Opinión. FRANCISCO J D’ANGELO OHEP
“Sin Libertad, la democracia es despotismo, sin democracia la libertad es una quimera”.
Octavio Paz
Las Organizaciones no Gubernamentales (ONG´s) se han convertido, en los últimos 10 años, en parte importante de las sociedades. El término ONG fue mencionado por primera vez en la ONU en el año 1945 y se refería a organizaciones cuya constitución no es consecuencia de un tratado internacional.
Las ONG´s fueron creadas como una solución institucional, con apoyo a Europa, después de la Segunda Guerra Mundial. Eran unas organizaciones sin fines de lucro, con voluntariado y han evolucionado en distintos objetivos: ayuda humanitaria, protección de animales, ecología, medio ambiente, protección de derechos humanos, defensa de la democracia, derechos políticos y civiles, igualdad de género e impulso al emprendimiento, entre otros.
Las ONG´s, surgen como organizaciones de apoyo a la sociedad, en vista de las limitaciones del Estado moderno para con los Programas Sociales. Además, ejercen presión a las dirigencias políticas para que tomen en cuenta temas que deberían ser labores propias de los partidos políticos y gobiernos.
Estos últimos a veces perciben a las mencionadas organizaciones como un estorbo y, de sobra sabemos, que en dictaduras son perseguidas, ya que contravienen el interés político del partido o del grupo de poder, pues visualizan y exponen las carencias y malas prácticas en DHs entre otros temas.
Lamentablemente los gobiernos no siempre buscan el bien común de la nación o de los ciudadanos, si no que, cada vez queda más claro, representan el poder de un grupo que está a la sombra, quien los promueve y logra imponer sus intereses en los distintos países.
Con los años, en Latinoamérica se ha tambaleado la democracia. A principios del siglo XXI la mayoría de los países de la región eran democráticos; hoy en día vemos con preocupación a Nicaragua, Venezuela, Cuba, Bolivia y algunos otros que fueron democráticos ahora tienen gobiernos autoritarios con presidentes populistas.
Por esta razón la sociedad civil, aunque más organizada hoy en día, nunca ha sido tan perseguida. Los activistas ambientales son ampliamente perseguidos como los defensores de DHs y periodistas son asesinados, la cifra de desaparecidos crece, las torturas resurgen como se ha visto en los últimos años en Venezuela y la migración forzada ha pasado de miles a millones.
Es evidente que las formas y sistemas de gobierno deben cambiar en la región, así como los procedimientos penales internacionales, ya que actualmente no hay quien detenga las malas prácticas de los gobernantes, los cuales se escudan debajo de teorías de soberanía. Por ejemplo, en el caso de Venezuela hay más de 6 millones de migrantes forzados por la dictadura de Nicolas Maduro. El regímen no solo destruyo la vida de los venezolanos su moneda, si no también destruye el medio ambiente con la explotación de Oro ilegal y indiscriminada destruyendo la amazonia.
Según la encuesta ENCOVI de la Universidad Católica Andres Bello (UCAB), el 95% de los venezolanos vive en situación de pobreza, otra razón más para entender el segundo fenómeno migratorio más grande del mundo, después de Siria.
Todo esto obligó a los grupos de venezolanos en el exterior a organizarse en cada país y en muchos casos, agruparse en ONGs, para recibir a sus connacionales y hacerles llegar ayuda en distintas formas: legal, alimentos, medicinas, psicológica, educativa y de todo tipo. Por esta razón se llevó a cabo en Bogotá, a finales de septiembre de este año 2021, la Tercera Asamblea de la Coalición por Venezuela, que agrupa a más de 70 ONGs que funcionan en distintos países.
Estas organizaciones trabajan con muy poco presupuesto, pero con mucho amor por mantener viva la nación y los ciudadanos que son parte de la misma forjando un camino nunca antes transitado en la región.
Hoy en día más de 100 ONGs compuestas por venezolanos trabajan en toda la región, la mayoría con fines humanitarios, culturales y algunas con la idea de defender la democracia e incidir en el cambio de régimen en Venezuela. Pretenden que el problema no termine siendo pandémico, ó sea, que continúe en Venezuela por tiempo indefinido y se expanda en toda la región la falta de medicinas, alimentos, servicios, salud, justicia, etc. También buscan que no continúe el éxodo de venezolanos, y lo peor, que el mundo se acostumbre a esto.
La idea es lograr elecciones imparciales y limpias para que se reinstaure la democracia y ya no crezca más el número de personas desplazadas.
En México el gobierno castigó fiscalmente a las ONGs que trabajan con recursos privados. Pasó por el Congreso de la Unión un cambio de miscelánea fiscal para 2022, que limita la deducción de impuestos a personas físicas por donativos a organizaciones civiles, limitándolo al equivalente del 15% de sus ingresos anuales. Esto con la finalidad de aumentar la recaudación y destinarla a programas sociales directos, los cuales sabemos que, muchas veces, terminan en ayudas con la finalidad de compra de votos.
Esto será un duro golpe para las ONGs que viven de las donaciones, pero no puede esperarse otra cosa de un gobierno que no confía en este sector de la sociedad.
La democracia se ve cada vez más amenazada por grupos de poder que abiertamente apoyan a las dictaduras, las cuales tienen un guión muy parecido: Tienden a llegar al poder por votos, minan la separación de poderes, luego persiguen a luchadores sociales y a cualquier líder que ponga obstáculos a su poder.
Así como hemos visto que la sociedad civil se ha vuelto más poderosa con los medios electrónicos de comunicación, también los grupos de poder delictivos se han vuelto más crueles y más violentos, dejando enormes zonas de la región en conflicto, ingobernables para el Estado, por lo que los gobernantes entran en una práctica de “dejar hacer, dejar pasar”, para no enfrentar estos flagelos. Es más fácil mirar para otro lado o asociarse, que luchar por la democracia, la gobernabilidad, la ética, la moral y el bien común; conceptos escasos en estos tiempos.
Ante la falta de credibilidad de los gobiernos y partidos políticos, las ONGs se han vuelto el último bastión de defensa de la democracia y de los derechos humanos, entre otros.
Aunque no deberán suplantar las funciones de otras instituciones, sí deben ser un aliado de los gobiernos para mejorar sus políticas ya que, definitivamente, conocen mejor muchos de los temas pertinentes y operan de forma más eficiente que muchas instituciones gubernamentales.
Francisco J D´Angelo Ohep.
Es Abogado, Maestro en Derecho Internacional por la UIA de Ciudad de México.
Director de la Asociación de Venezolanos en México.
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