Donald Trump pregonó ayer sus logros durante los cuatro años que estuvo frente a la Casa Blanca, pidió oraciones y deseó suerte al gobierno de Joe Biden en un video de despedida publicado en su último día completo en el cargo y en donde jamás mencionó por su nombre a su sucesor, que entre medidas de seguridad nunca vistas en Washington, asumirá como presidente de Estados Unidos.
- “Esta semana entra en funciones un nuevo gobierno, y rezamos por que tenga éxito en mantener a Estados Unidos seguro y próspero”, afirmó Trump en el video dado a conocer por la Casa Blanca menos de 24 horas antes de la investidura de Joe Biden como presidente número 46.
- “Extendemos nuestros mejores deseos. Y queremos también que tengan suerte”. Trump se pasó gran parte de su mensaje en video pregonando lo que considera sus mayores logros, destacando el hecho de que deja la Casa Blanca siendo “el primer presidente en décadas que no ha comenzado nuevas guerras”.
- “Revitalizamos nuestras alianzas —recalcó— e impulsamos a otras naciones a plantar cara a China como nunca antes” y como resultado “de la valiente diplomacia”, se alcanzaron “históricos acuerdos de paz en Oriente Medio”.
“Es el amanecer en el nuevo Oriente Medio y estamos trayendo de vuelta a casa a nuestros soldados”, sostuvo en referencia a la reducción del número de efectivos desplegados en Afganistán, Siria e Irak, y recordó que EU derrotó al califato de ISIS y ultimó a su líder, Abubaker al Bagdadi, además de hacer frente al “opresivo régimen iraní y mató al principal terrorista del mundo, el carnicero iraní Qasem Soleimani”.
- Desde el asalto al Capitolio por parte de cientos de sus seguidores radicales, el pasado 6 de enero, en el que cinco personas murieron, Trump apenas hizo apariciones públicas.
En su discurso de ayer hizo mención a ese acto: “Todos los estadunidenses se quedaron horrorizados por el asalto a nuestro Capitolio. La violencia política es un ataque contra todo lo que apreciamos como estadunidenses.
Nunca puede ser tolerado”, indicó para subrayar que, aunque siempre tendrán sus desacuerdos, esta es una nación de “ciudadanos increíbles, decentes, leales y amantes de paz”, que desean el progreso del país “entorno a nuestros valores compartidos y superar el rencor partidista y forjar nuestro destino común”.
México, presente
También se refirió a México cuando aseguró que “reemplazamos el TLCAN por el innovador T-MEC, un acuerdo que ha funcionado muy, muy bien”.
En otro tema que afecta a México, Trump señaló en su mensaje de ayer que “durante años, el pueblo estadunidense suplicó a Washington que asegurara las fronteras. Me complace decir que logramos la frontera más segura en la historia de Estados Unidos (…) dejamos para la próxima administración las medidas de seguridad fronteriza más fuertes y sólidas jamás implementadas.
Esto incluye acuerdos históricos con México, Guatemala, Honduras y El Salvador, junto con más de 450 millas de un nuevo y poderoso muro. En la antesala de su partida, Trump se ufanó tanto de haber formado “el mayor movimiento político de la historia del país”, como de construir “la mayor economía de la historia del mundo”.
- El que será ex mandatario a partir del mediodía de este miércoles aseguró a los estadunidenses: “Luché por ti, luché por tu familia (….) pero sobre todo, luché por Estados Unidos y todo lo que representa”.
- Trump remató su mensaje al afirmar que se iba “de este majestuoso lugar con un corazón leal y alegre, un espíritu optimista y una gran confianza en que para nuestro país y para nuestros hijos, lo mejor está por llegar”.
- Sin embargo, su futuro puede ser no tan promisorio pues ayer el líder saliente de la mayoría republicana del Senado, Mitch McConnell, afirmó que Trump “provocó” la turba que atacó el Capitolio durante la certificación de la victoria electoral de Biden.
“La turba fue alimentada con mentiras”, afirmó en un discurso en el Senado. Los asaltantes “fueron provocados por el presidente y otras personas poderosas”, añadió McConnell, un firme aliado de Trump durante cuatro años. El 13 de enero, la Cámara de Representantes acusó a Trump por “incitar a la insurrección” por lo que enfrenta un juicio político.
3 lecciones para América Latina de la grave crisis política que atraviesa EE.UU.
A medida que su democracia caía en una de las peores crisis en más de dos siglos de historia, Estados Unidos vivió momentos que pueden resultar familiares para muchos latinoamericanos.
De hecho, el presidente Donald Trump, que fue elegido sin experiencia de gobierno y enfrentado al establishment, ignoró normas democráticas, apostó a la división política y desafió el veredicto de las urnas, ha sido comparado con populistas latinoamericanos de tendencia autoritaria.
- Políticamente aislado, enfrenta un segundo impeachment en el Congreso, acusado de incitar una insurrección en el Capitolio para detener la certificación del triunfo electoral del presidente entrante, Joe Biden.
- Es posible ver lo que ocurre en EE.UU. como un caso peculiar donde la democracia generó anticuerpos para resistir a retos extraordinarios, algo que no siempre sucede en América Latina.
Aunque EE.UU. está peligrosamente dividido, desorientado y enfrenta varias crisis simultáneas, los acontecimientos de los últimos meses pueden ofrecer lecciones importantes a sus vecinos del sur del continente.
Aquí tres de ellas:
1. Las instituciones contienen al líder
Cuando los padres fundadores diseñaron el sistema de gobierno de EE.UU., su objetivo principal fue impedir la tiranía y garantizar la libertad.
Y para ello idearon instituciones con un sistema de controles y contrapesos, que previniera que alguna de las tres ramas de gobierno concentre un poder excesivo.
Trump puso a prueba este principio a lo largo de su gobierno y sobre todo este mes, cuando presionó a miembros del Partido Republicano para que evitaran certificar en el Congreso el triunfo de Biden.
Si bien varios senadores y representantes republicanos cedieron a los reclamos de Trump, el Congreso certificó la victoria de Biden horas después que una turba de partidarios del presidente invadiera el edificio en un ataque que dejó cinco muertos el 6 de enero.
- Pero la firmeza de las instituciones en EE.UU. se apreció sobre todo a nivel de la justicia, que rechazó por infundadas diversas denuncias de fraude electoral de Trump, y en estados péndulo como Michigan o Georgia, donde funcionarios ignoraron los intentos del presidente de desconocer el resultado de la votación.
- «Ahí sí que se vio una resistencia como nunca antes durante el período de Trump, en muchos casos viniendo de autoridades republicanas y en algunos casos inclusive de autoridades nombradas por Trump», dice Javier Corrales, profesor de ciencia política en el Amherst College de EE.UU.
«Esta lección es importante para América Latina, donde hay partidos de gobierno que se dedican a querer erosionar esa norma de que el Poder Legislativo tiene que ser muy severo con el Poder Ejecutivo», agrega en diálogo con BBC Mundo.
2. Eludir la polarización da réditos
Al igual que distintos populistas latinoamericanos, Trump incrementó desde la presidencia la polarización política de su país, hasta llevarla al límite. Esto suele complicar el funcionamiento de las democracias, sobre todo en sistemas presidencialistas.
- Para la oposición demócrata de EE.UU., el gran dilema antes de las elecciones era cómo responder: ¿apelar a esa polarización? ¿O intentar romperla?
- Biden y su compañera de fórmula, Kamala Harris, apostaron por lo segundo, con una campaña moderada que priorizó problemas de EE.UU. como la crisis sanitaria y económica causada por el covid-19 antes que el enfrentamiento con Trump.
Y los triunfos del demócrata en estados péndulo como Pensilvania, Michigan o Wisconsin, e incluso en bastiones republicanos como Georgia o Arizona, demuestran que evitar la polarización puede dar réditos.
«En la búsqueda del voto de los independientes, Biden-Harris le ganaron a Trump», señala Corrales. También destaca como lección la unidad que logró la fórmula opositora, atrayendo desde izquierdistas que preferían como candidato al senador Bernie Sanders hasta republicanos anti-Trump.
«Biden-Harris, a pesar de todas las debilidades que tenían, lograron una coalición realmente impresionante: dudo que cualquier otro demócrata hubiera podido mantenerla», dice el politólogo.
3. Los militares apolíticos son clave
Algo que preocupaba a los críticos de Trump es que durante su presidencia buscara la lealtad política de los militares, como hicieron históricamente distintos líderes latinoamericanos.
Esa inquietud creció durante la campaña, cuando Trump sugirió usar militares en respuesta a la ola de protestas contra el racismo y la brutalidad policial en el país tras la muerte de George Floyd bajo custodia de la policía.
- Incluso después de la elección, el presidente generó asombro al colocar varios aliados suyos de línea dura en altos puestos civiles del Pentágono, una purga sin precedentes recientes.
- Pero tras la invasión al Capitolio por parte de seguidores de Trump, los máximos líderes militares de EE.UU. ratificaron el principio de que las fuerzas armadas son apolíticas.
- «La violenta protesta en Washington D.C. el 6 de enero fue un asalto directo al Congreso, al edificio del Capitolio y a nuestro proceso constitucional», indicó una circular del Estado Mayor Conjunto a las tropas.
«Cualquier acto contra el proceso constitucional no solo atenta contra nuestras tradiciones, valores y juramento; también va en contra de la ley», advirtió.
- Además, el Pentágono aumentó la búsqueda de extremistas de derecha y supremacistas blancos en sus filas, para apartarlos ante sospechas de que algunos pueden haber participado del ataque al Congreso.
Según especialistas, todo esto también puede servir como referencia a países latinoamericanos donde la frontera entre militares y líderes o partidos políticos suele ser más borrosa.
- Alan McPherson, un experto en la historia de las relaciones entre EE.UU. y América Latina, señala que el mensaje del mando militar subrayó «el principio básico de la democracia, que es el Estado de derecho e incluye la transferencia pacífica de poder».
«Pero también incluyó una negación del personalismo, y en la historia latinoamericana el personalismo ha sido muy poderoso: es el principio de que se sigue a una persona, más que a una ley», dice McPherson, director del Centro para el Estudio de la Fuerza y la Diplomacia en la Universidad de Temple.
- «Los militares», agrega, «trataron de reafirmar el principio básico de que aquí no hacemos personalismo. Y Trump tiene mucho que ver con personalismos: habría sido un perfecto dictador latinoamericano en la época en que la dictadura era la norma en América Latina».
En cambio, a partir de este miércoles Trump será otro expresidente de EE.UU., como establece la misma democracia que él puso a prueba.
Cuatro años de tensa relación bilateral
La relación entre México y Estados Unidos pasó por un drástico cambio hace cuatro años, cuando llegó a la Casa Blanca el presidente Donald Trump.
El arduo trabajo diplomático mexicano logró sacar a flote la relación bilateral en términos que actualmente son considerados razonables, siempre señalando los límites de manera clara ante las diferencias que existían, escogiendo inteligentemente las batallas que dar, pero simultáneamente manteniendo la puerta abierta para no echar por la borda años y años de relaciones que van más allá de lo político o lo económico entre ambos pueblos, de acuerdo con Gerónimo Gutiérrez, quien fuera el embajador de México ante Estados Unidos durante los dos primeros años de la administración de Trump.
En entrevista telefónica desde Washington, asegura que siempre existió una diferencia entre la narrativa pública promovida por el republicano en sus redes sociales y la realidad de la relación bilateral, que se vio fortalecida cuando otros actores salieron en su rescate.
- Señala que desde su campaña electoral en 2015 y durante los cuatro años de su mandato que acaban hoy, el presidente Trump se dedicó a tensar la relación bilateral con México, que por la vecindad es una de las relaciones más importantes para Estados Unidos.
- Sobre la llegada de Biden, el ex embajador Gutiérrez tiene muy claro que “debido a que hemos logrado institucionalizar tanto la relación, los cambios no serán ni tan grandes como unos quisieran ni tampoco tan pequeños como algunos temen. Lo que veremos son cambios en las formas diplomáticas”.
Agrega: “Distinguir primero que hay una diferencia entre la narrativa pública, fundamentalmente, expresada en los tuits del presidente Trump y lo que realmente está pasando (…) había que entender que automáticamente no todo lo que estaba reflejando en sus posiciones necesariamente era lo que iba a pasar o lo que estaba pasando”.
Excéntrico
Antes de convertirse en presidente de Estados Unidos, Donald Trump era conocido por su excéntrica vida privada, por los negocios inmobiliarios heredados de su padre, por ser consejero financiero del boxeador Mike Tyson y por haber quebrado un casino en Atlantic City, que recién inaugurado llegó a alardear que era la “octava maravilla del mundo”.
- Gerónimo Gutiérrez, pieza clave para mantener sanas las relaciones bilaterales durante la administración de Trump, no vacila en hacer una descripción del presidente como alguien que no tiene filtros entre lo público y lo privado.
“El presidente Trump es, a mi juicio, en lo privado, si se puede utilizar ese término, lo que ves. Refleja bastante bien quién es. Así lo describiría, no hay muchas diferencias entre lo que ve uno públicamente del presidente Trump y, en buena medida, cómo realmente piensa y cómo es. Lo que sí creo es que hubo momentos en los que expresiones o posiciones de su parte no se materializaban realmente”, insiste.
- Congresistas, tanto del partido Demócrata como del Republicano, gobernadores, empresarios y militares estadounidenses fueron muchos de los aliados que ante los embates de Trump tendieron una mano en la relación con México.
“Anecdóticamente, alguna vez le escuché, directamente al presidente Trump, decir: ‘no sabía que México tenía tantos amigos en Estados Unidos’.
Eso ayudó. Estados Unidos no se proyecta hacia el exterior, ni diseña, ni ejecuta su política exterior resultado sólo de la voluntad del presidente, sino de un rejuego de actores”, sostuvo Gutiérrez.
Relación con AMLO
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha gobernado el primer tramo de su administración con el republicano Donald Trump al frente del despacho oval en Washington. Su relación ha ido más allá de simple diplomacia, se han tratado de amigos y con frecuencia intercambiaron elogios.
El único viaje que ha realizado el presidente mexicano ha sido a Estados Unidos, a invitación de su homólogo. Lo hizo días antes del arranque de las campañas en ese país.
El 8 de julio, desde los jardines de la Casa Blanca, después de sonreír a las cámaras, el Presidente mexicano le dijo: “Usted no nos ha tratado como colonia, al contrario ha honrado nuestra condición de nación independiente.
- Por eso estoy aquí. Para expresar al pueblo de Estados Unidos que su presidente se ha comportado hacia nosotros con gentileza y respeto». Sus palabras se convirtieron en spot de campaña de Donald Trump en su búsqueda por la reelección, pero también en arma de los demócratas que hoy llegarán a la Casa Blanca con Joe Biden como su presidente.
Donald Trump también tuvo halagos hacia el mandatario mexicano a quien en diversas ocasiones ha llamado su amigo. Aquel 8 de julio, el republicano resaltó la “relación sobresaliente” con su vecino del sur y sostuvo que “nunca había sido tan estrecha, aportaban en contra, pero nunca fue tan estrecha, la relación se basa en confianza y respeto”.
No solo eso, también aseguraba desde la Casa Blanca que ambos habían sido electos para luchar “contra la corrupción y devolver el poder al pueblo”, dos postulados característicos de sus gobiernos. Seis meses después de aquellos discursos llega el fin de la era Trump, donde se logró homologar una política migratoria y firmar el acuerdo comercial./Agencias-PUNTOporPUNTO