INICIA el SEGUNDO TRAMO

Opinión RAMÓN ZURITA SAHAGÚN

Qué lejos parece estar aquel primero de diciembre de 2018, cuando el Presidente López Obrador inició su mandato sexenal (acortado) del uno de diciembre de 2021, cuando principió la segunda parte de su gobierno.

36 meses que para unos ha sido un tormento, con las nuevas disposiciones gubernamentales y para otros resulta sumamente beneficioso.

Inició con pocos detractores y principia el segundo tramo con detractores por muchos lados.

Hay quienes guardaron silencio por así convenirles en ese momento, otros que dieron el beneficio de la duda al nuevo gobierno, los más querían un cambio de régimen, como lo dejaron asentado en las urnas.

Tres años después, las cosas han cambiado, aunque el Ejecutivo federal mantiene una gran popularidad que rebasa los 65 puntos porcentuales.

Su popularidad se mantiene en todo el país, aunque hay dos entidades en las que su presencia ha descendido: CDMX y Estado de México, entidades en las sufrieron un fuerte revés los candidatos de MORENA, que sucumbieron ante la alianza conformada por los otrora arrolladores partido Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática.

Por lo demás, el Presidente tiene a su favor a las grandes mayorías que hoy acudirán, con todo y pandemia al Zócalo para escuchar su resumen de estos tres primeros años de gobierno.

Hace tres años nadie se imagina los tiempos que vivimos, acentuados por la pandemia que está a punto de llenar dos años con su presencia, lo que ha provocado problemas en la economía, derivando en despidos, desempleo, cierre de empresas y en una feroz batalla entre los que están en desacuerdo sobre el manejo de la crisis sanitaria.

De las promesas de campaña pocas se han cumplido, si acaso aquellas de elevar el salario mínimo, algo necesario ante la creciente inflación, así como la construcción de las obras emblema de la 4T: aeropuerto de Santa Lucía, Tren Maya y Refinería de Dos Bocas.

Esas son obras majestuosas que, de concluirse y funcionar, de acuerdo a lo esperado, serían el sello de Cuarta Transformación.

La administración del Presidente López Obrador, en estos tres primeros años de gobierno está llena de claroscuros. Por un lado, es un gobernante que no busca los reflectores internacionales, pero si lo hace en los locales, con sus constantes viajes a los distintos estados del país y la diaria conferencia mañanera que le da una extraordinaria exposición.

Esa mañanera que muchos le censuran es una parte fundamental de su estrategia que le permite estar diariamente en la boca de todos, para bien o para mal y que le permite marcar la agenda diaria.
Supuestamente el actual Ejecutivo federal

no es dado a los cambios de su equipo de trabajo, pero constantemente releva a servidores de primera línea en los principales lugares del gabinete y es que es frecuente que los miembros de su equipo estén solamente para atender las indicaciones de su jefe y no opinar para nada.

Su política de austeridad no da resultados y su lucha contra el crimen organizado y la violencia no se advierte por ningún lado. La gasolina se mantiene en su punto más elevado y para colmo de males, los efectos de la pandemia se dejan sentir, además de la inflación en la firmeza de un peso que se va perdiendo.

El Presidente en lo político se mantiene en las alturas, aunque sus detractores busquen, sin encontrar, una estrategia que lo debilite o que fracture al cada vez más endeble partido que lo apoya.

La segunda parte de su mandato es la más difícil, ya que será entonces cuando suban de tono los reclamos por las promesas no cumplidas, se confirme si las obras emblemáticas sirvieron de algo o fueron un fracaso y comiencen a apearse aquellos políticos advenedizos que se subieron al carro de los triunfadores y que al ver resquebrajamiento lo abandonarán para no ser arrollados.

El Presidente tendrá que redolar esfuerzos, si es que quiere que la Cuarta Transformación sea verdadera y que pueda librar los embates de una creciente oposición, que, para su beneficio, no logra articularse.

Le será difícil conseguir las reformas pendientes, al ya no contar con las 2/3 parte de la Cámara de Diputados, pero afirmará su presencia nacional con, cuando menos, cuatro de los gobiernos de los estados que irán a las urnas el año próximo.

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