Por Eduardo Ibarra Aguirre
La Guardia Nacional entró en funciones formalmente el último día de junio, aunque previamente fue desplegada en diversos puntos de las fronteras norte y sur de México, como parte de las presiones draconianas de Donald Trump contra México y su gobierno para que frenen los flujos migratorios hacia Estados Unidos. Y el Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática presentó, el 17 de julio, los resultados de la primera muestra sobre la institución de seguridad pública que nació con la mayor legitimidad al ser votados sus lineamientos en forma unánime y con un amplísimo consenso la reforma constitucional y las leyes secundarias. Y esto es parte vital del haber de la GN y, además, sin él serían impensables las cifras del INEGI.
Veamos. A dos semanas de constituida, la GN se ubicó por arriba de la Policía Federal, las estatales y municipales al ser estimada como “muy o algo efectiva” por siete de cada 10 consultados, mientras que sólo tres de cada 10 la identifican.
Por supuesto que la Guardia Nacional se ubica por debajo de la Marina y del Ejército en este rubro. Esto en un contexto en el que 73.9% de la población se siente insegura de vivir en sus ciudades, y de ellos la “percepción de riesgo es de 78.7% para las mujeres y 68.2% para los hombres.
Así, las policías preventivas (municipales y estatales) son consideradas “muy o algo efectivas” por menos de la mitad de la población, con 41.4% y 49.8%, respectivamente, lo cual llama la atención para bien. La Policía Federal alcanzó 65.3% y la Guardia Nacional, 70.9% como “muy o algo efectiva”, en tanto que el Ejército obtuvo 83.2% y la Marina 86.5%. Sorprende que la Armada de México supere a los integrantes de la Secretaría de la Defensa Nacional en la percepción ciudadana respecto a la eficacia.
No sorprende que las noticias falsas se ocupen de una materia tan delicada y sensible como es la seguridad pública, y la Sedena percibe por ello la existencia de una campaña en su contra con el propósito de desprestigiar las acciones emprendidas por el gobierno federal para combatir a la delincuencia organizada”.
Todo parece indicar que en el obsesivo afán de colocar obstáculos en el camino que recorren los componentes de la cuarta transformación, las noticias falsas juegan un papel destacado en demérito del combate por la seguridad pública, que precisa del concurso de todos por encima de partidos, filias, clases sociales, religiones, genero, fobias…
Si allí no se actúa como en un frente único o en unidad en la acción, el fracaso es la perspectiva más cierta, y supongo que tal escenario no conviene ni a los adversarios más intransigentes de Andrés Manuel López Obrador.
Otra cosa muy distinta es la contienda de la prensa que actúa con una perspectiva militante, como lo hace Reforma con Juan Pardinas como director general editorial, hasta el punto de que el diario se autodesmiente. Informó que el 70% de sus encuestados aprueba al presidente Andrés Manuel y que bajó ocho puntos porque en marzo lo apoyó 78%. Pero que 69% volvería a votar por AMLO en el caso de un referéndum revocatorio. Mas el 70% es superior al 63% obtenido en noviembre de 2018 cuando era presidente electo, en otra encuesta de Reforma.
Como fuere, 70% (Reforma), 61% (El Economista), 72.3 (SDP Noticias) para sólo mencionar los resultados de cuatro casas encuestadoras, es sumamente alto. Pero estas conductas naturales en la contienda política envuelta en informativa, no sirven para construir políticas e instrumentos sólidos para medio pacificar a México.