en la red social X (antes Twitter), que recomienda tomar «medidas para reducir el riesgo de enfermedad respiratoria».

La organismo solicitó «informaciones epidemiológicas y clínicas suplementarias, así como resultados de laboratorio de los focos detectados en niños».

  • También reclamó «informaciones complementarias sobre las tendencias recientes de circulación de agentes patógenos conocidos, especialmente la gripe, el SARS-CoV-2 (el virus responsable del covid-19), el VRS que afecta a bebés y del mycoplasma pneumoniae, así como el grado de congestión del sistema sanitario», dice el comunicado.

La organización señaló que las autoridades chinas atribuyen este aumento de enfermedades respiratorias al levantamiento de las restricciones anticovid y a la circulación de agentes patógenos conocidos.

  • Por otra parte, diferentes expertos sanitarios de China pronosticaron que el brote de enfermedades respiratorias de “patógenos conocidos” que afecta al gigante asiático en las últimas fechas podría durar una o dos semanas más.

“El pico de la gripe puede durar otra semana o dos, siendo los grupos más afectados los niños y los jóvenes, ya que muchos de ellos tienen que reunirse al ir a la escuela o al trabajo”, afirmó al diario oficialista Global Times Li Tongzeng, jefe del departamento de infecciones del Hospital You’an de Beijing.

  • El médico y otros expertos señalaron al medio local que el aumento de las infecciones respiratorias en China se debe a una serie de factores, entre los que se incluyen la superposición de múltiples enfermedades respiratorias, una “brecha de inmunidad” debido a la disminución de anticuerpos contra estos patógenos, y el impacto de la pandemia de COVID-19.
  • La pandemia provocó “menos interacciones sociales y suspensiones frecuentes de asistencia a las escuelas y del trabajo presencial”, lo que ha creado una “brecha de inmunidad” con la disminución de anticuerpos. Además, los niños nacidos durante la pandemia han tenido “menos exposición” a los patógenos de este brote, por lo que son “más vulnerables” a las infecciones respiratorias.

La Comisión de Sanidad de China instó a las autoridades locales a que aumente el número de clínicas para tratar casos de fiebre debido a estos “patógenos conocidos”.

El portavoz de la Comisión, Mi Feng, afirmó en rueda de prensa que “el aumento de las infecciones respiratorias agudas está relacionado con la circulación simultánea de varios tipos de patógenos, sobre todo la gripe”.

Según Mi, el brote se debe a “patógenos conocidos”, como la gripe estacional, además de rinovirus, micoplasma pneumoniae, virus respiratorio sincitial y adenovirus.

  • Representantes de la Comisión de Sanidad de China mantuvieron la semana pasada una reunión por videoconferencia con funcionarios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la que los funcionarios chinos expusieron los datos de vigilancia y detección de los agentes patógenos causantes de las enfermedades respiratorias, así como los protocolos de diagnóstico y tratamiento.
  • La notificación se produjo después de que la OMS pidiera a China información detallada sobre el reciente incremento en casos de enfermedades respiratorias y de brotes de neumonía infantil. Las autoridades chinas pidieron ya el pasado jueves reforzar la atención primaria y la coordinación entre los hospitales para hacer frente al aumento de casos de infecciones respiratorias.

Según un responsable de la Comisión de Sanidad del gigante asiático citado por la agencia oficial Xinhua, el organismo ha emitido una serie de medidas para “mejorar la capacidad de diagnóstico y tratamiento de las infecciones respiratorias comunes en los centros de salud comunitarios y los hospitales”, así como para “facilitar la identificación y derivación de los casos graves”./Agencias-PUNTOporPUNTO

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