A medida que las economías occidentales entran en periodo de hibernación, con la esperanza de apagar la primera ola de coronavirus a través de cierres y aislamiento, la industria se enfrenta al hecho de que la demanda de combustible va a caer más rápido que nunca.
- Los precios ya se redujeron aproximadamente a la mitad desde que comenzó este mes, ya que las aerolíneas se quedaron en tierra y millones de pasajeros que viajan al trabajo cambian el automóvil por una corta caminata hasta una laptop en la mesa de la cocina.
- Para una industria que desde hace mucho tiempo sabe que una oscilación de entre 1 a 2 por ciento en el equilibrio de la oferta y la demanda puede ser la diferencia entre que el precio se dispare o se desplome, el alcance de la caída del consumo es difícil de procesar.
A medida que Europa y América del Norte se estabilizan, las últimas estimaciones sugieren que entre 10 a 25 por ciento del consumo mundial puede desaparecer en los próximos meses. En tiempos normales, el mundo consume unos 100 millones de barriles por día.
- Tal es la magnitud del desplome de la demanda que corre el riesgo de eclipsar la guerra de precios entre Arabia Saudita y Rusia, que están inundando el mercado con barriles innecesarios después de discutir sobre cómo responder a la crisis. Pero hay pocas dudas de que sus acciones exacerbaron el colapso y alargaron el tiempo de recuperación.
- Es probable que el resultado sea que los depósitos de almacenamiento se llenen hasta el borde en cuestión de meses. Incluso los superpetroleros en el mar, que entran en acción como buques de almacenamiento de emergencia, pueden llegar a su límite al final del verano.
El respiro solamente llegará una vez que la producción de petróleo más cara comience a cerrarse, o los productores más débiles se vayan a la quiebra.
Pero los campos petroleros no se pueden apagar y encender con un interruptor de luz. El costo y el riesgo de cerrar la producción activa es más probable que conduzca a una guerra de desgaste./MILENIO-PUNTOporPUNTO