Ocho millones de cuentas falsas en siete redes sociales actúan en el presente proceso electoral, de acuerdo con un estudio de Metrics una consultora basada en inteligencia artificial.
Son los bots y trolls de 2018, esas cuentas que a veces actúan como robots y otras, con las manos de un ser humano; que integran masas virtuales para atacar o defender; que juegan a inflar diálogos y apelar al interés de la opinión pública.
Esos seres hechizos, habitantes de granjas o elementos de ejércitos, que desde 2012 han logrado distraer al grado que en estos momentos cualquier tema de tendencia se vuelve sospechoso. Hasta ahora, han posicionado cien temas, una actividad en la que el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), José Antonio Meade Kuribreña, es el que ha resultado más favorecido.
Siempre han estado pero cada vez incrementan su presencia. En el presente proceso electoral, una legión de ocho millones de cuentas falsas –bots y trolls– difunde de manera sistemática mensajes en Whatsapp, Facebook, Instagram, Google, Snapshat, SoundCloud y Twitter para amplificar y volver atractivas ciertas conversaciones. Hasta ahora, han logrado posicionar cien temas, una actividad en la que el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), José Antonio Meade Kuribreña, es el que ha resultado más favorecido.
Un estudio de Metrics, firma de servicios consultivos y desarrollo de plataformas tecnológicas para soluciones de inteligencia de negocios, encontró ese número de cuentas automatizadas en la actividad generada en las elecciones de este año en México. La observación la realizó mediante algoritmos basados de inteligencia artificial del del 14 de diciembre de 2017 al 10 de abril de 2018. Se trata de una suerte de fotografía de lo que ocurrió en ese periodo, pero que se replica porque los factores no han cambiado.
Así, se localizó a los llamados bots y trolls de 2018, esas cuentas que a veces actúan como robots y en otras, son ocupadas por las manos de un ser humano; que integran masas virtuales para atacar o defender; que juegan a inflar diálogos y apelar al interés de la opinión pública. Esos seres hechizos que conformados en granjas o ejércitos, en México han logrado distraer al grado que en estos momentos cualquier tema de tendencia se vuelve sospechoso. Su misión es atraer la atención a determinadas conversaciones y ayudar a que se posicionen. No siempre logran el cometido, pero siempre lo intentan como si se tratara de una batalla en la que les va su supuesta vida. Todas las redes sociales les sirven como tablados. La maledicencia o el halago inundan sus discursos. El amplio manto del anonimato los protege siempre.
La Universidad de Oxford en su estudio Troops, Trolls and Troublemakers: A Gloval Inventory of Organized Social Media Manipulationlas denominó cyborgs. Según los analistas que firmaron este documento, a veces son bots y otras, trolls. Esta característica de ambigüedad les permite el camuflaje. Así que pueden esconderse en el inmenso planeta de usuarios de las redes sociales que en México es de 85 millones, según Metrics.
Las cuentas falsas no están sólo por las elecciones. La investigación de la firma dio con 20.5 millones de usuarios espurios o duplicados. Unas y otras pueden contribuir a generar en las redes noticias falsas, mediante la difusión de contenidos sin sustento informativo.
Bots un día o trolls otro, en abril de 2018 esas cuentas falsas integran una industria que opera en el ciberespacio sin regulación ni control y al final, interfiere en el diálogo abierto y espontáneo. En palabras de Carlos Páez Agraz, fundador de Mesura, estas cuentas simuladas han menguado el grado de credibilidad de las redes sociales cuando se efectúan procesos democráticos.
- La maldad
En 2016, Melvin Redick de Harrisburg, un estadounidense de aspecto amigable, con una gorra de béisbol puesta al revés, pasó a la historia porque publicó en Facebook una liga que dirigía a un sitio recién creado –DCLeaks- que revelaba supuestas acciones ilegales de Hillary Clinton. Ella contendía ese año como candidata del Partido Demócrata en las elecciones para elegir Presidente de la República.
Una investigación de The New York Times encontró que el material del sitio fue robado por hackers rusos a funcionarios estadounidenses y quienes lo promovían integraban un ciberejército de cuentas falsas en Facebook y Twitter, controlado por integrantes del Gobierno ruso. La elección se consumó. La ganó Donald Trump, candidato del Partido Republicano. Y hasta hoy, no se ha logrado fincar responsabilidades en esta operación de engaños y mentiras a través de las redes sociales.
En el presente, en México, donde se vive el proceso electoral más grande de la historia con 3 mil 400 cargos en disputa, entre ellos, la Presidencia de la República y el Gobierno de la Ciudad de México, en la agenda digital ocho millones de bots y trolls han posicionado más de cien temas de los cuales, el 60 por ciento ha sido a favor de los candidatos. La otra parte ha sido en contra, con una carga negativa que acarrea infundios, maledicencia y señalamientos críticos, expone Metrics en su estudio.
Los mensajes en contra han sido repartidos, pero hasta ahora han caído más en un solo sitio. Ricardo Anaya Cortés, de la coalición “Por México al frente” del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano es quien más los ha recibido. El 52 por ciento de la maledicencia en la conversación en las redes sociales lo ha tenido el candidato de 39 años de edad que dirigió al Partido Acción Nacional de 2015 a 2017.
Esos mensajes en contra del candidato se centraron en la acusación de que trianguló fondos en paraísos fiscales y lavó dinero a través de la compra de una nave industrial, una información que apareció en febrero cuando el proceso electoral apenas arrancaba. Andrés Manuel López Obrador, de la coalición “Juntos Haremos Historia” ha tenido lo suyo. El ataque en su contra empezó a crecer la semana del 9 al 16 de abril. Su advertencia de frenar el proyecto del Aeropuerto Internacional en Texcoco generó críticas azuzadas por el discurso del empresario Carlos Slim Helú –el hombre más rico de México- quien manifestó su interés en que el proyecto continúe, según la observación de #Metadatos de SinEmbargo.
- Más sospecha que diálogo político
Del 24 al 31 de diciembre, los precandidatos generaron dos millones de menciones entre los usuarios de Twitter. José Antonio Meade (@JoseAMeadeK) registró 873 mil 715 tweets por mención, mientras que Andrés Manuel López Obrador (@lopezobrador_) generó 797 mil 087 publicaciones por usuario y Ricardo Anaya Cortés (@RicardoAnayaC) obtuvo 250 mil 763 tweets, de acuerdo con #Metadatos de SinEmbargo.
Desde esos días en Twitter llamó la atención el hashtag #SinNetaNoHayVoto que logró ser tendencia. La etiqueta favorecía al precandidato por la coalición que forman el PRI, el PVEM y el Panal, Meade Kuribreña. Bastaron cuatro horas para que 91 mil 934 cuentas lograron 105 mil 985 impresiones en esa red social, según las cifras de Tweet Reach.
Otra conversación con tinte cyborg fue #ViolentosComoAMLO. Un grupo de tuiteros colocó tal hashtag el 14 de abril para criticar al candidato Andrés Manuel López Obrador de la coalición “Juntos Haremos Historia”. #Metadatos de este diario digital localizó a un grupo de cuentas automatizadas. ¿Qué características tenían? Estaban compuestas de retuits, carecían de seguidores, tuitearon en su mayoría temas de corte político y su nombre de usuario tenía más de ocho dígitos.
La participación de este grupo dentro de la tendencia estuvo distribuida de manera dispersa en todo el espacio que ocupó la tendencia. Un análisis realizado al cluster (el espacio en la red donde se dialoga) creado en torno al líder nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Enrique Ochoa Reza, arrojó que un porcentaje importante de las cuentas que dieron retuit a un comentario publicado por este personaje, se compuso de cuentas automatizadas.
- Recurrentes desde 2012
El 6 de febrero de 2012 ocurrió en México la primera tendencia masiva a través de bots y trolls para apoyar a un candidato. El ciberejército empleó todas sus municiones para poner el nombre de Enrique Peña Nieto, de la alianza del PRI y el Verde, como el más popular en Twitter y Facebook. Sobre su nombre cayó una cauda de halagos y mensajes de esperanza.
Peña Nieto arrastraba anécdotas negras. En las redes, era objeto de burla. En la Feria Internacional de Libro de Guadalajara no pudo pronunciar tres títulos de libros que habían cambiado su vida. Luego, cuando los periodistas Salvador Camarena y Luis Prados le preguntaron para el diario español El País sobre el precio de la tortilla, dijo: “No lo sé porque no soy la señora de la casa, pero debe andar en siete u ocho pesos”.
Empezaron a circular hashtags como: #LibreriaPenaNieto #soyprole #nosoylaseñoradelacasa. En paralelo, surgió el movimiento #YoSoy132, que movilizó a miles de estudiantes en todo el país. Estos episodios y los eventuales hashtags que se colocaron para repudiar a Peña, consolidaron la capacidad de la red social como un foro donde se podía debatir; pero también atacar. No se requería ser real para ello.
Una de las tendencias de 2012, respaldada por decenas de miles de cuentas afines a Enrique Peña Nieto, fue #Efectivismo. Y ahí, las cuentas de ficción fueron bautizadas como peñabots que por sí mismos se volvieron conocidos porque su presencia en redes sociales continuó durante el Gobierno con casi un millón de cuentas, según Alberto Escorcia, especialista en redes sociales.
Freedom House, firma estadounidense que trabaja por los derechos humanos, sostiene en un largo estudio que desde 2012, las campañas de manipulación y desinformación en las redes sociales son un fenómeno recurrente en las temáticas que más preocupan a los mexicanos como la violencia y la economía. Sobre esos asuntos ya no se puede debatir en las redes porque siempre late la sospecha de que hay bots al acecho.
En estos momentos no hay partido político que no haya recurrido al pago de bots y trolls, mediante un mecanismo construido por agencias especializadas que operan con bastante discreción, coinciden especialistas en manejo de crisis que no desean brindar sus nombres por vivirse momentos cruciales en la campaña política. No hay datos de Transparencia a través de los cuales los institutos políticos admitan haber realizado tal gasto; pero los números de Metrics muestran otra realidad. Más de 18 por ciento del contenido en siete redes sociales fue alimentado en las últimas semanas por bots y trolls. “Los influencers ponen el tema, los bots lo ‘engordan’, y la opinión pública lo compra”, resume el CEO de esta firma, Javier Murillo./POR UNIDAD DE DATOS-SIN EMBARGO