Industria en México genera DEGRADACIÓN y AGOTAMIENTO de RECURSOS NATURALES por 1.06 BDP

La ambientalista consideró que en 2018 el costo económico que se tuvo que asumir por los daños ambientales fue equivalente a 4.3 por ciento del Producto Interno Bruto

Las actividades productivas que se realizan en el país generaron costos por degradación y agotamiento de recursos naturales por 1.06 billones de pesos en el año de la pandemia, equivalente a 4.57% del PIB, reportó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en sus Cuentas Económicas y Ecológicas.

  • Esta cifra se añade al daño económico y social que se generó en el país por la recesión de la economía el año pasado, cuya magnitud fue de 8.2% anual.

El dato del costo ambiental a PIB fue también el más alto de los últimos cuatro años, en la cual este coeficiente siempre ha sido superior a la tasa del PIB cuando ésta ha sido positiva.

  • Por su parte, los costos por degradación y agotamiento ambiental fueron 10 veces el gasto en protección ambiental que se ejerció desde el sector público, que equivalió a 101 mil 299 millones de pesos o 0.46% del PIB en 2020, siendo éste el menor coeficiente de gasto desde que el Inegi inició su medición, es decir, 2003.

Destaca que, durante 2020, año en que se suspendieron muchas actividades productivas con el fin de evitar la propagación del virus de covid-19, rubros como el agotamiento de aguas subterráneas, degradación del suelo y degradación por residuos sólidos urbanos alcanzaron su coeficiente más alto desde que hay registros.

Protección ambiental 

El Inegi reportó que los gastos en protección ambiental del sector público se distribuyeron de la siguiente forma el año pasado: protección del aire ambiente y clima 38.6%; gestión de aguas residuales 17.1%; gestión de los residuos 14.6%; gestión pública y educación 10.0%; investigación y desarrollo 9.7%; otras actividades de protección ambiental 4.3%; protección de la biodiversidad 4.0%; y agua y suelo 1.7 por ciento.

  • Puntualizó que el gasto ambiental realizado por el sector público de México, como proporción del PIB, representa una cifra similar a la reportada por España, Noruega y Suiza.

Producto justado ambientalmente

Las Cuentas Económicas y Ecológicas permiten calcular el Producto Interno Neto Ecológico (PINE), que se obtiene a partir del Producto Interno Bruto cuando se le resta el consumo de capital fijo (depreciación) y los costos por agotamiento y degradación ambiental.

  • Así, el Inegi calculó que el PINE totalizó 17.68 billones de pesos durante el año de la pandemia, lo que representó 75.71% del PIB. Se trató a su vez del coeficiente más bajo desde que el Inegi tiene registros, es decir 2003.

Destaca que el consumo de capital fijo o depreciación representó el año pasado 19.72% del PIB, la mayor magnitud desde la serie histórica con la que cuenta el Inegi.

En las ciudades se genera más de 70% de las emisiones contaminantes

En el mundo, las ciudades son los centros de actividad económica donde se generan empleos y una gran movilidad social, además de producir más de 70 por ciento de las emisiones contaminantes globales al ambiente. Se calcula que en 2030, 90 por ciento de los mexicanos vivirán en ellas.

  • Se espera que las consecuencias entre las interacciones entre el cambio climático, el efecto de isla de calor urbano y la contaminación del aire aumenten el riesgo de mala salud humana en las ciudades a mediados del siglo XXI, advirtió Verónica Patraca Dibildox, líder de proyecto en Greenpeace México.

Invitada al seminario permanente “Ciudades sostenibles ante el cambio climático”, organizado por el Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC) y el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM), ambos de la UNAM, la ambientalista señaló: en las grandes urbes habita actualmente 55 por ciento de la población mundial.

  • Advirtió que, hoy más que nunca, es crucial cambiar el sistema de producción y consumo convencional para frenar la crisis climática. “Es necesario que se establezcan y cumplan políticas que defiendan la calidad del aire, los espacios urbanos, una movilidad más allá del automóvil y un sistema de alimentación sostenible y local para conseguir ciudades seguras, justas, resilientes y sostenibles en el tiempo”, resumió.
  • En estos lugares hay sobreconsumo, y los ritmos de extracción y de generación de desperdicio han rebasado la capacidad de los ecosistemas para conservar la base de la vida en la Tierra.

Patraca Dibildox explicó que los impactos ambientales están vinculados al modelo tradicional de consumo masivo y se distribuyen de manera desigual entre las naciones y la población. “El 10 por ciento de las personas con mayor ingreso a nivel mundial son responsables del 25 al 43 por ciento del impacto ambiental”.

  • En México, el sobreconsumo es alto. El Buen Fin y las fiestas decembrinas son las dos temporadas más importantes en términos de consumo en el país. “En poco más de 50 años cada mexicano pasó de tener un crédito ecológico de alrededor de dos hectáreas globales, a un déficit de 1.4 hectáreas globales”, señaló.

La ambientalista consideró que en 2018 el costo económico que se tuvo que asumir por los daños ambientales fue equivalente a 4.3 por ciento del Producto Interno Bruto.

Además, México forma parte de los países que más produce y vierte plásticos al océano, mientras su capacidad de reciclaje de un solo uso es de menos de nueve por ciento, detalló.

Ante este panorama, Greenpeace México propone acciones y trabajo colaborativo de las organizaciones sociales, como la socialización de experiencias y estilos de vida distintos que exploren alternativas de consumo autogestivas y locales, la instalación de mercados locales, de huertos urbanos, así como la reparación, reducción y reutilización de ropa, envases y todo tipo de productos.

Patraca Dibildox resaltó que el autotransporte representa el sector más contaminante en México, el cual genera la cuarta parte de las emisiones de efecto invernadero. “La mayoría de la extensión del espacio público favorece al automóvil, que es usado por menos del 30 por ciento de la ciudadanía”.

Sin embargo, en nuestro país nueve mil 300 muertes anuales están asociadas a la contaminación del aire, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Como acciones y trabajo colaborativo en este rubro, Greenpeace y varias organizaciones civiles realizaron monitoreos ciudadanos de calidad del aire en siete de las zonas metropolitanas más contaminadas de la nación; instalaron 11 monitores de calidad del aire en escuelas y participaron en la actualización de cinco Normas Oficiales Mexicanas, algunas de las cuales se han homologado con las recomendaciones de la OMS./Agencias-PUNTOporPUNTO

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