Las autoridades de Estados Unidos elevaron hoy a 60 la cifra de muertos como consecuencia de la tormenta invernal que azota el país, la más feroz en décadas, mientras la ciencia avala que su ferocidad está relacionada al cambio climático que afecta a la Tierra desde hace décadas.
- Es que el cambio climático no consiste solo en el fenómeno de calentamiento global, como han explicado repetidamente diversos estudios en los últimos años, en especial los informes mundiales del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Los expertos en física de la atmósfera explican, en este sentido, que entre los efectos provocados por el cambio climático se encuentra la intensificación (en número y virulencia) de diversos fenómenos meteorológicos extremos (inundaciones, sequías, ciclones, temporales, nevadas).
En el caso de las nevadas, el calentamiento global tiene dos influencias parcialmente opuestas. Por una parte, el aumento de la temperatura conduce a una mayor evaporación de masas de agua en lagos, mares y océanos, y esta mayor humedad puede favorecer las nevadas intensas cuando aprieta el invierno. Por otra parte, debido al aumento de las temperaturas disminuye la probabilidad de nevadas en ciertas zonas en las que no se alcanzan condiciones para este tipo de precipitaciones.
- “Gran parte del este de los Estados Unidos permanecerá congelado antes de que se establezca una tendencia de moderación el martes”, dijo el Servicio Meteorológico Nacional (NWS) ayer. “Es como ir a una zona de guerra, y los vehículos a los lados de las carreteras son impactantes”, agregó la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul.
En ese estado, las acumulaciones de nieve de 2,4 metros y los apagones amenazan las condiciones de vida de todos los habitantes. El clima extremo provocó temperaturas bajo cero en 48 estados de Estados Unidos durante el fin de semana y dejó varados a los viajeros con miles de vuelos cancelados.
Cambio climático y nevadas
Un reciente estudio llevado a cabo por expertos del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático (Alemania) y la Universidad de Columbia (Estados Unidos) ha analizado los impactos regionales de esta doble relación entre cambio climático y nevadas.
- La principal conclusión de este estudio publicado en la revista Scientific Reports en agosto de 2021 es que se espera “una disminución general en los eventos de nevadas diarias en la mayoría de las regiones [del hemisferio norte], con excepciones en regiones con clima suficientemente frío incluso bajo el calentamiento global”.
- Así, se mantendrá la tendencia detectada en los últimos años de “intensificación de las nevadas extremas en grandes áreas del hemisferio norte” en las que ya son habituales este tipo de precipitaciones en invierno y donde se mantienen temperaturas bajas pese al calentamiento global “especialmente en América del Norte y Asia”.
- Este equipo de expertos que lidera Anders Leverman, apunta que en el noreste de Estados Unidos y Canadáe es probable que los eventos de nevadas extremas se conviertan en un impacto cada vez más importante del cambio climático en las próximas décadas, “al menos hasta mediados de siglo”.
En una línea muy similar pero concretando en Estados Unidos, el Tercer Informe Nacional de Evaluación del Cambio Climático, publicado en 2014 por el Programa de Investigación del Cambio Global de los Estados Unidos, indicaba que, “aunque puede parecer contradictorio”, el aumento de las grandes nevadas en el noreste de América, “es un efecto esperado del cambio climático”.
“Esto se debe a que un planeta más cálido está evaporando más agua a la atmósfera. Esa humedad adicional significa más precipitaciones en forma de fuertes nevadas o aguaceros”, resume de forma didáctica la página web del Fondo Para la Defensa del Medio Ambiente, una ONG de reconocido prestigio creada en 1967 y sede en Nueva York.
- En primer lugar, el aire más caliente puede retener más humedad que el aire frío. Los expertos dicen que hay que pensar a la atmósfera como una esponja. El aire retiene un 4% más de vapor de agua por cada grado Fahrenheit adicional de temperatura (es decir, un 7% por grado Celsius). La ley física que explica esta relación se conoce como relación Clausius-Clapyron.
Este aumento de la humedad atmosférica contribuye a intensificar el ciclo del agua. El noreste y el Atlántico medio, regiones vecinas de EEUU, se han vuelto más húmedos, no sólo en invierno, sino también en primavera, verano y otoño.
Además de una mayor precipitación total a lo largo de una estación y de un año, la humedad adicional también alimenta acontecimientos extremos, como huracanes más intensos y lluvias torrenciales. En las últimas décadas, el noreste ha experimentado un aumento de más del 50% en las precipitaciones más intensas, el mayor incremento de todas las regiones de Estados Unidos.
- Para comprender este fenómeno, The Climate Reality Project, una ONG creada por Al Gore, propone fijarse en el caso de los Grandes Lagos de los Estados Unidos. “El aire frío de principios de invierno que fluye sobre el agua de los lagos aún relativamente cálida y descongelada siempre ha sido el principal impulsor de las fuertes nevadas. Algunos llaman a este fenómeno la ‘máquina de nieve con efecto lago’”, recuerda la ONG creada por el exvicepresidente de los Estados Unidos.
- Ahora, el cambio climático está provocando temperaturas aún más cálidas en los lagos y una congelación cada vez más tardía. Eso acelera la “máquina” y “como resultado final, las temperaturas más cálidas del lago significan más humedad en el aire debido a la evaporación, y cuando el clima se enfría, eso proporciona el combustible para nevadas verdaderamente gigantescas que continúan más y más profundamente en el invierno que antes”, indica The Climate Reality Project.
Calentamiento del océano
La ventisca de enero fue impulsada por las aguas oceánicas del Atlántico occidental, que son más cálidas de lo normal. Esto también forma parte de un patrón constante.
Los océanos han estado absorbiendo más del 90% del calor adicional atribuible al aumento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera debido a las actividades humanas, especialmente la quema de combustibles fósiles. Los océanos contienen ahora más energía térmica que en cualquier otro momento desde que comenzaron las mediciones hace seis décadas.
- Los científicos están estudiando si el calentamiento global puede estar provocando una ralentización de la cinta transportadora de corrientes oceánicas que transportan el agua por todo el planeta.
- Las imágenes de satélite y las mediciones oceánicas muestran que las aguas más cálidas se han “amontonado” a lo largo de la costa este, un posible indicio de la ralentización de la Circulación Meridional Volcánica del Atlántico.
- La humedad evaporada del agua del océano proporciona gran parte de la energía de los ciclones tropicales y extratropicales de latitudes medias.
Los modelos climáticos globales prevén un aumento de las nevadas más extremas en amplias zonas del hemisferio norte con el futuro calentamiento. En otras partes del mundo, como Europa Occidental, la intensificación del ciclo hidrológico significará más lluvia invernal que nieve a medida que aumenten las temperaturas.
Los términos científicos cada vez más utilizados a causa de los estragos del cambio climático
Desde hace años que la sombra del calentamiento global crece. Aquello que, al principio, era una advertencia ahora comenzó a mostrar su peor cara. Con sequías cada vez más largas, temperaturas más altas, inundaciones que dejan regiones enteras bajo agua e incendios forestales, por nombrar solo algunos ejemplos, el planeta dejó de dar avisos para concretar como realidad la situación que lo aqueja.
El reciente “ciclón bomba” que golpeó Nueva York es uno de los variados y múltiples ejemplos de términos científicos que llegan a las portadas de los medios de todo el mundo como resultado de fenómenos naturales extremos que se producen como consecuencia del cambio climático.
De esta manera, la revista Time recopiló algunos de los que -lamentablemente- seguro se incorporen a nuestro vocabulario habitual en los próximos años.
- “Ciclón Bomba”: Un ciclón bomba es una tormenta grande e intensa de latitudes medias que tiene una presión baja en su centro, frentes meteorológicos y una serie de condiciones meteorológicas asociadas, desde ventiscas hasta fuertes tormentas eléctricas y precipitaciones. Se convierte en una bomba cuando su presión central disminuye muy rápidamente, al menos 24 milibares en 24 horas. Dos famosos meteorólogos, Fred Sanders y John Gyakum, dieron nombre a este patrón en un estudio de 1980.
Cuando un ciclón “bombardea”, o sufre una bombogénesis, esto nos indica que tiene acceso a los ingredientes óptimos para fortalecerse, como altas cantidades de calor, humedad y aire ascendente. La mayoría de los ciclones no se intensifican rápidamente de esta manera. Los ciclones bomba ponen a los pronosticadores en alerta máxima, porque pueden producir impactos dañinos significativos.
La costa este de EEUU es una de las regiones donde la bombogénesis es más común. Esto se debe a que las tormentas en las latitudes medias -una zona templada al norte de los trópicos que incluye todo el territorio continental de EEUU- obtienen su energía de los grandes contrastes de temperatura. A lo largo de la costa este de EEUU durante el invierno, existe un potente contraste térmico natural entre la tierra fría y la corriente cálida del Golfo.
Sobre el océano más cálido, el calor y la humedad son abundantes. Pero cuando el aire frío continental se desplaza por encima y crea una gran diferencia de temperatura, la atmósfera inferior se vuelve inestable y flotante. El aire sube, se enfría y se condensa, formando nubes y precipitaciones.
- “Vórtice polar”: El vórtice polar se refiere a una banda de vientos que rodean el ártico y mantienen el frío encerrado en el extremo norte. Pero con ese aumento de temperatura, conocido como calentamiento estratosférico repentino, la banda puede ceder, permitiendo que el aire helado se dirija hacia el sur. Eso podría implicar olas de frío en cualquier parte del hemisferio norte.
Según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EEUU, se cree que el término apareció por primera vez en una edición de 1853 de la revista Living Age. Sin embargo, la mayoría de las personas escuchó por primera vez este término en el 2014, cuando un frío récord en enero azotó a EEUU y especialmente a Nueva York.
- “Dunkelflaute”: El término alemán compuesto “dunkelflaute” significa “depresión oscura” y se utiliza para referirse a un período nublado, frío y sin viento. Según un estudio reciente, el dunkelflaute frío dura un total de unas 150 a 300 horas entre noviembre y enero de cada año en Europa.
- “Sequía repentina”: Las sequías repentinas comienzan y se intensifican rápidamente, durante períodos de semanas a meses, en comparación con los años o décadas de las sequías convencionales. Aún así, pueden causar daños económicos sustanciales, ya que las comunidades tienen menos tiempo para prepararse para los impactos de una sequía que evoluciona rápidamente.
Las sequías repentinas también pueden aumentar los riesgos de incendios forestales, causar escasez en el suministro público de agua y reducir el caudal de los arroyos , lo que daña a los peces y otras formas de vida acuática.
- “Cisne gris”: Según la revista Time éste es un término utilizado por los científicos para describir “un evento extremo increíblemente raro, estadísticamente hablando”. Y como el cambio climático hace que los llamados eventos “una vez en un siglo” (los imposibles de predecir, o “cisnes negros”) tengan más probabilidades de ocurrir con más frecuencia que una vez cada 100 años, los expertos están cada vez más tratando de determinar en qué medida el aumento de las temperaturas globales hace que ciertos eventos climáticos extremos sean más probables. Esto se conoce como ciencia de atribución climática.
Por ejemplo, un estudio publicado en noviembre determinó que la ola de calor del noroeste del Pacífico de 2021 fue un evento de “cisne gris” que fue posible gracias a una serie de condiciones climáticas poco probables que ocurrieron al mismo tiempo. El autor de la investigación aseguró a los medios en ese momento que a pesar de ser estadísticamente improbables, en función de cómo está cambiando el clima, se están volviendo “físicamente concebibles y también potencialmente predecibles para el presente o el futuro”.
- “Lago atmosférico”: Es un nuevo fenómeno meteorológico que ha sido descrito en el Océano Índico occidental hace apenas un año. Apodados “lagos atmosféricos”, se trata de charcos compactos de humedad que llevan agua a la costa de África oriental. Brian Mapes, un científico atmosférico de la Universidad de Miami que recientemente detectó y describió estas tormentas únicas, presentó sus hallazgos en la reunión de otoño de la American Geophysical Union.
Al igual que las corrientes de aire húmedo y lluvioso más conocidas llamadas ríos atmosféricos que son famosos por producir grandes cantidades de precipitación, los lagos atmosféricos comienzan como filamentos de vapor de agua en el Indo-Pacífico. Estos fenómenos se definen por la presencia de vapor de agua lo suficientemente concentrado como para producir lluvia, en lugar de estar formado y definido por un vórtice, como la mayoría de las tormentas en la Tierra. A diferencia de los ríos atmosféricos de flujo rápido, los lagos atmosféricos más pequeños se separan de su fuente a medida que avanzan a un ritmo lento hacia la costa.
Los lagos atmosféricos comienzan como corrientes de vapor de agua que fluyen desde el lado occidental del monzón del sur de Asia y se pellizcan para convertirse en sus propios objetos medibles y aislados. Luego flotan a lo largo de las regiones oceánicas y costeras en la línea ecuatorial en áreas donde la velocidad promedio del viento es alrededor de cero.
Los lagos atmosféricos duran días seguidos y ocurren varias veces al año. Si todo el vapor de agua de estos lagos se licuara, formaría un charco de solo unos pocos centímetros de profundidad y alrededor de 1.000 kilómetros de ancho. Esta cantidad de agua puede generar una precipitación significativa para las tierras bajas secas de los países del este de África donde viven millones de personas, según Mapes.
- “Tornado de fuego”: Conocidos como “Firenados” en inglés -de fire (fuego) + tornados- los tornados o remolinos de fuego son columnas llameantes de fuego giratorio, que a menudo estallan durante un incendio forestal cuando aumenta el calor intenso y se combina con vientos turbulentos de hasta 100 mph.
Uno de los primeros casos importantes de un firenado se documentó en Australia en 2003. En los EEUU ganaron notoriedad en 2018 durante el incendio de Carr en California, cuando se registró uno de los peores de su historia al alcanzar casi 1.500 grados Celsius y 300 metros de diámetro en su base, el equivalente a tres campos de fútbol.
- “Heatflation”: Este término que une las palabras inglesas heat (calor) con inflation (inflación), fue acuñado este año por una redactora de Grist, Kate Yoder, para describir escenarios “cuando las altas temperaturas hacen que los precios se disparen”. Rápidamente ganó popularidad entre los principales medios de comunicación estadounidenses y de otros países del mundo.
- “Derecho”: Según los expertos de el National Weather Service, un derecho es una tormenta de viento extendida y de larga duración que está asociada con una banda de lluvias o tormentas eléctricas que se mueven rápidamente. Aunque un derecho puede producir una destrucción similar a la fuerza de los tornados, el daño generalmente se dirige en una dirección a lo largo de una franja relativamente recta.
Como resultado, el término “daño por viento en línea recta” a veces se usa para describir el daño por derecho. Por definición, si la franja de daño por viento se extiende más de 400 kilómetro e incluye ráfagas de viento de al menos 93 km/h o más en la mayor parte de su longitud, entonces el evento puede clasificarse como un derecho./Agencias-PUNTOporPUNTO