Por Ramón Zurita Sahagún
Dos cosas quedaron de manifiesto en la relación Estados Unidos-México, las buenas relaciones diplomáticas y la confianza de nuestros vecinos hacia las instituciones nacionales.
De otra manera no se comprendería el desistimiento del gobierno estadounidense para someter a juicio al ex secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos y entregar el expediente en torno a su caso al gobierno mexicanos y que sean las autoridades locales las que hagan esa labor.
Confianza y respeto son las bases de toda relación y n esta se sustenta el acuerdo para las acusaciones contra el militar. No hay nada debajo del tapete que lleve a supuestos acuerdos oscuros y otro tipo de entendimiento.
Ahora corresponderá al gobierno mexicano, a través de la Fiscalía General determinar que tan válidas y sustentables son estas evidencias con que cuenta el gobierno vecino y que ahora forman parte del expediente en torno a la denuncia en contra del militar.
Voces maledicentes anticipan que el general Cienfuegos será exonerado por las autoridades mexicanas, aunque antes de emitir juicios habrá que esperar para conocer el tipo de pruebas con que se cuenta.
La historia de los militares mexicanos vinculados con asuntos de delincuencia organizada es amplia y varios de los altos mandos del Ejército se vieron involucrados en asuntos relaciones con el narcotráfico y sufrieron penas corporales por los delitos que les endosaron.
El caso del más alto mando relacionado con esos temas fue el del Divisionario José de Jesús Gutiérrez Rebollo, condenado a 40 de prisión por delitos varios, incluido el de delincuencia organizada. El militar murió en prisión hace siete años.
Ricardo Escorcia y Roberto Dawe, también generales del Ejército Mexicano, estuvieron presos por una supuesta vinculación con el Cártel de los Beltrán Leyva, aunque salieron en libertad después de pasar un tiempo detenidos.
Igual sucedió con el General de División Tomás Ángeles, quien fue acusado de narcotráfico y encarcelado, aunque no alcanzó sentencia y liberado y exonerado pocos meses después. Otros militares de igual y menor rango han sido denunciados por supuestos vínculos con la delincuencia organizada, especialmente en los rubros correspondientes al narcotráfico.
Ahora veremos cuál será la actuación de la Fiscalía mexicana y si es que el expediente organizado por el gobierno estadounidense cuenta con la fuerza suficiente para enjuiciar al general Salvado Cienfuegos. Será un momento adecuado para actuar con la fuerza del Estado y con la ley en la mano, para evitar todo tipo de suspicacias.
TABASCO YA NO ES EDÉN
Tabasco dejó ser el Edén, para convertirse en una alberca pública, aunque no placentera, ya que los habitantes continúan luchando por su sobrevivencia. La ayuda comenzó a llegar, aunque lo hace, principalmente a las zonas accesibles, mientras cientos de personas prosiguen en la búsqueda del sustento, sin que las autoridades dirijan la mirada hacia ellos.
Como siempre la solidaridad se hace presente, aunque son muchos los que esperan que Adán sea expulsado del paraíso, por ser un simple florero, que no ata ni desata.
El gobernador de Tabasco se inventó un pleito con el director de la CFE, Manuel Bartlett, para jalar reflectores y de esa forma encontrar responsables de su pésima reacción a las inundaciones de tabasco y al padecimiento de miles de sus gobernados.
A pesar de su gran estatura, Adán Augusto se vio empequeñecido como político y gobernante, ante un evento de tal magnitud que lo rebasó y quedó impávido sin saber cómo actuar ante un fenómeno de esas dimensiones.
López Hernández no avisó del desfogue de las presas ni tampoco lo hizo sobre las inundaciones que se avecinaban, por lo que gente fue tomada de improviso y no pudo ponerse a salvo, ni resguardar sus pertenecías.
Sus reacciones han sido apáticas, coléricas y displicentes, por lo que cuando vio que su disputa con la CFE no lo dejaba bien parado, ya que el propio Presidente López Obrador asumió la decisión de ordenar el desfogue de presas, el gobernador de Tabasco, prefirió regresar al anonimato que tiene su gobierno.
Adán Augusto perdió el Edén como su tocayo Adán perdió el Paraíso por comer el fruto prohibido, aunque en el caso del tabasqueño fue envenenado y envilecido por el poder político, aunque sus paisanos están esperando la expulsión del gobierno tabasqueño.
Por menos que eso, otros gobernantes sufrieron el repudio de sus gobernados.
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