Miren, antes de hablar de Luz Elena, hay que enfrentar la realidad de Pemex. ¿Qué está pasando? Pues que 40 mil millones de dólares en pasivos de la empresa van a caerle directo a las finanzas públicas. O sea, Pemex sigue siendo el elefante gordo y endeudado que no podemos ignorar. Y en vez de arreglar el problema de raíz, el gobierno ha decidido cambiarle el nombre y el estatus para ver si mágicamente se convierte en una empresa pública que camina derecho. Spoiler alert: ¡Eso no va a pasar! Ya sabemos cómo termina esto: más deuda para todos, y a ver quién paga la cuenta
¿Y Luz Elena González Escobar quién es? Ahora, la cereza del pastel: Luz Elena González Escobar, la nueva Secretaria de Hacienda. Y no, no es cualquier improvisada. Luz Elena nació en Villahermosa, Tabasco, y tiene una sólida trayectoria en la administración pública. Es licenciada en Economía por la UNAM, con una maestría en Urbanismo de la Universidad de Cataluña, y ha participado en programas de liderazgo en el Colegio de México. Su currículum suena bonito, sí, pero no ha estado bajo los reflectores de la política económica nacional hasta ahora
Y no es que no sepa de números, pero el problema es que tendrá que lidiar con algo mucho más grande: el creciente déficit fiscal del país, los programas sociales clientelares que prometió mantener Sheinbaum, y los compromisos financieros que no paran de subir. ¿Cómo va a hacerlo sin llevarnos a todos por el mismo barranco que Pemex está cavando con tanta deuda? Esa es la gran pregunta.
A nadie sorprende que Luz Elena haya sido seleccionada. Sheinbaum confía en su equipo de cercanos, y eso incluye a González Escobar, con quien ha trabajado desde los días de AMLO en el gobierno del entonces Distrito Federal. Pero esa cercanía también genera desconfianza en los mercados y entre los inversionistas, que se preguntan si esta nueva secretaria será capaz de tomar decisiones independientes o simplemente seguirá ejecutando el guion que Claudia y su mentor, AMLO, han escrito
Hay que decirlo: Luz Elena tiene el conocimiento técnico para manejar las finanzas, pero el problema es si su enfoque será lo suficientemente audaz como para cambiar el rumbo. Los inversionistas internacionales ya están nerviosos. El déficit fiscal no es cualquier cosa, y el hecho de que no sea una figura reconocida en el ámbito financiero global complica más las cosas. Si no logra inspirar confianza rápidamente, el país podría enfrentarse a una fuga de capitales y una devaluación aún mayor del peso
Así que, raza, agárrense, porque el circo de la Cuarta Transformación sigue su curso, con nuevos actores, pero el mismo guion de siempre. Pemex endeudado, programas sociales insostenibles, y ahora una secretaria de Hacienda que, aunque tiene un perfil sólido, no es el nombre que los mercados esperaban escuchar. ¿Logrará Luz Elena González Escobar salvarnos de la crisis o simplemente será la encargada de repartir los boletos para el próximo acto del desastre? ¡Quédense para averiguarlo, porque esto apenas comienza!