Opinión RAMÓN ZURITA SAHAGÚN
El primer mes de campaña presidencial fue terso y pacífico (dentro de lo que cabe) como anhela el Presidente López Obrador. Pero solamente inició el segundo mes y comenzó la guerra sucia, la que amenaza con invadir el debate del domingo siete de abril.
Desde el primer día de abril circuló una información en la que aparentemente Claudia Sheinbaum realizaría algunas acciones contra la religión católica, la que traía huellas de guerra sucia y fue frenada por una rápida respuesta de Tatiana Clouthier. Xóchitl recibió su parte de esa intentona de guerra sucia, con la difusión de un video protagonizado por su hijo que impactó en su campaña y que orilló a que su propio hijo renunciara al papel que desempeñaba en su equipo.
La cercanía del primer debate acelera el golpeteo, tratando de que el adversario (la) llegue bocabajeado y disminuido al primer debate, mediante la aplicación de golpes bajos.
Sin embargo, el debate es otra cosa, aunque algunos de esos elementos pueden llegar a ser usados en el curso de las dos horas de la discusión pública.
El debate es esperado y se considera que mucha gente considerara el resultado del mismo para definir su voto, aunque una gran parte del electorado ya lo tiene decidido, podría optar por otra alternativa, de acuerdo al resultado del debate.
De acuerdo con Carlos Alazraki, mercadólogo y estratega de muchas campañas políticas, el ganador del debate podría obtener hasta un cinco por ciento más de los respaldos con que cuenta.
El desempeño de los candidatos, las respuestas que den, la certeza con que respondan y su manejo ante un gran auditorio son efectos que cundirán en el ánimo del elector y no los ataques que realicen contra el adversario.
Algunos consideran que Claudia llega con mucha preocupación y hasta hablan de un supuesto temor para encarar en un debate a su adversaria, pues la ironía de Xóchitl podría hacer mella en ella.
Sin embargo, Claudia es una mujer preparada, acostumbrada a retos y desafíos con una carrera política construida desde hace 24 años. Xóchitl por su parte con el mismo tiempo en la política es más abierta, resuelta, chispeante, jocosa, por lo que algunos no la toman en serio.
Ninguna de las dos es una experta en el arte de la política, ni mucho en la oratoria. Aquí tiene un punto a su favor el otro participante en el debate, Jorge Álvarez, quien es buen orador, pero carece de una buena dinámica para convertirse en atractivo ante los que sigan el debate por televisión o lo escuchen por radio.
El debate será un buen ejercicio para que los aspirantes presidenciales aflojen los músculos, reduzcan la tensión y muestren las armas con que cuentan y puedan proyectar (les faltará tiempo) el país que quieren gobernar.
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Se pone interesante el reparto de los ex gobernadores mexiquenses en la campaña electoral. Arturo Montiel y César Camacho, apoyando al PRI. Eruviel Ávila promoviendo y provocando el voto a favor del Partido Verde y por ende de la alianza concertada con MORENA. Alfredo del Mazo aparentemente discreto, pero moviendo sus fichas en favor de su alianza con MORENA. Lo curioso es que son cuatro de los cinco últimos gobernadores que llegaron a serlo apoyados por el PRI. Solamente falta Enrique Peña Nieto, el que dejó el cochinero y regadero en el país…Asegura Enrique Vargas, candidato a senador por el Estado de México por la alianza opositora que ya están listos para trabajar conjuntamente PAN, PRI y PRD con los candidatos locales a diputados y alcaldes…Después del asesinato de la candidata de MORENA a la alcaldía de Celaya, Guanajuato, las autoridades deben poner especial énfasis en atender las necesidades de protección de todos aquellos candidatos y candidatas en los lugares con mayor peligro.
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Ramón Zurita Sahagún
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