Por Eduardo Ibarra Aguirre
Expertos estadunidenses en inteligencia y seguridad nacional, agrupados en Veteranos Profesionales de Inteligencia por la Cordura (VIPS, por sus siglas en inglés), advierten a Donald Trump que su intento de interferir en Venezuela puede acabar provocando una guerra entre Estados Unidos y Rusia. También que la estrategia de sus asesores para actuar en el país caribeño –Marco Rubio, John Bolton, Elliott Abrams y Mike Pompeo– “fue y sigue siendo errónea”.
El memorando, suscrito por 22 de representantes de VIPS, fundado en 2003, es interesante y procedo a comentarlo con usted. Para ello es preciso tener presente que el primer documento formulado por el organismo fue enviado al entonces presidente George W. Bush. Y en él refutaban los argumentos y distorsiones que utilizó la petrocracia tejana para justificar la invasión a Irak.
Evitar una guerra con Rusia por Venezuela es el nombre del memorando. Y el punto de partida es que las políticas de Trump para Caracas “parecen estar en una pendiente resbaladiza que puede llevarnos a la guerra en ese país y a una confrontación militar con Rusia”, postulan los “exfuncionarios de inteligencia y profesionales de seguridad nacional, con muchas décadas de experiencia”. Exhortan a Donald John “a no llegar al extremo de adoptar una catastrófica acción militar en respuesta a la perturbación civil en Venezuela o a las actividades rusas en el hemisferio occidental”, con el argumento de que a pesar del arribo reciente de dos aviones de transporte y el persistente apoyo político al gobierno venezolano, “los rusos están lejos de cruzar cualquier línea roja surgida de la Doctrina Monroe de 1823”.
VIPS sostiene que las acciones estadunidenses dentro de Venezuela sólo han logrado ahondar la crisis, causar mayor sufrimiento humano y aumentar las probabilidades de violencia a escala nacional. Apreciación que es correcta, pero justo de eso trata la estrategia de Rubio, Bolton, Abrams (criminal de guerra convicto y confeso) y Pompeo, de exacerbar hasta el extremo el bloqueo económico y financiero al gobierno de Nicolás Maduro para multiplicar el descontento social y responsabilizarlo de las dificultades que crean las políticas de Washington e impulsar al “presidente encargado” Juan Guaidó como el salvador.
Como advierten los exfuncionarios que conocen “las entrañas del monstruo” (José Martí, dixit), los asesores de la Oficina Oval tienen un “desconocimiento fundamental de los militares venezolanos”. No valoraron que la “mayoría de los oficiales piensan que (el chavismo) introdujo cambios históricamente necesarios en el país, entre ellos la inclusión política de los pobres”. Y critican como contraproducentes las “continuas insinuaciones de intervención militar”. Su equipo, dicen, mostró falta de comprensión del nacionalismo en Venezuela. Y estiman que aquellas llevan a muchos venezolanos “a cerrar filas en torno a Maduro, y no a rechazarlo”.
La conclusión es que “La estrategia de su gobierno de castigar al pueblo venezolano, incluyendo, al parecer, dejarlo sin electricidad, parece basada en la falsa presunción de que la crisis provocará un golpe para derrocar a Maduro. En realidad, las sanciones estadunidenses han permitido a Maduro culpar a Washington, y han dejado a Guaidó como alguien que ha vendido la patria a los imperialistas yanquis a costa de la salud, el bienestar y la perturbación civil del pueblo venezolano.” Y la estrategia de “internacionalizar el conflicto”, en efecto, es “Una oportunidad perdida para la diplomacia”, porque exhibe a USA y sus aliados como opuestos al diálogo y la negociación, envueltos en el discurso de la influencia comunista en el hemisferio.