– Enrique Peña Nieto, Presidente de la República, demostró durante su sexenio que no sólo no tiene corazón, sino que tampoco tiene cerebro por los resultados desastrosos que deja en materia de derechos humanos, dice en entrevista Javier Sicilia Zardain, líder del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD).
- “Alguna vez, cuando lo vi en el Castillo de Chapultepec, se ofendió muchísimo porque le dije que no tenía corazón. Respondió de una forma ajena a lo humano con respecto al reclamo que les hacían los de Atenco, después de la masacre que hizo allá. Me decía: ‘sí, sí tengo corazón’. ‘Pues demuéstrelo’, le dije. Lo que demostró es que no sólo no tiene corazón, sino que tampoco tiene cerebro. El país que nos dejó es un país en ruinas con las praderas incendiadas. Un montón más de desaparecidos, de torturados, de asesinados”, afirma Sicilia Zardain en entrevista con SinEmbargo.
El poeta y escritor alguna vez tuvo esperanzas en el nuevo Gobierno que llegaba en 2012, después de un sexenio en donde la violencia se desbordó gracias a la “guerra contra el narco” del ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa. Corrían tiempos de promesas con una Ley General de Víctimas recién nacida y una Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) prometedora.
Sin embargo, dice Sicilia, todo fue mera pantalla y discurso mediático de Peña Nieto para legitimar su llegada a Los Pinos.
- “La CEAV no funciona ni está funcionando porque no hubo una voluntad de Estado para que eso funcione. En ese momento le dimos el beneficio de la duda que terminó por traicionar, como ya se esperaba”, recuerda.
- A unos días que Peña Nieto deje el poder –y se retire a algún lugar del Estado de México como lo ha dicho–, Sicilia, el hombre que perdió un hijo a manos de criminales en Morelos, asegura que el lugar ideal para el aún Primer Mandatario es la cárcel.
- “Nos debe muchas vidas, corrupciones inmensas, nos debe la vida política y social de esta Nación junto con Felipe Calderón. Yo no los veo gozando de un retiro merecido, los veo enfrentando a este país y a las atrocidades que le hicieron. Los veo enfrentando a la justicia, es lo que a mí me interesaría y lo que le interesaría a la mayor parte de este país”, dice el luchador social.
- “Lo único que hizo [Peña] a diferencia de Calderón es silenciarla [la guerra] y tratar de borrarla. Detrás de eso hay un enorme crecimiento de desaparecidos, asesinados, de violentados, torturados, descabezados, redes de trata, realmente un fracaso”, afirma Javier Sicilia Zardain. Foto: Cri Rodríguez, SinEmbargo
–Javier, ¿cómo evalúas el Gobierno de Enrique Peña Nieto, principalmente en derechos humanos?
–Un desastre. La continuación de esta guerra, la violación a derechos humanos desatada por Felipe Calderón; lo único que hizo [Peña] a diferencia de Calderón es silenciarla y tratar de borrarla. Detrás de eso hay un enorme crecimiento de desaparecidos, asesinados, de violentados, torturados, descabezados, redes de trata, realmente un fracaso.
Simplemente 2018 tiene los mismos niveles en la percepción en la realidad de este país que tuvo en 2011 en el Gobierno de Calderón en percepción de crímenes. Como no está esclarecido, ahorita todo está empalmado: no sabemos dónde está la violación de derechos humanos y dónde están las actividades criminales de asesinatos, secuestros, desapariciones.
–Recuerdo cuando recién entró Peña Nieto: te recuerdo a ti que tenías una esperanza porque estaba la Ley de Víctimas: ¿decepcionó a los colectivos, al Movimiento por la Paz?
–Sí, ese día él iba entrando, era un compromiso después de los diálogos que tuvimos con los candidatos en el Alcázar de Chapultepec. Tenía el compromiso para empezar su legitimización, su legitimidad, de responder a lo que Calderón había respondido: meter a la Ley de Víctimas en una controversia constitucional.
Él se comprometió en el castillo, necesitaba esa legitimidad y entrando fue el primer acto de su Gobierno el sacar de la controversia constitucional la ley y promulgarla. Ahí se hizo la CEAV [Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas] pero nunca la atendió.
En realidad fue un acto absolutamente mediático. La CEAV no funciona ni está funcionando porque no hubo una voluntad de Estado para que eso funcione. En ese momento le dimos el beneficio de la duda que terminó por traicionar, como ya se esperaba. Alguna vez, en el Castillo cuando lo vi, se ofendió muchísimo porque le dije que no tenía corazón.
Respondió de una forma ajena a lo humano con respecto al reclamo que les hacían los de Atenco, después de la masacre que hizo allá. Me decía: ‘sí, sí tengo corazón’. ‘Pues demuéstrelo’, le dije. Lo que demostró es que no sólo no tiene corazón, sino que tampoco tiene cerebro. El país que nos dejó es un país en ruinas con las praderas incendiadas. Un montón más de desaparecidos, de torturados, de asesinados.
El 28 de mayo de 2012, Enrique Peña Nieto, entonces candidato presidencial del PRI, se reunió con el MPJD, encabezado por Sicilia. Ahí fue increpado por Trinidad Ramírez, de San Salvador Atenco, a quien EPN ofreció disculpas; en respuesta la esposa de Ignacio del Valle, líder de ejidatarios, dijo que no se las recibía, que quería justicia para las mujeres violadas en la intervención policial de 2006. Foto: Juan Pablo Zamora, Cuartoscuro
–¿Cuáles son los errores más importantes que cometió Peña en materia de derechos humanos, de su política de Estado?
–El mantener el Ejército en las calles. Es otro de los grandes problemas que no está resolviendo por desgracia Andrés Manuel [López Obrador]. El Ejército en las calles como he dicho es la violencia y la violación de derechos humanos. Es la violencia extrema, es el estado de excepción cuando un Ejército sale a hacer labores de combate, ya sea con un Ejército enemigo o en este caso persiguiendo al crimen organizado, vamos a tener violaciones de derechos.
Eso es real. Nunca atendió las demandas, las acusaciones, las recomendaciones de la CNDH [Comisión Nacional de Derechos Humanos], de la ONU [Organización de las Naciones Unidas], simplemente no hicieron nada. Todavía estamos en ese momento que no sabemos cuáles son los crímenes que le corresponden al Estado y cuáles los que le corresponden a la delincuencia.
En ese sentido, eso es gravísimo, estamos hablando que ni siquiera hay un conteo serio de las víctimas. Hablamos de más de 200 mil asesinados, 34 mil desaparecidos, es una cifra completamente peregrina, es una cifra similar al Gobierno de Felipe Calderón, ¿qué pasó en estos seis años? Nunca hicieron nada con respecto a gobernadores criminales como Duarte en Veracruz; los dejaron operar, desaparecer y destruir gente.
Como el caso del otro Duarte en Chihuahua, de Graco Ramírez en este estado [Morelos]. En el Gobierno de Enrique Peña Nieto develamos las fosas de Tetelcingo y de Jojutla y no hubo nada. En Jojutla todavía hay cuerpos que no hemos podido sacar, porque no ha habido voluntad política, ni por parte de este Gobierno, el de Graco, lo que va en del Gobierno de Cuauhtémoc, ni tampoco de Gobernación.
–¿Cuál sería el suceso clave para el Gobierno de Peña Nieto en materia de derechos humanos? ¿Ayotzinapa?
–Ayotzinapa es la punta del iceberg, pero no hay 43, para utilizar la cifra que manejan: hay 34 mil. Y todavía no sabemos cuáles de esos 34 mil, como sucede a los 43, pertenecen a la violación de derechos humanos. Es decir, cuántos de esos fueron desaparecidos por el Ejército o por las policías.
–Lo de Ayotzinapa ocurrió en 2014. En enero de 2015 salió Jesús Murillo Karam a dar su “verdad histórica” y sabemos que todo el resto de la administración de Peña Nieto los padres, con la ayuda internacional, le tumbaron la verdad histórica, pero Peña Nieto se va avalándola. ¿Qué le dice eso?
–Que realmente fue un Gobierno negligente, un Gobierno criminal por negligencia criminal, un Gobierno que quien sabe, después de las acusaciones de “El Chapo”, si no estaba coludido con la criminalidad que tiene secuestrado y destruido al país. Para mí es un tipo que, junto con Felipe Calderón, se tiene que llamar a cuentas y que nos explique porqué hizo lo que hizo y porqué no trabajó en función de la paz, la seguridad y la justicia.
Es una deuda que tiene pendiente el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador; no los puede dejar ir impunes. Si es cierto que va a empezar a limpiar con respecto a la corrupción, este es el rostro atroz de la corrupción: los muertos, los desaparecidos, la violación de derechos humanos. Si va e empezar a limpiar la escalera de arriba para abajo, tiene que empezar por llamar a cuentas a esos dos presidentes.
–¿Hay un retroceso en el Gobierno de Peña Nieto respecto al de Calderón?, ¿estamos peor?
–Es peor en el sentido de que el Gobierno de Calderón deja muertos, desaparecidos, asesinados que no son una deuda de Gobierno, es una deuda de Estado. Cuando Enrique Peña Nieto toma el poder recibe la deuda de Estado, de crimen, no hizo nada y los acumuló. En ese sentido es peor, en el sentido de la acumulación es peor, una continuidad; Andrés Manuel tiene que estar muy consciente de eso: lo que recibe es la deuda criminal que dejan Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
–¿Hay una intención de Andrés Manuel López Obrador de llamarlos a cuentas? Él habla de que no buscará venganzas…
–Me preocupa muchísimo. Parece que no. Parece que para él el perdón no tiene ninguna relación con la justicia y se trata de borrón y cuenta nueva. No es así. Es una demanda que no hago yo, a través de mi voz es una demanda de todas las víctimas que los llame a cuentas.
Su trabajo no es perdonar ni amnistiar a nadie, ese es un asunto personal de Andrés Manuel. Pero como Presidente de la República su labor es construir la justicia y como parte de esa justicia es llamar a cuentas a estos presidentes criminales. No los puedo definir de otra manera.
Parece que para él [AMLO] el perdón no tiene ninguna relación con la justicia y se trata de borrón y cuenta nueva. No es así. Es una demanda que no hago yo, a través de mi voz es una demanda de todas las víctimas que los llame a cuentas. Su trabajo no es perdonar ni amnistiar a nadie, ese es un asunto personal de Andrés Manuel. /SIN EMBARGO