La organización Médicos sin fronteras, una ONG internacional sin fines de lucro que trabaja en todo el mundo, comenta su experiencia en Africa, donde desde hace unos meses se encuentra en «modo ébola”, de ahí que desde que llegan al aeropuerto toman la temperatura en el aeropuerto a todos los viajeros y los hacen lavarse las manos antes de entrar en cualquier edificio.
- El ébola dejó 2.337 muertos tras el brote de 2014 en este país de cuatro millones de habitantes. «Ellos tienen la pesadilla muy reciente y no quieren revivirla ahora con el coronavirus», indican especialistas en enfermedades emergentes.
El continente tiene muchas lecciones aprendidas en lo que a virus se refiere, advierten expertos. Pero también sufre muchas debilidades fruto de unos sistemas sanitarios más que precarios, grandes cantidades de población hacinadas en viviendas informales y una dificultad extrema para que los medicamentos y vacunas lleguen a toda la población por las pobres infraestructuras. Este mismo escenario se repite en otros puntos del globo.
Latinoamérica vive en crisis
En América Latina y el Caribe, una de las regiones del mundo con mayores desigualdades en cuanto acceso al sistema sanitario; igual que la India, e incluso en las remotas islas del Pacífico, un virus del que aún no se sabe si es estacional y cómo reaccionará a las altas temperaturas, el temor crece porque no tiene para cuando acabar en el mundo, más aún cuando los países en desarrollo no han sido capaces de contenerlo y siguen contagiándose.
Siempre se había pensado en las enfermedades infecciosas como una cosa que les pasa solo a los pobres. Pero ahora, estamos viendo que los virus no distinguen entre norte y sur y si los países en desarrollo no frenan la crisis, la globalización hará su parte y continuarán las infecciones en todo el mundo, de eso se trata la aldea global”, explica desde Kenia Githinji Gitahi, director general de Amref, una organización africana dedicada a apoyar y fortalecer los sistemas de salud que en 2018 recibió el premio Princesa de Asturias.
- El continente cuenta ya con 1.200 casos confirmados (0,4% del total global). El secretario general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ya lo ha advertido: “África y el mundo deben prepararse para lo peor”.
- Conscientes de la amenaza planetaria que representa que la respuesta al coronavirus no sea unitaria, se han puesto en marcha varios mecanismos. La OMS cifró en 675 millones de dólares la inversión necesaria para luchar contra este brote.
- Su director general la pidió para que “los sistemas de salud más frágiles puedan detectar, diagnosticar y atender, prevenir una mayor transmisión entre personas y proteger a los trabajadores sanitarios”.
A finales de enero, la OMS ya comenzó a formar a especialistas de los lugares más vulnerables para hacer frente a esta crisis. Esta acción se une a las decenas de iniciativas que llevan a cabo organizaciones locales en todo el continente, como la de la ONG Shining Hope for Communities que desde esta semana está instalando fuentes y tomando la temperaturas de los habitates de Kibera, uno de los mayores slums del mundo.
- “En esos lugares donde ya sufren carencias en las infraestructuras, equipamientos y personal médico, puede ocurrir que, ante otras enfermedades, la atención médica no esté disponible o que se interrumpan servicios esenciales como las vacunaciones», recuerda Blanca Carazo, de Unicef España, en una nota de la agencia el pasado viernes.
El Banco Mundial anunció hace semanas el desembolso de 12.000 millones de dólares para hacer frente a los retos sanitarios y económicos en todo el mundo. Y la Fundación Bill y Melinda Gates creó un fondo de 125 millones de dólares, junto a otra organización filantrópica y Mastercard, para apoyar la investigación de tratamientos y, sobre todo, para garantizar que lleguen a las economías emergentes.
- «Las prioridades nacionales son importantes, pero en este momento lo son tanto como la visión global. Todo el mundo tiene que hacer su contribución porque, como hemos comprobado ya, los patógenos no respetan las fronteras», explicaba en una conversación con este periódico la doctora Samia Saad, experta con una amplia experiencia en la salud global y epidemias de la Fundación Gates.
Gabriel Díez, de la ONG española Anesvad, lo resume en una palabra: “Incertidumbre”. Para el experto, que trabaja en Togo, Benín, Costa de Marfil y Ghana, esta puede ser la ocasión para poner a prueba los fondos que se invirtieron en la región para formar a profesionales tras la última epidemia de ébola.
- “Costa de Marfil acaba de anunciar medidas como el control de fronteras o los test gratuitos, pero incluso en España que está viviendo un rebrote señala que no se puede hacer la prueba a todos los casos sospechosos, así que no sabemos realmente lo que está sucediendo”, aclara.
No es fácil lavarse las manos
- Las autoridades sanitarias no han parado de repetir que lavarse las manos es la mejor arma para detener la transmisión. Pues bien, según los últimos datos recogidos por Unicef y la OMS, en África subsahariana y hasta en América solo el 15% tiene acceso a suministro regular de agua y a jabón. En general, en el conjunto de países menos desarrollados, la media es del 27%.
Esto si tenemos en cuenta los datos disponibles, porque lo que sucede en enormes regiones del planeta, es que ni siquiera existen las cifras porque nadie las ha recogido. Solo 70 países disponen de estadísticas actualizadas y comparables en el tiempo. India, uno de los países más superpoblados y con carencia de viviendas dignas, no aporta datos a este informe.
- La mayor parte de los que carecen de estos servicios viven en el medio rural. Pero lo que es más preocupante todavía es que uno de cada cuatro centros de atención de la salud del mundo carece de servicios básicos de agua, lo que afecta a más de 2.000 millones de personas, también según otro informe de la OMS y Unicef.
- Tampoco hay que olvidar que en los países más desfavorecidos luchan sus propias batallas desde hace décadas. Contra otras enfermedades respiratorias, como la tuberculosis (que mata a 1,5 millones de personas cada año y cuyo día internacional se celebra mañana, 24 de marzo), pero también contra en dengue, la malaria y el sida.
El invierno ya está a la puerta
Los expertos en salud y economía del Center for Global Development David Evans y Mead Over analizaban en un artículo el limitado número de casos que se han detectado hasta ahora en África y Latinoamérica: “Es posible que si no se actúa de forma agresiva, la propagación en las naciones más pobres pueda venir más tarde, incluso cuando la epidemia se controle en los países de mayores ingresos”.
A América Latina está llegando el frío, empieza la estación de gripe y los niveles de vacunación son en general muy bajos. Eso sumado a que algunos de sus líderes no se están tomando demasiado en serio las recomendaciones científicas.
- El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que en un inicio se mofaba de las medidas de distanciamiento, hoy pide «sana distancia», más como slogan político.
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Mientras, en Brasil, el presidente Jair Bolsonaro tilda a la crisis de «histeria». Según la ONU, tres de cada diez personas en América no tienen acceso a servicios sanitarios.
El problema más importante es que no tienen capacidad de detección”, señala Amanda Glassman, experta en financiación de salud pública del Center for Global Development, que ha analizado esta crisis en las últimas semanas. Otro precedente negativo: el zika. Este virus se detectó en Brasil en mayo de 2015 y en solo ocho meses infectó a 1,3 millones de personas en el país latinoamericano. A esto hay que añadir la inestabilidad política que vive la región.
- «Venezuela, por ejemplo, se encuentra en una posición muy vulnerable”. El país registró en 2019 el mayor aumento de casos de malaria en el mundo, una enfermedad en retroceso que este año Argentina y Paraguay acaban de conseguir erradicarla.
- Las cosas en Latinoamérica se mueven muy despacio. «Además no hay cobertura sanitaria universal y la opción del teletrabajo aquí es prácticamente imposible. Es un continente que vive de la economía informal”, añade Glassman.
El Foro Económico Mundial publicó en 2017 que por primera vez, el continente americano superaba a África subsahariana en economía sumergida. Más de 130 millones de latinoamericanos tienen empleos informales y cada día la inseguridad golpea sus comunidades, generando ingobernabilidad y un creciente populismo.
Preocupación por el sobreendeudamiento
Según las previsiones del Banco Mundial divulgadas en abril de 2020, se espera que la mayoría de los países latinoamericanos incrementen sustancialmente su deuda pública este año. La deuda de Brasil, por ejemplo, llegará a representar alrededor del 86% del producto interno bruto (PIB) a finales de 2020, tras enfrentar el peor brote de coronavirus de toda Latinoamérica.
- Entretanto, la deuda pública mexicana, que equivalía a casi un 45% de su PIB en 2019, aumentará nueve puntos porcentuales hasta llegar al 54%.
- Incluso países con relativamente bajos niveles de deuda en relación al PIB como Chile y Perú la incrementarán más de cinco puntos porcentuales este año. /Agencias- PUNTOporPUNTO