Yasmín Esquivel… ¿Víctima de linchamiento mediático?

*La ministra ha insistido en que no plagió ninguna tesis y que su trabajo es original *En tanto, Edgar Ulises Báez Gutiérrez, el presunto denunciante, reconoce que tomó datos de esa investigación para elaborar la suya *Esta situación ha surgido justo en el momento en que la magistrada expresó su deseo de contender por la presidencia de la SCJN

Iniciamos el año estimados lectores, con un tema que ha provocado diversas opiniones y confrontaciones a nivel político y social.
Se trata del linchamiento mediático y sin fundamentos, que ha surgido en contra de la ministra adscrita a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Yasmín Esquivel Mossa a quien incluso, han amenazado con retirarle el título universitario que se ganó con méritos propios y no haciendo «trampas» o «plagios» como muchos sin tener conocimiento pleno de causa, así lo han argumentado.
                                                                          
Este linchamiento mediático es comparado con el comportamiento «cavernícola» o criminal de un grupo corrupto que pretende salirse con la suya a cualquier precio o de pueblo ignorante, enardecido, que persigue a un  presunto infractor o delincuente, al que una vez que detienen, lo golpean, lo sobajan, lo insultan, lo golpean, lo apedrean para luego aplicar su propia ley al asesinarlo en una horca o bien en una hoguera.
Pero luego, cuando se realizan las investigaciones a fondo, resulta que la víctima era completamente inocente, que no había cometido ningún delito y después vienen los «usted disculpe», mientras ya hubo terceras personas afectadas inevitablemente.
Esta situación podría ocurrir en el caso de la ministra Esquivel, pero aquí estimados seguidores, cabe preguntar si la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) y el Tribunal Universitario van a investigar a fondo a Edgar Ulises Báez Gutiérrez, quien fue el que lanzó la primera piedra, apoyado por el escritor Guillermo Sheridan Ortiz, quienes por cierto, ahora son catalogados por varios sectores sociales, como individuos de dudosa calidad moral y que aparte ni siquiera se han dignado a aportar pruebas contundentes y verdaderas de todos sus dichos, que derivaron en un escándalo de vecindad.
                                                                                   
Habrá que recordar que este y otros espacios periodísticos, han dado a conocer que Báez Gutiérrez tiene dos denuncias penales por el delito de acoso sexual que cometió contra dos menores de edad y posee un par de actas de nacimiento falsas, además, de que también nos llegó la informacipon de que se dedica a extorsionar comerciantes en un mercado que se encuentra ubicado en la alcaldía Azcapotzalco, donde exige cuotas a locatarios para evitar que las autoridades correspondientes los clausuren por presuntas anomalías en su funcionamiento.
En días pasados, estos sujetos se escondieron y no daban la cara ni a los medios periodísticos ni a la opinión pública, y fue recientemente que dieron un par de entrevistas en las que «sostuvieron sus dichos» pero no causaron el impacto que ellos esperaban.
En tanto, Sheridan Ortiz, tiene un largo y penoso expediente que se puede consultar en el portal www.polemon.mx, donde lo exhiben como un auténtico vividor y aviador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde cobra tres jugosos salarios y nunca se presenta a trabajar, pero eso sí, le encanta meterse en asuntos que no le conciernen; en pocas palabras es un viejo metiche quien incluso dice que es «la reencarnación de Octavio Paz».
Sin embargo, pese a que a todas luces se nota que esto es un ataque orquestado desde el interior de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) –por parte de un grupo de magistrados corruptos, viciosos y sin escrúpulos que venden sus resolutivos y se dedican a prostituir la ley- porque Yasmín Esquivel Mossa recientemente alzó la mano para expresar su deseo de contender en las elecciones internas que se efectuarán este martes de 2 de enero a partir de las 12:00 del día.
El Pleno de la Suprema Corte elegirá a la ministra o ministro que estará al frente del máximo tribunal de justicia de México el próximo cuatrienio. Entre los cinco aspirantes está precisamente Esquivel Mossa, quien no cede a su aspiración.
                                                                      
Es claro que a ese grupo de ministros no le conviene que Esquivel Mossa ocupe la máxima posición en la Corte, porque ella, trae la intención de sanear todos los vicios que durante muchísimos años se encuentran enquistados en el máximo tribunal del país. Incluso, por ahí no han dicho, apreciables seguidores, que ellos ofrecieron una generosa cantidad de dinero a Báez y Sherdian, para que iniciaran en redes sociales, esa guerra sucia.
Sin embargo, la ministra ha aportado pruebas contundentes ante el Tribunal Universitario para demostrar que a ella fue a quien le robaron la tesis para que Edgar Ulises apareciera como el autor original; claro está, con datos y fechas alterados.
Incluso, el propio rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers señaló que que hay varios hechos contradictorios, pues horas antes de iniciar su reunión, el Comité de Integridad Académica y Científica de la FES Aragón recibió un testimonio notariado de Báez Gutiérrez quien reconoce que en 1986 cuando elaboró su tesis, utilizó varias referencias, textos y partes importantes del contenido de la tesis publicada posteriormente, en 1987, es decir, uso la que presentó Yasmín Esquivel.
                                                                                  
Ante esta situación, la UNAM anunció que se convocará a una próxima sesión para continuar la investigación y recabar más información una vez que regresen a clases lo que incluye la presencia de las partes involucradas entre ellas la de la asesora de tesis de Esquivel Mossa, Martha Rodríguez aunque no precisó la fecha para ello.

 

“Ante estos hechos contradictorios y sin tener la certeza de la dimensión del plagio expresado en el testimonio del ex alumno de la tesis de 1986, resulta evidente que es necesario recabar información adicional para profundizar en el análisis documental y, de ser el caso, llamar a las partes involucradas”, estableció la UNAM.

En México, desde 2015 a la fecha los linchamientos mediáticos y físicos se han incrementado en un 300 por ciento y ha habido 561 víctimas, en las que se encuentra precisamente la ministra Yasmín Esquivel y Daniuel Picazo González, quien falleció víctima de la barbarie.

Lo que le pasó a Daniel Picazo González el pasado 9 de junio  2022, es un nuevo caso de un fenómeno que tristemente se repite en México una y otra vez.

 

                                                                               

El joven de 31 años fue retenido por la fuerza, golpeado y asesinado en una comunidad del estado de Puebla. La multitud lo acusó, sin ninguna prueba, de ser un secuestrador de niños después de que circulara por WhatsApp un rumor sin fundamento.

 

El abogado estaba de paso por la localidad indígena de Papatlazolco, mientras se dirigía a una casa de campo de su familia en la remota región de la Sierra Norte.

 

 

                                                                           
Tras ser golpeado brutalmente, le prendieron fuego cuando aún estaba con vida.
Como él, otros han sido víctimas de los linchamientos en ese y otros estados de México en un fenómeno que sigue un ciclo: causa impacto social, condenas de las autoridades, impunidad y olvido.

Elisa Godínez Pérez, doctora en ciencias antropológicas e investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México, ha estudiado este fenómeno en los últimos años.

En conversación con el autor de esta columna, advierte que hay muchos prejuicios que hay que evitar para lograr entender por qué ocurren los linchamientos: «Estamos acostumbrados a decir que los linchamientos son de gente salvaje, pero esa no es la explicación».

«Yo soy muy cauta con la psicología social pero, según muchas interpretaciones, el individuo se desdibuja, se hace uno con la masa».

 

Desde mi perspectiva –dice- hay que entender las causas estructurales e históricas; los hechos concretos que tienen que ver con el papel de la policía y las autoridades, las carencias sociales, etcétera. Eso es lo que para mí lo explica de manera más fehaciente.

 

Uno no se explica cómo es posible que uno se pueda convertir en algo así. Pero la personalidad del individuo se desdibuja ahí, y eso también ocurre en otros contextos más positivos, como cuando la gente grita en un concierto y hasta besan al que tienen al lado aunque no lo conozcan.

 

«Yo creo que en el caso específico de los linchamientos, no es una decisión meditada, pensada. La gente no se da un tiempo para pensar si lo que está haciendo está bien o le conviene. Lo que no significa que sea irracional», señala.

 

                                                                           

En el calor de las cosas, las emociones, la angustia, el miedo y el enojo nos hacen hacer cosas que uno no creería. Existen elementos que provocan que las emociones de este tipo se exacerben y hacen que muchos sientan que están en riesgo.

 

«Pero cuando entrevisté a personas que estuvieron en lugares donde ocurrieron linchamientos, les da mucha vergüenza. En el fondo, creo yo, mucha de la gente que participa en ellos no hace ningún cálculo. Y cuando se dan cuenta de lo que ocurrió sí se impactan, sí se avergüenzan».

El rumor por excelencia en los linchamientos es el de los robachicos (secuestro de menores).

 

Uno diría ‘Por Dios, cómo es que la gente se cree esto’. Pero pensémoslo bien y entendamos cuál es la condición de la niñez en un país como México. Son gravísimos los riesgos que están sufriendo los niños.

 

Hay niñas que son víctimas de feminicidios desde muy pequeñas, o niños que están a merced del narco desde chiquitos. O que están en una situación de cuidados muy precarios. O carentes en la cuestión económica.

 

Y los niños son para las familias una de sus cosas más preciadas. Uno hace lo que sea por su por sus niños, porque sabes el grado de peligro que hay afuera para ellos.

 

Si lanzan un mensaje por WhatsApp y te dicen ‘aquí estamos viendo el robo de un niño’, no es un rumor cualquiera. Es un rumor que apela a las cosas más queridas, más importantes.

 

Los celulares aceleran el ritmo de esparcimiento del rumor de forma impresionante.

Estamos acostumbrados a decir que los linchamientos son de gente salvaje, pero esa no es la explicación.

 

Las sociedades no son violentas por una cuestión que sea inherente a su cultura, eso no existe. La violencia existe en todas las culturas. ¿Cuáles son más bien las condiciones que hacen que la violencia se modere o disminuya?

 

Existen autoridades y un sistema de justicia. Si no funcionan esas instituciones habría que preguntarse por qué. Y no hay que repetir el prejuicio de que los linchamientos ocurren porque son atrasados, porque son irracionales y salvajes por naturaleza.

 

 

Tanto en India, como en México, como en muchos lugares de América Latina, ocurren. Los linchamientos en Estados Unidos hasta hace medio siglo eran un acto no solo de violencia, sino de profunda discriminación racial, frontal y brutal.

Efectivamente, existe una percepción de que los linchamientos han ido en aumento en años recientes en México. Pero no existen registros oficiales y falta un mayor cruce y análisis de los diferentes recuentos que existen para determinar si realmente ha habido una mayor o menor incidencia de linchamientos en México.

 

En su investigación, la especialista señala que los linchamientos suceden en oleadas y no de forma exponencial, y eso se debe tomar en cuenta.

 

Creo que en México –dice-  en años recientes, parece existir una tendencia al alza. Y eso también obedece al hecho de que actualmente existe una manera más rápida de que se reporten estos hechos, con internet y las redes sociales.

 

Ahora se conoce de modo más rápido cuando está sucediendo un hecho de estos y por lo tanto pareciera que ocurren más.

 

Eso no significa que haya que minimizarlo. Es un problema que México tiene, desafortunadamente, y se ha normalizado, lo cual es grave. Pero también creo que es porque estamos en un país metido en una crisis de violencia y de justicia de manera muy notoria en los últimos 10 o 15 años.
Lo cierto es que cuando ocurren los linchamientos físicos o mediáticos, las autoridades no son cuestionadas y eso provoca que se «laven las manos». Pues de lo que se trata es de salvar vidas y reputaciones, menos buscar culpables.
 Y en muchas ocasiones, estos casos quedan sumidos en la impunidad. Tal y como pretenden hacer con la ministra Yasmín Esquivel…En la medida en que hay impunidad, se deja abierta la puerta a que esto lamentablemente siga ocurriendo…¡¡¡¡SEGUIREMOS INFORMANDO!!!!
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