Opinión. RAMÓN ZURITA SAHAGÚN
Cuando se supo de la detención de Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, muchos voltearon a ver las manos del ex gobernador de Nuevo León, para ver si aún las tenía.
Y es que el entonces popular Bronco fue enfático durante el primer debate presidencial de 2018 de que a los corruptos deberían “mocharle las manos”. Todavía enfatizó, así veríamos a un gran número de diputados que no podrían alzar la mano para votar sus iniciativas.
Parecía una broma del deslenguado Rodríguez Calderón, pero insistió en que, de ganar las elecciones, procedería a ello.
El llamado Bronco fue el primer gobernador (el único, hasta ahora) surgido de las candidaturas independientes y su nominación fue apoyada arrolladoramente por los ciudadanos de Nuevo León, rebasando el 50 por ciento de los sufragios. Claro que su maquinaria fue aceitada por los grandes empresarios de esa entidad que en materia política siempre innovan.
Lo hicieron cuando llevaron a uno de los suyos a la aventura de gobernar, Fernando Canales Clariond, quien ya lo había intentado una ocasión fracasada y se impuso a Natividad González Parás y lo hicieron nuevamente hace nueve meses con su experimento llamado Samuel García.
Precisamente fue Samuel quien si cumplió con su palabra ya que había advertido: “Quien robó o desvió dinero público, a los favoritos, a los sobrinos, a sus amigos, o a sus campañas van a ir a la cárcel”.
Fue premonitorio lo de Samuel, quien fue quien presentó la querella en contra de El Bronco hace cuatro años por desvío de recursos para la recolección de firma que avalaran su presentación como candidato presidencial independiente, lo que, finalmente, consiguió.
En Nuevo León se viene dando una lucha frenética por el poder, donde los empresarios continúan siendo, preferentemente, los que dictan la norma y su apoyo es necesario para conquistar el gobierno estatal.
Antes manifestaban su respaldo a regañadientes a los candidatos del PRI, con los que no estaban de acuerdo, hasta que finalmente uno de los suyos, Canales Clariond logró la victoria.
Después de ello apoyaron a Natividad González en su segundo intento, pero no estuvieron de acuerdo con el arribo de Rodrigo Medina, al que toleraron ante los abusos cometidos por él, su familia y sus cercanos, por lo que decidieron innovar con El Bronco, quien desde el inicio mostró su desapego de las formas tradicionales de hacer política.
Desde su arribo, Rodríguez Calderón ideó competir por la presidencia de la república, basado en su supuesta popularidad por ser ingenioso, chistoso, improvisado y, principalmente, haber sido el primer gobernador independiente. Hoy su método y su deseo de ser candidato presidencial lo llevaron a la cárcel.
Falta mucho en el proceso de El Bronco, ya que se le integra una carpeta de asuntos complicados que podrían mantenerlo recluido por bastante tiempo, al igual que un grupo de sus colaboradores de la administración estatal 2015-2021.
Por lo pronto, el gobernador Samuel García si cumplió con su palabra de refundirlo en prisión, misma balandronada que lanzó Rodríguez Calderón, contra su antecesor, Rodrigo Medina, quien fue detenido y soltado de inmediato, pero sirvió para que le tomarán la foto detenido, algo que festinaba el hoy detenido.
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Hoy se sabrá el futuro de la alcaldesa de Cuauhtémoc en la Ciudad de México, si regresa al cargo o qué procede en su contra, luego de enfrentar cargos por agresión a policías. Hay quienes piensan que la acusación es una treta política y conlleva el que Sandra Cuevas, haya vencido en las urnas a una de las perlas de la 4T, Dolores Padierna. Y es que Sandra Cuevas ni se ayuda, ni se deja ayudar y se expone con sus acciones y declaraciones.
El gobierno de la 4T no comprende como esta dirigente de ambulantes pudo vencer a otra que se consagró con la misma estrategia, pero que tiene más años convocando a este tipo de personas, como lo es Dolores Padierna y su esposo, René Bejarano.
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