El gabinete en pleno, los gobernadores, diputados, senadores y empresarios “acarreados” conformaron una nueva reunión de la República, como aquellas que don José López Portillo celebraba durante su mandato.
La ocasión, en el Museo de Antropología, para que la señora Presidente formal anunciara ooootro Plan, éste para supuestamente hacer frente a la imposición de aranceles de Donald Trump.
Dieciocho programas que, como escribiera Pedro Calderón de la Barca, “los sueños, sueños son”.
Plan México lo llamaron. Irrealizable en sus 18 programas expuestos por una sola, simple y sencilla razón. El gobierno está quebrado. Así se lo dejó AMLO a Claudia Sheinbaum. Y sin dinero, el precario gobierno sólo puede usar la saliva para intentar, sólo eso, intentar, paliar la tormenta.
¿Soberanía alimentaria? No hay recursos para subsidiar a los productores del campo. Fertilizantes (importados, en su mayoría), tanto como diésel, energía eléctrica, al alza. Cada vez menos agua. Y sin precios de garantía. ¿Cómo van a conseguir incrementar la producción de granos, lácteos, cárnicos? Puro bla, bla, bla.
¿Autosuficiencia energética? ¡Por favor! Sin la participación de empresas privadas los planes de expansión y mayor producción de las quebradas Pemex y CFE se antojan imposibles.
¿Acelerar la construcción de obra pública? Llevamos seis meses escuchando que se van a erigir trenes, viviendas, puertos, aeropuertos, hospitales… ¡y nada! Ni siquiera ceremonias de primeras piedras hemos visto.
¿Ampliar la fabricación nacional para el mercado interno de la industria textil, del calzado, de muebles, de acero y aluminio, semiconductores, paneles fotovoltaicos, baterías, industria creativa, automóviles, fármacos, equipos médicos, entre otros? Sin incentivos fiscales para los productores, es otro de los muchos objetivos que no llegarán a concretarse jamás.
¡Vaya! Ni siquiera pueden llevarse a cabo los programas de eficiencia administrativa anunciados por la Presidente, sin recursos fiscales. No hay ni para pagar a los empleados de los consulados. Tampoco papelería e insumos para los juzgados y tribunales del Poder Judicial. Así que…
El Plan México es como los sexenales planes nacionales de desarrollo que nunca se concretan en realidad. Es, en suma, una aspirina que ya caducó para intentar curar el cáncer que para la economía mexicana significan los aranceles de Trump.
¿Y por eso le dieron primeras planas a es que, por vieja y gastada, ya no es siquiera noticia?
Institucionalización posrevolucionaria
Platicaba con usted, en la anterior entrega de este Índice Político, de lo bien que lo hizo en su momento el viejo dictador Porfirio Díaz al enfrentar a cinco mandatarios federales estadounidenses.
Al triunfo de la Revolución, no fueron menores los intentos diplomáticos para lograr el reconocimiento de los gobiernos del Grupo Sonora, triunfante en la lucha armada y en la eliminación de Venustiano Carranza, El Rey Viejo, así como sus modos diplomáticos, capacidades financieras y de gobernabilidad.
Gracias a la consecución de dichos objetivos, pudieron hacerse las grandes reformas administrativas y las inversiones en infraestructura, que desembocaron en la era de las instituciones callistas, pie de estribo del capitalismo primario de Estado.
El reparto de tierras y el financiamiento a los campesinos, así como el gran despegue de la industria manufacturera fue posible por decisiones acertadas sobre el papel a desempeñar durante la Segunda Guerra. México se posicionó del lado de las potencias occidentales.
Si los norteamericanos habían abandonado su aparato productivo de textiles y alimentación para hacer la guerra, México debía cubrir ese hueco. El crecimiento se fincó sobre los sectores manufacturero y agroexportador. Se consolidó una parte de la burguesía, la que se ubicó del lado de los generales triunfantes. En todo caso, se descuidó el crecimiento anárquico en los cinturones urbanos.
Tuvieron que cubrirse todos los flancos que descuidaron los poderosos que habían apoyado abiertamente al eje Berlín – Roma – Tokio. El desarrollismo alemanista imprimió una versión de modernidad que encubría la voraz corrupción de los civiles recién ascendidos al poder. Se protegió el monopolio y la explotación bajo la fórmula bajos salarios – estratosféricas utilidades.
El régimen de expropiaciones, concesiones y subsidios fue desmedido y apabullante.
Desarrollo estabilizador y su final
El desarrollo estabilizador, aplicado de 1952 a 1970, descansó básicamente en el proceso de búsqueda del equilibrio externo, a través de una legislación proteccionista indiscriminada, cuyo instrumento más importante fue el arancel.
Aunque el sonsonete era “sustituir importaciones” la tarifa obligó a brincar la muy elevada vara de los permisos de importación que, por sí solos, enriquecieron a muchas generaciones de priístas. Imagínese, ¡Raúl Salinas Lozano, padre de El Innombrable y de El Hermano Incómodo, a la cabeza de los funcionarios!
La estabilidad interna se persiguió a través de una política monetaria que permitiera estabilidad de precios, aunada a una política fiscal que procuraba la acumulación de capital y de riqueza.
A la par, subsidios, exenciones impositivas de tiro preciso y costo bajo o congelado de los productos y servicios que generara el sector público gubernamental de la economía.
Todas las leyes conservadoras del período 1939-1954 que permitieron la concentración de la propiedad, el sacrificio del ahorro colectivo y la aparición de la burguesía financiera fueron decisiones voluntarias del Estado. No eran unos improvisados ni ingenuos aquellos batos.
Luis Echeverría y don José López Portillo, con el modelo de desarrollo compartido, convocaron a crecer y distribuir simultáneamente. Ensanchar el mercado interno y dinamizar la intervención del Estado. Quedaron en quimeras. Pero tenían idea, aunque la soportaran en la deuda externa.
Los neoliberales, Carlos Salinas, Miguel de la Madrid y Ernesto Zedillo, vendieron pedazos de soberanía; se ajustaron estrictamente a las órdenes imperiales del FMI, del Banco Mundial y de la Casa Blanca, a cambio de nada.
Desmantelaron las estructuras del Estado y todos sus sectores productivos; desregularon las barreras que impedían entregarnos; privatizaron y transnacionalizaron el sistema bancario, así como todos los últimos reductos. Aún más: mantuvieron irresponsablemente todas las reservas monetarias del país en apoyo del dólar; descuidaron la investigación, la ciencia y la cultura.
Ahora lo hacen también, me dirá usted, sí, pero desde la inconsciencia de lo que eso significa. A la derecha de la derecha. Así eran. Eso había.
De Vicente Fox y de Felipe Calderón ni hablar. Eran y siempre serán la negación de la idea del Estado. Gobiernos de caricatura, de vergüenza ajena, de sangre y depredación. El panismo ordinario, el eco de lo peor del priísmo.
Sólo faltaba Enrique Peña. El hombre sin recursos. Personaje de una época desaparecida, desprovisto de cualidades particulares que puedan conferirle una personalidad que lo distinga. Surge en medio de la turbulencia y la desesperanza.
EPN a la cabeza de los toluquitas, éstos quisieron resolver en dos años los problemas económicos de toda su descendencia y para hacer eso, no hay país que alcance, ni que aguante.
Con AMLO, en su primer sexenio –el actual es ya su segundo periodo de gobierno– sobrevino la catástrofe. Dilapidó todos los recursos públicos, saqueó todos los fideicomisos, endeudó al país como nunca nadie lo había hecho, se sometió a Trump y a Joe Biden, encerró diplomáticamente al país al relacionarse solo con los dictadores que llevan a cabo el Socialismo del Siglo XXI prohijado por el Foro de Sao Paulo, y dejó al país en los más bajos niveles de producción agropecuaria, sin servicios de salud, con la infraestructura hecha pedazos…
Indicios
En el ámbito internacional, además del comercial, la Presidente formal de la República tiene abierto el flanco del narcotráfico y su vertiente narcopolítica. En su mañanera de este último martes reaccionó a la difusión que la poderosa cadena televisiva estadounidense National Broadcasting Company (NBC) hiciera a la versión de que por instrucciones de Trump el Pentágono ya tenía lista una incursión con drones para combatir a los carteles de la droga. “Rechazamos cualquiera de estas acciones y tampoco creemos que vayan a ocurrir, porque hay mucho diálogo en temas de seguridad y en muchos otros temas, entonces no, eso en México, no», dijo la señora. Pero tratándose del actual inquilino de la Casa Blanca todo es posible, ¿no cree usted? ¿Tampoco es verdad, doña Claudia, que ya tiene en su poder la lista de los políticos ligados al narco que EU quiere en sus juzgados? * Por hoy es todo. Mi reconocimiento para usted que leyó esta columna. Como siempre, reciba mis mejores deseos para que tenga ¡buenas gracias y muchos, muchos días!
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@pacorodriguez
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