Los expertos lo tienen bastante claro: la deforestación tiene un doble efecto negativo sobre el cambio climático. Cuando se tala un bosque, ya no puede extraer dióxido de carbono de la atmósfera. Además, los suelos liberan la datación por carbono en un promedio de 1.500 años.
- De acuerdo a un estudio publicado en 2019, la deforestación en los trópicos provoca más emisiones de CO2 de lo que se pensaba en un primer momento, porque también se libera del suelo carbono que se ha ido acumulando durante cientos de años.
En esos momentos, los investigadores descubrieron que el suelo liberaba mucho carbono en aquellas áreas donde se habían talado muchos árboles. De ahí ese doble efecto negativo: primero, el árbol que convierte el CO2 en oxígeno desaparece; en segundo lugar, el suelo libera carbono cuando el uso de la tierra cambia de forestal a agrícola.
- Recientemente, hemos conocido otro estudio publicado en la revista One Earth, según la cual la deforestación y el cambio climático han provocado un aumento de las temperaturas en diferentes regiones tropicales, lo que haría que trabajar al aire libre en estas zonas se vuelva más peligroso para muchos trabajadores.
- Los científicos encontraron que, entre 2003 y 2018, alrededor de 4,9 millones de personas perdieron al menos media hora diaria de condiciones de trabajo a una temperatura considerada segura, debido a que los trópicos ya se encuentran a punto de ser demasiado cálidos y húmedos como para trabajar al aire libre de forma segura.
Según esta investigación, la deforestación podría convertir estas regiones en entornos laborales aún más peligrosos. De hecho, estimaron que 91.000 personas perdieron más de dos horas de temperaturas de trabajo consideradas como seguras por día, en su gran mayoría en Asia.
Deforestación y aumento de la temperatura local
Es cierto que el vínculo existente entre la deforestación y el aumento de la temperatura local ya se ha demostrado. Y es que los árboles, que bloquean la luz solar, proporcionan sombra, enfriando el aire a partir de la evapotranspiración. Dicho de otra forma, transportan agua del suelo y la evaporan de la superficie de sus hojas.
- Pero como explican los autores del estudio, “hasta ahora, muchos argumentos a favor de salvar los bosques tropicales se han basado en la biodiversidad o en la lucha contra el cambio climático”. De ahí que esperan que “la información adicional proporcionada por este estudio sobre la relación entre la salud de los bosques locales y la salud humana se tome en cuenta al comparar los costos y beneficios de la deforestación”.
Concretamente, durante el período de estudio, los científicos encontraron que el aumento de temperatura como consecuencia de la deforestación fue mucho mayor que el causado por el cambio climático reciente.
- Para llegar a esa conclusión, se centraron en los estados brasileños de Mato Grosso y Para, en la frontera del Amazonas, que han sufrido una deforestación muy grande durante las últimas dos décadas.
- Descubrieron que, en casi el 60% de las áreas deforestadas recientemente, la temperatura había aumentado en más de 2 ºC. Mientras que el 47% de estas áreas perdieron el equivalente a más de media hora por día de temperaturas de trabajo seguras, en comparación con solo el 4% de las áreas que mantuvieron su cubierta forestal.
Sorprendentemente, durante el período de estudio (entre 2003 y 2018), el equipo de científicos calculó que 1,22 millones de kilómetros cuadrados de selva tropical habían sido destruidos o degradados.
La deforestación en las reservas de la Amazonía sube 79%
La deforestación en las zonas protegidas de la Amazonía brasileña durante los tres años de Gobierno de Jair Bolsonaro creció un 79 %, frente a la devastación que sufrieron las reservas de este bioma entre 2016 y 2018, según un estudio divulgado este miércoles.
- Entre todas las zonas protegidas, las reservas indígenas fueron las más afectadas desde que el líder de la ultraderecha llegó al poder, el 1 de enero de 2019, donde la devastación creció un 138 % en comparación con la vegetación que perdieron en los tres años anteriores.
- Los datos son de un análisis realizado por la organización defensora de derechos humanos Instituto Socio Ambiental (ISA), con base en los datos oficiales sobre deforestación divulgados por el Gobierno y que son recopilados de forma satelital por el estatal Instituto de Pesquisas Espaciales (INPE).
Para ello, utiliza los datos captados por el Proyecto de Monitoreamiento de la Deforestación en la Amazonía por Satélite (Prodes), sistema que mide anualmente -entre el 1 de agosto y el 31 de julio del año siguiente- las tasas de devastación en la selva y que es considerado el más confiable.
De acuerdo con el estudio, de las 268 reservas indígenas, 20 concentraron el 80 % de la deforestación este año.
- En 2021 fueron devastadas 32.864 hectáreas de vegetación nativa en las tierras indígenas, el equivalente a más 18 millones de árboles derrumbados, según el análisis de ISA.
«La deforestación en las Tierras Indígenas (TI) en 2021 fue un 18,6 % menor en comparación con el año de 2020, y representa el 2,5 % de la deforestación total en la Amazonía», señala el estudio.
- No obstante, los expertos de ISA apuntan que al comparar el acumulado de deforestación en estas reservas durante el actual Gobierno de Bolsonaro (2019 a 2021), con los tres años anteriores (2016 a 2018), «la deforestación de las TI experimentaron un aumento del 138 %».
- Según el análisis, el territorio protegido más devastado en la Amazonía brasileña fue el Área de Protección Ambiental Triunfo Xingu, con más de 53.000 hectáreas de selva deforestadas sólo en 2021, un aumento de 21 % frente a lo reportado el año pasado.
El estudio resalta el aumento de crímenes ambientales en las reservas como la tala y la minería ilegales, los incendios provocados intencionalmente y el acaparamiento de tierras.
Asimismo, anota que el continuo crecimiento de la deforestación refleja la falta de fiscalización de las autoridades ambientales y la reducción de los presupuestos asignados para combatir este tipo de delitos, que solo en 2021 han perdido un 40 %.
La Amazonía brasileña perdió 13.235 kilómetros cuadrados de cobertura vegetal entre agosto de 2020 y julio de 2021, la mayor área degradada para un período de doce meses en los últimos 15 años./Agencias-PUNTOporPUNTO