OPINIÓN POR RAMÓN ZURITA SAHAGÚN
Con sus asegunes, México es un país que, dentro de su peculiar democracia, sus habitantes disfrutamos de la actividad política y diariamente recurrimos a ella, politizando todos los temas y culpando de los fracasos de los servidores públicos al uso faccioso de ella.
No reconocemos aciertos, pero si condenamos y hasta nos mofamos de los errores de unos y otros. Extrañamos al pasado y no pensamos en un mejor futuro.
El juego de todos contra los gobernantes se repite cada seis años y nos sirve para el futuro, donde todavía se recuerdan los percances, abusos y omisiones, sin siquiera condenarlos y si para regocijarnos.
Tal vez sea por eso que cada proceso electoral vemos a personajes de todos los ámbitos incursionar en la actividad política y aspirar a un cargo de representación popular, sin tener nociones de lo que eso significa.
Claro está que todos tenemos derecho a participar, siempre y cuando cumplamos con los requisitos necesarios para ello y encuentren los caminos para hacerlo, aunque curiosamente no buscan la ruta de los independientes, pero si hacerlo por el camino de los partidos políticos que con engaños y ofrecimientos de todo tipo les prometen asfaltarles el camino.
Por esas y otras razones, cada vez aumenta la competencia, donde en la pasada elección compitieron 10 partidos políticos, siendo eliminados tres de ellos por no obtener el mínimo requerido para su sobrevivencia y dos más apenas rebasaron el límite del tres por ciento de los votos totales exigidos para su permanencia en el concierto de partidos políticos.
Ahora como nunca, los partidos políticos y sus militantes entraron en el juego de la sucesión presidencial, donde es válido que alcen la mano aquellos personajes que confían en tener los atributos necesarios para obtener una nominación, sea por parte de los partidos políticos o, incluso, en forma independiente.
Hace tres años, por vez primera, participaron candidatos independientes en busca de la presidencia de la república. Dos de ellos, un hombre y una mujer, obtuvieron el mínimo requerido de firma para participar en la competencia, aunque, finalmente, la mujer decidió eliminarse por conveniencia propia, mientras que el varón siguió hasta el final.
Lo novedoso del sistema atrajo a muchos curiosos, ambiciosos y deseosos de entrar en la dinámica del tema, aunque la mayoría quedó eliminado a las primeras de cambio, al no acercarse siquiera a la meta requerida.
Un centenar de hombres y mujeres decidieron seguir las reglas, unos por simple experiencia, otros invirtiendo muchos recursos propios o de sus seguidores que no les sirvieron para llegar a la meta.
En México, las candidaturas independientes no han tenido el resultado esperado y salvo contadas excepciones, los aspirantes que transitan por esta ruta salen casi siempre vencidos ante poderosos adversarios que cuentan con gran cantidad de recursos económicos, principalmente.
Jaime Rodríguez Calderón, el cada vez menos popular Bronco, es hasta ahora el único candidato independiente a gobernador que triunfó en una contienda estatal, los otros pocos que han participado como aspirantes han fracasado, sin siquiera acercarse al ganador de la contienda.
Eso le valió al Bronco sentirse con la presencia necesaria para hacer un recorrido nacional y participar como el único aspirante presidencial por la vía de los independientes, luego de que Margarita Zavala decidió bajarse de la contienda al comprobar que su participación sería solamente testimonial.
Nunca en los tiempos de los gobiernos civiles en México se había abierto el juego de la sucesión presidencial con tanta anticipación, por lo que, tal vez, los independientes debería aprovechar el momento para alzar la mano e iniciar sus movimientos en busca de participar de tal forma.
Hasta el momento, no se advierte a ninguno de los ciudadanos que puedan asomarse a esta experiencia, aunque hay varios sondeos de personajes que buscan convencerlos a que se sumen a una gran alianza o que, incluso, si quiere puedan sumarse a una candidatura independiente.
Varios empresarios han sido tentados, algún funcionario electoral es seguido para usar el método del convencimiento y hasta algunos políticos del pasado son sumados a esta lista que empieza a circular profusamente.
Habrá alguno o algunos de estos personajes que empiezan a ser tentados que se decida a enarbolar la bandera de las libertades y de la emancipación que pregonan se necesita en México.
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