Claroscuros de la DIPLOMACIA MEXICANA

Por Ramón Zurita Sahagún

Hay historias maravillosas de los diplomáticos mexicanos en sus funciones que destacan la tradición del país en esa materia.

Dos de ellas son ejemplares la de Gilberto Bosques Saldívar quien en su carácter de Cónsul en Francia al inicio de la II Guerra Mundial protegió la vida de centenas de personas que evitaron la muerte, gracias a su diligencia. Gonzalo Martínez Corbalá, Embajador de México en Chile durante el golpe de estado provocado por Augusto Pinochet, hizo una gestión similar.

Como esos hay otros ejemplos, aunque también los hay quienes pierden compostura en el extranjero y echan por la borda una larga trayectoria en la actividad pública, por situaciones que se podrían evitar.

Lo sucedido en Argentina con el Embajador Ricardo Valero Recio Becerra, viene a empañar una excelente hoja de servicio público, de un académico y político respetable, el que por una (travesura) acción ilícita dejara, seguramente, la sede diplomática.

Con una larga trayectoria en el Servicio Exterior Mexicano, donde llegó incluso al cargo de subsecretario de Relaciones Exteriores y ocupó el cargo de Embajador en Chile, Ricardo Valero fue evidenciado en un video sustrayendo un libro de una librería en Buenos Aires, por lo que fue detenido y obligado a regresarlo o pagarlo, evitando su detención por su carácter de inmunidad diplomática.

Su caso llama poderosamente la atención y hasta se puede catalogar como una travesura de un adulto de 76 años, pero lo que se observa en el video no deja dudas de nada.

Lo peor de todo es que el libro en cuestión es sumamente accesible para cualquier bolsillo y se puede adquirir en todo tipo de librerías y hasta en internet, por lo que no valía la pena el riesgo.

Ahora el nombre y apellido de Valero queda registrado en el salón de la vergüenza de la diplomacia mexicana, en el que hay otros nombres sumamente notables que en su carácter de diplomáticos cayeron en una situación anómala.

La prepotencia y el abuso de poder son signos inigualable de la clase política mexicana, por lo que algunos de los personajes no entienden el porqué por situaciones que en México son resueltas con simpleza por tratarse de quienes son, en el extranjero no les valen esas credenciales.

El hoy senador Héctor Vasconcelos, un personaje del mundo cultural mexicano (durante varios años fue director del Festival Cervantino), provocó un accidente de tránsito en su paso por la representación diplomática de México en Dinamarca.

Según lo publicado en aquella nación, el Embajador conducía en estado de ebriedad, chocando contra un taxi, motivo por el que fue relevado de la legación. También fue Embajador de México en Islandia.

Otro Embajador mexicano relevado de su labor fue el hoy diputado Porfirio Muñoz Ledo, en su paso como Embajador de México ante la ONU. Del incidente hay dos versiones una que fue Porfirio el que agredió a una persona con pistola en mano y la oficial de la secretaría de Relaciones Exteriores que cedió dicha responsabilidad al chofer del diplomático. Porfirio fue, años después Embajador de México ante la Unión Europea.

En México sucedió un incidente, aunque el personaje en cuestión ya no era, en ese momento, representante diplomático. Jesús Silva Herzog, ex Embajador de México en Estados Unidos y España, fue sorprendido por el alcoholímetro y detenido por unas horas, aunque él sí aceptó su error al conducir por encima del límite alcohólico permitido.

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