“La Civilización de lo ligero representa una nueva etapa en la aventura de la modernidad democrática y humanista”.
Gilles Lipovetsky.
Por Francisco J D´Angelo Ohep*
Los fenómenos de la globalización, la revolución tecnológica y la pandemia con su encierro, han generado muchos cambios en nuestras vidas, presentándonos nuevos problemas con nuevas soluciones.
Nunca antes habíamos tenido disponible tanta información, pero a la vez tanta desinformación. Y es que el ruido en la comunicación, genera desinformación: demasiadas opiniones, paradójicamente, producen gente desinformada y manipulada. Actualmente, buena parte de la guerra por el poder, se gana a través de internet, buscando imponer una verdad más rápidamente que las demás y con la mayor audiencia posible.
El sistema social en el que vivimos es imperfecto, pero además, hay personas que se dedican a difundir discursos sin basamento científico alguno, queriendo destruir la institucionalidad existente, para beneficio propio y de sus grupos.
El encierro que hemos sufrido, por causa del COVID 19, ha llevado a muchísimas personas a darse cuenta de que es posible realizar una gran cantidad de actividades sin salir del hogar, o sea por internet: contratar servicios de compra, recolección y entrega de mercancías a domicilio por ejemplo y, por supuesto, trabajar y estudiar a distancia.
Vivimos tiempos en que la vida se está llevando “a la ligera”, por la velocidad con que fluye la información, por la poca profundidad con la que se toman decisiones, así como por el escaso tiempo durante el cual se discuten los temas y tareas. Todo esto influye en la forma en que se manejan los cambios diarios en gran parte de las instituciones. Hay un sentimiento generalizado de que todo lo “ligero” es bueno.
Pero así, lo más rápido, con el menor esfuerzo, nos lleva a perder profundidad. Buscando el sueño de llevar la vida “ligera”, es increíble como dirigentes de distintos ámbitos de la sociedad, usan con ligereza el discurso, manipulando la verdad, la moral, la ética, la voluntad y el esfuerzo.
Todo esto puede ser un efecto de la globalización cultural, que creó una mezcla de culturas y costumbres; de la post modernidad, que generó una evidente confusión ideológica y de la híper modernidad que, con su híper consumo, aceleró los procesos industriales, sacrificando la calidad de los productos y el medio ambiente y como resultado tenemos, entre otras consecuencias, una sociedad con “líderes súper ligeros”.
Muchos aspectos están cambiando desde el punto de vista económico, la forma de generar riqueza ha variado; hoy en día por ejemplo, tenemos empresas inmateriales, con domicilios en diversos lugares, muchas veces virtuales, con personal sub empleado, que en realidad no sabe para quién trabaja, ni conoce el domicilio principal de la empresa que factura millones de dólares.
Este tipo de empresa, compite con empresas pesadas, que tienen maquinarias, domicilios fijos, muchos activos y empleados que pagan montones de dinero en impuestos y a los que cada día se les hace más difícil sobrevivir, batallando con la competencia nacional y extranjera, con el fisco y muchas veces con el gobierno, debido a que, quienes normalmente crean y aplican las políticas económicas, no entienden estos cambios.
La confusión ideológica también es consecuencia de la vida “ligera” y va desde burgueses capitalistas defendiendo al Che Guevara y a los hermanos Castro, hasta personas jóvenes que se dicen progresistas, pero siguen modelos y líderes que desdeñan las energías limpias, el respeto e igualdad de género, los avances tecnológicos, las organizaciones de la sociedad civil y muestran un dudoso rechazo a la verdad.
El discurso político se ha vuelto “ligero”, sin bases científicas, sin detenerse en fundamentos o asuntos específicos; siempre nadando en la ligereza de no decir mayor cosa, sino atacar al enemigo para ganar elecciones. A los políticos actuales no les gusta gerenciar, o tomar responsabilidad alguna, sino vivir en una eterna campaña por perpetuarse en el poder, mientras los países se caen a pedazos.
El estado y las formas de gobierno deben cambiar, sin volver a los modelos pesados de antaño, pero es necesario usar los cambios para mejorar la sociedad, no para esclavizarla.
Hoy las personas se han dado cuenta que pueden vivir la vida “ligera”, sin propiedad alguna, pueden rentar de por vida, trabajar o estudiar en cualquier parte que exista internet, mudarse, cambiar de trabajo, de religión, de partido político, de país; sólo tienen que poseer ingresos, y hacer la vida liviana.
Pero lo “ligero” afecta a varias instituciones, una de las más importantes es la familia, por ejemplo. Las personas ya no quieren tener hijos, tienen mascotas para suplantarlos, y las mismas parejas se cambian cada cierto tiempo; es una vida con menos responsabilidades, ligera de equipaje. Si partimos de que la vida es un viaje, quizás tengan algo de razón, pero no es factible que una sociedad completa pueda subsistir viviendo de esta forma, ¿o sí?
Por otro lado, una gran parte de la población está fuera del sistema, sin seguros, llegando a la vejez sin ingresos, sufriendo catástrofes naturales, desplazamiento forzado por gobiernos dictatoriales; otros han terminado siendo víctimas de nuevas formas de terrorismo, por ejemplo en Latinoamérica es creciente el problema del sicariato, feminicidios, secuestros, torturas y el terrorismo de Estado. Según ACNUR en el año 2020 existen 79,5 millones de desplazados en el mundo.
Actualmente, ¿qué va a hacer esta sociedad con los pobres y los vulnerables de la tierra? Esto demuestra que, hay quien vive “a la ligera” porque quiere, pero los otros sufren de “lo ligero” que éstos se toman los problemas, al dejar fuera del sistema a millones de personas en el mundo.
“El síndrome del espejo” tiene que ver con los comportamientos de las personas en relación a su propia imagen, ahora bien, vernos en una pantalla lo mejor posible sólo el exterior, hace muestra de un cascarón vacío, sin alma, sin importancia del contenido. Una sociedad que desprecia lo pesado, lo lento, lo antiguo y la historia, no tiene tiempo de detenerse a pensar profundamente ¿qué está bien y qué está mal?
No es que en la Nueva Civilización de la Revolución Light todo esté mal, el tema es que hay cosas en el mundo que no pueden tomarse a la ligera, todo tiene su Yin y su Yang, el lado bueno y lado malo. En la vida es muy importante un equilibrio.
Veremos si logra imponerse eso de “tomar todo a la ligera”…
*Francisco J D´Angelo Ohep
- Master en Derecho Internacional por la UIA Ciudad de México.
- Director Jurídico de Venemex, Asociación de Venezolanos en México que ha ayudados a miles de refugiados victimas de la dictadura de Nicolás Maduro.