Opinión RAMÓN ZURITA SAHAGÚN
Tras una larga agonía, el PRD, partido de gran significación en la vida política de México cumplió su ciclo y la elección federal de 2024 lo dejó en estado de inacción, con la pérdida de su registro.
El PRD ya había mostrado signos de rechazo entre los electores que en una veintena de estados habían provocado su pérdida de registro, pero subsistía en el ambiente nacional, hasta que en el presente proceso electoral no consiguió reunir el tres por ciento del total de votos en territorio nacional.
Fue un partido que alimentó la esperanza de convertirse en el partido de izquierda que podría normar los destinos del país.
Llegó para ocupar un espacio que la izquierda no tenía en México y fue resultado de la fusión de los diversos organismos de izquierda que por vez primera coincidieron en un mismo proyecto político.
La izquierda y el viejo régimen priista fueron los que proporcionaron las primeras militancias y altos mandos del partido, tanto así que sus primeros tres dirigentes nacionales (Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y Andrés Manuel López Obrador) provenían de ese priismo rancio con el que no se coincidía.
El PRD fue fundado con el registro de un partido que jamás pudo crecer los suficiente para convertirse en un partido nacional, el Mexicano Socialista y fue hasta 1997 cuando ganó su primera elección importante con el triunfo de su fundador, Cuauhtémoc Cárdenas, en el gobierno del extinto Distrito Federal. Al año siguiente cayeron en racimo sus primeros gobiernos estatales, Zacatecas, Tlaxcala, Baja California Sur, todos ellos bajo la dirigencia nacional de López Obrador.
Como el PRD fue formado por diversos grupos de izquierda de tendencias varias, que se aglutinaron en corrientes dentro del partido, algunas de ellas enfrentadas entre sí, por lo que se les denominó coloquialmente como Tribus.
Ello dio pie a que la lucha por la dirigencia nacional fuese soterrada e hiciera que algunas de las corrientes (Tribus) se consolidaran y entraron en disputa con las otras.
Alternativa Democrática Nacional, Izquierda Democrática Nacional, Nueva Izquierda, Foro Nuevo Sol y muchas más cohabitan dentro del partido y luchaban con el cuchillo en la boca por la dirigencia nacional y las mejores candidaturas.
Una de las Tribus fue avanzando sobre las otras, Nueva Izquierda y con ella el subgrupo de Los Chuchos, llamado así por Jesús Zambrano y Jesús Ortega, sus principales líderes.
La diferencia de criterios con Andrés Manuel López Obrador, convertido en el gran guía del PRD provocó que, pasada la elección presidencial del 2012, donde el tabasqueño fue nuevamente vencido, este procediera a buscar la formación de un nuevo partido político, lo que se convirtió en una realidad en 2014. Ahí quedó sentenciado el futuro del Partido de la Revolución Democrática.
Para el 2015 los perredistas sintieron el calor del nuevo partido que les arrebató varias alcaldías de la capital del país, en una sorpresiva elección.
Los fracasos del PRD se repitieron en varios estados en los comicios de 2016, aunque consiguieron ganar su último estado, Michoacán.
De ahí en adelante fueron fracasos y pérdidas de registro una constante y en 2018 se aliaron al PAN y MC, para salvar el registro nacional, lo mismo hicieron en 2021, con el respaldo de panistas y priistas.
Ahora el INE selló su destino y el PRD queda fuera del escenario nacional, aunque conservará el registro local en menos de una decena de estados. Tendrán que esperar hasta 2027 y ver si consiguen un nuevo registro.
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Jesús Zambrano fue calificado como el enterrador del PRD, aunque el deterioro del partido se fue dando conforme avanzaba el tiempo y el llamado “tragabalas” solamente fue llevado por la inercia, quedando trunca su intención por llegar, algún día, a ser senador. 2018 y 2024 fueron sus sentencias
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Ramón Zurita Sahagún
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