El agua es la primera víctima de la crisis climática y debe estar en el centro del debate sobre ese problema planetario, reclamaron expertos y organizaciones internacionales en el Foro Mundial del Agua, que se celebra esta semana en Dakar.
«A menudo decimos que el agua es la primera víctima del cambio climático», dijo a Efe Éric Tardieu, director general de la Oficina Internacional del Agua (OiEau) y secretario general de la Red Internacional de los Organismos de Cuenca (RIOC) quien participa en el foro, que este miércoles cumplió su tercera jornada.
«Si se observan los impactos del cambio climático, son en la mayoría de los casos problemas relacionados con el agua. Ya sea mucha agua, como inundaciones y fuertes lluvias; ya sea por falta de agua, como sequías y temperaturas que aumentan y generan una mayor evapotranspiración y hay menos agua disponible», señaló Tardieu.
Estas cuestiones predominan en Dakar en los debates de la novena edición del Foro Mundial del Agua, la mayor conferencia del mundo dedicada a este bien indispensable.
- Nicolas Franke, coordinador y gestor de programas en la Organización Mundial de la Meteorología (OMM), un organismo especializado de la ONU, que también participa en el foro, aseguró a Efe que los expertos en agua intentan llamar la atención sobre cómo impacta la crisis climática a este recurso.
Que la relación entre las crisis climática y del agua se esté tratando en la reunión se debe al interés de la comunidad del agua en que se le tenga más presente en las Conferencias de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP) y en la agenda de la COP27, que se celebrará en Egipto en noviembre próximo.
DATOS INSUFICIENTES
El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), publicado el pasado febrero, advierte de que los últimos cuatro años han sido los más calurosos de la humanidad registrados desde la preindustrialización.
- Además, en un mundo en el que las temperaturas están aumentando más de 2 grados Celsius hay países que ya sufren sequías recurrentes -como en Asia y África- y las verán agravarse, mientras las zonas del mundo donde hay fuertes lluvias sufrirán más precipitaciones.
- «La situación está empeorando», subrayó Franke, al poner como ejemplos la grave sequía en Estados Unidos o la que afecta a la presa hidroeléctrica de Itaipu en el río Panamá (entre Brasil y Paraguay), donde el nivel de agua bajó tanto que repercutió en la generación de energía.
No obstante, son pocos los datos relacionados con la disponibilidad del agua y «no se puede gestionar el clima sin ver qué está pasando con el agua y no se puede gestionar el agua sin saber qué está pasando con el clima», indicó el coordinador de la OMM.
- Este experto apuntó que un estudio de la OMM constató que más del 60 % de las organizaciones meteorológicas e hidrológicas del mundo no tiene herramientas necesarias para monitorear la disponibilidad del preciado líquido en aguas subterráneas, ríos y embalses.
«Solo sabiendo la disponibilidad del agua y cómo va a evolucionar, un gobierno puede saber cuánta agua puede ofrecer a los ciudadanos, a la agricultura, a la industria, y cuánto tiene que dejar para el medioambiente, que es también la base de nuestras vidas», aseveró.
La importancia de contar con estos datos fue subrayada por el presidente del Banco Mundial (BM), David Malpass, este lunes en la inauguración del foro, que acaba este viernes.
El BM aboga por resolver las deficiencias en la información relacionada con el agua para mejorar la gestión de los recursos a través de su colaboración con la OMM.
ADAPTACIÓN Y PRESERVACIÓN
Hasta el momento, el debate internacional sobre la crisis climática ha estado enfocado en la atenuación, es decir, en limitar el calentamiento global reduciendo los gases de efecto invernadero.
- No obstante, desde la comunidad del agua consideran que lo prioritario es hablar de adaptación, o sea, cómo gestionar mejor el agua en condiciones que están cambiando debido a la crisis climática.
Por eso, este foro también pone el acento en las soluciones basadas en la naturaleza.
«La idea de base es extremadamente simple. Si los ecosistemas funcionan bien, vamos a tener efectos positivos sobre la gestión del agua y una mejor regulación de la cantidad y de la calidad; un ecosistema que funciona bien tiene la capacidad de depurar el agua y preservar su calidad», explicó Tardieu.
«Para nosotros es una de las prioridades que defendemos mucho durante este foro, resumiéndolo en que no hay seguridad del agua sin seguridad ecológica y no hay seguridad ecológica sin seguridad del agua», aseguró.
MÁS CONCIENCIACIÓN CIUDADANA
- A pesar de que la crisis climática y su impacto en los recursos hídricos es cada vez más visible en el mundo, especialmente cuando hay graves inundaciones o sequías, la población no está aún suficientemente sensibilizada sobre la problemática.
Franke remarcó que el agua que se utiliza en casa es solamente un 3 % de la que se necesita al día, ya que la mayoría se usa para los alimentos, la ropa o la energía.
«El agua está muy conectada a nuestras vidas, pero no nos damos cuenta», recordó el gestor de la OMM, al defender una forma de vida con unos patrones de consumo y producción más sostenibles.
ESCASEZ DESIGUAL DEL AGUA Y LOS EFECTOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO
“La agricultura es parte causante de este deterioro del suelo y de la escasez del agua, pero también sufre la degradación”, opina Patricia Moreno Mejías.
- Según el estudio SOLAW 2021, el sector agroalimentario es el que extrae más agua con respecto a otros sectores: en la actualidad, consume el 72% de los recursos hídricos mundiales superficiales y subterráneos.
Y la demanda ha aumentado con respecto a 2011, año en el que la agricultura consumía un 70% de los recursos. Una subida que también se ha visto reflejada en la demanda de agua subterránea: se estima que el regadío utiliza 820 km³ al año, lo que supone un aumento del 19% con respecto a 2010, año en el que se extrajeron 688 km³.
Todo ello, teniendo en cuenta que la agricultura de secano produce el 60% de los alimentos del mundo y ocupa el 80% de las tierras cultivadas, mientras que el regadío produce el 40% en el 20% de las tierras.
“Uno de los grandes problemas de la escasez de recursos hídricos es en aquellos países que no tienen agua superficial, como por ejemplo los de África del norte, donde hay muy pocas precipitaciones y están usando todos los recursos subterráneos sin ningún control. Y esto está llevando también a un gasto de las aguas fósiles que no son renovables”, recalca Moreno.
- Según la especialista en aguas de la FAO, tomando como referencia los datos del indicador 6.4.2 de los ODS, además de la zona septentrional del continente africano, algunos países de Oriente Medio, Asia Central y Asia meridional son los más afectados en todo el mundo por varios factores: la aridez de las tierras, la carestía de precipitaciones, un alto crecimiento poblacional, o los efectos del cambio climático como son la irregularidad de las lluvias o las inundaciones.
Cerca del 77% de las producciones agrícolas de países de ingresos medios y bajos se encuentra en regiones con escasez de agua
Tal y como detalla la FAO en su estudio, las tendencias del desarrollo y los efectos del cambio climático aumentan el riesgo para los medios de vida de las personas más vulnerables y pobres.
- En el informe se estima que cerca del 77% de las producciones agrícolas de países de ingresos medios y bajos se encuentra en regiones con escasez de agua y menos de una tercera parte tiene acceso al riego. Así pues, unos 1.200 millones de personas viven en zonas en las que el déficit de agua dificultan la agricultura y donde las sequías son frecuentes.
“En aquellos lugares donde los pequeños agricultores viven a expensas del clima, si no queremos que haya hambrunas o migraciones a otros países hay que buscar soluciones para que los trabajadores del campo puedan sobrevivir siendo el riego lo que debería estabilizar esa producción”, apunta Moreno, quien menciona como ejemplo uno de los proyectos que está llevando a cabo la FAO en zonas del África occidental, como en el Sahel, donde a través del programa Un millón de cisternas promueven y facilitan sistemas de recogida y almacenamiento del agua de la lluvia en las comunidades más vulnerables.
- La autora del documento también destaca iniciativas como la Gran Muralla Verde, programa que lanzó la Unión Africana en 2007 en más de una decena de países situados en la región del Sahel para revertir la degradación de la tierra y la desertificación a través de la plantación y recuperación de árboles, o mediante la regeneración de tierras de cultivo, entre otras iniciativas de adaptación a los efectos adversos del cambio climático.
A pesar de que el informe SOLAW 2021 pone el acento en que la producción agrícola no está resultando sostenible teniendo en cuenta los retos a los que se enfrenta una población mundial en crecimiento, el director general de la FAO, Qu Dongyu, lanzó un mensaje esperanzador durante la presentación del estudio: “Los sistemas agroalimentarios pueden ser decisivos para aliviar estas presiones y contribuir positivamente a lograr los objetivos en materia de clima y desarrollo”./Agencias-PUNTOporPUNTO