Durante la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez, quien gobernó formalmente entre 1952 y 1958 (aunque ejercía poder desde 1948 como miembro de la Junta Militar), Venezuela vivió una de las etapas más significativas en cuanto a recepción de migrantes europeos. En pleno auge del desarrollismo, el régimen fomentó activamente la inmigración, principalmente desde Europa, como parte de una estrategia para modernizar al país, muchos somos hijos de esa migración.
Pérez Jiménez impulsó el llamado “Nuevo Ideal Nacional”, un plan de gobierno que promovía el progreso material y social. Dentro de esa visión, la inmigración europea era vista como una herramienta clave para transformar a Venezuela en una nación moderna y fuerte. Se buscaba atraer mano de obra calificada, técnicos y profesionales que contribuyeran al desarrollo de infraestructuras, industrias y al fortalecimiento del sector agrícola, lo cual fue primordial en el desrrollo de la Venezuela exitosa hasta finales del siglo XX.
En ese contexto, se facilitaron acuerdos con gobiernos europeos para promover la migración hacia Venezuela. Incluso se crearon campos de recepción y asentamientos rurales bajo la administración del Instituto Agrario Nacional. Entre los migrantes llegaron italianos, portugueses, españoles (especialmente de Canarias), alemanes, y en menor medida, personas de Europa del Este. También se acogió a algunos judíos europeos, quienes hallaron refugio tras la devastación de la Segunda Guerra Mundial.
Durante décadas, Venezuela fue vista como un país de oportunidades, un destino prometedor para quienes huían de conflictos y crisis económicas. Sin embargo, esta situación cambió drásticamente con la llegada del chavismo al poder en 1998. Desde entonces, el país se transformó en un importante emisor de migrantes, protagonizando uno de los mayores movimientos migratorios (8 millones de personas) del hemisferio occidental sin que mediara una guerra formal.
Los expertos y observadores de la diáspora identifican al menos cinco olas migratorias venezolanas desde el inicio del chavismo:
Los visionarios (1999-2010): Constituida en su mayoría por expatriados de compañías transnacionales, empresarios, profesionales, técnicos y estudiantes. Muchos contaban con una segunda nacionalidad o con recursos para establecerse en el extranjero. Esta primera diáspora sentó las bases de las comunidades venezolanas en países como Estados Unidos, España, Panamá y otros destinos. Eran, en su mayoría, personas que desde un principio anticiparon el fracaso del modelo chavista, aunque no todos los venezolanos compartían esa visión en aquel momento.
Los pragmáticos (2010-2017): Esta segunda ola estuvo compuesta por quienes decidieron darle una oportunidad al proceso chavista, pero terminaron desilusionados. En su mayoría opositores —aunque también ex simpatizantes del chavismo no maduristas—, emigraron tras constatar el deterioro creciente del país. Muchos eran profesionales, técnicos o estudiantes que decidieron marcharse al ver que las condiciones de vida se hacían insostenibles.
Los opositores (2017-2019): Motivados por la represión política y la violencia, esta tercera ola estuvo compuesta por jóvenes, activistas, políticos perseguidos y miembros de la sociedad civil que participaron en las protestas de 2017, las cuales dejaron más de 150 jovenes asesinados por la dictadura. A partir de entonces, se intensificó el exilio político, con un flujo migratorio particularmente fuerte hacia España, Colombia, Perú, Ecuador, Argentina y otros países de la región.
Los caminantes (post-pandemia 2021-2024): Tras la emergencia del COVID-19, se dio paso a una cuarta ola de migración caracterizada por personas en situación de alta vulnerabilidad que, a pie, cruzaron fronteras en condiciones extremas, ya no fue posible llegar a México por avión debido a la medida del 21 de enero de 2022, el gobierno mexicano solicita visas a los venezolanos. Muchos de ellos se aventuraron por la peligrosa selva del Darién, en su ruta hacia Estados Unidos, impulsados por la falta de oportunidades, la inseguridad y el empuje silencioso del propio régimen para afectar a EU.
La Nueva Ola: la Migración Frustrada (2025): Según el más reciente Informe Social del Venezolano realizado por la consultora Datos en marzo de 2025, un 46,5 % de los venezolanos tiene intención de emigrar, y uno de cada cuatro ya cuenta con un plan para hacerlo en los próximos seis meses. Esta ola, impulsada por la frustración tras el fraude electoral de 2024 en el cual Nicolas Maduro perdio las elecciones por 7,443,584 votos siendo el actual presidente electo de Venezuela Edmundo González, podría sumar hasta 4,7 millones de nuevos migrantes a los más de 8 millones de venezolanos que ya han abandonado el país. Los principales destinos son España (23,4 %), Colombia (15,2 %), Estados Unidos (11,1 %), Chile (11,1 %) y Argentina (6,2 %). Colombia, por su cercanía y accesibilidad, sería el primer país impactado por esta nueva oleada.
Venezuela se ha convertido, sin haber atravesado una guerra formal, en el país con la diáspora más grande del continente después del caso de los mexicanos en Estados Unidos. Lo que antes fue un país receptor de esperanzas, hoy es fuente de dolorosos desplazamientos. La historia migratoria venezolana se ha invertido, reflejando la profunda crisis estructural que ha afectado al país por culpa de la cruel dictadura chavista durante las últimas décadas.
Entre las dificultades que enfrentan los migrantes venezolanos se encuentran el endurecimiento de las políticas migratorias de los países de tránsito y destino, la falta de documentación (especialmente pasaportes, que el régimen se niega a renovar), la criminalización de la migración y la ausencia de políticas migratorias integrales en todo el mundo. Estos problemas podrían atenuarse si los gobiernos internacionales ejercieran una presión real y sostenida para erradicar las dictaduras. Atacar la raíz del problema es primordial para construir un futuro más justo y esperanzador en la región.
El Autor es director legal de Venemex, Asociación de Venezolanos en México, A.C.
www.venemex.org, Abogado por la Universidad Santa María de Caracas, Máster en Derecho Internacional por la Universidad Iberoamericana de Ciudad de México. Doctor Honoris Causa. Fotografía serie Caminantes, Autor Felipe Jácome. 2020.