Por Eduardo Ibarra Aguirre
Más claro no pudo ser el llamado que el presidente Andrés Manuel hizo a los dirigentes de Morena (nombre con el que está registrado ante el Instituto Nacional Electoral) y a los presidentes de la Mesa Directiva y la Junta de Coordinación Política del Senado, en tanto que compañeros de filas en batallas de los últimos 30 años, Ricardo Monreal y Martí Batres.
Desde Palacio Nacional López Obrador les recomendó “no dar entrada al oportunismo y a la politiquería”, que “no debe de ser el objetivo buscar el poder por el poder, ni mucho menos la ambición al dinero, que el objetivo tiene que ser servir al pueblo”. Y desde luego que “no haya manipulación, que no haya inducción al voto, que no haya acarreo, que se deje en libertad a los militantes”.
Explicó Obrador a sus compañeros de partido, pero no de sector ni de tendencia, que “la gente es el alma de las transformaciones, por lo que ya no sirven los acuerdos cupulares, como se hacían en la época neoliberal… pierden el tiempo los que creen que van a salir adelante haciendo política a la antigüita; a los que no han entendido que esto ya cambió…” Y enfatizó: “Ya se acabó, ni líder moral, ni cacique, ni caudillo, ni primer militante”. Para concluir que en un proceso de transformación no debe influir ni la familia ni “nada de que ‘empezamos a luchar juntos hace 30, 40 años’. Sí, empezamos juntos, pero tú ya te cansaste de ser como eras, ya cambiaste”.
Son harto pertinentes los planteamientos del tabasqueño de Tepetitán (Macuspana), y algunos de los destinatarios del mensaje venden la idea de que las diferencias en la dirigencia partidista quedaron resueltas con la emisión de la convocatoria del Congreso Nacional de Morena para el 23 y 24 de noviembre, día éste último que el desaparecido e histórico Partido Comunista Mexicano cumplirá un siglo de su fundación. PCM del que AMLO fue donante en los años 70 y quien recibía el donativo, Jaime Perches Manzano, le manejó la caja chica de la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal.
Queda claro que el llamamiento está destinado a los dirigentes de Morena y a los que ocupan cargos de elección popular, pero intento dilucidar si pensó más en Ricardo Monreal que en Martí Batres, consulto a algunos de mis pares y las respuestas se dividen.
Ciertos destinatarios del mensaje se cuadraron enseguida y expresan que “regresó la calma” a Morena con la expedición de la convocatoria congresual de forma unánime, la reintegración de tres integrantes al Comité Ejecutivo Nacional y, con ello, representantes de los bloques echaron las campanas a vuelo al asegurar que llegarán al proceso con unidad y fortaleza. “La unidad está por encima de todo, estamos trabajando con altura de miras”, juró Yeidckol Polevnsky.
Mas la disputa por la presidencia de la Mesa Directiva del Senado entre Monreal y Batres perdura y adquiere formas y tonos que no contribuyen a crear un buen clima para una solución que trascienda los intereses individuales del excomunista Batres y el otrora priista Monreal.
La solución al diferendo está en vías de quedar en manos en la Comisión Nacional de Honor y Justicia de Morena, que preside Héctor Díaz-Polanco, exdirector de la revista teórica Memoria, y el académico no garantiza que la decisión esté lista para cuando comience el periodo ordinario de sesiones del Senado, el 30 de agosto. Lo que generará otros problemas que la oposición podría usar para mostrar la incapacidad de la bancada mayoritaria, la de Morena, para darle continuidad al trabajo en el segundo año legislativo.