Opinión. RAMÓN ZURITA SAHAGÚN
Aún sin concluir oficialmente el proceso electoral federal de 2024, la sociedad mexicana deberá entrar en una serie de análisis para determinar si deben existir o no los partidos políticos.
México es un país con un sistema de partidos políticos, donde frecuentemente desaparecen unos y se crean otros, aunque los nuevos son herencia de los viejos.
Y es que la figura de candidato independiente simplemente se plasmó, ya que el único candidato presidencial que participó en un proceso electoral fue Jaime Rodríguez Calderón quien obtuvo solamente el cinco por ciento de la votación en el proceso electoral de 2018. En aquel entonces Margarita Zavala también consiguió el registro como independiente, pero después del primer debate simplemente se bajó de la contienda.
Con excepción de MORENA creado en 2014, los partidos actuales tienen una vigencia de más de 25 años, llevando las palmas Acción Nacional fundado en 1939 y el Revolucionario Institucional en 1946. Los otros tres organismos con registro nacieron en la década de los noventa del siglo pasado y MORENA nació en 2014.
Contabilizados los votos del proceso electoral y basados en los magros números alcanzados por panistas y priistas, la militancia de estos partidos busca responsabilizar a los dirigentes de esos partidos de la debacle ocurrida y exigen el relevo de la dirigencia nacional.
Ese reclamo no tendría razón de ser, ya que tanto Marko Cortés como Alejandro Moreno terminan sus ciclos en las próximas semanas, mientras que Jesús Zambrano, dirigente del PRD, el tercer partido que formó la alianza Fuerza y Corazón por México ya fue informado de la pérdida del registro de su partido.
El priista anunció la realización de un consejo nacional de su partido para revisar todo el esquema, fijarse objetivos y hasta buscar al nuevo dirigente nacional (algunos establecen que Alito buscará la reelección). Los panistas ya abrieron su ronda de aspirantes, aunque no determinan el método que usarán para elegir a su nuevo presidente nacional, ya que algunos proponen que se haga con consulta abierta en la que puedan participar los ciudadanos y no solamente los afiliados al partido.
Los panistas siempre han sido reacios a abrir su militancia a ajenos y cuentan con una serie de requisitos que deben cumplir sus militantes y los consejeros que. Los priistas siempre han tenido mecanismos más laxos entre los que se destacan los del pasado de ser empadronados todos aquellos que trabajan en el gobierno con cargos medios (algo similar practica ahora MORENA).
Panistas y priistas ya han pasado por situaciones similares. En 2009, siendo partido gobernante, Acción Nacional obtuvo reveses muy fuertes en el proceso electoral de ese año y su dirigente nacional Germán Martínez Cázares renunció ipso facto. A los priistas les tocó en 2016 en la misma circunstancia, gobernaba el partido tricolor y en la elección de gobernadores en doce estados, el PAN ganó siete y el PRI solamente cinco, lo que motivó la renuncia de Manlio Fabio Beltrones a la presidencia nacional del partido.
Curioso, pero en esta elección Germán regresa como diputado federal y Manlio como senador, claro que ninguno de los dos tuvo que pasar por el veredicto del triunfo en las urnas, ya que el exdirigente del PAN será plurinominal y el priista llega por la vía de la primera minoría.
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Curioso episodio se vivió en Culiacán, Sinaloa, donde la abanderada del PT a la alcaldía fue Victoria Sánchez, madre de la dirigente estatal de MORENA, Merary Villegas, quien fue sola, mientras que MORENA y el Partido Verde llevaban como candidato a Juan de Dios Gámez, ganador de la contienda. La nominación de Victoria motivó que desde el propio gobierno estatal se acusara a Merary de apoyar a su madre y no al partido que preside en el estado.
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Ramón Zurita Sahagún
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